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Un nuevo Sonreir por shacloud

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Notas del fanfic:

Borre mi fic -_- mi segundo nombre debería ser  torpeza :'v

No puedo creer que mis padres me estén obligando a cambiarme de escuela, a mis dieciséis años esto es muy chocante, tengo amigos, una novia, buenas notas, soy el capitán de futbol. Pero a mi padre lo despidieron y ya no puede pagar la escuela en la que estoy. Ahora que reflexiono en mis palabras, he sonado muy egoísta, pero es que ya tengo una vida.

− ¡No es justo! –azoté la puerta de mi habitación.

− Hijo, la casa es muy cara, no podemos pagarla, tenemos que venderla−me comunicaba mi madre desde el otro lado de la puerta.

− ¡Déjame solo! –grité furioso

Genial, lo que faltaba, mudarme de la casa en la que viví desde que tengo uso de razón. ¿Por qué me tiene que pasar esto justamente a mí?

***

Hace una semana me mude a un departamento, hace una semana me cambie de escuela, hace una semana terminó mi novia conmigo "por ser pobre".

Hoy es mi primer día de escuela, el uniforme es asqueroso, no quiero ir, no conoceré a nadie, seré el nuevo que no tendrá amigos o mejor, el bicho raro al que todos observaran como si de una función de circo se tratase.

Mi madre me mira con ternura, sabe que estoy en un conflicto interno por tantos cambios en tan poco tiempo. Ahora me está preparando mi desayuno favorito, huevos revueltos con tostadas, trata que me anime un poco.

−Gracias−agradezco el que me sirva.

−Apura hijo, no quiero que llegues tarde el primer día de escuela. Yo ya me voy al trabajo−se acercó hasta mí y me dio un beso en la coronilla−Te quiero.

Apenas mi madre se fue, bote los huevos junto a las tostadas, no tenía hambre. Y es que la sola idea de estar en un colegio nuevo, con chicos que seguro no saben la diferencia entre haya y allá.

Llegue a mi nueva escuela, solo queda a unas 7 cuadras de los condominios en donde nos acabamos de mudar, no es tan grande, creo que ocupa una cuadra, con una fachada de color azul marino con suciedad, y un letrero pintado a mano, hace que me sienta entusiasmado por estar aquí (nótese el sarcasmo)

Entré al lugar con cara de pocos amigos, miraba cada centímetro del lugar el cual sería mi nuevo centro de estudios, su infraestructura era antigua, habían rajaduras en las paredes, todo estaba pintado de color azul, los pisos no sabría con exactitud de que material estaban hecho, pero se notaba que los colocaron el mismo año que inauguraron la escuela.

—Usted debe ser el joven Hill, mucho gusto—un hombre de mediana edad salía de dirección, lugar al cual me dirigía.

— ¿Cómo supo que se trataba de mi? —mire a aquel hombre con desconfianza.

—Mírese nomas. Uniforme nuevo, ojos claros, cabello bien cuidado, alto y atlético, no es difícil adivinar que no pertenece a esta escuela, jovencito—me miro de pies a cabeza con desprecio en su mirada.

Lo mire indiferente, aunque sus palabras me dolieron, preferí callar, más porque no quería meterme en problemas el primer día de escuela.

—Sígame, le enseñare cual es su aula, jovencito.

No sabía quién era este tipo de mediana edad que ni siquiera se había presentado apropiadamente y que me falto el respeto, pero me guio a la que sería mi aula hasta finalizar el año.

—Este es tu salón, cuida tus cosas, no se te vayan a perder, no nos responsabilizamos por perdida de materiales, joven Hill—se fue indiferente.

Entre al salón mirando a los cinco alumnos que estaban presentes, tres chicos, los cuales me miraron mal a penas entre y dos chicas que me observaron curiosas, creo que ocasione eso, más por la apariencia que tengo. Mi padre es alto, tez clara, ojos miel, cabello cobrizo y muy simpático, mi madre es más baja que mi padre, le llegara a la altura del hombro, más o menos, sus ojos de color verdes, los cuales yo herede de ella, son muy hermosos, posee una tez tan implacable que parece de porcelana, labios finos, nariz perfilada y cabello castaño, sin duda mi madre es la más hermosa. Yo, soy alto, atlético, porque practicaba futbol, tez clara, nariz perfilada y ojos avellana.

Me senté en la última carpeta, no quería hacer amigos, sería todo lo contrario a lo que era antes. Pasaré desapercibido en esta escuela, hare que nadie me note.

***

—Bueno chicos, como verán, hay un nuevo compañero—todos voltearon a verme.

Maldita sea

—Ven y preséntate—me sonrió mi tutora.

Vi a todos, me miraban curiosos, otros con mala cara, solo dos personas no me prestaron atención, un chico de cabello pintado a la mitad color purpura y otro chico con una cresta punky no tan exagerada, con las puntas de color azul. Chicos raros.

Me paré al frente, con porte militar, como mi padre me había enseñado para que me presentase correctamente ante cualquiera.

—Mi nombre es...

—Estirado—me interrumpió un chico pelirrojo, tez bronceada, ojos azules, que tenía dos aros en la boca, al parecer es el que se cree malo, pero resulta ser una bolita tierna, porque tiene suficientes problemas en casa.

—Christofer, si no quieres ir de nuevo a dirección, no interrumpas—Miró molesta la tutora a aquel chico—Continua—me miró la tutora luego de asegurarse de que "Christofer" se callase.

—Mi nombre es Sebastian Hill Steel, tengo dieciséis años y nada más—mire a todos serio y me dirigí a mi sitio, no sin antes tropezar con el pie de alguien y escuchar a alguien decirme "tonto"

Bola de ignorantes

***

Las clases, para mi buena suerte, pasaron volando y ya tocaba el primer receso. Como no traje almuerzo, tendría que ir a la cafetería. Qué bien.

Salí del salón indiferente, ignorando a todos, no quería mezclarme y menos con estas personas que parecen más salvajes que otra cosa.

— ¡Hey! niño bonito—escuche decir a alguien.

Lo ignore completamente, no quería problemas en el primer día.

—Te estoy hablando—me empuja contra la pared.

— ¿Qué deseas? —Lo mire incomodo por la cercanía.

—Tu dinero—comenzó a rebuscar en mis bolsillos.

No me gustaba que me tocasen, me enfadé y más por el hecho de que él deseaba robarme.

— ¡Tú no tomas nada! —Miré directamente a sus ojos, esperando intimidarlo.

Yo era más fuerte que él, al parecer cierta persona solo recibe ayuda de sus otros amigos pandilleros.

— ¡Marcelo! ¡Richard!... ¡Ayúdenme! —Pidió ayuda a sus amigos, no quería reaccionar mal, pero tengo que hacerme respetar para que nadie me pise en esta escuela.

Uno quería sorprenderme por atrás para hacerme al parecer una llave, pero le di una patada en la boca del estomago y lo deje sin aire, el otro me miro horrorizado, la verdad estaba muy cabreado, me estaba desquitando con estos chicos. Estampe al pelirrojo contra la pared, lo miré a los ojos fríamente y lo solté.

—No me vuelvas a tocar y a creerte el muy pendejito, que yo sé cómo eres realmente.

No me había dado cuenta que había llamado la atención, no era mi intención hacerlo, pero no había de otra. Había recibido lecciones de Tae Kondo y no las iba a desperdiciar.

El pelirrojo se había quedado en el suelo temblando, comenzaron los murmureos, que molestos que son.

— ¡Ya lárguense que esto no es un circo! —bufé molesto, a lo que los demás hicieron caso omiso y se esparcieron.

Le extendí la mano al pelirrojo, como todo caballero que soy, para ayudarlo a levantarse y me la aceptó. Supuse que desde aquel día él sería mi amigo.

Notas del capitulo:

Espero que les guste xd

No puedo creer que mis padres me estén obligando a cambiarme de escuela, a mis dieciséis años esto es muy chocante, tengo amigos, una novia, buenas notas, soy el capitán de futbol. Pero a mi padre lo despidieron y ya no puede pagar la escuela en la que estoy. Ahora que reflexiono en mis palabras, he sonado muy egoísta, pero es que ya tengo una vida.

− ¡No es justo! –azoté la puerta de mi habitación.

− Hijo, la casa es muy cara, no podemos pagarla, tenemos que venderla−me comunicaba mi madre desde el otro lado de la puerta.

− ¡Déjame solo! –grité furioso

Genial, lo que faltaba, mudarme de la casa en la que viví desde que tengo uso de razón. ¿Por qué me tiene que pasar esto justamente a mí?

***

Hace una semana me mude a un departamento, hace una semana me cambie de escuela, hace una semana terminó mi novia conmigo "por ser pobre".

Hoy es mi primer día de escuela, el uniforme es asqueroso, no quiero ir, no conoceré a nadie, seré el nuevo que no tendrá amigos o mejor, el bicho raro al que todos observaran como si de una función de circo se tratase.

Mi madre me mira con ternura, sabe que estoy en un conflicto interno por tantos cambios en tan poco tiempo. Ahora me está preparando mi desayuno favorito, huevos revueltos con tostadas, trata que me anime un poco.

−Gracias−agradezco el que me sirva.

−Apura hijo, no quiero que llegues tarde el primer día de escuela. Yo ya me voy al trabajo−se acercó hasta mí y me dio un beso en la coronilla−Te quiero.

Apenas mi madre se fue, bote los huevos junto a las tostadas, no tenía hambre. Y es que la sola idea de estar en un colegio nuevo, con chicos que seguro no saben la diferencia entre haya y allá.

Llegue a mi nueva escuela, solo queda a unas 7 cuadras de los condominios en donde nos acabamos de mudar, no es tan grande, creo que ocupa una cuadra, con una fachada de color azul marino con suciedad, y un letrero pintado a mano, hace que me sienta entusiasmado por estar aquí (nótese el sarcasmo)

Entré al lugar con cara de pocos amigos, miraba cada centímetro del lugar el cual sería mi nuevo centro de estudios, su infraestructura era antigua, habían rajaduras en las paredes, todo estaba pintado de color azul, los pisos no sabría con exactitud de que material estaban hecho, pero se notaba que los colocaron el mismo año que inauguraron la escuela.

—Usted debe ser el joven Hill, mucho gusto—un hombre de mediana edad salía de dirección, lugar al cual me dirigía.

— ¿Cómo supo que se trataba de mi? —mire a aquel hombre con desconfianza.

—Mírese nomas. Uniforme nuevo, ojos claros, cabello bien cuidado, alto y atlético, no es difícil adivinar que no pertenece a esta escuela, jovencito—me miro de pies a cabeza con desprecio en su mirada.

Lo mire indiferente, aunque sus palabras me dolieron, preferí callar, más porque no quería meterme en problemas el primer día de escuela.

—Sígame, le enseñare cual es su aula, jovencito.

No sabía quién era este tipo de mediana edad que ni siquiera se había presentado apropiadamente y que me falto el respeto, pero me guio a la que sería mi aula hasta finalizar el año.

—Este es tu salón, cuida tus cosas, no se te vayan a perder, no nos responsabilizamos por perdida de materiales, joven Hill—se fue indiferente.

Entre al salón mirando a los cinco alumnos que estaban presentes, tres chicos, los cuales me miraron mal a penas entre y dos chicas que me observaron curiosas, creo que ocasione eso, más por la apariencia que tengo. Mi padre es alto, tez clara, ojos miel, cabello cobrizo y muy simpático, mi madre es más baja que mi padre, le llegara a la altura del hombro, más o menos, sus ojos de color verdes, los cuales yo herede de ella, son muy hermosos, posee una tez tan implacable que parece de porcelana, labios finos, nariz perfilada y cabello castaño, sin duda mi madre es la más hermosa. Yo, soy alto, atlético, porque practicaba futbol, tez clara, nariz perfilada y ojos avellana.

Me senté en la última carpeta, no quería hacer amigos, sería todo lo contrario a lo que era antes. Pasaré desapercibido en esta escuela, hare que nadie me note.

***

—Bueno chicos, como verán, hay un nuevo compañero—todos voltearon a verme.

Maldita sea

—Ven y preséntate—me sonrió mi tutora.

Vi a todos, me miraban curiosos, otros con mala cara, solo dos personas no me prestaron atención, un chico de cabello pintado a la mitad color purpura y otro chico con una cresta punky no tan exagerada, con las puntas de color azul. Chicos raros.

Me paré al frente, con porte militar, como mi padre me había enseñado para que me presentase correctamente ante cualquiera.

—Mi nombre es...

—Estirado—me interrumpió un chico pelirrojo, tez bronceada, ojos azules, que tenía dos aros en la boca, al parecer es el que se cree malo, pero resulta ser una bolita tierna, porque tiene suficientes problemas en casa.

—Christofer, si no quieres ir de nuevo a dirección, no interrumpas—Miró molesta la tutora a aquel chico—Continua—me miró la tutora luego de asegurarse de que "Christofer" se callase.

—Mi nombre es Sebastian Hill Steel, tengo dieciséis años y nada más—mire a todos serio y me dirigí a mi sitio, no sin antes tropezar con el pie de alguien y escuchar a alguien decirme "tonto"

Bola de ignorantes

***

Las clases, para mi buena suerte, pasaron volando y ya tocaba el primer receso. Como no traje almuerzo, tendría que ir a la cafetería. Qué bien.

Salí del salón indiferente, ignorando a todos, no quería mezclarme y menos con estas personas que parecen más salvajes que otra cosa.

— ¡Hey! niño bonito—escuche decir a alguien.

Lo ignore completamente, no quería problemas en el primer día.

—Te estoy hablando—me empuja contra la pared.

— ¿Qué deseas? —Lo mire incomodo por la cercanía.

—Tu dinero—comenzó a rebuscar en mis bolsillos.

No me gustaba que me tocasen, me enfadé y más por el hecho de que él deseaba robarme.

— ¡Tú no tomas nada! —Miré directamente a sus ojos, esperando intimidarlo.

Yo era más fuerte que él, al parecer cierta persona solo recibe ayuda de sus otros amigos pandilleros.

— ¡Marcelo! ¡Richard!... ¡Ayúdenme! —Pidió ayuda a sus amigos, no quería reaccionar mal, pero tengo que hacerme respetar para que nadie me pise en esta escuela.

Uno quería sorprenderme por atrás para hacerme al parecer una llave, pero le di una patada en la boca del estomago y lo deje sin aire, el otro me miro horrorizado, la verdad estaba muy cabreado, me estaba desquitando con estos chicos. Estampe al pelirrojo contra la pared, lo miré a los ojos fríamente y lo solté.

—No me vuelvas a tocar y a creerte el muy pendejito, que yo sé cómo eres realmente.

No me había dado cuenta que había llamado la atención, no era mi intención hacerlo, pero no había de otra. Había recibido lecciones de Tae Kondo y no las iba a desperdiciar.

El pelirrojo se había quedado en el suelo temblando, comenzaron los murmureos, que molestos que son.

— ¡Ya lárguense que esto no es un circo! —bufé molesto, a lo que los demás hicieron caso omiso y se esparcieron.

Le extendí la mano al pelirrojo, como todo caballero que soy, para ayudarlo a levantarse y me la aceptó. Supuse que desde aquel día él sería mi amigo.

Notas finales:

Si, soy muy torpe al borrar todos los capitulos xd


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