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GEMINI por Witch Chameleon

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Notas del fanfic:

 

Hola de Nuevo! He regresado con otro de los fics del desafío, quiero poder hacer todos o al menos la mayoría y me quedan pocos, y dado que muchos leen y sobretodo les está gustando las ideas, me dan ánimos para continuar, hasta el punto que quiero actualizar todas las semanas. Admito que este fic aún no lo he terminado, aunque tengo una idea central, espero que no cambie con el trascurso de los días y asumo que tendrá unos tres capítulos, que espero actualizar cada semana. Daría lo que fuera por hacerlo antes, pero mis semanas son algo ocupadas, aún así no quiero dejarlos sin un poco de amor.

Notas del capitulo:

 El capitulo es dedicado a Geno, Sabri, Naty y Yesi, quienes son las verdaderas inventoras de las historias, yo simplemente las escribo y espero que sean de su gusto siempre. Las quiero un montón y muchas gracias por brindarme su apoyo para seguir escribiendo. Espero que lo disfruten :)


 


Y para todos los que leen, también disfrútenla!

 


 


Aquella noche de luna llena, un pelinegro se encontraba acomodado sobre la barra de un bar de mala muerte, sus ojos estaban algo hinchados de llorar mientras sus dedos no dejaban de girar una fotografía, que en ese momento sólo pertenecía a su pasado, un pasado que no lograba superar.  Aquella fotografía,  ilustraba la imagen de un chico castaño, sonriendo con amplitud, mientras miraba hacia la lente de la cámara. Era su ex, aunque llevaban seis meses separados, cada día le abrumaba esa soledad, le pesaba en el alma y lo único que atinaba a hacer era sentarse en bares distintos, tomarse todo los tragos que encontraba hasta perder la razón. Y esa noche no era diferente, estaba allí, con sus pies clavados en las ordinarias sillas de la barra, mientras pedía trago tras trago, al menos su trabajo aun le ayudaba a pagar su perdición. 


 


 


 


 


Llegada las dos de la madrugada, un muchacho de baja estatura toma asiento a su lado y pide un trago. Para el pelinegro no paso desapercibido aquel chico y era por una simple razón,  aquel hombre era extremadamente...bonito.  De por si era inesperado que el pelinegro pensara aquello tan de repente, puesto que aun solo podía pensar en su ex, y repetirse que sólo él le parecía hermoso. Pero aquel muchacho, era de una belleza imposible de evadir.


 


 


 


Durante unos cuantos segundos, el muchacho ignoró al pelinegro, mientras buscaba en su bolso algo, que no logró encontrar. Aquel lugar en la barra le parecía incómodo,  pero el bar era pequeño y no había muchos lugares para sentarse, por lo que no le había quedado alternativa que ese asiento. Cuando el barman le sirvió su trago, volvió a mirar hacia el frente y pronto su mirada se dirigió a la foto que estaba sobre la barra. Frunció el entrecejo,  se le hacía conocido, pero de ¿Dónde? Cuando volteo a ver  quién era el dueño de la fotografía,  no lo conocía, pero antes de poder volver a su primera posición, cruzaron miradas con aquel extraño, e inmediatamente sintió una rara conexión. Durante unos segundos se miraron en silencio,  antes de que el pelinegro se  animara a hablar.


 


 


 


 


-       Eres muy hermoso.- El castaño oscuro ante aquel halago, sus pómulos se enrojecieron. — Lo siento por mi impertinencia. Me llamó Amano Shinji. ¿Tú? —Se atrevió a preguntar, acomodándose en su asiento, puesto que había permanecido casi acostado sobre la silla.


 


 


 


-       Oh… Muchas Gracias. Me llamo Ogata Hiroto. — Nuevo silencio, al que el castaño no tardó en hablar de nuevo. — Aunque permítame decirle que el chico de la foto es más hermoso.


 


 


 


-       ¿Takashi? — El pelinegro observó la foto para luego guardarla. — Es parte de mi pasado. Es lindo, pero… Lo nuestro no funcionó. — Añadió mientras tomaba un poco más de su bebida. 


 


 


 


-       Oh… Ya veo. Así que estás aquí ahogando penas. — Exclamó el castaño oscuro, antes de tomar un poco de su propia bebida.


 


 


 


-       ¿Y Tú? No me creeré que estás con el corazón roto, seguramente tu rompes corazones. — Una nueva galantería del mayor, algo inapropiado, pero inevitable para el mismo,  volvió a escapar de sus labios, mucho menos al notar los pulposos labios de su “compañero” de copas. 


 


 


 


-       Eso es mentira. Pero es cierto que no estoy aquí por tener el corazón roto. — Hiroto volvió a tomar un poco más de su trago, antes de volver a mirarlo. — Sólo problemas personales. Necesitaba despejarme. — Respondió dado que lo que le había sucedido, era inexplicable y mucho más para una persona que apenas conocía.  Era casi como explicarle que había sido abducido por unos alienígenas.


 


 


 


 


-       Está bien… Tomar es una buena forma de despejarse. Puedo hacerte compañía si así lo deseas, Ogata-san. — El pelinegro aun estaba dentro de sus facultades por lo que podía hablar con normalidad a pesar de tener rojizas las mejillas.


 


 


 


-       Me parece bien. Pero te propongo,  no hablar ni de tu ex… ni de mis problemas. —Aquella propuesta, impuesta por el menor había sido aceptada por el pelinegro. El castaño no estaba dispuesto a contar lo que le había sucedido a un extraño, porque incluso no encontraba la forma de describirlo.


 


 


 


Al cabo de unos minutos, los temas de conversación para hablar salieron de tal forma que ambos sintieron como si fuesen amigos de toda la vida. La bebida había pasado a un segundo plano y más que nada era  una excusa para continuar sentados en aquella barra. El pelinegro había notado que su compañero aquella noche era una persona noble, sincera y con el alma pura, podía notarlo ante los pensamientos expuestos por el menor, durante la larga charla que habían mantenido. Por su parte Hiroto había considerado de primer momento que el pelinegro parecía una persona aterradora pero la sonrisa blanca que el mismo desplegaba entre palabras, lo hacían parecer como un ídolo coreano. Se preguntaba cómo Takashi lo había dejado, o mejor dicho como había sido su ruptura, pero prefirió mantener los temas de conversación que se habían propuesto y evitar entrometerse en cuestiones ajenas.


 


 


 


 


Durante aquella larga noche cada uno de ellos se quitaron las máscaras que usaban para aparentar frente a la sociedad que no les permitían expresarse como deseaban, confesando sus peores y mejores pensamientos a un extraño que por esa noche se habían convertido en un compañero de bebida. Al contrario de lo que podía pensarse, Hiroto y Shinji intercambiaron números y se prometieron volver a encontrarse. De alguna forma, Hiroto había sentido un confort inesperado, mientras que el pelinegro había sentido un calor intenso en su pecho, como hace tiempo no sentía por nada. Como sí su corazón se hubiese conmovido de repente.


 


 


 


 


Solo bastaron dos días para que volvieran a hablarse a través de la línea del teléfono,  para volver a encontrarse. Esta vez Hiroto había decidido llevar a comer a Shinji, a modo de agradecimiento por haberlo despejado aquella noche. El pelinegro tomó aquello casi como una cita, pero acepto la misma ya que hacía mucho tiempo que no salía para otra cosa que no fuese beber.


 


 


 


 


Durante la comida, el castaño oscuro comprobó que Shinji tenía los ojos pardos, aquello no le había notado la noche que lo conoció, quizás debido a sus ojos hinchados,  al parecer el más alto ya había dejado de llorar, podía incluso notar como ya su rostro estaba mucho más relajado.


 


 


 


El menor no pudo evitar preguntar sobre la vida del más alto, indagando absolutamente todo lo que el de ojos claros era capaz de contarle. El mismo se despachó con calma a contarle algunos detalles aunque esquivó hablar de Takashi, por lo que  Hiroto asumía que esa relación había sido muy dolorosa para el mayor. Por alguna razón le conmovía sus historias, comenzaba a sentirse atraído por los gestos y virtudes que el mayor poseía. 


 


 


 


Mientras que Shinji había perdido la razón por el castaño oscuro. Le parecía un ser admirable e increíble, la belleza no era suficiente y le parecía adorable la estatura del mismo. Era extraño pero incluso se había imaginado cargando al menor entre sus brazos o abrazándolo. Asumía que esa necesidad nacía de todo el tiempo que había estado solo. No es como si no pudiera estar solo, pero aquel chico había despertado una parte de su cuerpo que se había encontrado en coma desde que se había separado del su ex.


 


 


 


 


 


Luego del postre, salieron juntos del establecimiento en donde habían ido a comer, y aprovecharon a caminar un rato para observar algunas vidrieras. Ambos compartían una pasión, las guitarras.  Algo con que habían soñado de adolescentes de ser músicos pero no habían logrado ninguno de los dos continuar con ese sueño.  Aunque Hiroto conservaba su primer guitarra, ante ese dato Shinji pidió poder tocarla algún día,  a lo que el castaño oscuro aceptó de inmediato. De repente el escapaba fácil de sus labios, pero Shinji se había vuelto su medio de escape dado el infierno que estaba viviendo  y que prefería no recordar.


 


 


 


 


Para cuando la noche estaba cayendo, ambos se encontraban en el apartamento de Hiroto, el cual era moderadamente ordenado, lo cual le agradó al pelinegro, comenzaba a notar como los pequeños detalles de aquel chico le provocaban pequeños saltos en su corazón. Hiroto le pidió que tomara asiento, antes de que el menor le trajese la guitarra, la emoción del pelinegro era palpable por todos sus poros. Muchos  más cuando logró sostener aquel instrumento y tocó unas notas al azar, emitiendo un pequeño grito.


 


 


 


Durante una hora  ambos tocaron distintas melodías,  compartiendo la guitarra cada vez que recordaban algunas estrofas.  Cada uno tenía un gusto diferente en cuestión de música, pero aun así estaban dispuestos a escuchar la melodía y disfrutar de un momento donde ambos podían distenderse. Hiroto supo que el pelinegro no había estudiado música, por lo cual lo que sabía tocar era puramente de oído, mientras que él por su parte había llegado a estudiar algo, pero tuvo que dejarlo por trabajar.


 


 


 


 Tomaron un descanso y de paso compartieron un vino que Hiroto tenía guardado para ocasiones especiales.  El menor sentía que era una ocasión peculiar con una persona especial. Las copas chocaron en una especie de brindis y comenzaron a llamarse amigos, dejando de lado el término “compañeros de copas”. Entre risas y comentarios,  retomaron la guitarreada, pero esta vez Shinji decidió tocar una melodía un poco más melosa y suave, el más bajo de los dos, la reconoció de inmediato y comenzó a cantarla, ayudándose con las palmas. Cuando culminó de tocarla, Shinji sonrió ancho provocando que Hiroto también sonriera.


 


 


 


Cruzaron miradas una vez más por un largo minuto, minuto en donde acortaron la distancia y se dieron un beso tan inocente como inesperado. Fue tan corto como un suspiro, pero ninguno se atrevía a abrir los ojos, sintiendo como vibraba el corazón del otro a pasos acelerados.  Al cabo de ese silencio que sólo era invadido por los latidos del otro, Hiroto hablo:


 


 


 


-       Sé que es muy pronto para empezar algo y… Considero que ninguno de los dos estamos preparados para algo más dado el momento en el que nos encontramos. — Se detuvo unos minutos para abrir los ojos y encontrarse con la mirada parda del mayor. — Pero me gustas.


 


 


 


-       Tu también me gustas, Hiroto. — Respondió el pelinegro volviendo a besar los pulposos labios del menor, antes de mirarlo. — Pero no hay necesidad de caratularlo de inmediato.  Podemos ir despacio… conocernos más. 


 


 


 


-       Tienes razón…—El rostro de Hiroto se torno sombrío al recordar su problema. ¿Cómo reaccionaría Shinji cuando lo supiera?


 


 


 


-       ¿Pasa algo, Hiroshi? — Preguntó de repente, tomando con sus manos el rostro del menor, aquel rostro marcado por una mandíbula firme, que le fascinaba. — ¿Acaso quieres que ya nos casemos? — Ante esa propuesta el menor río.


 


 


 


-       ¿Hiroshi? Ya me has puesto sobrenombre. — Comentó risueño antes de animarse a acercarse a los labios del mayor y besarlo. — Y no… No me quiero casar contigo...Aun. —  Aclaró antes de volver a sonreír, queriendo olvidar por completo lo que le estaba sucediendo.  Sentía que no era el momento de contárselo a Shinji y romper con algo tan bonito.


 


 


 


 


Aquel día terminaron prometiendo volver a verse en los siguientes días y dejar que sus sentimientos fluyeran lentamente, de ese modo podrían ver cómo seguir,  aunque ninguno de los dos aun se atrevía a hablar del tema tabú,  los problemas de Hiroto. Shinji suponía que el menor se lo contaría en su momento, aparte de ver al castaño como una persona con los pies bien sobre la tierra, capaz de resolverlos con calma.


 


 


Los días pasaron y el pelinegro recibió una llamada  de su mejor amigo, hacia días que no lo había podido ver y a diferencia de los anteriores seis meses, que se encontraba deprimido por su separación, esta vez estaba emocionado por comentarle todo lo que le había sucedido.  Se reunieron en una casa de comidas, en el momento en que Shinji había logrado tener su tiempo libre de las oficinas donde trabajaba.


 


 


 


En cuanto se encontraron se saludaron como lo hacían desde niños.  Se conocían tanto que Kazumasa (el amigo de Shinji) reconoció el cambio de humor en su amigo a los pocos segundos de verlo. Por un momento había pensado que el mismo había vuelto con Takashi, no le agradaba la idea, pero si su amigo quería ellos no podía oponerse. Consiguieron un lugar tranquilo para conversar, luego de haber hecho el pedido, Kazumasa no tardó en preguntar, dado la intriga que su amigo le había generado ante sus mensajes:


 


 


 


-       ¿Qué es lo que te tiene tan contento? — Previamente habían hablado sobre lo importante que Shinji quería contarle. 


 


 


 


-       No es exactamente qué, sino quién. — Expresó con una sonrisa el pelinegro, bajando la mirada con cierto nerviosismo.


 


 


 


-       ¿Has vuelto con tu ex? — Indagó el acaramelado castaño,  mientras observaba al más alto, algo cansado por aquella relación toxica que su amigo había vivido.


 


 


 


-       No, olvídate de Takashi. En mis noches de borrachera, conocí a un chico. — Empezó a contar el más alto de los dos. Se quedó en silencio por unos minutos, ya que les habían servido sus platos y retomó la palabra. — Fue cómo un flechazo… Pero es que es tan precioso. —Kazu al oírlo,  elevó sus cejas, completamente sorprendido. Shinji solía hablar así sólo de Takashi, lo cual esto era un extraño avance.


 


 


 


-       ¿Quién es esa persona? Debo agradecerle, porque haberte sacado del trance que ese desgraciado te dejo… Comenzaba a abrumarme, creí que era imposible sacarte de tu depresión. — Exclamó Kazumasa, mientras comenzaba a probar su comida.


 


 


 


-       Aquí tengo una foto de él,  cuando lo veas me darás la razón. —  El pelinegro emocionado buscó la fotografía que le había sacado con su celular al menor, mientras tocaba la guitarra en uno de sus encuentros.  En pocos minutos no tardó en mostrársela a su amigo.


 


 


 


-       A ver…— Expresó el castaño claro, con la boca llena dado que tenía hambre. En cuanto sus ojos visualizaron aquella fotografía, se atragantó con la comida. Comenzó a toser, mientras se tapaba los  labios para tratar de calmarse. Shinji al verlo de ese modo, intentó ayudarle pero este de inmediato se recupero.


 


 


 


-       ¿Qué ha pasado?... Seguro es por lo precioso que…— Shinji estaba a punto exclamar todo lo que pensaba del menor, cuando Kazumasa lo interrumpió.


 


 


 


-       Ese es mi chico.- Exclamó completamente enardecido.  Aquellas palabras fueron una bomba para el pelinegro.  ¿Qué demonios estaba sucediendo?


 


 


Continuara…


 


 


 


 

Notas finales:

Que suspenso! No he mencionado de qué se trataba esto realmente porque quiero generar más expectativas. Espero que realmente les haya gustado y proto estara lo que sigue :) 


 


¡Cuídense mucho!


 


¡Besos!


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