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Cita por RosaSalvaje

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Notas del fanfic:

Me costo acabarlo y no tuve mucho tiempo para hacerlo pero hice mi mejor esfuerzo.

Que lo disfruten

Notas del capitulo:

Los personajes aqui mencionados son propiedad de Masami Kurumada y Toei. Todos los derechos a sus creadores.

Aparecían los primeros rayos de sol y con ello regresaba a la rutina de siempre, levantarse de la cama, vestirse, desayunar y procurar salir temprano para llegar a tiempo a la oficina. No sabía cuántos años llevaba viviendo de aquella manera, solo en raras ocasiones salía con Gordon y Sylphid sus amigos y compañeros de oficina con quienes mantenía constante comunicación y una excelente relación amistosa.

Aquel día estaba tan ensimismado en su trabajo que apenas y se dio cuenta de que una nota estaba sobre su escritorio, no le tomo mayor importancia y continuo con sus labores hasta la hora del almuerzo. El joven de cabellos rosas tomo el trozo de papel y leyó para sí mismo la nota, “Queen, te espero a las 8:00 p.m. en el café de la Quinta Avenida, ven solo por favor.”, no pudo creer lo que la nota decía, alguien de la oficina intentaba ligarlo de alguna manera, o quizás solo era una broma de sus compañeros? No tenía una respuesta concreta a aquello, pero simplemente arrugo el papel y lo tiro a la papelera, olvidándose del asunto.

Se apuró a salir de la oficina y regresar a la tranquilidad de su departamento. Termino sus pendientes del día y se quedó pensativo. No tenía nada de malo asistir a aquella cita, sobre todo por la curiosidad que le era inevitable, sentía deseos de saber quién se tomó el tiempo de escribirle algo tan simple pero que a la vez podría tener muchos desenlaces, así que ni lento ni perezoso fue a darse una ducha y arreglarse de manera casual para aquella ocasión.

-Debo estar completamente loco o necesitado de compañía.-

Se repetía en variadas ocasiones, casi al punto de arrepentirse de ir, pero sin darse cuenta y cuando menos lo imagino ya se encontraba en aquel lugar. Fue guiado a una mesa solitaria por uno de los meseros y pidió una taza de café americano. Aunque estaba a la expectativa se mantenía sereno, miro el reloj de mano que llevaba y noto que había llegado media hora antes de lo que la nota decía así que en ese tiempo se dedicó a disfrutar de su café sin prisa alguna, mirando de vez en cuando con discreción a las personas alrededor, pues probablemente su “cita” sería alguna cara conocida de la oficina y podría reconocerle enseguida, y dependiendo si le parecía interesante o no podría decidir si valía la pena quedarse o se marcharía.

Al poco rato un trío de hombres entraron juntos al café, sentándose en una mesa distante, por un momento le parecieron familiares, pero los ignoro pues a su lógica sabía que su cita llegaría de manera solitaria. Los minutos pasaron y fue así que la hora acordada llego, pero nunca llego la persona solitaria que había esperado, con un poco de decepción y al haber perdido parte de su tiempo suspiro pesadamente. Pero una mano en su hombro lo saco rápidamente de aquellos pensamientos, virando enseguida para encontrarse con alguien a quien definitivamente no esperaba ver allí.

-Me pareces familiar-

Dijo el dueño de aquella mano, que la retiro enseguida y se acomodó el cabello platinado con cuidado.

Queen al voltear por completo observo que no estaba solo, sino que se encontraba con 2 personas más, e inmediatamente saludo amablemente, pues se trataba de sus jefes, los hijos del director de la compañía donde laboraba y  quienes estaban a cargo de las oficinas de finanzas.

El de cabellos oscuros fue quien contesto a aquel saludo de una manera más desenfadada.

-No tienes que ser tan formal sabes, estamos fuera de la oficina. Además es realmente una coincidencia encontrarnos, aunque mis hermanos han decidido irse, tienen que reunirse con alguien por negocios, pero yo estoy libre, te importa si me quedo aquí en tú mesa-

Pensó en negarse, pues aun su cita no llegaba, pero el hombre ya estaba sentado, haciendo un ademán a sus hermanos.

-No, no tengo ningún problema, al contrario.-

Dijo  con una expresión más calmada, y con aquella seriedad se despidió también de los hermanos mayores de aquel hombre. Quedándose así solos en la mesa. Por unos minutos el silencio reino entre ambos, Queen no era de esos que iniciaran una conversación de la nada, por lo que su acompañante fue quien rompió aquella calma mientras movía la cucharilla de su taza.

-Sueles venir por aquí? O es que acaso esperabas a alguien?-

-Ha decir verdad, es la primera vez que estoy aquí señor Aiacos. Tenía la noche libre y decidí venir, me parece un buen lugar para poder descansar de lo rutinario-

-Es verdad, prefiero estar aquí que en esas aburridas reuniones, pero hoy pude librarme de estar en una gracias a ti. Por cierto, puedes llamarme solo Aiacos, no quiero sentir la tensión de la oficina, suficiente tengo con Radamanthys fastidiándome a todas horas con los balances financieros. Y disculpa que no te lo haya preguntado antes,  Cuál es tu nombre?-

-Mi nombre es Queen-

Se limitó solo a contestar aquello, no quería meter la pata de alguna manera y perder el empleo que tenía solo por decir algo inapropiado.

-Oye, no estás en un entierro, has estado muy serio. Ya te dije que no estamos en la oficina. Puedes dejar de hablarme con tanto respeto.-

Musito por fin el hombre de tez morena, virando hacia el alemán.

-No creo que eso este bien-

-Dime entonces que está bien para ti?-

-Lo que está bien es hablarle de manera apropiada, al fin de cuentas solo tenemos una relación jefe/empleado-

-De verdad?, bueno, nunca nos hemos hablado realmente en la oficina no?. Tu eres de los que están a cargo de mi hermano Radamanthys, por lo tanto no hay ese nexo laboral entre nosotros.-

Dijo triunfante el azabache mientras dejaba su cucharilla en paz.

-Creo que tiene razón, no tiene caso seguir insistiendo en comportarme asi verdad?-

-Siempre logro lo que me propongo, por ejemplo, pude librarme de mis hermanos esta noche.-

Pasaron el rato charlando de forma más amena, Queen que había permanecido renuente por fin hablaba de manera más desenfadada. Todo aquel tiempo entre todos los empleados corrían rumores sobre aquellos 3 hombres y su manera tiránica de llevar a cuestas la compañía junto a su padre, pero ahora que podía charlar con uno de ellos parecía todo lo contrario a lo que él había escuchado.

Pronto se encontraron en la acera muy cerca del departamento que habitaba el Queen. Aiacos estaba caminando a su lado mientras se llevaba las manos a la cabeza de una forma desenfadada.

-De verdad siento que hayas tenido que pagar mi cuenta, no sé que demonios paso con mi billetera. Seguro la olvide-

Hablaba un poco abochornado el pelirrosa, pues entre sus prisas por salir a buena hora había dejado su dinero en su casa.

-No tienes que pagarme, a cualquiera le pasa-

Contesto Aiacos, aunque su sonrisa delataba que estaba disfrutando de verle así al alemán.

-Igual insisto en pagarte, no es como si apenas conociera a alguien y le permitirá hacerse cargo de mis gastos, eso hablaría muy mal de mí-

-Realmente no pienso mal de ti, solo que eres despistado como para olvidar algo importante-

Aiacos no pudo evitar reír. Llevando en tranquilidad el resto del camino hasta llegar al departamento. Ambos se adentraron al interior del hogar del pelirrosa y fueron a la sala de estar.

-Buscare la billetera, puedes esperar aquí-

-Eres tan insistente, pero te dije que yo invitaba esta vez-

-No puedo aceptarlo-

-Debes, después de todo yo te invite a ir-

-Bueno, después de que te sentaste ya no pude decir que no.

Aiacos divertido acerco su dedo índice a los labios del menor y murmuro.

-No me escuchaste bien, dije que yo te invite a salir, vaya que eres despistado-

Mientras la sonrisa ladina de Aiacos aparecía, Queen se quedaba asombrado, pues no podía creer que el autor de la nota fuese aquel que tenía enfrente suyo, se negaba a creerlo.

Al verle confundido Aiacos llevo su mano a la cabellera de Queen con toda propiedad, enredando en ella sus dedos sin ninguna pena mientras continuaba hablando.

-Debo confesar que me has parecido muy interesante, siempre tan reservado y serio, limitándote a pasar inadvertido. Cuando tiraste mi pequeño mensaje creí que no irías, pero me sorprendiste. De verdad puedes ser tan impredecible, me gustas-

A medida que sus palabras avanzaban sus rostros se iban acercando lentamente, hasta que su última frase fue musitada sobre los labios del contrario. Los cuales tomo enseguida en un beso dominante.

El alemán se encontraba confundido, no sabía que decir ahora, y realmente ni siquiera podía hablar, pues sus labios ya estaban siendo apresados por el otro “Por qué no?” se dijo a si mismo mientras poco a poco fue cediendo al beso aun aturdido por la breve confusión que le tomo. Después de todo su motivación para ir a esa cita fue conocer a quien le escribió la nota y ahora que sabía de su identidad estaba fascinado con él, sin darse cuenta fue cayendo presa de los besos y caricias que Aiacos propinaba de manera suave al comienzo y que tras minutos rayaban en lo lascivo. Quedando a merced del contrario por decisión propia. Dejando de lado aquellos lapsus de razón y entregándose a sus deseos.

Notas finales:

:´v ya sé que se esta simple, pero no le pidan peras al olmo(?) xD 


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