Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Adicto a Sebastián por Haruka Eastwood

[Reviews - 5]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Los personajes de Kuroshitsuji son propiedad de Yana Toboso y la idea es completamente mia nwn

Notas del capitulo:

Hola!! Espero que esta histoeia un tanto dulce, romántica y extraña sea de su agrado.

 

El último one shot del año y...

 

¡FELIZ 2017!

 

 

Título: Adicto a Sebastián

Resumen: Soy Ciel y soy adicto, pero mi adicción no es algo, más bien es alguien…

Categoría: Kuroshitsuji

Clasificación: Mayores de 13 años

Género: Romántico.

Advertencia: Ninguna

N° Capítulos: Único

Por: Haruka Eastwood

~ • o0O0o ♦ o0O0o • ~

Adicto a Sebastián

Ciel Phantomhive Pov

 

Capítulo único: Tú eres mi adicción

Soy Ciel y soy adicto. No se trata de ninguna droga, en mi sistema no hay rastro de heroína, ketamina, anfetamina, marihuana, cocaína, nada. Tampoco soy adicto a bebidas alcohólicas, mucho menos a placeres carnales… de hecho soy virgen y jamás he dado un beso. Mi organismo está limpio de sustancias nocivas, aun así soy adicto. Es patético pero mi adicción no es algo, más bien es alguien… mi mayordomo.

Soy consciente de que una adicción es una enfermedad muy grave y hay signos y síntomas característicos. Los leí en un libro médico pero en aquel entonces no les preste atención, aun así termine por memorizarlos para perder el tiempo. El primero era la pérdida del control del uso. Gastaba gran parte de mi día en observar lo que hacía, cada movimiento, gesto o acción era grabado en mi subconsciente olvidándome de todo lo demás, entonces mi interés excesivo en Sebastián comenzó a afectar mi desempeño en las empresas y entorpecer notablemente mis decisiones y acciones.

El segundo era daño o deterioro progresivo de la calidad de vida. Y es que había ocasiones en que dejaba de comer o dormir por su culpa, la mayoría de veces estaba molesto y es que no sabía que otras excusas inventar para tenerlo cerca. Me frustraba, estaba de mal humor y terminaba gritando a todos, y es que ellos podían pasar tiempo con él sin motivo, mientras que yo tenía que elaborar complicados planes para estar un momento a solas, lo cual no siempre funcionaba.

El tercero es uso a pesar del daño. Era consciente que me estaba enfermando, que mi piel era más pálida y que incluso perdí un par de kilos. Pero yo seguía obsesionado con Sebastián, en verlo a cada momento y una parte de mi me animaba a descuidar mi salud porque de esta forma lo tendría cerca. Él se ocupaba de mí y velaba mi bienestar, así que no me importo permanecer en cama un par de días si Sebastián estaba a mi lado.

El cuarto síntoma es negación o autoengaño. Llegue a un punto en donde realmente creí que todo lo que hacía estaba bien porque él estaba conmigo, su presencia me tranquilizaba, me relajaba y estaba cómodo. Nada de lo que hacía estaba mal y mis tontos sirvientes estaban haciendo una tormenta en un vaso de agua. Sin embargo tomaron medidas drásticas y yo era vigilado constantemente, aunque me negaba a comer si no era Sebastián quien me ofrecía los alimentos y llegando a este punto comprendí que algo andaba mal conmigo, me propuse volver a ser como antes de mi estúpida obsesión por verlo y tenerlo cerca.

El quinto síntoma era la memoria eufórica. Llevaba meses comportandome como el de antes, aunque la única diferencia es que evitaba a Sebastián a toda costa. Pero después de ocho meses en los que casi ni le dirigía la palabra, llegue a mi limite y mi obsesión por el regreso de tal forma que deseaba tenerlo siempre a mi lado o me volvería loco.

El sexto es el pensamiento adictivo. Siempre he sido dependiente de Sebastián para realizar los deberes de la mansión y como protección, sin embargo ahora lo necesitaba de una forma casi bizarra y asfixiante, llegando a la conclusión de que si no estaba a mi lado moriría, ya sea por mi propia mano o presa de una infinita soledad y miedos absurdos.

El séptimo es la conducta de búsqueda. Actuaba como una estúpida polilla y Sebastián era la luz, una tan intensa que me cegaba, lo cual es ilógico tratándose de un demonio. En las misiones para la reina llegué a ponerme en verdadero peligro con tal de permanecer a su lado, aun así él siempre me protegió. Afortunadamente nunca presente el octavo síntoma que son deseos automáticos… o eso quiero creer.

El noveno era obsesión o preocupación y estaba íntimamente relacionado con el séptimo. Tenía miedo que algo o alguién lo lastimara apartandolo de mi lado. Cada pensamiento y acción era por él y para él, aunque al final yo resultaba ser un inconveniente porque se veía obligado a prestar más atención para protegerme.

Finalmente el décimo era congelamiento emocional. Era un cúmulo de sentimientos encontrados que no podía definir, mucho menos expresar con naturalidad. Desde siempre he sido un analfabeta emocional pero todo empeoro tras mi obsesión por Sebastián, dándome cuenta que por sobre todas las cosas me molestaba ver a las parejas felices, sonrientes y expresando un estúpido sentimiento de hipocresía.

Desde siempre se me considero como un genio pero tras este comportamiento irracional me plantee verdaderamente lo que estaba pasando y entonces llegué a una conclusión, yo, Ciel Phantomhive soy adicto a Sebastián. Él es más dañino que cualquier droga en mi sistema, me corroe, me consume y me devora y lo que es peor, él ni siquiera lo sabe. No tiene ni idea que el motivo de mi cambio es justamente él, que si me pongo en peligro es por él, que si actúo como lo he estado haciendo es por él, siempre fue él.

Él, él, él… tan solo él.

Levante mi vista y frote ligeramente mis ojos, era de madrugada y yo permanecía en la biblioteca sujetando aquel grueso libro que ponía los síntomas de un adicto y “padecí” nueve de los diez que aquí marca, por lo que tras pasar varias páginas llegue a la parte indicada, “el tratamiento”. El paso número uno era reconocer que eres un adicto, suspire mire hacia la nada y con voz trémula hable.

—Soy Ciel y soy adicto… —eso fue fácil, me dije mientras terminaba de leer, y es que había omitido la parte de pedir ayuda. Mi ceja titiló y acabe arrojando el libro—. Estúpida cosa como diablos voy a pedir ayuda con mi adicción.

En cuanto me puse de pie la puerta de la biblioteca se abrió dejándome ver a Sebastián con una expresión que iba de la molestia a la seriedad absoluta.
—Bocchan…

—¿Qué haces aquí? —espete caminando hacía él, lo único que me apetecía en estos momentos era llegar a mi cama y dormir un poco.

Dos años atrás, la sirvienta de Alois me transformo en un demonio, aunque yo seguía viviendo como cuando era humano, encargandome de las empresas y atendiendo los deseos de la reina. Y pese a ser un demonio seguía con la maldita necesidad de dormir y comer, según Sebastián, estás iba a desaparecer lentamente… tal vez dentro de diez años, me dijo con su clásica sonrisa.

—Escuche ruido —espetó tomándome del brazo para evitar que saliera de la biblioteca.

—Suéltame —masculle entre dientes—. ¿Qué diablos te pasa? ¡¿Eh?!

—¿Qué es?

—No sé de qué mierda hablas.

—¿Qué es? —inquirió aún más serio.

—Tsk… tú. Tú eres mi maldita adicción —por una fracción de segundos sus ojos reflejaron una genuina sorpresa.

Aproveche el momento y salí de la biblioteca, yendo directamente a mi habitación. En cuanto entré  sentí su maldita presencia, no tenía ganas de discutir ahora. Le mire con  aburrición recostandome en la cama, mientras su intensa mirada borgoña recorría todo mi cuerpo de una forma que no pude identificar.

—Usted nunca deja de sorprenderme, bocchan —susurró acercándose hasta mí, comenzando a quitarme los zapatos—. Los demonios poseemos muchos sentimientos y aquel que diga lo contrario está equivocado. La mayoría son negativos, otros tantos destructivos… como en el caso de la obsesión, o lo que usted ha denominado como adicción hacia mi.

—Tsk… ¿qué es lo que pretendes?

—Nada —sonrió—. Solo quiero decirle que cuando un demonio siente obsesión y lujuria hacia otro ser o criatura, es el equivalente al amor que profesan los humanos.

—No digas idioteces —refunfuñe, mientras dejaba que me pusiera el camisón.

—Bocchan… —su tono “mimoso” me desconcertó, por lo que levanté la vista topandome con sus penetrantes ojos borgoña mientras se acercaba lentamente hacia mí—. ¿Usted siente obsesión y lujuria hacia mi?

Contraje el ceño al mirarlo. Era verdad que me había vuelto adicto a él, pero jamás medite sobre si sentía o no lujuria hacia Sebastián, por lo que le mire con detenimiento, deslizando mi lengua sobre mis labios. Tal vez si aún fuera humano me abría sonrojado.

—Puede ser, ahora déjame dormir.

Me recoste en la cama ignorándolo, era consciente de que no había dejado de observarme con intensidad pero no me molestaba.

—Bocchan.

—¿Qué?

—Yo también soy adicto —sonrió con picardía—. Hace un par de años descubrí que era adicto a usted.

Mi negro corazón se estremeció y mis labios dibujaron una genuina sonrisa al incorporarme.

—Idiota —susurre antes de unir mis labios con los suyos en lo que sería mi primer beso.

Al final, creo que tal vez ser adicto a Sebastián no sea tan malo.

 

~ • o0O0o ♦ o0O0o • ~

Fin

Notas finales:

Si llegarón hasta aquí, muchas gracias por leer, y os quiero invitar a leer mis otras historias =D las ando prostituyendo (? 

Espero que os lo paseis de maravilla y feliz año nuevo, ojalá y todos vuestros deseos se cumplan nwn ♥♥

Haruka eastwood


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).