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EL HOBBIT por Huitzil

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Notas del fanfic:

.Solo puedo decir que ojala lo disfrutes.

Notas del capitulo:

no tengo nada que perder

Capitulo único.

Todo había acabado… la guerra de los cinco ejércitos aunque cruel fue victoriosa para todos los nobles y justos de buen corazón. Los cuervos de antaño regresaban fieles a las montañas avisando también sobre la gran Azaña de los enanos a todos los lugares de oriente a poniente y de sur a norte; la noticia se esparció con júbilo y dicha ¡la raza de Durin había sobrevivido! Gritaban muchos con regodeo e incluso el rey de los elfos Thranduil junto a Bardo hijo de Girion, rey de la destruida ciudad de Valle, parecían más tranquilos con esa noticia y después de haber dispuesto del oro prometido partieron cada quien por su camino.

Paso prácticamente un año antes que el grandioso resplandor de la vieja montaña retomara nuevamente ese brillo que en antaño bajo el subyugo de Smaug había matado con todo su odio y avaricia. Para buenas de muchos aún seguían las fiestas y, aunque los rumores de que Thorin rey bajo la montaña se debatía entre la vida y la muerte a causa de la pelea contra el Trasgo, los enanos de todas partes del mundo venían a  admirar su ciudad reconstruida e incluso algunos besaban el suelo y lloraban agradeciendo a sus dioses sobre la buena nueva; pero Bilbo no era de esos, aunque la ciudad de los enanos y la montaña le parecían mucho más hermosas que cualquier lugar que hubiese o llegara a pisar, siempre tenía un nudo en el estómago y una extraña nostalgia por su querido agujero Hobbit. A veces se encontraba suspirando por la misma razón, derramaba una o que otra lágrima sin darse cuenta en las noches cuando se despertaba de un reconfortante sueño de la comarca en los que casi siempre se incluía la comida, recordaba con amargura que los enanos le habían retenido con el pretexto de que su contrato aun no terminaba y que todos los tramites que pudiere llevar en su hogar ellos mismos los arreglarían, no le dejaron marchar aun cuando sus primos trataron de vender su casa, gracias a dios los enanos llegaron justo a tiempo y con tanto oro volvieron a comprar todo, el pobre Hobbit casi se desmaya ante tal noticia mas no lo hizo y siguió haciendo su vida en la montaña junto a los demás esperando algún día volver a su querido agujero.

Mientras tanto la ciudad de los enanos crecía, se fortalecía cada día, se pintaba de hermosos y brillantes adornos de oro y plata que brillaban con la venida del sol anunciando de esta manera una paz absoluta que no se había visto desde hace muchísimo tiempo, los bosques consumidos en cenizas por Smaug ahora comenzaban a florecer y retomar la vida que se les había arrebatado. El rey enano casi no salía y no era en su totalidad por culpa de los Trasgos sino porque Gandalf creyó sabio esperar hasta la coronación y la reconstrucción de la ciudad para confirmarles a todas las razas presentes que el Rey bajo la montaña había retornado y que estaba vivo, aunque al enano eso le aburría, estar dentro de su cuarto le exasperaba  y no podía quedarse quieto con esas ansias de ayudar en la reconstrucción de su ciudad con sus propias manos. Se encontraba caminando por sus pasillos y se detuvo en un balcón, nadie podía verle desde ahí  y sonrió al ver la grandeza de su ciudad, había superado la enfermedad del dragón y le había ganado a los trasgos junto a sus amigos. Thorin rey bajo la montaña estaba orgulloso de su trabajo, de sus sobrinos y de su gente, nada podía arruinarle el momento, nada salvo…

¿Bilbo?

El Hobbit caminaba con el semblante decaído y la mirada perdida en el cielo mientras regalaba sonrisas falsas a quien le felicitaba o le reverenciaba si es que le reconocían o le veían, puesto que siempre trataba de no andar cerca de muchas personas, su habilidad de ser invisible parecía funcionar a la perfección.

- Buenos días su majestad – reverencio el viejo enano Balin antes de darse cuenta que su rey no le miraba y no le respondía, sino que sus pensamientos se perdían siguiendo los pasos del saqueador y él también se unió a mirar por el balcón casi invisible. De todos los enanos de la compañía de Thorin quizá Balin había sido el primero en cogerle verdadero cariño al Hobbit  y aun con el dragón sus pensamientos siempre eran de preocupación al pequeño Hobbit que no tenía nada de temible ni espantoso, ni siquiera la complexión de un gran luchador – el Hobbit no se ve con buena salud – comento preocupado al aire esperando no recibir ninguna respuesta.

- Me preocupa Balin – contesto inesperadamente Thorin sin apartarle la mirada a Bilbo – de un tiempo a la fecha se le ve más flaco, menos entusiasta y más triste. No me gusta verle triste ¿Por qué no le pone feliz haber recuperado Erebor con nosotros? – pregunto el pelinegro consternado haciendo presión con las manos el borde del balcón en el que estaban.

- Es sencillo Thorin – respondió el enano como si fuera de lo más normal recibiendo una mirada cargada de curiosidad del nuevo rey – este no es su hogar y el no necesita estar aquí como nosotros, ya cumplió con su trabajo y creo que va siendo hora de dejarlo marchar –

- ¿dejarlo marchar? – pregunto el pelinegro con un deje de preocupación en el tono de su voz ¿marchar? ¡Tonterías! Bilbo era feliz aquí, tenía que serlo, porque este también era su hogar, parte del oro era parte de su tesoro, parte de la montaña era su montaña y parte de la victoria también era su victoria. No podía dejar todo eso por un simple y pequeño agujero ¿o sí? Trago saliva viendo la cabellera dorada del otro perderse entre las personas.

- No hay de otra mi rey, a este paso el Hobbit seguramente morirá de tristeza y tenerlo lejos es mejor que no tenerlo – Balin palmeo a su rey en el hombro antes de irse. Dejar ir a Bilbo no era la mejor idea puesto que muchos sabían que el saqueador representaba algo que un simple compañero y amigo para Thorin aunque ninguno de los dos mencionados se daban cuenta por completo. Uno muy tímido y el otro muy cabezota para notar algo tan obvio.

*-*-*-*-*-*-*

-¿es en serio?- pregunto el rubio dibujándosele de pronto una enorme sonrisa en el rostro, haciendo que su mirada brillara por primera vez en mucho tiempo.

- solo tendrías que esperar a que tengamos disponibles unos caballos y en lo que se alistan unos enanos para transportar lo que te corresponde de tu oro y…

- ¡al diablo el oro! – Exclamo alegre – quédate con mi parte si quieres, eso no me importa ¡Volveré a mi hogar!

Thorin se había quedado con la palabra en la boca cuando Bilbo lo interrumpió y aunque le aliviaba verle feliz sentía un enorme pinchazo en el corazón al saber que se iría – este también es tu hogar – dijo con su voz gruesa y cargada de orgullo enano.

- Para nada - se regresó el señor Bolsón al rey bajo la montaña sin quitar su cálida sonrisa – este es su hogar, yo solo ayude a recuperarlo y si no me necesitan más, puedo partir en paz y de inmediato sí señor, agradeciéndoles a todos ustedes por brindarme la mejor aventura de mi vida –

- pero… – murmuro herido Thorin más Bilbo no lo alcanzo a escuchar por la emoción que tenía y que no podía controlar. Los demás enanos sonreían compartiendo esa alegría, entendían lo que significaba estar lejos del hogar.

- no los olvidare, no duden en ir a visitarme cuando pasen cerca de la Comarca los recibiré con mis despensas abiertas – bromeaba el rubio.

- señor Bolsón – el rey bajo la montaña se sentía herido al presenciar la alegría que tenía el Hobbit, ni un rayo de remordimiento se percibía de aquel saqueador en abandonarlos a todos a su suerte, los dejaba tirados y parecía no saber que sus palabras le hacían más daño a Thorin Escudo de roble que cualquier arma o trasgo sobre la faz de la tierra.

- El té es a las cuatro en punto pero pueden llegar a cualquier hora –

- dije…

- Thorin – y el susodicho molesto se quedó con la palabra en la boca al ver como Bilbo se acercaba para tomarle de las manos con cariño entonces sintió como su sangre subía a su rostro y su cerebro no podía pensar, era estúpido sí, pero también algo nuevo.  Sus callosas y enormes manos sintieron las suaves y cálidas del contrario – Nunca te olvidare – el rubio se le acercó teniéndose que levantar de puntillas y le beso la mejilla. El rey bajo la montaña quedo como una piedra mientras veía marchar al señor Bilbo Bolsón. Después del desconcierto inicial volvió a su habitación, el solo pensamiento de que el saqueador no se quedaría a su lado le provoco un nudo en la garganta y le atemorizo saber que ya era un hecho. Esa noche tuvo pesadillas y en todas ellas cuando Bilbo le dejaba el oro se convertía en cenizas, las joyas en polvo y la montaña caía a pedazos.

El día de la partida de Bilbo llego, el Hobbit no cargaba con nada que no fuera comida para el camino y dos cofres cargados de oro y plata como pago insistente de Balin ya que el señor bolsón no había querido su catorceava parte del oro pues le bastaba irse con un puñado de recuerdos y no por eso no se encontraba lleno de dicha y volvió a despedirse de todos.

-Ve con bien – dijo Balin y todos los presentes sonrieron. Filí y Kilí rogaron a Bilbo para que se quedara, le extrañarían y sabían que su tío en especial estaría muy gruñón con todos si se marchaba  pero Bilbo negó, estaba muy convencido de regresar a su hogar y nada se lo impediría.

Thorin dio un paso adelante – señor Bolsón…-  Bilbo lo miro y sonrió tímidamente – sé que nada de lo que diga podrá hacerle cambiar de opinión sobre quedarse así que… – el rey bajo la montaña inclino la cabeza en un signo de respeto.

- No, Thorin… tú no te inclinaras hacia mí, no es necesario – Thorin se irguió y le vio con tristeza, entonces sin poderse contener fue su turno de tomar de las manos al saqueador y sin embargo ejerció precio por los nervios que lo carcomían por dentro.

- si hicimos algo que le molestara o por algún mal trato que recibió por parte de los enanos en nombre mío y de mi padre le pido que nos disculpe; pero también os ruego que me brinde una explicación congruente del porque quiere marcharse de mi ciudad con tanta prisa ¿he realizado un acto indebido u ofensivo frente a vuestra presencia?  -

- ¡Para nada! – Exclamo Bilbo sorprendido por esas preguntas moviendo sus manos y alejándolas del enano – todo lo que he recibido de vuestra parte son buenos tratos; pero ha llegado el momento de que regrese a mi hogar, las montañas por muy ostentosas que sean no son lugar para un Hobbit como yo. No ha sido nada malo de su parte, me voy muy feliz por haberos conocido en especial a ti, Thorin escudo de Roble -

- Señor Bolsón… no me ha dado tiempo de otorgarle un presente, con todo lo que ha pasado he ido posponiendo esperando tiempos mejores pero ya que se va sin la intención de regresar déjeme darle un obsequio – Thorin dejo en las manos de Bilbo lo que parecían cuentas de oro y plata  para cabello, Bilbo por un momento creyó que era una burla porque, aunque eran hermosas y brillantes él no tenía el suficiente cabello como para presumirlas; pero antes de mirarlo cuestionando la cordura del señor de la montaña Balin soltó un chillido de Jubilo seguido de Kilí y Fili, después le siguieron los demás quienes felicitaron a Bilbo enormemente.

- No hagas esa cara Bilbo Bolsón nuestro tío te está acortejando para que seas su consorte ¡Tendremos tío nuevo! – rieron los dos sobrinos ampliamente pero Bilbo se sonrojo por completo,  murmuro unas cosas inentendibles, sus manos comenzaron a sudarle y vio una sonrisa ladina en el rostro de Thorin y enseguida el pobrecito del Hobbit se desmayó.

Cuando despertó su poni andaba lentamente acercándose al bosque negro donde yacían los elfos,  se quedó recargado en quien quiera que le sostenía y se llevó una mano a la frente adolorido, seguramente se había pegado en la cabeza tras el sopetón que se dio en el suelo de piedra    

 - ¿Ya se encuentra mejor señor Bolsón? Hemos pasado la ciudad de Valle y el señor Bardo lamento mucho encontrarle desmayado, pero nos ha dado sus bendiciones y nos ha deseado suerte – comento Thorin a lo que Bilbo se removió recordando por qué se había desmayado en un principio y casi cae del poni si no fuese porque el rey bajo la montaña le sostuvo de la cintura con fuerza.

- espera Thorin, espera ¡Dios mío! – El señor Bolsón se encontraba de verdad muy consternado, amaba a este enano gruñón pero ¡dios! Hacer que este renunciara a la corona no estaba en sus planes, con su agilidad tan característica pudo moverse para encontrarse de frente al rey bajo la montaña - ¿A dónde crees que vas? – pregunto pero ya no pudo decir nada al verse tan cerca al pelinegro, se arrepintió de su hazaña pero no tenía más remedio que confrontar a ese enano orgulloso y pedante de esta manera incomoda y también vergonzosa para él.

- Una vez que se inicia el cortejo de los enanos este no puede parar hasta recibir una respuesta y si he de acompañarle al infierno para continuar déjeme decirle que no habrá duda de que iré; aunque se chamusquen mis barbas –

- ¡Pero Thorin!  Debes regresar y reclamar tu trono, ser el Rey de los enanos, volver a tu hogar ¿Qué este viaje no consistía en eso? En el hogar –

- estoy en mi hogar – afirmo Thorin con su ruda voz sin dejar de ver al Hobbit - usted es mi hogar señor Bolsón e iré a donde usted valla por esta razón – Bilbo se sonrojo de nueva cuenta y apretó los labios, sus ojos se llenaron de lágrimas y movió su nariz inconscientemente como lo venía haciendo desde pequeño cuando estaba nervioso – renuncie al trono por usted, no me obligue a regresar deshonrado a la montaña ya que eso sería peor que la muerte - concluyo Thorin.

– No quiero que mvallas a dejar la ciudad que tanto te costó conseguir, no quiero que un día llegues a darte cuenta que pasar la vida conmigo es aburrido y me culpes por obligarte a dejar tu trono. No puedo quitarte tu castillo, ni tu oro o diamantes, no soy tan bueno como crees -  era conocido que los Hobbits eran tímidos, demasiado tímidos, aun ahora se cree que ese fue el motivo de su extinción pero un enano no era para nada de eso, lo que sentía lo decía, lo que quería lo pedía, no eran de estar con rodeos y mucho menos un rey enano ¿Qué importaba si el Hobbit era un maldito ermitaño? ¡Mejor! Así nadie podría verle, ni sonreírle, nadie podría amarle tanto como el Rey bajo la montaña y si debía renunciar a todo lo que tenía, pues no era una decisión fácil, pero sí que era decisión al fin y al cabo y ya estaba tomada.

Thorin tampoco entendía del todo lo que sentía por el saqueador a veces quería tumbarlo en la cama hacerle el amor sobre todo su oro, otras tantas veces quería encadenarlo y esconderlo de la vista de todos para que nadie notara lo especial que era y algunas pocas solo quería taparle la boca con lo que fuese. En este momento tenía una clase de todas esas sensaciones dentro de él revolviéndose y haciendo barullo. Se acercó a Bilbo y le beso tiernamente en los labios, no se podría exagerar si se describiera que lo que ambos sintieron fue exactamente lo mismo, quizá porque ambos poseían en su interior el mismo sentimiento de afecto y cariño y, al juntarse fue una explosión de placer indebido que no podría detenerse ni en la muerte.

- El oro ya no me importa, ni las joyas o mi montaña, eres el mejor saqueador que ese viejo mago pudo conseguirnos, no solo le robaste la piedra del arca al dragón sino que me has robado el corazón.-

- pero…

- Quiero seguirte - interrumpió de manera poco agradable el rey de los enanos pero había algo en sus ojos que le impidió a Bilbo molestarse, su corazón latía rápidamente como una bomba a punto de explotar y sintió que todo su cuerpo temblaba cuando le veía sonreír, al saqueador le encantaba cuando Thorin el enano de piedra sonreía porque parecía que el mundo era un lugar mejor, que no existía nada realmente malo y que todo estaría bien para siempre, entonces Thorin escudo de roble se le acercó al oído a Bilbo queriendo respirar un poco mejor el dulce aroma a hogar que Expedia el saqueador y pregunto con picardía -  ¿Algún problema?-

- No…- murmuro el señor Bolsón, levantando la mirada para toparse con el azul incauto del enano quien tomándole de la barbilla se le acercó para secuestrar una vez más la boca ajena y succiono con afán esos labios de durazno que tantas veces había soñado con saborear. 

Notas finales:

Notas de la autora: esto se me vino después de ver la película y escuchar el libro, aclaro que nos soy toda una fiel seguidora de este autor que, aunque es grandioso y toda la cosa, simplemente soy una mera snob a la que le gusta arruinar la vida de muchos escribiendo sus masturbaciones mentales. Gracias. Huitzilopochtli fuera.


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