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¿Es el Final? por 691396

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¿Es el final?

 

 

 

¿Es el final? Siempre me lo pregunto cuándo te veo con una nueva mujer a tu lado ¿Hemos terminado? Indago de nuevo en mi mente sabiendo que la respuesta será no; me pregunto por qué siempre pasa lo mismo, aunque eres hombre y te gustan las chicas ¿por qué vienes a mí? También soy hombre, lo sabes ¿Por qué me buscas si sabes que no quiero? Sé que sabes que nunca podré rechazarte.

 

Tengo sentimientos, no soporto verte acompañado de mujeres un día después de hacerme tuyo, así es, ya no lo aguanto “ya no quiero seguir con esto, ya me cansé de esto” me repito incontables veces sin llevarlo a la acción, sin que esos pensamientos salgan de mi cuerpo como sonido, como voz transformada en palabras, me pregunto ¿Qué expresión?... ¿Cómo reaccionarias si te lo digo? ¿Te entristecerías? ¿Enojarías? ¿Asquearías? Quiero saberlo, más el miedo lo impide, soy un cobarde, lo sé, pero no quiero que esto cambie, porque aunque cada que vienes a mí me siento en las profundidades del infierno, en tus brazos te encargas que esté en el cielo, ni siquiera sé cómo terminamos así, en mis recuerdos solo hay una fiesta, mucho licor, tu sonrisa y dolor.

 

Despertar desnudo a tu lado y en tu cama fue chocante, intenté levantarme juntando los puntos de lo que sucedía, la sustancia que se escurría por mis muslos lo confirmó todo “mi primera vez” pensé conteniendo lágrimas, mirando la sonrisa prepotente con la que me observabas –Eres bueno Naruto –escuché tu voz, algo más ronca de lo normal –Ahora entiendo porque te juntas con esa clase de gente ¿Ellos te enseñaron a follar? ¡Dios! –Sonrió poniéndose encima mío -¡Eres genial, no te dejaré ir jamás! –me sonrojé ante el comentario, tratando de ignorar las crueles palabras, apartando el dolor del pecho, reemplazándolo por la excitación de tu piel tocándome, más recapacité ¿Qué estaba haciendo? Eras mi mejor amigo, te miré a los ojos intentando esconder la vergüenza, sugiriendo que lo olvidáramos, que lo pasáramos como una noche de borrachos, te enojaste y mucho, por primera vez te tuve miedo, sujetaste mis hombros y mirándome fijamente a los ojos me amenazaste con mi palabra clave: “Padre” dijiste que le dirías lo que había pasado si no te obedecía, si no me entregaba a ti cuando lo pidieras, te vi asombrado, más acepté, aún no entiendo si fue por el miedo irrazonable que le tengo a mi progenitor o porque estaba enamorado de ti.

 

Escuchaste impaciente mi respuesta sonriendo como niño pequeño y tomándome de forma dulce, asegurándote de volverme adicto a tus besos, caricias, susurros… lo odié, lo odié como no tienes idea, pero no por el chantaje, ahora no podría soportar el apartarme de ti, no podría dejar que otro diferente a ti me tocara, tal vez y como me decía mi padre, si era un marica y eso me asustaba, si él se enteraba me mataría a golpes, lo negaba en mi mente miles de veces pero perdía significado, cuando me llamabas todo mi auto-convencimiento se perdía, por lo que comencé a deprimirme encontrando un nuevo amigo, el licor, me volví casi un alcohólico, ahogando mis disgustos y miedos en el mal sabor de la bebida más solo cuando tenía días libres de ti, me embriagaba hasta casi tener envenenamiento etílico saltando de bar en bar sintiendo al día siguiente la cabeza explotar y al siguiente un estado de normalidad molesto, nunca lo supiste por supuesto o al menos si te enteraste nunca lo dijiste.

 

Me mantuve cuerdo al hablar contigo, todo estaba bien hasta después de unos años cuando llegó el momento que marcó mi vida; estaba en mi recorrido usual en los bares, sentí que alguien me seguía más no presté mayor atención y continué, necesitaba con ansias quemar mi garganta con el gusto asqueroso del licor barato, para como pasaba ya de costumbre perder conocimiento de incluso quien era, más para mi pesar esa noche no iba a ser como las otras.

 

Amanecí en la cama de alguien con un dolor de cabeza y cuerpo demoniaco, intenté levantarme, mis caderas fallaron, el sonido del golpe retumbó en la gran habitación, respiré profundo y tomé fuerza para levantarme recogiendo mi ropa sintiendo un líquido ya conocido bajar por mis muslos, me asqueé, se sentía horrible, quedé paralizado por un momento, tragué saliva, estaba rogando porque hubieras sido tú con el que tuve sexo, lo imploraba a cualquier divinidad que fuera tan misericordiosa de escuchar mis pensamientos, cerré los ojos calmándome un poco, tomando el valor de ver mis muslos, tenía que limpiar eso y bueno, parecía que estaba solo en la habitación, lo cual me dijo que no fuiste tú, que siempre te quedabas a mi lado, despertándome con besos, envolviéndome en tus brazos.

 

Busqué el baño con apuro dejando mi ropa sobre la cama, encontrando para mi media sorpresa a un pelinegro tomando una ducha, se parecía a ti, no podía verlo bien por el vapor, me acerqué con una sonrisa para reclamarte el susto, pero no eras tú, tenía el cabello corto y negro con una piel del color del papel, tan pálido que parecía un espectro, me miró, me sorprendí retrocediendo un poco, la sonrisa que me dio causó un malestar extraño, era tan falsa y a la vez tan triste, más no era nada comparada con sus ojos, tan negros como los tuyos pero guardando pensamientos retorcidos, mirando como un depredador a su presa, me vi como un cervatillo en los dientes de un dragón, éste no perdía detalle de mis movimientos, saliendo de la ducha sin recato de cubrirse dándome una reverencia como saludo, acercándose con una agilidad impresionante, solo pude volver a la realidad cuando ya me tenia contra su cuerpo, aprisionado; sentía su aliento en mi cuello, estaba asqueado, solo te quería a ti, solo tu podías hacer eso y más aún cuando agarró mis nalgas, sus manos, grandes y bastante fuertes las sujetaban apretándolas, separándolas, jugando con ellas, juntándome más a su cuerpo, mordiendo mi cuello, lo empujé con todas mis fuerzas, me sentía sucio pero a él parecía no importarle, sonrió de nuevo y se acercó, yo seguía alejándome, seguimos ese juego hasta sentir los azulejos en mi espalda.

 

-Oye, oye ¿Qué te pasa? ¿Por qué huyes mi lindo rubio? –Me dijo al ya tenerme de nuevo junto a su cuerpo, aprisionándome -No seas tan frio conmigo –hizo una expresión de pesar acercando su rostro al mío -¡Ah! Anoche eras tan apasionado que no me controlé ¿Te duelen mucho las caderas? –Volvió a agarrarme las nalgas pegándose a mí, podía sentir su erección punteando mi vientre -¿Qué me dices de otra ronda? –Metió sus dedos en mi ano –mi semen aún está en tu interior, no necesitamos lubricante.

 

Abrí los ojos con miedo para darle un rodillazo en la entrepierna y salir corriendo, tomé ropa vistiéndome en el camino viendo con sorpresa que no estaba en Japón, ya había estado antes allí, en ese hotel con mi padre –las vegas –susurré para mí.

 

-Será mejor que entres Naru-chan –Me dijo ese sujeto tras abrazarme por el cuello, lo miré interrogante –te lo explicaré todo, dudé un poco, tal vez era algún traficante de blancas o vendedor de órganos o un secuestrador, negué a lo último, mi familia no era rica, no valía la pena pedir rescate por mí, así que quedaban las dos primeras opciones, negué de nuevo dejándome llevar, había visto una navaja en el baño, si el sujeto resultaba ser peligroso correría allí para armarme, luego, vería como salir, aunque el sujeto a pesar de todo no tenía aspecto de criminal, un empresario tal vez, ó presidente de alguna compañía que había nacido con una mirada horrible, divagué por un tiempo hasta estar de regreso en la habitación –Estamos en las vegas –le escuché decir –Dime algo que no sepa –pensé para mirarle de mala gana.

 

-¿Por qué estoy aquí?

 

-Mira tu mano izquierda –lo hice observando una argolla en mi anular –nos casamos –dijo sonriendo mostrándome a la vez su anillo, abrí los ojos con sorpresa para luego cerrarlos, tratando de tranquilizarme y no explotar como cualquiera lo hubiera hecho.

 

-¿Cómo? No es posible, no recuerdo nada.

 

-Es normal, estabas muy azorado cuando sucedió, pero gracias a eso, eres mío ahora.

 

-No –dije con voz firme –quiero el divorcio, y exijo que me regreses a Japón ¡Ahora!-.

 

-No.

 

-Te denunciaré –le miré a los ojos –aún soy menor, no es válido el matrimonio y fue secuestro, estoy seguro, no cargo mi pasaporte cuando salgo a beber ¿Cómo salí de país? Debiste de usar algún tipo de contactos turbios para traerme, te denunciaré por secuestro y violación-.

 

-Ja, ja, ja, eres muy gracioso Naruto, te saqué con tu pasaporte por supuesto, y no fue violación, ya estábamos casados cuando te abriste de piernas para mí –hizo una pausa –sabes, te he estado observando por mucho tiempo, vi mi oportunidad y la tomé ¡Ah! Por cierto, mi nombre en Uchiha Sai, desde ayer eres Naruto Uzumaki de Uchiha o Naruto Uchiha, como prefieras, mi lindo esposo.

 

-No es posible –reí nervioso –no recuerdo nada, ni siquiera te conozco, es la primera vez que te veo, quiero regresar a casa, no puedo faltar a la universidad.

 

-No hay problema –me sonrió –regresaremos mañana, pero por ahora –se acercó a mi –aprovecharemos el tiempo- susurró para lanzarme a la cama.

 

-¡No haré esto!

 

Grité alejándome.

 

-¿Por qué no? ¿Qué lo impide? Estamos casados, es legal y está consumado.

 

-Me puedo divorciar en cualquier momento.

 

-Te equivocas, tu padre me dio tu mano y la total custodia de tu persona, estás adoptado por mi familia, un divorcio no es permisible.

 

-¿¡Mi padre!?

 

-Por supuesto, si no ¿Cómo crees que me casé con un menor de edad? Tu padre me dio todo el permiso.

 

-¡Eso no es posible! Mi padre es el mayor homofóbico que existe, nunca me dejaría a un pervertido, menos a un hombre, además ¡No soy gay!

 

-No mientas –se burló –como dije, sé todo de ti, hasta los amoríos que tienes con el menor de mi familia, tu querido Sasuke, así que es mejor que termines con eso, soy muy celoso –sonrió acercándose de nuevo –dejemos ya todo esto en paz y disfrutémoslo ¿quieres? –tomó mi mano guiándome de nuevo a la cama, estaba aturdido mi mente estaba en otro lado, toda esa información me había atrofiado el cerebro y solo… me dejé hacer.

 

Sentía la ropa ser retirada con rapidez, mi piel era marcada por sus dientes, podía sentir las gotas de sangre resbalar por la piel lacerada, mi boca fue invadida y mi ano lubricado, estaba completamente listo para hacerlo con otra persona que no fueras tú, más, debo agradecer, el sonido de la puerta me hizo reaccionar; presuroso escapé de los brazos de ese hombre y cubriéndome con una sabana abrí la de madera, mis ojos se abrieron con sorpresa, allí, mirándome de forma fría estaba mi padre ¿Qué hacia aquí? Cierto, la boda, sabía que debía ser mentira, mi padre nunca permitiría tal cosa, él estaba aquí para llevarme a casa, para salvarme.

 

-Naruto…Buenos días.

 

Me saludó con voz gélida, como siempre, pero esta vez con un toque de algo que no supe definir, sin permiso alguno, se metió en la habitación, inspeccionando, buscando algo, me escandalicé, si veía las cosas como estaban ahora me mataría.

 

-Papá, esp…

 

Traté de pararlo, no quería que se metiera en problemas por defenderme, más una sonrisa apareció en sus labios al ver a Sai, lo saludo…eran amigos o al menos así parecía.

 

-Veo que han estado ocupados.

 

Sonrió pícaro señalando el desorden.

 

-Bueno ¿Qué pensabas? Si tu hijo es un volcán y yo no soy precisamente un santo.

 

-Me alegra que te guste mi hijo y acerca de ya sabes que…

 

-¡Ah! Eso, no te preocupes, tu deuda está saldada.

 

-¿Qué deuda?

 

Pregunté sintiéndome excluido, no entendía lo que estaba pasando.

 

-Tu padre me debía bastante y para pagármelo te entregó a mi –Sonrió –Bueno, no es que me haya rogado que te aceptara, después de todo ya llevo cinco años observándote.

 

-¡Un acosador! ¡Un obseso! ¡Eso es lo que eres! ¡Papá! ¡Por favor sálveme, aléjeme de de él! –Me arrodillé -¡Por favor! –pedí reteniendo las lágrimas, escuchando un bufido como respuesta.

 

-Naruto, Naruto… -movía la cabeza en negación -¿Cuándo aprenderás hijo? El dinero lo cambia todo ¿Mi homofobia? ¿Qué es eso? Nunca oí hablar de algo así sobre mi persona, además, teniendo a un marica como hijo ¿Cómo no aprovecharlo? Me serviste de algo al fin mocoso, págame por todos estos años de cuidado, ahora estas casado, cuida a tu esposo, haz todo lo que te pida, después de todo te ganaste la lotería con él, tu padre hizo un buen trabajo consiguiéndolo para ti, te tratará bien, tiene dinero y te quiere mucho –Casi escupió lo último, lo conocía lo suficiente para saber que estaba asqueado, bajé la cabeza por un momento para tomar determinación.

 

-¡Padre!

 

Casi grité exigiendo atención, tomándole el brazo con fuerza.

 

-¡NO ME TOQUES MARICÓN!

 

Gritó hecho una furia, empujándome con fuerza lejos de él, estaba sorprendido, más lo entendía, por más que diga que el dinero cambia todo él seguía odiándome, me callé apretando los puños, haciendo una reverencia de disculpa.

 

-No hay problema –Sonrió forzadamente –por lo pronto será mejor que me vaya –se acomodó el saco –no quiero molestar a los recién casados.

 

Dicho eso, se fue, me dejó solo con él...

 

-Bueno –escuché la voz de Sai en mi oído –ahora estamos solitos –susurró ronco abrazándome por la espalda, su nariz olisqueaba con fuerza mi cuello, me tiró al piso quitando la sabana en el proceso, me negué con ímpetu-.

 

-No…no quiero ¡Aléjate de mí! –Grité empujándolo, no soy ningún debilucho como para dejarme, si nadie hace justicia por mí, yo haré la justicia, más el seguía insistente en acercarse, casi desesperado le golpee la cara con fuerza, me sorprendí por eso, me quería disculpar pero su mirada me heló, aun con un hilo de sangre saliendo de su nariz y labios, sus ojos, la complexión de su rostro cambió completamente, dos agujeros negros congelantes, sin luz, sin alma, su sonrisa se había ido, sin expresión alguna en su rostro me miraba, no supe qué hacer, por algún motivo mi cuerpo no se movía –lo… lo sien… -no terminé de decirlo, me tomó de los brazos y se posicionó encima de mí, forcejeaba, pero al parecer era inútil, su fuerza se había incrementado más no me rendí, logré voltearme quedando boca abajo buscando la salida más fácil, ese fue mi error más grave, traté de moverme sintiendo un dolor ardiente en mi ano junto a un peso extra sobre mí, aprisionando mis manos para luego sentir con más fuerza como algo entraba más y más -¡NO! ¡NO! ¡SUELTAME! –Me retorcía tratando de sacarlo de mi cuerpo -¡Por favor no! –supliqué sin rendirme en mi tarea sin frutos, me rendí tratando de relajarme y que acabara lo más pronto posible, fue la espera más tortuosa que he tenido que soportar, cerré los ojos recordándote, no eran los besos de Sai en mi espalda, eran tus besos, no eran sus caricias, eran las tuyas, no eran sus brutales embestidas, eran tus placenteras, no era su nauseabundo aliento, era el caliente tuyo, no era su semen asqueroso el que me llenaba, era el tuyo que tanto me gustaba, no era él, eras tú.

 

Solté un suspiro de alivio al sentir el semen llenarme, ya había terminado, ya iba a dejarme en paz, más su pene no se había ablandado ni un poco, sintiéndolo enderezarse a mi espalda y sujetar con fuerza mi cadera arremetiendo con salvajismo, dejando salir gemidos guturales, aproveché un momento de éxtasis de su parte y escapé, le di un codazo en las costillas sacándolo a la fuerza de mi interior más no di ni tres pasos para volver a caer con el de nuevo encima; colérico, esa palabra se queda corta para describir como me miraba, me golpeó con fuerza, su puño se alzó y cayó como meteorito en mi rostro, me confundí por los golpes sintiendo ahora patadas en el costado, luego las piernas, brazos, estomago…todo mi cuerpo sin excepción fue golpeado, entre intervalos podía ver su pene ponerse más duro cuanto más me golpeaba, cuanto más gritaba y me defendía, me iba a matar, ese lunático me iba a matar y luego follar como conejo, imaginé mi cuerpo podrido y él aún follándolo con esa sonrisa falsa y asquerosa, quería vomitar, las patadas en mi vientre y entrepierna no me ayudaban a controlar las ansias, me retorcía tratando de aguantarlo cuando él tomó mi cabello arrastrándome hasta los pies de la cama, no podía moverme, podía saborear mi propia sangre, sentirla cayendo desde todo mi cuerpo al piso, no sabía si tenía los ojos abiertos o cerrados, no podía ver nada, estaba atontado, más saboreé un momento de libertad sin poder moverme para sentirlo adentrarse otra vez en mi, no me negué, ni siquiera un músculo podía hacer amago de movimiento, sentí algo frio en la espalda junto a sus embestidas, lo de mi espalda se enterró, un dolor aun mas profuso me hizo estremecer, el dolor de todo mi cuerpo se fue a ese punto, me moví, me convulsioné logrando que mi cabeza fuera estrellada con más fuerza de la necesaria contra la baldosa, sintiendo con menos acate el dolor, el semen de nueva cuenta llenándome y el metal marcándome la espalda.

 

-Con esto serás mío por siempre Naru-chan –susurró en mi oído con voz ronca acariciando con saña lo que sea hubiera hecho con el metal en mi piel, abriendo ésta con sus dedos –perdona por enojarme –volvió a hablar pegando su cuerpo aun más al mío, recostando su rostro en mis omóplatos aun sin sacar su pene –será mejor que no vuelvas a hacer que me sienta así, te irá peor –advirtió cerrando los ojos; yo cerré los míos –o eso creía- tranquilizándome, aclarando mi mente y enviando el dolor lejos para con tal vez los últimos atisbos de fuerza que me quedaban quitarlo de encima y moverme a la salida, él me tomo de los hombros, podía sentir su respiración en mi rostro, con rabia le escupí rogando que le diera en la cara –parece que aún no lo has entendido –me dijo agarrando mi cabello, inmovilizando para volver a violarme, una y otra y otra vez, perdí la cuenta de cuantas veces fueron, ya no me importaba, el dolor había llegado a un plano que me sobrepasaba, estoy seguro de haber vomitado y el aún así me besaba, sujetaba mi cabello y me golpeaba fuerte contra el piso, agradezco que en uno de esos golpes me desmaye y sé también que él aun así siguió violándome.

 

Al despertarme resentí todo mi cuerpo, estaba hecho pedazos, abrí los ojos con dificultad, más solo un poco, al parecer no los podía abrir por completo, vi con sorpresa el dibujo de un remolino en el techo, uno que yo había hecho; estaba en mi habitación, había vuelto a Japón, cerré los ojos otra vez tratando de imaginar que todo había sido un sueño, que el dolor infernal en todo mi ser era inexistente, más mi mente racional no me dejó, abrí los ojos de nuevo para levantarme con cuidado, debía de tener al menos tres costillas rotas, me dirigí al espejo de cuerpo completo observándome, mi rostro estaba hinchado, mis ojos amoratados, mi boca desgajada, las mejillas llenas de raspones, la cabeza llena de vendas al igual que el 90% de mi cuerpo, estaba desnudo a excepción de éstas, me observé con tristeza, recordando lo último que ocurrió, traté de ver mi espalda leyendo la sangre seca de las vendas, un “SAI” se veía en ellas, mataría a ese maldito.

 

Escuché la puerta abrirse suerte que ya había regresado a la cama, Sai entraba con comida.

 

-Ya despertaste, que bien, no sabes cuánto me alegra –sonrió sin emoción alguna sentándose a mi lado y ofreciéndome comer –di ah –me dijo con la cuchara frente a mi boca.

 

-¡MUERETE!

 

Grité abriendo las heridas en mi rostro, retractándome al ver que su sonrisa se borraba.

 

-A-b-r-e -l-a-b-o-c-a –Me ordenó, de inmediato obedecí, si no lo hacía estaba seguro que esta vez me mataba y yo quería…yo quería volver a verte –eso es –me sonrió haciéndome terminar todo en el plato –como ves –me habló luego de ir a dejar la bandeja –regresamos a Japón.

 

-¿Cuánto tiempo estuve inconsciente?

 

-Cerca de una semana –Me informo sin interés –de verdad que no aguantas nada –suspiró recriminándome.

 

-¡¿Una semana?!

 

Me escandalicé ¡la universidad! iba a estar perdido si no regresaba pronto.

 

-No es para tanto ¡Ah! Por cierto Sasuke ha estado llamando, tanto al teléfono, celular, y a la puerta más como ya imaginarás no atendí a nada –me miró –para todos, no hay nadie en esta casa –dijo para dirigirse a la puerta –dejaré que a partir de mañana vayas a la universidad, es una gran hazaña de mi parte considerando todo lo que me has hecho, pero el matrimonio se trata de confianza ¿no es así? –Comenzó a salir -¡Ah! Por cierto –Se apoyó en la puerta –recuerda mañana terminar con Sasuke, de lo contrario algo le podría pasar a tu padre –me advirtió con una sonrisa, como si estuviera hablando del clima, como diciendo que llevara paraguas por que mañana llovería –al parecer en estos días ha estado apostando como un loco en mis casinos, así venda a toda su familia y ancestros no podrá pagarme, si no me obedeces no podría garantizar su seguridad, sabes, tengo muchas personas bajo mi cargo, no puedo controlarlas a todas, tal vez una de ellas decida que tu padre es un estorbo y lo mande a reunirse con tu madre –dijo con pesar fingido –bueno cariñito, te dejo descansar –salió con una sonrisa dejándome tembloroso, más no de miedo, la rabia y la impotencia me invadían, no podía detenerlo, además de con una pregunta:

 

¿Cómo iba a terminar contigo?

 

 

 

¿Es el final?

No.

Notas finales:

Bien, ésta historia la hice hace como cuatro años, traté de hacerla triste pero creo que no me salió, ustedes dirán.

¡Oh! cierto, éste es un Three-shot.

¡Disfruten!


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