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No es un sueño (yuri on ice) por laraila

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Mi nombre, es Víctor Nikiforov, el mundo del patinaje artístico no es muy conocido, no tanto como el del fútbol,  o el beisbol, pero dentro del rubro, soy conocido por ser el pentacampeón del grand prix, la competencia más importante en el mundo del patinaje.

Sin embargo, últimamente he descuidado dos palabras que empiezan con L, love and life. Como alfa que soy, se supone que debería disfrutar mi vida al máximo, pero normalmente, no tengo ánimos para hacer casi nada, creo que estoy entrando en una pequeña depresión, pero tampoco es que me preocupe demasiado.

No voy a competir esta temporada, hace una semana, por un salto mal hecho, me torcí el tobillo, si bien alcanzo a estar bien para la primera competencia, no voy a alcanzar a ensayar ni siquiera una semana antes, por lo que Yakov me dejó fuera. Eso me hace pensar ¿no hay nada más en mi vida además del patinaje? Al parecer no.

Ahora, caminando por las calles de san Petersburgo, me doy cuenta de eso, pero…

- ¡auch! – algo me golpeó, vuelvo en mis sentidos, frente a mí hay un chico, de cabellos negros, llevaba lentes azules, estaba recogiendo sus papeles rápidamente… ¿Qué no me pedirá perdón? Por sus facciones creo que es japonés.

- ¿Quién eres? – le pregunto, por su olor creo que es omega, es bastante lindo

- …

- ¿no me dirás nada? ¿Tu nombre, una disculpa, nada? – eso lo hiso enrojecer mucho, se veía bastante lindo la verdad, por mi parte, no es que estuviera enojado de verdad, pero era divertido verlo nervioso.

- … - sacó un pequeño papel de su bolsillo, escribió algo en él mientras nos levantábamos del piso, algo en él era extraño, quería saber más acerca de él… ¿tal vez él es mi…? Imposible. Me entregó el pequeño trozo de papel.

“yuri katsuki” av**** 1647, siento mi torpeza

Luego de eso me sonrió, hiso una reverencia, y se fue corriendo nuevamente… ¿qué habrá sido eso? ¿Por qué no dijo nada? Hasta este minuto mi alfa interior jamás se había pronunciado, ni había tenido problemas, pero cuando Yuuri se fue, éste se retorció de dolor y me exigía seguirlo, es más, por primera vez sentía esa necesidad de marcarlo, por suerte mi lado racional era más fuerte. No es como que fuera a hacer nada en medio de la calle.

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- cuenta la leyenda, que todos tenemos una persona destinada en este mundo, cuando la veas, ese alfa u omega que vive dentro tuyo, te avisará que estás frente a él o ella.

- ¿todos tienen? – preguntó el pequeño Yuuri a su madre

- sí, todos tienen, porque hay un hilo rojo que nos conecta con ellos. Este hilo puede estirarse, y enredarse, pero jamás romperse.

- ¿Qué pasa si se estira o enreda demasiado?

- dicen que duele

 

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Al día siguiente, Víctor fue a la dirección que el omega había indicado, para su sorpresa, era una pista de patinaje, era más pequeña que la que él usaba con el resto de la federación, pero era un lugar bonito y bien cuidado. Al parecer era una pista para niños, ya que había flores de papel en las ventanas, y todo era muy colorido.

Decidió entrar, y ahí lo vio otra vez, estaba con 5 niños en la pista, mientras los demás intentaban girar sobre sí mismos sin caerse, él estaba ayudando a otro a hacer una paloma. Lo tomaba de las manos mientras el pequeño intentaba mantenerse solo en un pie, el chico no pasaba de los 8 años. A Víctor lo atrapó la nostalgia y se acordó también de sus primeras clases, las cuales eran similares.

Sonó un timbre, eran las 4, y Yuuri por fin se dio cuenta de su presencia en el lugar. Se acercó a él mientras se despedía de los niños, y sus madres les preguntaban cómo les había ido hoy.

- hola, yuri – dijo Víctor, el omega hiso un saludo con la mano, mientras por fin llegaba a la pared de la pista quedando a poca distancia. - ¿entonces haces clases aquí?

Yuuri asintió con su cabeza, todo esto le daba curiosidad al alfa, ¿por qué Yuuri no le hablaba?

Se preguntaba si el omega se había dado cuenta de que son destinados… ¡obviamente no! ¡Los omegas no tienen un sentido del olfato agudo, no tienen como saberlo! Pero tienen un oído muy agudo, para estar siempre al pendiente de sus cachorros, y responder a la “voz de alfa”. Así funcionaba, los alfas se guían por el olfato, y los omegas por el oído. Víctor quería dejar las cosas claras desde el comienzo, se supone que debería estar feliz de encontrarlo, pero este sentimiento de vacío en su interior no le permitía disfrutar de nada.

Antes de poder decirle nada, Yuuri le hiso un gesto con las manos, le dijo que se quedara quieto un minuto. Yuuri fue por un control remoto y puso una canción y cronómetro para que empezara en 15 segundos.

“stay close to me” por su versión original en italiano “stammi vicino”

Era la canción que había interpretado en su último grand prix, con la cual ganó su quinta medalla de oro. Esta vez iba a ser interpretada por Yuuri.

Empezó lento, se movía a corde a la música, disfrutando cada giro, cada pirueta. Sus movimientos de los saltos más difíciles tal vez no eran perfectos, pero sin duda tenían una pasión que ni él mismo sentía, Yuuri lo hacía con… amor, amor al patinaje, llegó el momento del salto más difícil, el cuádruple, lo clavó, casi cae, pero lo logro, luego la última pirueta, y… acabó. Estaba cansado, y sudando. Deshizo la posición de término, y le sonrió.

Se acercó a Víctor, quien no podía emitir palabra por la cantidad de emociones que sentía, Yuuri volvió a sacar una hoja de papel y un lápiz

“siempre te he admirado, por eso quería que vinieras, gracias por eso”

Esta vez, a diferencia de la primera, Víctor sintió que esa caligrafía era la más hermosa que jamás había visto. Observó minuciosamente, como si se tratara de un estudio científico, como el omega – su omega – se quitaba los patines.

- si me escribes en vez de hablarme…. Es por que no puedes hablar – dijo lentamente, como un susurro, Yuuri entendió que tenía miedo e equivocarse en su conclusión, por lo que asintió, mientras empezaba a beber de la botella de agua que tenía.

- no sé si te has dado cuenta – continuó – pero… - tomó aire y suspiró con fuerza – somos destinados – le dijo con una sonrisa bastante coqueta, luego de esa presentación tenía el presentimiento de que con Yuuri podía devolverle el color a su vida, que el omega sería como un soplo de aire fresco a su monótona vida.

Yurri al escuchar la noticia de atoró con el agua y empezó a toser.

- ¿estás bien? – le preguntó preocupado, Yuuri hiso la seña de ok con los dedos, y volvió a tomar el cuaderno.

“solo me sorprendiste”

Al fin y al cabo, Yuuri siempre, siempre lo había admirado.


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