Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

La rosa que no floreció por Mariposa23

[Reviews - 5]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

23-¡hola pues, aquí 23! Ahora, la historia me ha molado mucho. Vino a mí como…como un golpe de inspiración.

Mariposa: ¿De qué hablas? Si yo realmente te golpee… >->

23-¡EN FIN!...aun no nos decidimos si darle una continuación más larga y algo más, ¿gentil?. O dejarlo como el trágico poema q es ahora…

Mariposa: Yuri, no se merece a Wolfran. Ya está, lo dije. Tengo paz con mi conciencia.

23-pero tendrás guerra con el resto q, sea admirador de Yuri…asique, sin más comentarios polémicos y bélicos… ¡disfruten la lectura por favor!

Mariposa: ¡PAZ!...y besos… :*

En el jardín del hermoso castillo “Pacto de Sangre” había una rosa.  

Una muy hermosa, más q cualquier otra. Pues era una rosa dorada, ni amarilla ni roja, sino el color de sol uh oro mismo. Sus tallos eran de un intenso verde y la rosa era relativamente pequeña pero, muy cuidada. Era espinosa, cierto, pero solo herían de muerte a aquellos q querían lastimarlo.

Era una rosa muy hermosa.

Pero esta rosa, estaba sola. Y cometió el error más grande cuando intento acompañarse en su inocencia.

Pues le abrió sus hojas y oculto las espinas, para q el dueño del castillo y del jardín lo sujetara, para q lo llamara su rosa. Y día con día, siempre esperaba a su majestad.

Esperaba q le diera el impulso vital del agua, q lo acariciara con el sol, q lo cuidara, y q lo amara.

Pero su majestad. No era malo. No es q maltratara a la rosa. Pero no la nutria como era debido. No entendía de los cuidados de flores o lo frágiles q podían ser las rosas.

La rosa, cometió aún más errores cuando se dio cuenta. Que ya no recurría a su majestad para burlar a la soledad. Sino q recurría a su majestad, porque se había enamorado de él.

Se puede decir, q aquello lo sentencio. Porque desde q lo supo. La rosa no hiso otra cosa más q esperar. Solo la compañía del rey, porque si no era como estar solo aun en multitud.

La rosa solo necesitaba a una persona. Solo la compañía de su majestad Mao.

La rosa, consumió todo de sí, mientras esperaba, el día. En q su majestad, lo tomara para sí, separándolo para el resto del jardín y nunca más se apartara de su lado, colocándolo quizá, gentilmente en el ojal de ese elegante traje negro…

Pero su majestad, no gustaba demasiado de las flores, su majestad, era rustico y simple. Y de lo q menos entendía era de belleza y sutileza. Mucho menos de amor.

Y noches y días, el castillo empezó a notar, como su única rosa dorada, iba muriendo. Como agonizaba, tras las largas ausencias del rey, tras las inevitables indiferencias del soberano, no al jardín, solo a la rosa.

Nadie dijo nada. Pues no había mucho que pudieran decir o hacer. La rosa dorada solo quería al rey. Y el rey se empecinaba en creerse ciego.

Y pasaron primaveras y veranos, aventuras q los hacían cercanos, para luego soparlos. Llego el otoño, y la rosa, al no ser más q otra flor, una desprotegida q era tratada como otro planta más. Empezó a enfermar.

Aquella fue la ausencia más larga del rey.

Para cuando el regreso. Ya era invierno. Y la rosa dorada prácticamente se estaba marchitando. Aun así, su majestad no lo noto. Continúo con sus deberes, continuo con su vida. Muchas personas, cercanas a la rosa tuvieron q hablar con su majestad. Para q, pensara q quizás, podrían tener razón.

Y entonces cuando regreso, al olvidado jardín. Cuando busco a la rosa, apenas encontró despojos de ella.

Se arrepintió en el alma.

Y aun q la rosa tenia espinas no le importó cortarse, si así la acariciaba, y la rego por última vez con sus lágrimas.

Entonces la rosa recupero su capullo, uno de un dorado intenso, casi parecía tallado en oro.

Su majestad se ilusiono por ello. Pensó q ya estaba resuelto. Por lo q ese invierno volvió a desaparecer. Sin cargo de conciencia, esta vez.

Y cuando volvió la primavera, ya muy entrada su estancia en su castillo. Su majestad, recordó nuevamente la rosa, y pensó q ya estaría en flor. Bajo al jardín con tranquilidad. Esperando encontrar aquello q siempre incondicionalmente le estaba, dispuesto.

Y antes de ver esa rosa dorada, completamente florecida.

Lo único q encontró es un duro cubo de hielo, como una dura y helada escultura, cuyo frio era tan denso q ningún solo o fuego jamás derretiría, aquel hielo q sostenía en su fortificado interior, a un pequeño y delicado capullo dorado como el sol, el mismo q dejo en el invierno pasado. Se preguntó por q no había florecido aun. Y con pesar, todos respondieron. Que la rosa no aguantó la helada. Pero que, quizá por un atisbo de devoción. La naturaleza misma, la cógelo para q nunca perdiera su bella, y la rodeo de un tan duro y espeso hielo q ya nadie más podría lastimar a la pequeña flor.

Su majestad, en aquel entonces, no entendió porque sentía ese horrible vacío, en su interior.

Pero después de muchos años entendió. Que era porque. Le faltaba la primavera. Que aunque  la estación aun existiera, él no la sentía.

Y no la sentía desde q aquella helada había inmortalizado a la rosa dorada.

Como si se hubiera quedado, él también congelado junto al pequeño capullo dorado.

Al darse cuenta regreso al jardín, y se arrimó a la rosa congelada. Intento acariciarla, pero el frio del hielo era tal, q le quemaron la yema de los dedos…intento llorar, pero sus lágrimas se congelaban al contacto del frio hielo. Entonces. Un profundo dolor le invadió al saber q había perdido quizás lo más valioso q por estúpido nunca quiso poseer o resguardar.

Aquella noche, una de invierno, en una helada muy similar, en la q una vez, la única rosa dorada tembló y sufrió por ultima vez…

Su majestad se quitó la vida.

Lo encontraron las sirvientas al día siguiente.

Y se dice q aun ahora. Esa rosa dora q no floreció, sigue en el jardín del palacio congelada.

El pequeño y dorado capullo, en el denso trozo de hielo. Como si fuese un pequeño y perfecto sol, siendo gestado por las más duras de las ventiscas.

Se dice q la alma q residía en la flor, ya nunca más reencarnara. Pues el dolor fue tanto en su última vida, q la naturaleza misma. Considero, q lo mejor era inmortalizar para siempre su bella, y rodearlo de una infinita capa helada de sueño. Para q no volviera a padecer.

Y en las demás reencarnaciones de su majestad. Se dice q el rey siempre busca la muerta. Siempre que recuerda, y se da cuenta. De lo q perdió aquel invierno junto a la rosa.

Aun q al principio no guarde memoria ni entienda por q, esa “inexplicable” sensación de soledad y desolación. Más tarde q temprano acaba descubriéndolo, y en cuanto lo hace, acaba con su vida también.

En un interminable circulo vicioso. Donde nace, y es medianamente feliz, entonces descubre q es el Mao algo en su interior comienza a agitarse, la semilla de la duda se le planta en tierras fértiles, y comienza a rondar por su mente, mientras enraíza muy dentro de su corazón, lastimándolo con sus espinas. Después de ello. Siempre descubre aquella rosa, escondida en el jardín.

Recuerda q la rosa lo amo. Pero q él la ignoro. Recuerda q él también amo a la rosa. Pero la amo cuando ya nunca más estaría en flor.

Entonces se quita la vida…una y otra vez, volviendo a descuidar, desentender, esa verdad, la historia suya y de la rosa; para al final afrontar tal dolor q es insoportable en vida…

El infierno para dos almas q se amaba, aun q una no supo reconocer y la otra no resistió.

Pues son el rey suicida y la flor q no floreció.

La rosa de su majestad q se ha congelado en el tiempo. Y por más q el rey lo intente una y otra vez. Ya es muy tarde para entregarle amor a la rosa, cuidados, o al menos atención.

Es demasiado tarde para las flores fuera de estación.

Notas finales:

23-algo q deben saber es q. NO publicamos nada q no hayamos terminado en  nuestra pc primero. Luego q…

Mariposa: la verdad es q hace mucho q teníamos todas estas historias terminadas. Pero…no nos animábamos a publicar °///° eso es todo…


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).