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SÍ, SOMOS PADRES por The_dark_Duchess

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Notas del capitulo:

Buenas tardes a todos/as c:

Heme aquí con otro episodio más de este fanfiction, gracias a los que me habéis dejado un review en el epi pasado, sino fuera por vosotros, no habría incentivo xD

Hummm no tengo más que decir por ahora, así que gracias a los que estáis aquí, nos vemos abajo :s

Capítulo 4:

Coincidencias

 

*********

 

El pelirrojo dejó los papeles en la oficina del CEO, agradecía que este no estuviera ahí en ese momento, ya que por orden de éste mismo, era su obligación entregar los informes generales de su sección todos los días. ¿Por qué no los recogía Perona? Ella siempre era la que pasaba por los informes, pero no, su sección tenía que entregar los informes personalmente.

Miró su reloj de mano y se percató que ya era la hora del almuerzo, por un momento pensó en su hija y si habría comido algo en la hora del refrigerio de la escuela. Se dispuso a salir de la oficina, bajó las escaleras a paso apresurado mientras saludaba a varios compañeros y llegó algo agitado al primer piso.

El de mirada dorada firmaba algunos permisos en la recepción hasta que la recepcionista soltó un ligero suspiro y escuchó una voz más que familiar.

 

-        Hina, me voy a almorzar, regreso en una hora

-        No te olvides de pasarte por aquí a saludarme cuando regreses Shanks – la pelirosa chica le guiñaba un ojo

 

Algo que el azabache de ojos dorados aborreció con todo el cuerpo.

 

-        Shanks – sentenció Mihawk al ver que el pelirrojo no reparaba en su presencia

-        ¿Mn? Ah señor Dracule, perdone, no había caído en cuenta de su presencia, aunque a decir verdad, sentí un aura siniestra por el lobby pero no le hice caso

 

En realidad Shanks ya se había percatado de Mihawk desde que pisó el lobby, pero prefería hacer como que no existía. En realidad la situación lo estaba abochornando, antes su lugar de trabajo, ese edificio alto y bonito, era algo que de alguna manera disfrutaba. Sin embargo, ahora con Mihawk como CEO, sentía que ese lugar se convertiría en su secuestrador.

 

-        ¿Vas a almorzar? – preguntó el mayor, sí, Mihawk le llevaba unos cuantos años de más

-        Sí – respondió empezando a caminar siendo seguido por el azabache

-        Te invito el almuerzo hoy

 

Él ya se sabía que le propondría eso, ¿qué le diría para evitar afirmar?... tal vez que tenía planes, o que había quedado con alguien, pero ninguna opción le permitiría salir a salvo de ahí sin que el azabache le haga un par de preguntas más.

 

-        Papi ¡sorpresa! – la niña de cabellos rojo-guinda corría hacia un sorprendido Shanks antes de abrazarlo

 

No hay que ser adivinos para saber que Shanks palideció por un momento, es decir, amaba ver a su hija, pero no precisamente en este momento, era lo menos conveniente posible. Y un detalle más, la púber y él habían acordado que ella llamaría “papi” o cualquier derivado cuando estuviera en el trabajo, por cuestiones psicológicas porque… ¿qué le diría a la psicóloga de la empresa?... “Mi hija me trata de mami porque soy la única imagen maternal que ha tenido, además, aquí entre nos, yo la tuve dentro, ¿no es adorable?” obviamente no,  ni siquiera hubiera pasado el examen psicológico para empezar a trabajar. Así estaba la sociedad por estos días.

 

-        ¡Hoy salí temprano de la escuela y me vine en bici para que vayamos a almorzar juntos! – los medianos ojos dorados de la dama miraron de reojo al azabache

-        ¿Tu hija? – inquirió el mayor

 

Shanks tragó saliva en seco, de inmediato se puso nervioso.

 

-        S... Sí, mi hija, mi princesa y lo único que amo en esta vida – contestó luego de tomar algo de aire, los ojos dorados del mayor entristecieron

-        Papi… ese señor me da miedo

-        Es mi jefe querida...

 

Mihawk alzó una ceja.

 

-        ¿Te doy miedo? – contestó agachándose un poco y mirándola de manera fría

 

La menor optó por sujetar con fuerza el saco de Shanks y ocultarse tras él.

 

-        Basta Mihawk, la estás asustando – defendió el pelirrojo – cariño – le dijo a su hija – ve a por tu bici, en un segundo salgo

 

Ambos vieron a la menor caminar hacia la puerta giratoria, no sin antes lanzarle una mirada curiosa al mayor de los varones.

 

-        Me has llamado por mi nombre – afirmó el azabache al ver que ya no usaba ese desagradable “Sr. Dracule”

-        Eso no significa nada

 

El pelirrojo estaba sudando frío, Mihawk la había visto, ¡había visto a su hija! Pero si el destino le ayudaba, este no se daría cuenta.

 

-        Tiene tu cabello – afirmó el de mirada amarilla

-        Sí, gracias al cielo, porque hasta en expresiones se parece a su padr… – se mordió la lengua, “A ti, se parece a ti, sacó muchas de tus expresiones Mihawk…” pensó por un mini segundo – madre, se parece a su madre

-        Ya veo – sus ojos entristecieron un poco más

-        Si me disculpas…

-        Shanks ¿estás casado? – el peso de sus palabras emitían algo de decepción

 

Y ello fue notado por Shanks.

 

-        No tengo por qué contestarte eso

-        ¿Tienes pareja? ¿convives?

 

Para Mihawk era extraño, tal vez su pelirrojo haya decidido tener una nueva vida y eligió una buena mujer como compañera. Y no le gustaba creer eso.

 

-        No voy a respon…

-        Shanks, sino me respondes ¿cómo sabré si aún habrá algo de moral para seguir intentando tener algo contigo?

 

El pelirrojo lo miró sorprendido, quería decirle que no, que estaba libre y que podía lanzarse a sus brazos aquí mismo. Pero las cosas eran diferentes, él ahora era un hombre maduro y con una hija que proteger, sus prioridades habían cambiado y por ello, no permitiría que Ojos de halcón lo lastimara otra vez.

¿Qué esperas de una relación gay? Pues… sexo en muchos casos, sí, sexo sin protección o temor a quedar en estado, algo de cariño si es que se llegasen a querer y… se supone que no más. Muy pocas relaciones  gay de las que conocía eran vividas con amor intenso y verdadero. Y él no quería arriesgarse.

 

-        Sí, Mihawk, tengo una pareja

 

El azabache tragó en seco.

 

-        Sin duda es la mujer más afortunada del mundo

-        No es una mujer – se apresuró a decir

 

Ambos abrieron los ojos impresionados, Shanks sabía que solito se estaba metiendo en un embrollo, pero conociendo al de ojos dorados, él intentaría averiguar quién era la “mujer más afortunada del mundo”, aunque tenía que admitir que le agradó el halago; así que cuando el azabache intentara averiguar algo, habría pruebas, él las conseguiría, sin embargo, no podría pedírselo a alguna de sus amigas, porque si Mihawk encontraba a la supuesta “madre” de Sellawk, estaría seguro de que descubriría que le estaba mintiendo.

 

-        Disculpa, parece que no escuché bien – susurró el mayor

-        Me separé de su madre y ahora…  –  botó aire – ahora mi pareja es un hombre muy preciado para mí, mi hija lo adora

 

En parte mentía, en parte decía la verdad, quien tenía en mente era alguien que Sellawk apreciaba.

 

-        ¿Me estás diciendo que estás con un hombre? – Mihawk estaba celoso, y mucho

-        Sí, y ahora, gracias por quitarme parte de mi preciado tiempo con mi hija

 

Le giró la cara con la necesidad de huir de esos hipnotizantes ojos y caminó rápidamente fuera del edificio. Sonrió con nervios a su hija y le indicó que debían irse. La chica, desde fuera, miró al ojos miel con recelo, de hecho, ambos se miraron, había una percepción extraña que sentían, sin embargo, aún no sabían qué era.

Mientras Sellawk manejaba su bici y cantaba, Shanks marcaba un número casi con urgencia; cuando fue contestado, trato de que su hija no lo oyera.

 

-        Ben, que bueno que me contestas

-        ¿Shanks? Dime ¿pasó algo?

-        ¿Recuerdas que la vez pasada me dijiste que podría pedirte un favor?

-        Claro, dime en qué te puedo ayudar

-        Bueno, resulta que tengo un asunto algo difícil aquí… po… podrías… - respiró profundo para creerse lo que iba a pedirle a su amigo – ¿podrías ser mi novio de apariencia por un tiempo?

-        ¿¡Qué!?

 

 

 

*******En el piso donde trabaja Sanji ******

 

Zoro’s PoV

 

Mientras acaricio sus tersas piernas, beso suavemente los interiores de sus muslos, él jadea cuando muerdo con algo de presión, justo como me encanta, su piel blanca y suave se marca de rojo, así que me encargaré de dejarle más marcas con mis dientes.

-        Ah… espera… - susurra jalándome de los cabellos

Creo que está sensible por rozar su erección con mi cabello de casualidad, está ebrio, se le nota en el carmín de sus mejillas.

El ambiente es caluroso y aterciopelado, me lo he traído ni bien he podido, es la primera vez que tengo un chico en mi cama, es más, es la primera vez que hago esto con un chico. Las revistas que vi serán mi guía ahora.

-        ¡Ah! ¡Duele imbécil!

Ladeo un poco la cabeza, he querido meterla de una vez pero al parecer ese no es el procedimiento. ¡Qué hago! No tengo lubricante, y dudo que su agujerito tenga algún lubricante natural como suelen tenerlo las féminas.

Maldición, mi erección duele horrores, así que sin pudor, me ensalivo los dedos y los meto para dilatar con impaciencia. Sus jadeos entrecortados me resuenan en toda la cabeza.

-        Más… más… más adentro…

Ya tengo dos de mis dedos hincando con fuerza, sin embargo parece que él estuviera insatisfecho. Tal vez ya esté preparado para otra cosa.

Con parsimonia gateo hasta quedar cara a cara y una de mis manos cubre su boca suavemente, la otra intenta acomodar una de sus piernas y cuando lo siento listo, me introduzco lo más suave que puedo. Y en efecto, grita aferrándose y clavándome las uñas en la espalda.

Qué apretado, se siente asfixiante y… delicioso.

Empiezo con mis estocadas, reprimiendo muchos de sus ruidosos jadeos con mi mano, no sé si pasa mucho o poco tiempo, pero este ritmo me está desesperando, por más apretado que esté, quiero ir con más fuerza.

Poco a poco voy aumentando la velocidad, sin dejar de mirarlo, por alguna razón me parece más guapo de lo que alguna vez pensé de algún hombre. Con besos bruscos desciendo por su cuello, lamiendo su manzana de adán hasta pasar con impaciencia por sus pezones, rozados y firmes, lo veo de reojo, tal vez ni sepa qué sentir y solo se dedica a pedir y jadear. Una vista que jamás olvidaré.

-        No seas tan ruidoso…  – susurro como puedo

¿Quién puede decir algo coherente en pleno sexo?

Levanto mi cuerpo sin parar de embestirle, sujetando sus piernas y abriéndolas para hacer más fácil mi intromisión.

-        Ahí… uh… ahí me gusta…

Se escucha que tocan la puerta ¿quién demonios molesta? Es un muy, muy mal momento.

Él llega al orgasmo primero, y ello lo hace presionar su interior, lo suficiente como para exprimirme. Rayos.

-        Oye…

Intento hablarle cerca de sus labios mas solo opta por morder los míos, mientras su azuleja mirada me dice que necesita más, y lo compruebo cuando su erección se talla en mi abdomen. Lo miro fijamente antes de darle la vuelta, él levanta sus caderas y le penetro de una sola.

-        Si quieres más… rubito, has caído en las redes correctas…

 

*****.******

 

-        ¡Oye! ¡Holgazán! ¡Despierta!

 

Abro los ojos de golpe al caer en cuenta de que me estaban gritando, ¿qué fue eso?... es como si lo hubiera revivido de nuevo, aquella noche.

 

-        ¡Oye marimo llevas dormido casi toda la mañana!

-        ¿Ah?

 

Cierto, se supone que vine a trabajar, pero a decir verdad, esto es aburrido, sé que al tener 24 y una familia pudiente debería empezar a sentar cabeza al menos en responsabilidades, pero preferiría estar en mi casa o en el gimnasio usando las pesas. Qué… este cuerpo no se consigue solo pidiéndolo en la fuente de deseos.

 

-        Eres un vago, mira – el que me habla es Sanji, el encargado de guiarme mientras aún soy un principiante – todo lo que te encargué sigue igual… ¡igual!

 

No puedo evitar mirarle mientras me sigue regañando, por alguna razón, se ve guapo haciendo eso. Y sin mentir, es con quién tuve el sueño húmedo de hace un rato… perdón, no fue un sueño húmedo, fue el recuerdo de la noche de mi fiesta, cuando nos conocimos. Qué manera más sensual de conocer a alguien, y ¿para qué mentir? Eso me quita el sueño todas las noches, quisiera volver a tenerlo en mis dominios y…

 

-        ¡No me estás escuchando otra vez!

-        Claro que te escucho cejitas

-        A ver, repite las últimas tres palabras que dije

-        Por favor, no seas como mi madre

-        ¡Entonces compórtate como…! ... compórtate… com…

 

¿Ah? ¿Qué le pasa ahora? Sus mejillas se han puesto rojas mientras me observa, ¿ahora qué hice?

Le observo mientras saca su cigarrillo y lo prende, le da una lenta calada y cierra sus ojos.

 

-        Te daré una oportunidad más… mientras me voy a la sala de fumadores… – camina unos cuantos pasos fuera de mi espacio – pero antes… – se gira a mirarme – te recomiendo que vayas al baño y… soluciones ese problemilla

 

Una vez se retira, me observo, ¿a qué se refiere? Si yo…

Oh…

OH

Yo… tengo una erección. ¡Demonios! Seguro fue por el sueño-recuerdo que tuve. Pero esto no se queda así. Nadie me avergüenza y sale intacto.

Me pongo de pie rápidamente y observo con regocijo que no está muy lejos.

 

-        ¡Hey cejillas! – mi llamado lo hace voltear a verme – ¿No quisieras ayudarme con mi problemilla?

 

Su sorprendida y furiosa expresión me hace sonreír de lado, de inmediato cambia su rumbo y empieza a caminar hacia mí con pasos fuertes.

 

-        ¿¡Qué dijiste!?

-        Que me ayudes… al parecer eres el causante

 

Se sonrojó, jajaja.

 

-        Oigan todos – grita él una vez se ha subido a la silla, ya que los separadores no son tan altos, se le alcanza a ver – aquí Roronoa Zoro, el ex heredero de todo esto, ha dicho que el verme le ha causado una erec… ¡¡mmmh!!

 

Le tapo la boca y de inmediato lo tumbo al piso conmigo ¿está de broma?... cuando las miradas se apartan de nosotros lo llevo arrastrando hacia el baño de la sección. Cierro la puerta y lo estampo sobre esta.

 

-        ¿¡Qué fue eso he!? – estoy exaltado, nunca había estado tan cerca de ser descubierto y este rubito no va a echar por la borda mis esfuerzos

-        ¿Qué?... no me digas que te avergüenza que todos se enteren que Roronoa Zoro es gay o ¿si?

-        Esa no es la forma

 

Un hincón en toda mi entrepierna me obliga a arrodillarme, demonios, me está empezando a doler como nunca.

 

-        Así que… ¿ese es todo tu aguante? – me dice con tono burlón

-        Creí que lo sabías… ugh… ya que tú más que nadie… ha disfrutado de cuánto puedo dar…  – nos miramos fijamente por unos escasos segundos, mientras yo me libero el cierre

 

Sujeto su mano y la posiciono encima de mi bóxer, donde está mi erección. Su cara es un espectáculo de rojizos y rosas, pero por alguna razón, no la aparta. Y sin romper contacto visual, su mano se escabulle tímida y traviesa dentro de mi bóxer; un gruñido impaciente se escapa desde mi garganta cuando el tacto de sus dedos largos hace presión, de pronto, tengo su mano completa envolviendo mi grosor, él se apega a mí con los labios semi abiertos.

Maldición, al demonio con conocernos mejor antes de seguir avanzando, hoy tendremos sexo en el baño, tengo unas ganas…

Y creo que hubieran sido posibles todas las cosas sucias que pasaban por mi mente si no…

 

-        Qué buena manera de ocupar el tiempo de trabajo

 

¡Carajo! ¿¡Qué hace mi tío aquí!?

 

-        Ya veo que…  – mi tío, Mihawk, baja su mirada hacia lo que estoy haciendo con el rubio y luego se da la vuelta –te va muy bien en tu nuevo puesto

 

Sanji retira su mano una vez reacciona.

 

-        Tu padre quiso saber cómo ibas – volvió a hablar – me dijeron que estabas aquí con compañía, nunca imaginé que era este el tipo de compañía que fuera de tu agrado

-        ¿Le dirás a mi padre? – inquiero, ni siquiera nos está mirando, no sé si por respeto o repulsión

-        Si él se entera de esto, no seré yo la fuente

-        Se… señor Dracule… esto… no es lo que parece…  – la voz de Sanji está algo nerviosa

-        ¿No le parece un poco tarde para decir algo como eso? – gira levemente su rostro – no me importa lo que hayan estado a punto de hacer

 

Ambos nos sonrojamos.

 

-        Pero esta es mi compañía, no un hotel, y se respeta, sus asuntos, a otro lado – abre la puerta y parece que por fin se irá – mañana los dos, temprano, en mi oficina

 

Se va mientras nos deja solos nuevamente. Maldición, qué manera de cortar el rollo, siempre fue así, un apagado serio, que lo único que sabe hacer aparte de trabajar es luchar en el kendo. Por cierto, fue él quien que me enseñó a ser tan competitivo en ese arte marcial, lo admito.

Y encima es mata lívido, porque ya no hay erección visible.

 

-        Será mejor volver a trabajar o podrían pasar peores cosas – esta vez es Sanji quien me habla – por cierto, esto que iba a pasar…

-        Tsk, eso está pendiente cejillas

 

A decir verdad, después de la cita que tuvimos, las cosas con él han sido un poco… diferentes.

 

 

 

*****.******.****

 

****En el auditorio de la universidad Thriller Bark****

 

El moreno joven estaba escuchando y apuntando atentamente muchas de las cosas que decía el conferencista de esta ocasión, que no era otro más que Sir Crocodile, un catedrático de la facultad de medicina y por qué no decirlo, profesor de Law.

El tema tratado era uno que había causado controversia desde hacía unas cuantas décadas, cuando empezaron a mostrarse los primeros casos de fertilidad masculina, o más bien, cuando empezaron a aceptarse más como un defecto tolerable que como una aberración de la naturaleza.

No todos los doctores de Tokio se interesaban en el tema, y su distrito, Grand Line, carecía de muchos especialistas interesados en estos casos. Se sabía de pocos hospitales donde estos fenómenos masculinos podían acudir, y uno de ellos era el Ishida Hospital, donde Law había fijado su objetivo.

El joven de patillas paseó su desconfiada mirada por todo el auditorio, buscando a su tío Rosinante, quien había ido acompañándole, lo último que recordaba de él era que iba a por una soda y hasta ese momento no regresaba. De pronto, su punto focal fue una silueta rosácea que por alguna razón, le resultaba familiar.

“¿Sr. Doflamingo?” Era extraño verle ahí por miles de motivos, el más importante: es dueño de una muy prestigiosa marca de ropas, en vez de estar en una conferencia de la escuela de medicina, debería estar en algún desfile de Victoria’s Secret, Chanel, Gucci o qué sabía él. Lo único que sí se había percatado, era que miraba fijamente y con una sonrisa sospechosa a su profesor exponente.

 

-        Oi, Law – la gran sonrisa de Rosinante interrumpió sus cavilaciones – a que no adivinas

 

El chico de patillas y perilla enarcó la ceja izquierda, “¿Ahora que innecesario y estúpido chisme tendrá que decir?” pensó.

 

-        Ya sé quién… – cuando intentó acomodarse, se tropezó con quién sabe qué y cayo de cara al piso – quién es el que trajo Doffy esa vez – siguió aún con la cara contra el piso

 

Law lo ayudó a levantarse no por la bondad del propio acto, sino porque la curiosidad le había calado, algo que jamás admitiría por supuesto.

 

-        ¿Así? – susurró Law, restándole importancia al asunto, al menos en el tono de su voz

-        ¿No te interesa?

-        Pues… me da igual

 

Mentira, ¿acaso lo curioso le había contagiado Rosinante?

 

-        Ah… bueno – se cruzó de brazos – y todavía que pensé que te incumbía…

 

Law le miró de reojo, y Rosinante de soslayo, este disfrutaba reventar los nervios del menor.

 

-        Dilo antes de que te diseccio…

-        Ya, ya – calmó el rubio – quien estaba ayer con Doffy, era el catedrático Sir Crocodile

-        Se puede saber… qué… estás diciendo

-        Pues que Doffy se divirtió con tu prof…

 

Pero ya nadie le escuchaba, Law había desaparecido.

Doflamingo observaba a su… ¿cómo decirlo? ¿pareja? ¿amante? ¿Aventura? Porque a decir verdad, nunca había durado tanto con alguien, al menos no en ese aspecto tan… libertino que creía que llevaba. De pronto, una esbelta figura y unos ojos grises se plantaron frente a él. Ambos en una de las tribunas privadas del auditorio.

 

-        Oh… Fuffuffuffuffu~ Hola Law ¿recién te acuerdas que tienes un padre al qué colaborar?

-        No estoy con ganas de esas charlas, vine por otra cosa

 

El mayor no pudo evitar sonreír como siempre lo hacía, la impertinencia de su hijo adoptivo de alguna manera lo divertía.

 

-        Te acuestas con mi profesor

-        ¿Esa es una pregunta o una afirmación? – inquirió mientras miraba al exponente

-        Tómalo como se te plazca

-        Fuffuffuffuffu~

-        ¡Basta de esa risita quisquillosa tuya! Nada de esto es gracioso

-        ¿Qué te importa si me follo o no a tu profesor?

-        Cómo puedes ser tan…

-        Agradece, ahora de seguro tendrá más consideración contigo, fuffuffuffu~ tendrás un 10 sin mucho esfuerzo

 

Law cerró los ojos, esa conversación no iría a ningún lado favorable para él, sólo perdía el tiempo.

 

-        Sólo espero que nadie se entere de esto, o mi reputación como uno de los mejores de la clase se irá al diablo

 

Escuchó la risa del Sr. Doflamingo mientras se alejaba, claro, si su promoción se enteraba, correrían rumores acerca de las notas de Law, etc, y al moreno no le gustaba andar aclarando nada. En ningún lado, alguien vería con muy buenos ojos que tu “padre” se acostara con tu maestro.

Salió de la sala de conferencias sin muchos ánimos, no se percató que había llegado al exterior y sólo regresó a su realidad cuando se estrelló con algo, más bien con alguien.

 

-        ¡Oh! ¡Torao! – los orbes negros del chico se cruzaron con los grises de Law

-        ¿Cómo me llamaste?

-        Shishishishi así me resulta más fácil de recordar

 

Genial.

Primero, se entera de que su padre adoptivo se acuesta con su profesor y ahora se cruza con este chico quien encima le llama extrañamente.

 

-        Luffy ¿estás bien? – un chico rubio se acerca a ellos y ayuda al menor

-        Sí, Sabo, este es el chico del que te conté, Torao shishishishi

-        Ah…  – Sabo le dedicó una amigable sonrisa – gracias por ayudar a Luffy esa vez

 

Law solo asiente para no ser descortés y se sacude la ropa luego de ponerse de pie. Por un momento los observa, ve la mano derecha de rubio revolotear suavemente los cabellos oscuros del menor, y se preguntó qué sería tener un novio.

 

-        Oye, To… Torao ¿verdad? – era Sabo quien le hablaba

-        Preferiría que te refirieras a mí por mi nombre, soy Trafalgar Law

-        Oh… no hay problema – el rubio le tendió la mano, Law dudó de si debía corresponder el saludo, pero finalmente lo hizo – soy Goa Sabo, un placer

-        Quisiera algo de helado Sabo – esta vez es Luffy quien habla

 

La actitud un poco desconsiderada del menor desconcertó en cierta medida al ojeroso, nadie pedía algo sólo porque lo quería, es decir, está el hecho de si hay dinero para eso.

 

-        Jajaja, está bien, creo que hay una heladería cerca

-        ¡Bien! ¿Podemos llevar a Torao también?

-        ¡Claro!

-        Esperen, yo no deseo…

 

Muy tarde, los hermanos-novios lo jalaron por toda la cuadra que duraba la universidad hasta una heladería de colorida decoración. Se sentaron los tres y ordenaron. Luffy como siempre, quería todos los sabores, Sabo prefirió una combinación suave entre la vainilla y el chocolate mientras que Law sólo por no desairar optó por pedir un helado de coco.

 

-        Sabo, ¿después podemos ir a las máquinas de peluches?

-        Claro

-        Y después…

 

“”Y después, y después”… sólo es un niño encerrado en el cuerpo de un joven” pensó Law mientras los observaba a ambos, no eran una pareja muy ordinaria, en vez de pasársela con besos u otras cosillas, conversaban y se reían, a decir verdad, parecían más una pareja de hermanos que otra cosa.

 

-        Torao nos acompañarás ¿verdad?

-        ¿Mn? No, debo ir a otro lugar

 

El ojeroso sabía que era mentira, no tenía nada que hacer luego de la dichosa conferencia y volver a su casa no le apetecía. Cuando el menor hizo un ligero puchero le dio ganas de sonreír, más se contuvo, ese niño le hacía actuar de una manera poco común en él.

El celular del rubio empezó a sonar y este se disculpó antes de irse a contestar a otro lado.

 

-        ¿No comerás tu helado? – inquirió el menor una vez se quedó a solas con el ojeroso

-        Si deseas puedes comértelo todo

-        ¡Qué rico! gracias

 

El ojeroso sacudió su cabeza, aquello le sonó un tanto extraño. ¿Será que  la perversión de su padre adoptivo se le estaba pegando?

 

-        Volví – Sabo se sentó mientras acomodaba sus cosas

-        ¿Por qué te alistas Sabo? – inquirió Luffy

-        Err… Luffy, hay un asunto que tu padre quiere que atienda, así que… – le tomó de ambos hombros – tengo que ir para allá de inmediato

-        ¿¡Qué!? Pero… pero…

-        Tranquilo, Law-san te llevará a la máquina de peluches ¿cierto? – Sabo miró de manera suplicante al ojeroso

 

Al rubio no le gustaba nada ver a Luffy decepcionado, menos de él.

Law no sabía qué hacer en una situación así; no era de conversar mucho y tampoco era bueno con las relaciones extra personales. Disfrutaba más sus ratos de soledad, a veces una que otra broma estúpida de su tío Rosinante y no más; esto era como aceptar llevar un niño a pasear.

Y Law no toleraba los niños.

 

-        Sólo a la máquina de peluches – aceptó aún sin creerse lo que estaba diciendo

 

Bien, no era la obra del siglo, pero tenía que admitir que estaba nervioso.

Una vez Sabo se hubo ido, Luffy terminó por devorar todo lo que quedaron de los helados y jaló a Law fuera; a pocas cuadras estaba el centro comercial Sabaody, un lugar bastante agradable para los espíritus aventureros como el de Luffy, pero demasiado abarrotado de personas para el reservado carácter de Law.

Habían un par de máquinas con peluches de todo tipo, curiosamente, a Law le había llamado la atención uno de oso color de la nieve.

“Ese no se parece a…” tenía un compañero de universidad que solía usar un disfraz de oso blanco. Sus compañeros siempre hubieran querido saber quién era aquel detrás de ese disfraz.

 

-        Torao, ¿La metes tú o la meto yo? – preguntó Luffy ladeando la cabeza una vez estuvieron frente a la máquina

-        Disculpa ¿cómo dijiste?

-        La moneda – Luffy le enseñó el dichoso objeto – alguien tiene que meterla a la máquina shishishishi ¿puedo ser yo?

-        Ah… eso…

 

“La estúpida perversión del Sr. Doflamingo se me está pegando, que desagradable” para Law era un poco vergonzoso estar malinterpretando frases insignificantes como esas.

Y después de ver los intentos fallidos del menor al obtener algún peluche siquiera, Law optó por ayudarlo. Cinco monedas fueron necesarias para al fin tener el oso. Y cuando Law creyó que se había librado del chico, este corrió por el centro sin percatarse que su sombrero de paja se había separado de su cabeza. No le quedó más opción que recogerlo e intentar seguir al menor para devolvérsselo.

Esa tarde iba a ser larga, definitivamente.  

 

 

 

*******.*******

 

 

Esa misma tarde, como a las 6pm, una joven chica de once años se dirigía en bicicleta hacia el centro de trabajo de su “Maa~”, esta vez no venía a verle a él específicamente… quería dejar algunas cositas en claro con el hombre de extraños arreglos de bigotes y ojos amenazantes que hizo pasar mal momento a su papi.

Una vez llegó, saludó de manera más seria a los que la llamaban, esta vez… Shanks no debía enterarse que ella estaba ahí.

 

-        ¡Sellawk! Que gusto verte damisela

-        Sanji… necesito que me hagas un favor

-        ¿Mn? Dime para qué soy bueno nena

-        Sólo necesito… saber… humm ¿sabes la ubicación de la oficina del gerente?

-        ¡Ho! Pero mi bella mellorine, ¿para qué necesitas saber dónde queda?

-        Nada en especial… tengo curiosidad…- dijo desviando su mirada- tengo que hacer un informe de alguna empresa y pues esta es la indicada

-        Jajaja bueno, quinceavo piso, a la izquierda de donde te deja el ascensor, hay una oficina que dice “Dracule Mihawk”… esa es… ¿irás?- le miró con desconfianza

-        Probablemente a tomarle fotos, tengo curiosidad… Sanji, no le digas a mi padre que estoy aquí

-        ¿Y eso?

-        Luego te cuento- le guiñó un ojo al rubio, eso bastó para que este anduviera revoloteando de felicidad

 

Sanji la quería como una sobrina, o tal vez como una hermana.

Sellawk estaba impaciente, el ascensor era tan lento… cada piso le parecía una eternidad. La pelirroja no era tonta, de hecho, tenía muy buenas notas en la escuela por lo observadora y analítica que era, ese hombre de cabellos negros hacía sentir incómodo a Shanks, y ella era una hija sobreprotectora, otro pervertido acosador que ella se encargaría de apartar, como siempre. Ni bien estuvo ahí, buscó la oficina, tragó aire para luego tocar la puerta.

Una vez escuchó el “pase” de parte de su padre, cosa que ninguno de los dos  sabía, tomó las manijas y las empujó. El mayor dejó de leer sus documentos para alzar la vista, los ojos mieles se cruzaron, ella con su fiera mirada y él con su pétrea expresión; el varón a pesar de sentirse sorprendido, no mostraba ni una pizca que lo evidenciara.

 

-        ¿A qué se debe… vuestra visita? – musitó desde su escritorio

-        Pues le aseguro que no es una visita muy amable señor Dracule Mihawk

-        Una jovencita sólo emana inocencia… se supone, ¿será que viene a entrevistarme para algún trabajo de escuela?

-        Valla… cuanto sarcasmo puede emanar un hombre de su edad, creo que mi papi nos presentó hoy al medio día, aunque tal vez no de la manera más adecuada… no cabe duda que usted está detrás de él

 

Esa niña, en esos momentos no parecía hija de Shanks… era muy lista, ni pizca de lo despistado que el pelirrojo era, eso le pareció algo curioso.

 

-        Eres una jovencita muy observadora

-        Y usted un hombre muy molestoso

 

A Mihawk le desconcertó el trato de la chica ¡sí que tenía cojones! De manera figurada claro, ahora que lo pensaba… ¿Cuál era la finalidad de la hija de Shanks?

 

-        La escucho señorita

-        Conozco a los hombres de su calaña –  la chica se cruzó de brazos – están detrás de mi querido papi para llevárselo a la cama

 

Ahora sí que el mayor abrió los ojos bastante consternado… ¿en serio esta púber le estaba diciendo semejantes cosas?

 

-        No eres el primero, tengo la gentileza de informarle; desde que era una niña he visto muchos hombres intentando conquistar el dulce corazón de mi papi, quién sabe desde cuando… bueno, era de esperarse, él es muy guapo – la niña miró sus uñas como restándole importancia a lo que diría – una vez le tiré una fuerte patada en los huevos a un idiota que quiso propasarse con él mientras yo estaba jugando en los columpios, todos fingen que me quieren sólo para ver si se pueden acostar con él

 

Avanzó un poco hasta estampar sus delgados dedos sobre el escritorio del pelinegro.

 

-        Siempre he cuidado a mi papi porque él es un poco despistado ¿por qué debería ser diferente ahora? – la chica achina sus ojos, mirándole fijo- no me importa si usted se pudre en dinero, es el jefe, o es famoso; sólo deje a mi papi en paz y se estará salvando de una buena patada en los cojones

-        ¿Qué le hace pensar que busco a tu padre con sólo bajas intenciones?

-        Jajajaja – su fingida carcajada no pasa desapercibida por el mayor –  todos los hombres sois iguales, a excepción de mi papi y unos cuantos bien contaditos con los dedos

-        Realmente estoy interesado en tu padre, es una persona fantástica

-        Al menos en algo coincidimos

 

Un ambiente incómodo inunda la oficina.

 

-        Podría demostrarles a ambos mis intenciones… por lo que me dices, Shanks te cría solo

 

Una pregunta con objetivo, quería saber si eso de que Shanks tenía novio era cierto.

 

-        Y no necesito nada más, le estaré observando señor Dracule, mucho cuidado

-        Una niña no me intimida

 

Ella le retó con la mirada, fría y muy parecida  a la de él. Por el momento, no tenía nada más que decir, así que dispuso a retirarse.

 

-        Un segundo ahí, no he tenido el agrado de enterarme de tu nombre – Mihawk lo dice entrecerrando los ojos

-        Sellawk, Akagami Sellawk

 

Perfecto.

El pelirrojo le dice que tiene una relación y la niña le da a entender que le cría solo, tal vez debería confiar más en la jovencita. La chica le saca la lengua y con mucha elegancia, deja la oficina para irse del edificio, Shanks le regañaría si se enteraba lo que acababa de hacer.

 

En la oficina, Mihawk se recargaba sobre su silla ejecutiva, genial, apenas y podía acercarse a Shanks y ahora la hija le salta como fiera amenazándole. Extrañamente, sintió una rarísima sensación mientras intercambiaban palabras.

Curiosamente, sus nombres terminaban de la misma manera, ¿habría alguna razón para que Shanks hiciera eso?, bueno, esperaba averiguarlo. O tal vez sea mera coincidencia.

Si Shanks y él formalizaban hasta aceptaría a esa niña insidiosa como hijastra y todo, porque claramente tenía todo en desventaja, mil veces Shanks preferiría a su hija antes que a él, eso seguro, por ello… ganarse a la jovencita era lo primero que debía hacer… pero… ¿cómo?

Las primeras impresiones estaban establecidas.

Para Sellawk, Mihawk era un pervertido más que quería propasarse con Shanks.

Para Mihawk, esa púber era una pequeña arpía.

 

 

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Notas finales:

Gracias por leer :’o

Ese Mihawk, no sabe que tilda de arpía a su propia hija xD Law malpensando lo que dice Luffy, ZoSan con tira y afloja y… yo que soy lenta para escribir :v

Bueno, los dejo con unas cuantas pics MISHAZOSANLAWLUACESABO (sí, creo que al fin me decidí con esta ship para este fic D: aunque es difícil encontrar pics de ellos) hacedles click xD no muerden, eso creo D:

Ah y un DOFFYCROCO xD por cierto, hubo dos personitas que lo sugirieron, bueno, es una ship muy popular en los fanarts, aparte, no voy a negar que también los shipeé hace años :’v los incluiré muy levemente, si a alguien no le agrada pues ignorad sus insinuaciones xd depende de cómo avance la historia ._. que no espero que sea muy larga :s

Si alguien tuviera la voluntad de dejar algún review, se los agradeceré de corazón c:

Good Luck!

Besos y abrazos

Hasta el siguiente <3


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