Nuestra historia comienza mucho tiempo atrás, cuando la tecnología aún no conocía la luz. En una época difícil para la gente humilde, llena de esclavitud y guerras sin fin con reyes dictadores. Fue precisamente en una aldea de aldeanos que todo comenzó…
—¡Por favor no, se los imploro, no se lleven a mis hijos!-el grito ahogado de la mujer acompañaba el coro de otros padres desafortunados.
—¡Aléjate, asquerosa campesina!
Un ejército había comenzado a raptar niños por orden del rey. Donceles y niñas menores de edad eran reunidas en un solo punto empujando o hiriendo de gravedad a los progenitores.
—¡Escuchen con atención, pestes!-hizo el anuncio interrumpiendo todo movimiento—Se nos ha encomendado llevar a todo doncel y niña al castillo, sus hijos serán tomados como mercancía, ya sea esclavos sexuales o parte de un harén real, a cambio, sus vidas serán perdonadas. Mas les vale guardar calma o serán ejecutados ahora mismo.
Eso solo logró desesperar más a las familias mientras lloraban desconsoladamente. Gritos de niños llamando a sus padres sacudían la aldea, los soldados no tenían misericordia y mataban en el proceso si se resistían. En medio de aquella horrible situación un niño llamó su atención.
—¡Mamá, papá!
El soldado trajo jalando del cabello al menor de diez años junto a su superior.
—Señor, este niño es diferente al resto, creo conveniente que tendríamos que reservarlo para el rey.
—En efecto…-tomo con su mano el mentón y lo miró de arriba a abajo—No hay duda que por su complexión es doncel, rubio y de ojos azules, algo muy raro de ver, su alteza estará muy feliz.
—¡¿Dónde están mis padres?!-gritó asustado y sollozando.
—Oh, señor, eso me recuerda…-hizo señas a un compañero, quién se acerco inmediatamente con un pequeño de dos años en sus brazos durmiendo—Este es su hermano, también rubio y ojos azules.
—Lo venderemos a una familia noble. Siempre hay quienes buscan hijos que adoptar.
—Entendido.
—¡Suelten a mi hermano!-forcejeo del brazo que lo sostenían.
—¡NARUTO!
Una mujer pellirroja salió corriendo en su dirección, su amada madre, dos solados la empujaron boca abajo al piso mientras se burlaban.
—Ella es…
—Su madre, señor.
—¡Mamá!
—¡Suelten a mi esposa y mis hijos, malditos bastardos!-el progenitor comenzó una pelea de la cual lamentablemente sabía que saldría mal herido, pero no podía quedarse de brazos cruzados mientras sometían a su familia.
—Que conmovedor, toda la familia unida-se burló—Mátenlo-ordenó.
—¡Papá! ¡Papá!-el blondo comenzó a desesperarse.
—¡Naruto, Kushina,Menma…!
—¡Minato!-gritó su esposa llorando.
Los soldados reían, los aldeanos lloraban, frente a sus ojos, su niñez poco a poco era destruida por manos desalmadas. Minato fue empujado al piso, no importa cuando luchara, ellos eran cantidad y poseían armas. El observó los ojos de su pequeño rompiendo sus cuerdas vocales, supo que era su final.
—¡NO! ¡Por favor, no! ¡Papi!
—¡Naruto!-gritó con una gran sonrisa—Los amo, siempre estaré con ustedes, no lo olvides.
Tan pronto como soltó esas palabras, una espada cortó su frágil cuello llevándole a la muerte inmediatamente. Cientos de familias fueron masacradas.
—¡Hora de irnos, quemen todo!
Todo el ejército empezó a retirarse con los niños, los hogares eran devorados por las llamas junto a cuerpos, los pocos sobrevivientes solo podían mirar llorando toda una vida arruinada. Pero aún quedaba alguien con fuerzas en el piso.
—¡Misericordia, por favor! ¡No se lleven mis hijos!
La mujer tomó del pie a uno de los soldados arrastrándose debido a los hematomas ocasionados anteriormente, tres de ellos detuvieron su andada y miraron a su superior.
—¿Podemos hacernos cargo de ella, señor?
—La verdad, está bastante buena ¿no?
—Hagan lo que quieran, pero no se retrasen-y siguió de largo jalando al blondo de sus ropas gastadas.
Naruto no podía creer lo que estaba ocurriendo.
—¡No, no, por favor!
Lo poco que pudo observar fue a esos bastardos lazarse sobre ella ultrajando su vestido y violarla. Solo unos segundos, sus ojos se conectaron, su madre supo que moriría, pero le sonrió a su pequeño, la misma sonrisa que hizo su progenitor. Este era su despedida. Cada paso que dio, escuchó gritos ahogados de ella y a esos hombres disfrutando de ensuciarla. Solo podía llorar y desear que todo el sufrimiento pasara pronto, pero lastimosamente para él, acababa de comenzar.