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Instant Crush por Mari-Sponge

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Notas del capitulo:

De una vez les digo (again): 

Ño, aún no verán "acción"... probablemente les diga cuando pase, pero por lo mientras, no xD

No me maten por la ship... pero... :3

-¿Estás seguro de esto? –preguntó el castaño, mirando con el ceño fruncido y las manos en la cadera, al chico que se encontraba delante de él. Aquel joven asintió felizmente, para luego abrazar con emoción al otro.

-Estoy muy seguro de esto, fratello –respondió el italiano con jovialidad, sin apartarse de su hermano, a pesar de los intentos del otro de liberarse.

-¡Quítate de encima, bastardo! –gritaba al tiempo que golpeaba y empujaba a su similar. -¡Más te vale estar 100% seguro, porque no quiero recibir ninguna llamada de tu parte lloriqueando y diciendo que quieres volver!

-¡Waaaah! ¡Te voy a extrañar! –comenzó a lloriquear el menor, abrazando aún más fuerte a su gemelo.

-¡Ya basta, tonto! –exclamó, logrando apartar al chico de sí. -¿Ya hiciste el check-in? –preguntó cruzándose de brazos, mirando de mala gana al otro.

-Vee~ -respondió algo distraído, tratando de pensar. Sin siquiera notarlo, Lovino le quita el boleto de las manos, checándolo, para luego explotar.

-¡Deja de perder el tiempo y apúrate, que la fila está larga!

-Y-ya voy –respondió Feliciano, temblando un poco ante los gritos de su hermano, corriendo a confirmar su vuelo.

Minutos después, el italiano volvió al lado de su hermano. -¿Estás bien, hermano? –preguntó ladeando la cabeza, al notar como el mayor se veía algo descolocado.

-¡¿E-eh?! C-claro que sí, tonto –respondió sacudiendo un poco la cabeza. Realmente no le agradaba la idea de que su hermano se fuera, que lo volviera a abandonar. Pero tampoco era como si fuera a aceptar que no quería que el chico se quedara a su lado.

-Vendré en vacaciones y navidad –susurró Feliciano, sonriendo ligeramente. Antes de que Lovino pudiera reclamar, una voz femenina resonó por el lugar, anunciando el abordaje del avión. –Bueno… supongo que debo irme –susurró el castaño, con pequeñas lágrimas en los ojos.

-Será mejor que no te metas en problemas, tonto hermano menor –respondió, desviando un poco la mirada, notando por el rabillo del ojo como su similar negaba con la cabeza y esa expresión triste en el rostro. -¡Corre o perderás el avión!

Sin decir una palabra más, Feliciano abrazó a su hermano por última vez. –Nos vemos en unos meses –para después, alejarse directo a la puerta que lo llevaría al avión.

El italiano observaba a través del enorme ventanal, como el avión despegaba, alejándose con lentitud. Sólo se limitaba a fruncir el ceño, tratando de evitar que las lágrimas salieran. Luego de estar ahí parado por lo que le pareció una hora, dio media vuelta, y comenzó a caminar a la salida, con el rostro agachado. Las personas que pasaban a su lado, lograban notar aquella aura de fastidio alrededor del chico, provocando que se apartaran de su camino. Una vez en su automóvil, mientras manejaba de regreso a casa, sintió como las lágrimas caían libremente por su rostro.

 

 

 

-¡Alfred! ¡Espérame! –gritaba el rubio, corriendo tras el ojiazul, comenzando a jadear un poco. Por su parte, el otro seguía corriendo con una enorme sonrisa en el rostro, volteando de vez en cuando a burlarse de la lentitud de su hermano.

Luego de un rato, Alfred paró frente a un parque, estirándose un poco, recuperando el aliento, mientras esperaba a que su gemelo le alcanzara. A lo lejos podía ver a Matthew tratando de correr más rápido, pero el enorme San Bernardo se lo impedía. El chico sonrió ladinamente al ver como su hermano trataba de hacer caminar al perro, quien se había detenido a oler unos arbustos.

-Bueno, parece que le tomará un buen rato llegar hasta aquí –pensó alegremente. -¡Hey! ¡Mattie! ¡Cuando llegues aquí, espérame! ¡Iré a comprar algo! –gritó, haciendo señas al otro. Sin esperar a escuchar la respuesta del mayor, Alfred dio media vuelta, y caminó hacia la tienda que se encontraba al otro lado de la calle. Al entrar, comenzó a revisar el lugar con la mirada. Un grupo de chicas también notaron su presencia, puesto que comenzaron a cuchichear entre ellas, soltando pequeñas risitas. De repente, las chicas se sorprendieron al notar como aquel guapo sujeto, se acercaba a ellas, con una seductora sonrisa ladina en el rostro. Las jóvenes se ruborizaron, mirando sorprendidas al joven.

-Disculpen señoritas –saludo el chico, señalando el refrigerador detrás de ellas, -¿podrían darme permiso?

Sin comprender nada, las chicas dieron paso al rubio, quien tomó un par de bebidas del frigorífico, cerrando la puerta, dando media vuelta, alejándose un par de pasos. De repente, paró en seco, volteando a ver a las chicas. –Muchas gracias –añadió, guiñándoles un ojo, haciendo que las jóvenes soltaran un enorme suspiro. Sin prestar atención, Alfred se acercó a la caja, pagando las bebidas. Al salir del establecimiento, notó a Kumajiro sentado en una de las bancas del parque. Pero lo que le llamó la atención, fue que no veía su hermano por ningún lado. Al verificar que no se acercaba ningún automóvil, cruzó la calle, encaminándose al perro. Acariciando la cabeza del animal, comenzó a mirar por todo el parque, tratando de divisar a su gemelo.

-¡Hey! ¡Mattie! ¡¿En dónde estás?! –gritó despreocupadamente, destapando una de las botellas para poder beber su contenido.

-A-aquí –logró escuchar un suave llamado, sintiendo un escalofrío recorrer su espalda.

-M-mattie… ¿e-eres tú? –preguntó, mirando a todos lados, comenzando a creer que era un fantasma, ignorando que era plena mañana. -¿E-en dónde estás?

-D-debajo de Kumajojo –respondió suavemente Matthew. Alfred volteó a ver al perro, quien le devolvió la mirada inocentemente.

-… ¿Qué haces debajo de él? –preguntó ladeando la cabeza, sintiendo un gran alivio en su pecho.

-¡No es como si yo quisiera estar aquí! ¡Simplemente me senté y él se sentó sobre mí! –respondió algo fastidiado, con el mismo tono de voz suave.

Alfred comenzó a reír, tirando de la correa de Kumajiro, logrando que este se quitara de encima del chico. Se sentó a su lado, dándole la otra botella.

-¿Estás seguro que no quieres que pida que me cambien de habitación? –preguntó Matthew, observando a un grupo de niños jugando a unos metros de donde estaban.

Alfred negó con la cabeza, pasando un brazo por los hombros de su hermano, abrazándolo con fuerza. –Estaré bien, Mattie. No debes preocuparte por mí.

-No me preocupo por ti, si no, por tu compañero de habitación –respondió algo asfixiado por el abrazo. Naturalmente, Alfred le ignoró por completo, a causa de no haberle escuchado.

Notas finales:

Toda esta semana iré subiendo capítulos, una vez esté al corriente, iré subiendo la actualización... cada que pueda x'D

Denle hamor~


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