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Hominum por an_cafe_nyapyy

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Notas del fanfic:

Estará ambientada en el quinto libro de Harry Potter, varios capítulos del libro serán vistos desde punto de vista de Gaara. Con diversidad de cambios para el fin de la historia.

Bien Gaara será el unico personaje de Naruto que salga en un laaaargoooo tiempo, debido a que deseo que nuestro pelirrojo interactue debidamente con los personajes de Harry Potter, esto no significa que la pareja de Gaara será alguien de este universo. 

Tanto Dumbledore, como Giny, Ron, Molly y aun no se si Hermione, serán malos en la historia.

Gaara tendrá un poco de personalidad AU, estoy tratando enormemente en mantenerlo como el personaje.

Notas del capitulo:

Bien antes de comenzar la historia-que espero que sea de su agrado-, tengo que decir que los personajes pertenecen a sus respectivos creadores. Al grandioso Masashi Kishimoto y a la inigualable J. K. Rowling

Habían pasado un par de años, un par de años en que le conoció, un par de años en que cambio la luna melancólica, por el sol más alegre y brillante, de un cielo intenso despejado y sublime, de una sonrisa radiante que le dejaba mudo, esa persona especial estaba ahí afuera, superándose a sí misma, volviéndose fuerte, solo para, traer al ser más despiadado del que su sol se pudo enamorar, aunque este no estuviera enterado, suspiro, el admitía que antes era un bastardo igual o peor que el amor imposible de su sol, pero fue el mismo su estrella, el que le quito la venda del dolor, y le enseño lo que era el amor, han pasado un par de años desde aquella vez, desde entonces es en la única persona a la que puede llamar su persona más especial.


-Gaara-sama, le traigo el informe de mi misión. Una chica de cabello castaño corto y ojos cafés, entro a la oficina seguida de otras dos personas más, que se le veían agotados, la chica estaba lo más pegada que el escritorio pudiera permitirle, él no podía estar más agradecido, si bien tenía una personalidad seria y un poco distante, tampoco era ciego ante los intentos de acoso de su ex alumna Matsuri, había pasado a ser un gran dolor de cabeza, que incluso Tanuki llego estar de acuerdo con él, la chica rayaba en lo vulgar, como en esta misma ocasión al portar un escote bastante pronunciado, con una falda tan corta que no dejaba en nada a la imaginación, y que no parecía lo suficientemente apta para tener un libertad en realizar las actividades que se realizan una misión regular.


-Muchas gracias, pueden retirarse a descansar. Contesto sin prestarle más atención de la requerida.


Había trabajado duro en muchos ámbitos, no puede decir que fue fácil, e incluso en la actualidad aún tiene mucho por recorrer, aun no era una persona abierta al dar a conocer sus pensamientos, sueños, y mucho menos los sentimientos, aun había ambientes incomodos con sus hermanos, aunque la confianza ya había cambiado, tenían charlas como cualquier familia y entrenaban al menos una vez a la semana juntos para mejorar sus habilidades, ellos eran personas bastante sorprendentes, Kankuro tenía un humor pegadizo, hacia chistes varias veces al día que en realidad no eran nada fastidiosos, al mismo tiempo era un poco vago en la casa y bastante ingenioso en resolver problemas, logrando salirse con la suya para no realizar las tareas del hogar cual fuera, Temari era mucho muy problemática, como llego oírle decir una vez al jounin de Konohagakure Shikamaru, era exigente en las labores de la casa, y la que más rápido se acoplo una vez declaro que jamás les haría daño, cosa que en verdad agradecía, y para mal de su hermano y de él, era una pésima cocinera, aunque eso no lo declararía ni bajo las más cruel tortura, porque si su hermana llegase a enterarse de eso, él estaba seguro, que bajo su mano encontraría el más cruel infierno, honestamente no sabía a quién le tenía más respeto a Temari o a Tanuki, el mismo Ichibi aunque lo negase, lo sentía estremecerse cuando oía a su hermana enojada, pero a estas alturas, amaba a sus hermanos y no los cambiaría por nada, y haría de todo para proteger a su familia, ellos eran lo único que tenía y jamás dejaría que alguien les hiciese daño,-aunque ellos proclamasen que él era el consentido y al que en realidad protegerían, por siempre-.


Las cosas mejoraron, estaba más que feliz por ello, también las cosas con Tanuki mejoraron, ya no le rogaba por baños de sangre, ni cualquier cosa maquiavélica que a su perturbada-y pervertida- mente le ocurriese, ahora su diversión en realidad era molestarle o estar de cotilla a las cosas que le parecieran interesantes lo que fuera más excitante.


Las cosas pese a estar un tanto tensas por lo de Akatsuki y su plan de hacerse de todos los jinchuriki para extraer a los bijû, las cosas en la aldea estaban tranquilas, y él podía pasear libremente en sus calles, sin miradas de miedo, ni de rencor, al contrario cuando llegaba a dar vueltas por su aldea, al regresar a casa lo hacía con un montón de regalos que los aldeanos y aldeanas le daban de gran agradecimiento, por cómo estaba liderando la aldea, y haciendo que esta progrese, alrededor del año en que él ha estado gobernando, claro sin contar las cartas subidas de tono, de varias kunoichis y aldeanas-e incluso más varones de lo que imagino- que ahora le profesaban amor eterno, eso en el más romántico de los casos.


Las cosas estaban bien, y él no podía estar más que de acuerdo, sin embargo, falta su sol radiante. Él ninja más ruidoso e hiperactivo que haya conocido, con sus dulces y bellas marquitas en su cara de ángel, Uzumaki Naruto era su bello ángel caído, inocente y frágil, aunque contrariamente a su apariencia, el pequeño kitsune tenía un poder endemoniable, que ni él podría superar, de eso estaba más que seguro, vaya que lo había cerciorado.


Era de noche, y una hermosa luna llena adornaba el cielo negro, moteado de miles de estrellas brillantes, que junto con la luna, ayudaban a iluminar el camino, era muy entrada la madrugada, no era nada nuevo en realidad, solía quedarse hasta tarde haciendo su trabajo de Kazekage, el camino estaba despejado, las casas estaban a oscuras, los negocios cerrados y el barullo de la gente, estaba apagado, era extraño, todo estaba demasiado tranquilo, demasiado despejado, había un silencio absoluto, no había ni rastro de los ninjas vigilantes, no había vándalos en las esquinas, los bares incluso estaban cerrados, no había personas ebrias en los callejones oscuros, comenzó a inquietarse, camino un poco más deprisa deseando llegar a su casa, de pronto escucho un gato, un pequeño y suave maullido, proveniente de su derecha, daba más que mala pinta, era una callejuela que tenía muchas bolsas de basura por un lado, cajas, botes de basura y un par de muebles que habían sido desechados y que ahora se encontraban inutilizables, pero el dichoso callejón era largo un poco estrecho y extrañamente perturbante, tenía un aire bastante siniestro, y estaba seguro que nunca le había visto, por segunda vez escucho un leve maullido, demasiado bajo, incluso como un susurro, primero fue un paso vacilante, que pasa si en realidad el sonido del gato había sido parte de su imaginación, ¿por qué no recordaba ese callejón?, comenzó a embargarle un sentimiento de opresión, un tercer maullido, mas claro y con tinte de dolor volvió a escucharse, no había viento, la luz de un faro que encontraba a un par de metros, tintineo por unos dos segundos, junto con su segundo paso, el gato se oía adolorido ¿y qué pasa si en realidad había un gato en ese lugar y estaba herido? ¿Cómo era posible que el gran Kazekage temiera por un simple callejón?, pero el sabia que no era temor, el lo clasificaría como sentido de supervivencia, o si señores, el no tenía ni un deseo de adentrarse en ese lugar, apenas y lograba ver la basura que encontraba casi cubriendo la entrada, el resto tenía una oscuridad abrumadora, que quería pensar era por los edificios de tres pisos que estaban a los lados y por la ubicación que no permitían entrar ni a un mísero de rayo lunar, un cuarto maullido, que más parecía un gemido de profundo dolor acabo por completo con el silencio, fue ahí que reacciono y se adentró, al oscuro callejón.


Sintió una lamida, haciendo un camino de baba desde la oreja hasta su ojo, en su camino atravesándose mechones de su cabello, sintió muchas más que hacían que se empapase su cabello y sus mejillas, baba peligrosamente cercas de su boca, baba en todas partes, quería detenerla, pero sus brazos estaban pesados.


Escuchaba la respiración frenética y los gemidos y ruidos propios de un perro, jadeo internamente ligeramente asqueado al sentirse lleno de baba, mientras oía gruñidos quedos y casi dóciles del can que le estaba atormentando, pegaba su largo hocico entre su cuello y su oído, gimió larga y roncamente, sentía que sus músculos se desentumían lentamente, el perro ladraba brincoteando rodeándolo, moviendo frenéticamente la cola, era negro, sus ojos eran un azul grisáceo, como un día nublado, y tenían un brillo de felicidad.


Estaba acostado en una cama de arena, la que supuso era su calabaza, gruño ante eso, ¿dónde carajos estaba?, refunfuño quitándose de encima al perrucho que una vez más parecía dispuesto a empaparle de su baba mal oliente, este ladro frustrado, mientras buscaba un ángulo donde colarse para lograr su cometido.


Shukaku parecía igual de desconcertado, al igual que el, no tenía idea de que había pasado y de donde había salido aquel chucho que pareciera no querer quitarse de encima.


Estaba en lo que parecía una calle, había farolas altas y metálicas, las casa eran todas iguales, todas de apariencia de tres pisos, con unos 5 metros de frente, con un pequeño jardín delantero y la mayoría de las casas, con una fachada de ladrillo que le daba un tinte verduzco, sin casi árboles a la vista, el lugar era en pocas palabras demasiado simple, un tanto monótono e incluso aburrido, más allá, había extraños aparatos con rueda, y algunas personas con ropa de civiles salían de sus casas, algunos se les quedaban mirando como si fueran fenómenos, gruño mientras el perro ahora yacía sentado a su lado con un ceño fruncido, hacia las personas que pasaban cercas de ellos, ¿Desde cuándo un perro tenía tantas expresiones?


 


-Ven aquí maldito chucho, no quieras causar problemas. No pudo evitar alzar su inexistente ceja. Si bien una parte de él, se molestó ante la voz cargada de odio, fue el cambio brusco que el perro mostro lo que hizo interesarse por la interacción, estaba tieso, su cola estaba ligeramente encrespada y alzada pero sin moverse, y dio un gruñido bastante gutural, como si hubiese querido retenerlo, pero que en realidad no le salió del todo. Y usted muchacho insolente aunque estuviera más que agradecido en que se llevara al perro, no puedo ser capaz de permitírselo, lamentablemente a este saco de pulgas lo necesito de regreso. Gruño mientras el hombre se agachaba para tomar al perro del pescuezo, que este solo pareció gruñir en indignación, mientras gruñía y gemía.


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