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Happy Birthday brothers por Samantha0507

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Notas del fanfic:

Los personajes de Osomatsu-san no me pertenecen, solo usados con fines recreativos y sin animos de lucro

Notas del capitulo:

Este fic se encuentra en otra plataforma, bajo el usuario SamanthaAndy1807, no considerar como plagio, ya que soy la dueña de ambas 

 

Karamatsu miro su obra maestra sintiéndose realmente realizado, le había tomado varias horas, pero por fin podía decir que estaba todo listo.

Hoy era un día realmente importante y quería darles una bella sorpresa a sus hermanos, aunque esto le significara ser objeto de burlas por varios meses.

 

Se había levantado muy temprano y con ayuda de su madre había comprado todo lo necesario para preparar esa cena, llevaba meses ahorrando, no solo para lo que necesitaba para cada platillo, si no para esos 5 regalos que reposaban en el lugar de cada uno de sus hermanos.

 

Hoy cumplían 23 años, ya eran adultos y por primera vez tenía los recursos para darle un buen presente a sus hermanos, además de una cena preparada completamente por él, de algún modo se sentía orgulloso de sí mismo, de una manera completamente diferente a la que el recordaba.

 

Había terminado el pastel, solo le faltaba decorarlo, así que empezó a llevar la comida a la sala, mientras dejaba que este se enfriara.

 

Ya eran cerca de las 10 cuando su obra estuvo terminada, las pequeñas flores de azúcar rosa decoraban la blanca estructura del pastel.

 

Cerca de las 10:30 la comida comenzaba a enfriarse, pero aún no había señales de sus hermanos, cubrió el plato principal y continuo esperando, pero sus hermanos no aparecían, repentinamente la pequeña casa donde siempre habían estado apretado los 6 se había vuelto tan grande y solitaria.

 

No supo en qué momento se había dormido, pero despertó al sentir lo incomodo que se encontraba sobre la mesa.

 

El reloj marcaba casi la media noche, estaba preocupado por sus hermanos, después de todo ya debían estar en casa, siempre celebraban los 6 y aunque sus padres no les podían hacer grandes regalos, todos acostumbraban abrir los paquetes que su madre preparaba juntos.

 

Se fue a la habitación, debía abrigarse bien y salir por sus hermanos, faltaban solo 5 minutos para la media noche.

 

Se quedó de pie, simplemente estático mirando la escena frente a sus ojos, sus hermanos estaban durmiendo plácidamente.

 

Se dejó caer de rodillas notando que el reloj marcaba finalmente las 12, ya no era su cumpleaños y sus hermanos no lo habían saludado, había pasado de él, una vez más.

 

Karamatsu se puso de pie sintiendo que cada parte de él se había agotado repentinamente, sus fuerzas, todo él estaba sobrepasado, sus hermanos lo habían olvidado, el día en que los seis habían llegado al mundo, ellos simplemente había decidido omitir su existencia.

 

Sus hermanos siempre lo excluían, siempre era el último del que se preocupaban, a pesar de sus esfuerzos, a pesar en muchos casos de los sacrificios que hacía, incluso omitiendo cuando realmente estaba mal y necesitaba ayuda, ellos nunca estaban para él, nunca eran realmente consientes del daño que le causaban, pero a pesar de eso, su cumpleaños era uno de los momento en que a pesar de todo, ellos eran seis.

 

Se encamino a la sala nuevamente, miro el pastel, los dulces, incluso los regalos, la verdad es que él se había levantado bastante temprano para poder organizarles la fiesta, pero había llegado al medio día con las cosas, si sus hermanos hubiesen querido saber algo de él, lo hubieran buscado.

 

Bueno desde el día del secuestro el segundo hermano había comprendido que a pesar de todo, sus hermanos simplemente sabían que existía, pero en el fondo dudaba que lo amaran.

 

Miró como en uno de los rincones donde descansaba el regalo que su madre le había entregado en la mañana temprano,  se levantó sacando de su armario el pequeño cuaderno rojo que había escondido tiempo atrás.

 

Muchos dicen que llevar un diario es para chicas, pero muchas cosas de las que más le gustaba hacer lo eran, así que simplemente dejó de importarle.

 

Se había dedicado a escribir, pegar imágenes o recortes que realmente le gustaban, era  un álbum de lo que en su vida soñaba tener.

 

En una de las primeras páginas se veía una foto donde 5 hermanos posaban desinteresados, dejó salir una sonrisa melancólica al notar que no había rastro de él, a pesar de que ese había sido un paseo familiar.

 

Paso nuevamente las hojas, encontrándose con frases cortas, pero terriblemente dolorosas, “hoy me olvidaron en el rio” o  “nadie llegó a pescar conmigo”, una tras otra, con fecha, estaban todas esas veces en las que los necesitó, en las que realmente espero que ellos estuvieran para él, pero esos maravilloso momento nunca llegaron.

 

Dejó en cuaderno, mirando el cuchillo que descansaba en la mesa, su cuerpo y su alma estaban lejos de sentirse plena, al final había llegado hasta un lugar que ni el mismo conocía.

 

—Quizás si fueran 5 todo habría sido mejor, quizá de esta forma por fin pueda hacerlos felices— con ese simple pensamiento cerro sus ojos, esperando apaciguar el dolor, en su pecho.

 

En la habitación un ambiente extraño se formaba, los 5 hermanos se empezaron a remover de forma incomoda, hasta que Choromatsu terminó por encender la luz.

 

—Es extraño. — todos tenían los ojos abierto, Osomatsu se había puesto de pie. —a pesar de que estábamos muy cansados, no podemos dormir.

 

—Cacamatsu no ha llegado. — Ichi estaba quieto observando el lugar vació a su lado.

 

Miraron la puerta entreabierta, y sus corazón se acelerando, algo no estaba bien, pero realmente ninguno de ellos sabía que era.

 

Salieron todos juntos, Totty se apretaba al cuerpo del tercer hermano, sus manos habían comenzado a sudar.

 

Ichimatsu había tomado entre sus brazos el pequeño gatito que Karamatsu había hecho para el tiempo atrás, lo mantenía cerca de su pecho, su corazón latía demasiado rápido.

 

Osomatsu llevaba de la mano al quinto hermano, notaron la luz que escapaba desde la sala, se suponía que sus padres habían viajado esa tarde a visitar a un familiar que se encontraba delicado de salud, así que el único que podía estar en ese cuarto era su hermano.

 

El mayor abrió la puerta sintiendo como el sudor frío lo recorría, sintió la mano de su hermano menor apretar la suya, borrando la sonrisa de su rostro.

 

Todomatsu se había cubierto la boca con ambas manos, pero parecía que vomitaría en cualquier segundo.

 

Ichimatsu simplemente se puso pálido y se dejó caer de rodillas, la escena realmente era perturbadora.

 

Osomatsu reacciono, corrió junto a su hermano, el mayor tenía la cabeza apoyada sobre la mesa, mientras la sangre se aposaba en sus muñecas.

 

—Karamatsu, ¿qué mierda hiciste?

 

— ¿Está muerto? —Choromatsu no hacía nada, simplemente miraba la escena como si se encontrara ajeno, como sí todo lo que estaba frente a sus ojos no fuera más que un mal sueño. —él está…

 

—No. —Osomatsu lo interrumpió mientras notaba como su hermano respiraba de forma lenta y pesada. — Totty, llama una ambulancia ahora. —Ichimatsu se había acercado con una toalla, mientras envolvía las muñes del mayor, esperando detener el sangrado.

 

Uno de los hermanos llevó un cambio de ropa, para cada uno de ellos,  Osomatsu acomodo el cuerpo del segundo hermano contra su pecho, apoyándolo, Karamatsu estaba helado, las oscuras orbes se abrieron levemente, no pudo evitar sonreír un poco, antes de hablar. — Brot…

 

—No hables, estás muy débil. — Osomatsu buscaba que su hermano mantuviera sus energías, fue en ese instante en que notó la desesperación y el miedo que todos hermanos mostraban.

 

Totty llamaba a sus padres, mientras Choromatsu miraba la ambulancia en la puerta del hogar, por su parte Ichimatsu apretaba con fuerza las muñecas de su hermano deteniendo la hemorragia.

 

Los paramédicos y la ambulancia no tardaron en llegar, se lo llevaron de forma brusca, Osomatsu se fue junto a él mientras dejaba a Choromatsu a cargo de los menores.

 

Los cuatro entraron a casa en un silencio sepulcral, miraron la mesa, la sangre, la comida y finalmente los regalos, ordenados en cada una de sus posiciones, los colores, los papeles, todo había sido preparado de forma detallada, la comida estaba fría, pero aún se veía maravillosa.

 

—Él lo hizo para nosotros. — Ichimatsu  se veía triste y sombrío, más de lo que el mismo había sido nunca, tomó con brusquedad un paño, tratando de limpiar los rastros de sangre de la mesa y la alfombra.

 

—Ichimatsu. —Choromatsu quería calmar a su hermano, las lágrimas habían comenzado a bajar de forma caudalosa por las mejillas del menor. —detente, vamos Ichimatsu, no podrás…

 

—No quiero verla, su olor, no lo sientes, es como oxido, no es el olor de Karamatsu-niissan

—no, no lo es. — Choromatsu solo confirmo el malestar del cuarto hermano.

 

Jyushimatsu traía el cuaderno entre sus manos, se lo entregó a Choromatsu, para finalmente abrazar a Todomatsu que lloraba de forma desconsolada.

 

Sería una de las noches más largas de su vida.

 

 

 

 

 

 

 

 


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