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Mi Historia por Zia

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Notas del capitulo:

alguien pidio algo estilo Cronicas Vampiricas y esta es mi vercion asi que espero lo disfruten ^_^

El año, no importa ya, mi vida antes de conocerle era un drama tormentoso con unos padres que murieran aun siendo un joven de nueve años dejándome con la responsabilidad de un título y un hermano de tres años, maldije mi suerte y la de mi estirpe por verme obligado a tomar decisiones que sabía me afectarían a mí y a mi gente, no sería mucho lo que les puedo contar realmente, malas, buenas decisiones todo apoyado en una fiel mano, amiga y compañera, un sirviente que servía para mis padres siendo su administrados y después el mío.


 


Pero disculpar mi descortesía al empezar tan atrabancado y deseoso de plasmar en estas hojas mi historia, así que resarciré el daño comenzando como se debe, mi nombre es Thor Odinson primer hijo de la ancestral familia Odinson en este instante podría parecerles un joven de figura gallarda, alto de piel canela que en algún tiempo fuera expuesta al sol todo el día y hacia años se podría decir casi un siglo no la toca, pero déjenme contarles un poco de mi vida de mis últimos años vivo.


 


Mi hermano aquel que me acompañara en mi luto y su inocencia fuera mi bálsamo contra la maldad de este mundo demostró tener algún problema que a su corta edad le provoco se volviera un marginado pues deliraba con un ángel que el juraba se aparecía ante su lecho para hablarle del cielo y el infierno, preocupado acudí a mi fiel sirviente por consejo, y fue así como le interne en un monasterio donde en los siguientes años pasara ablando de aquel ángel que negaba compartir su nombre, no negare el sufrimiento de mi hermano menor ni manchare su recuerdo pronunciando de nuevo su nombre pero mi corazón se partía a cada minuto de verle delirar y mientras los años pasaban por su piel y mirada dejo de hablar de aquel ángel que le tenía fascinado y como mi primera y única muestra de cariño le mande a construir un santuario, una pequeña capilla un poco alejado de la casa principal a la que iba cada tarde.


 


Y fue una de esas tardes donde antes de salir me abrazo cariñosamente acunando después mi rostro para mostrarme una encantadora sonrisa


-orare por ti mi querido hermano, por nuestra familia que nos ve en el cielo y espera porque nos reencontremos- sus ojos brillaron con alegría mientras mi miraba se ensombrecía


-no necesito de tu oración, vea y habla con tu dios y ese ángel que según tú te cuenta las maravillas del cielo e infierno- le vi bajar la mirada triste y sentía aún más furia en mi interior, ya no era un niño quien tenía frente a mi Hera un hombre de 14 años que debía dejar de lado esas sandeces y en su lugar empezar a aprender de la vida –regresa a tiempo para la cena- dije aun molesto pues en sus momentos de soledad el tiempo se escurría tan rápido que siempre me hacía esperarle hasta que terminaba yendo por él, el asintió triste saliendo por la puerta trasera para encaminarse a su lugar de meditación diaria y suspire, supere frustrado porque no era su culpa lo que me había pasado, como perdí mi niñez con responsabilidades de adulto, como me veía obligado a contraer matrimonio con una joven a la que nunca había visto y mis padres habían concretado aún antes de que naciera y cerrando mis manos en dos puños me fui a continuar mi trabajo.


 


La noche llego cual manto helado, dándonos a saber que el otoño se acercaba implacable, y ya hacia sentado en la mesa solo, sin su presencia y con la poca paciencia que no tenía fui en su búsqueda, pensando en las palabras que le diría en los gritos y reproches que aria e incluso en la amenazas de destruir su santuario, arribe a este golpeando la puerta de la entrada con rabia solo para encontrarme con las pocas bancas y mi hermano que ya hacia sobre su espalda muerto, mi llanto no fue instantáneo antes de que llegara la incredulidad me ataco de lleno, él no me dejaría decía una parte de mi ser mientras que otra solo me recriminaba los malos tratos de la última semana y que me lo tenía merecido.


 


El doctor escribió en su acta de defunción suicidio y mi corazón dio un segundo vuelco de tristeza y dolor, se había quitado la vida, me había abandonado en este mundo dejándome y mis lágrimas inundaron mi rostro y fueron semanas de depresión de dolor y tristeza en los que el alcohol y la mala compañía fueron mi bálsamo, deseoso de que alguna de aquellas prostitutas me matara ya fuera para robarme o de cualquier enfermedad me sumergí en ese obscuro abismo desolado y fue allí, una noche en la que la luna apenas si se podía apreciar que le vi, mi ángel, mi propio y hermoso ángel de piel como porcelana fina, ojos verdes relampagueantes y cabello negro, con finas facciones y exquisitos modales.


 


En ese instante habría pensado que fue un efecto del alcohol que viera sus ojos brillar con intensidad mientras mi mirada no se apartaba de su figura hasta verla desaparecer en la segunda planta, aun no recuerdo bien que fue lo que atrajo mi mirada a él esa noche, si el cómo desentonaba con el grupo de personas que nos encontrábamos y el hecho que fuera una belleza una más grande que la joven que intentaba en vano hacer que tuviera una incómoda erección mientras lamia y besaba mi cuello, pero una vez perdido el contacto visual continúe con lo que estaba haciendo, y ya entrada la noche después de haber quedado casi en banca rota salí guiado por las manos de aquella joven que no dejaba de reír, hasta que me empujo contra una pared y saco un cuchillo que pensé ver mi final.


 


Cerré los ojos esperando la muerte de las tiernas manos de aquella jovencita pero no ocurrió nada sino que al abrir de nuevo mis ojos que le vi frente a mi cual una fiera, con su sonrisa mostrando esos finos labios y blancos dientes que se acercó a paso lento y mi mirada no se apartó importándome poco o nada que aquella joven que iba a terminar mi vida ya no se encontrara, el espacio entre nuestros cuerpos se cerró tan rapidamente que podía sentir su frio aliento contra mis propios labios que exhalaban calor


-¿tanto así deseas la muerte?- susurro sin dejar de mirarme como si pudiera entrar en mi cabeza y encontrar la respuesta –deseas verle una vez más, resarcir tus culpas y rogar por un perdón que jamás se te dará- fruncí el ceño a pesar de que el semblante del contrario no había cambiado


-es algo que no le interesa ni es de su interés- dije tan tajante y descortés como me fue posible en ese instante –y si mal recuerdo nadie ha pedido su ayuda o solicitado de su presencia- intente apartarlo y a pesar de su frágil figura y mi imponente tamaño no se movió ni un centímetro y eso solo me hiso enojar aún más y mi puño fue a intentar impactar su rostro y la risa inundo mis oídos, él se burlaba de mí, de mi intento por golpearle y sus ojos brillaron con mayor intensidad y tomando mi brazo me empujo y golpeo el estómago haciendo regresar todo lo que había tomado esa noche, maldije en voz alta y seguía escuchando su risa que me empezaba a impacientar –maldito- musite intentando pararme para continuar con esa ridícula pelea


-permíteme ayudarte…- más que una pregunta o una sugerencia le vi desaparecer frente a mí y pensando había sido alguna treta de mi imaginación me volta pero allí estaba de nuevo tan cercas que sus brazos me rodearon dolorosamente y su nariz se escabullo entre mi cuello y mandíbula provocándome un inmenso y terrible dolor, ahogue un grito mientras mis brazos aprisionados buscaban soltarse y golpear a mi atacante pero el cansancio y los días sin dormir correctamente me hicieron ir perdiendo el conocimiento lentamente.


 


Susurros me despertaron dejándome en un profundo aletargamiento, estaba en mi cama dentro de mi casa, las sabanas rosaban mi piel y mis ojos apenas si se podían concentrar en la figura de mi fiel sirviente que me miraba con preocupación


-¿Cómo se siente mi señor?- cuestiono el hombre sin dejar de verme mientras me atedia entregándome un vaso con agua al cual le coloco algunas gotas de un frasco, tome el vaso apresurando a mi boca para calmar la sed que me parecía atroz


-¿ase cuanto…?- escuchar mi voz pastosa mientras mi garganta adolorida rogaba por más agua fue terrible y él lo comprendió dándome otro vaso para ayudarme


-tres días mi señor, el doctor ha dicho que su salud es delicada y si no fuera por los cuidados de su amigo y de mi persona abría empeorado significativamente- dijo y aun escuchaba su preocupación pero algo me había llamado la atención


-¿amigo?- cuestione de inmediato sin entender a lo que se refería en ese instante hasta que de atrás de él apareció, ataviado en un traje verde obscuro con su cabello recogido en una coleta alta y su ojos que no dejaban de observarme fruncí el ceño molesto –sal- ordene a mi fiel sirviente que con una reverencia se retiro


-no deberías de molestarte tu salud podría empeorar- su voz, cerré los ojos escuchándole aquella voz que sentía adormecía mis sentíos pero algo en mi interior se reusaba a dejarse llevar por completo


-no sería por tu ayuda, ahora no- dije como un reproche y sonrió, maldije a cada ser del planeta su hermosa sonrisa tan limpia y cristalina como la de mi hermano y un par de lágrimas rodaron por mis ojos mismas que limpie irritado por lo que provocaba en mi


-no… no lo seria o por lo menos no ahora- dijo acercándose a sentarse en mi cama como si fuéramos realmente amigos –pero no es la muerte lo que ansias mi amigo, sino una salida a el sufrimiento que se aloja en tu corazón- mis ojos le miraron sin entender realmente a lo que se refería –puedo liberarte de todo ese peso, de todas esas cargas que la vida te da sin tregua, puedo verlo el dolor en tu semblante y la desdicha en tu forma de buscar la muerte, pero la muerte no es una solución no una que te permita desacerté de las penas pues esta es aún más lamentable- mi mirada bajo a mis manos que temblaban, no hacia frio no adentro de la habitación el calor de la chimenea y las cobijas que me abrigaban impedía que sintiera frio pero aun así temblaba


-¿qué pides a cambio?- pregunte ansioso por saber su precio pero al subir mi mirada para encontrarme con la del otro sus ojos me traspasaban


-compañía- susurro y yo asentí


-¿es tu precio o el de quitarme este dolor que me agobia?- la pregunta salió tan natural al igual que su sonrisa que mi provoco suspirar


-es suficiente a pagar para lo que te daré, o ¿te parece insuficiente el que estés a mi lado?- razone la cuestión y es que si solo pedía mi compañía era un precio bajo, le mire fugazmente sin encontrar problema en ello, era precioso y de modales pulcros


-no lo es- dije finalmente y el ladeo su cabeza asintiendo levemente


-entonces será mañana que venga por ti y te libere de tu dolor- susurro acercándose para besar fugazmente mi frente y salir, y una vez solo todo se vino a mí, cual avalancha de emociones en un frenesí de confusión, y las preguntas junto con ellas ¿estaría bien lo que estaba haciendo?, ¿me condenaría al infierno al aceptar ese trato?, y tantas más que con ellas llego la mañana y los primeros rayos del sol.


 


E intentando pasar una mañana tranquila, comiendo y recuperando mis fuerzas para lo que fuera a pasar, la noche llego inevitablemente y con ella el ataviado en un traje negro que le hacía ver aún más blanco cual espectro


-has vuelto…- dije viéndole desde mi escritorio donde redactaba una carta como si fuera mi testamento -¿Cómo debería de llamarte?- cuestione al darme cuenta de ese pequeño detalle y el rio bajo


-Loki Laufeyson- musito con calma caminando a mí con paso lento y sus manos en la espalda, se veía tan bello, pero algo en mi interior se removía como si viese a una fiera aún más poderosa que quisiera engullirme y llevarme con el aun abismo de obscuridad y probablemente no estaba tan equivocado –te vez mejor, ¿has caminado bajo el sol?- la pregunta me saco un poco de mi zona pues no sabía por qué lo preguntaba


-si… esta mañana he ido con los capataces- respondí rapidamente y el asintió y sin esperar más estaba a mi lado sosteniendo mi brazo dolorosamente con una de sus manos y estirando mi cuello jalando de mi cabello con la otra, no sentí miedo, no en el instante pero cuando su aliento choco con mi piel recordé bajamente la sensación de sus dientes abriendo mi carne y me resistí, Loki no se separó pese a los golpes y manotazos que llegaban a su rostro y cuello cuando las fuerzas me fallaron y caí de nuevo en ese soporte que me aletargaba


-escúchame Thor… escucha atentamente pues tu corazón está por pararse y con el morirás- sus palabras me parecieron irracionales y mi cerebro luchaba por sacar a flote mil preguntas más entre ellas si ¿esa iba a ser la forma en la que me libraría del dolor? –solo hay una cosa por hacer… una pregunta por responder… ¿quieres vivir?- cuestiono en un susurro y mis ojos se cerraron y mi mente lucho contra la idea de morir un segundo contestándole


-s…si- jade finalmente y el sonrió separándose un poco de mi para sentarse en mi regazo y con su propia mano clavar una daga en su cuello donde la sangre se empezó a derramar, y atrajo mis labios a si y estos se abrieron recibiendo la sangre que inundo mi paladar y me pareció desagradable al principio, pero pronto empezó a ser dulce, deliciosa algo sin igual que inundaba mis sentidos y me alteraba, me separe un poco inhalando el aire que se había escapado de mis pulmones, mismo que aprovecho para alejarse pero no quería, no lo deseaba e intente ir a donde se encontraba pero un dolor en mi cuerpo me atravesó y empecé a sentir frio, un frio sobrecogedor que me provoco temblar y caer de rodillas jadeando en el suelo, respirando agitadamente desasiéndome en llanto y fijando mi mirada en un punto perdido donde perdí el conocimiento.

Notas finales:

comenten y diganme que les parece 


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