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Sweet Child O` Mine. por darkness la reyna siniestra

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Notas del fanfic:

Este era un presente navideño para mi pequeña acuarianita Gea de Acuario, pero dado el tiempo y mis obligaciones no había podido cumplir es por esa trágica razón que hasta hoy lo subo, pero al fin lo traigo por aquí con una de tus canciones favoritas, lamento haberte puesto la presión de elegir tres canciones para ambientar las historias de las parejas que me has confiado jeje, y agarrate que falta la de ShakaxCamus… yo sé que tienes un excelente gusto para la música (léase rock) y por eso me encantó escribirte esto, todo para ti hermosa, me haces mucha falta, espero estés bien en los estudios y en todo linda, te quiero hermanita.

Notas del capitulo:

Hermosuras como ya saben Saint Seiya no es mío, es todo de Masami Kurumada, egoísta que no comparte… ¬_¬ pero ni modo n_n además de eso, la canción en negritas tampoco me pertenece, es propiedad de la banda Guns`n Roses y no gano un quinto por usarla ni a los personajes de SS. Mi único pago es traerles a ustedes un ratito dulce de lectura empalagosa pero sincera y con todo mi cariño.

 

Muchas gracias por leer. n_n

 

[][][][][]Dulce[][][][][]

[][][][][]niño[][][][][]

[][][][]mio[][][][]

 

Recién amanece en la pequeña pero acogedora ciudad en donde vivo en el centro de Grecia, el sol se colaba por mi ventana abierta dando de lleno sobre mi rostro donde estoy seguro se aprecian bien mis facciones molestas dando a entender a mi soledad que me incomoda despertar de tal manera. Me doy vuelta en la cama mientras mi cerebro lo hace en mi cabeza, inquieto y ansioso. Si, ansioso por salir al jardín donde simulo apreciar la mañana con tal de verla a ella… mi pequeña niña.

 

¿Mi nombre…? Milo. Tengo apenas diez años de edad, y a esta corta infancia mi corazón ya late con fuerza en mi pecho apenas veo a una persona que me roba el aliento y la calma a pesar de solo poder contemplarla de lejos desde mi jardín trasero, o desde mi ventana en el segundo piso. Esa niña que se asoma de vez en vez en la tercera terraza del segundo piso de su casa que cabe decir es un poco más grande que la mía. Terraza de, cuya bien ubicada ventana me permite apreciar su belleza al admirar las noches de cielos bañados de estrellas.

 

Y justo en una de esas noches, en las que yo también contaba los luceros que formaban mis más dulces e inocentes deseos con esa bella niña. Un segundo del tiempo bondadoso me regaló la bendición de voltear a verla descubriendo entonces que ella… ella me estaba observando. Y cuando nuestras tonalidades de luceros  tan diferentes pero igual de brillantes  se encontraron, ella; esa hermosa niña de cabellos aguamarina hasta los hombros. Me sonrió espléndidamente en una muestra de amistad que aún no había podido ser descubierta ni forjada entre ambos pero que me hizo subir hasta las nubes nocturnas y besar a la luna en la frente…  

 

 

______________________________________

Ella tiene una sonrisa que me parece.

Me recuerda a las memorias de la niñez,

Donde todo.

Era tan fresco como el brillante cielo azul.

______________________________________

 

 

Maldigo mi suerte, estaba enrollado en mi tibia sabana profundamente dormido y feliz en mis recuerdos de una infancia que el viento se ha llevado tal cual hojas de otoño. Pero al despertador alevoso que reposa a la izquierda de mi cama, no le ha gustado la idea de que siga durmiendo en la calma del murmullo mañanero de los pájaros cantores que llegan hasta el marco de mi ventana. Por lo que, con toda la pereza de la que soy capaz, me levanto como una especie de zombie mientras mi cabello azul totalmente enmarañado me saluda desde el espejo que está colgado en la puerta de madera barnizada, ofreciéndome el espectáculo lamentable de mi abrupto despertar. Me rasco la melena despreocupado para andar próximo hacia la ventana y admirar el exterior, saludando al mundo con una muda mirada de expectación.

 

Hace mucho que dejé de asomarme a la ventana, aquello dejó de ser divertido cuando recién había cumplido mis once tiernos años, y en cuya fecha, la niña que vivía al lado de mi casa, y que en una noche estrellada formó para mí su sonrisa dulce con las estrellas. Se marchó a un destino incierto donde yo no podía seguirla, y desde ese momento guardo la despedida triste de su blanca mano desde la terraza que daba a su habitación… quisiera volver a verla, seguro que ahora es una hermosa señorita. Han pasado ya diez años desde que nos dijimos adiós en silencio y nos alejamos sin compromisos. Ahora vivo solo, pues mis padres se establecieron en otra ciudad griega y me han dejado aquí para que no me cueste tanto el camino que elegí.

 

Pero mis ojos captan movimiento en los normalmente tranquilos alrededores; la casa de mi dulce niña vuelve a llenarse de una vida que se marchó con ella hace tanto. Un camión, si, un camión de mudanza está estacionado frente a esa amplia casa y mi corazón late de nuevo al imaginar que quizás la vida me dé una nueva oportunidad de al fin hablarle y ver de cerca su bella sonrisa inocente.

 

 

 _______________________________________

Entonces y ahora cuando veo su rostro.

Ella me lleva a ese,

lugar especial.

Y si miro mucho tiempo.

Probablemente romperé a llorar.

________________________________________ 

 

 

Rápidamente me oculto en mi habitación, para pronto salir hasta el cuarto de baño y prepararme para lo que presiento será un gran día… uno que no olvidaré jamás.

 

Una extraña emoción recorre mi cuerpo de los pies a la cabeza de ida y vuelta una y otra vez. Mis piernas parecen tener vida propia en lo que veo con mis ojos azules, pasar las paredes de mi casa a gran velocidad hasta divisar la puerta, misma por la que salgo hasta el pórtico para admirar lo que sucede en la casa blanca de a la derecha. Y justo cuando una extraña sensación de alegría me envuelve sin pena, mi corazón da un vuelco dentro de mi pecho al divisar una larga y brillante cabellera aguamarina. ¡Es ella, estoy seguro! Ha vuelto y tal parece que para quedarse, estoy tan feliz que siento que lloraré en cualquier momento.

 

Ella está sentada en su viejo columpio, ahora sus largas y estilizadas piernas no cuelgan más y sus finos pies resguardados en unas botas marrones tocan la tierra engramada. Se balancea despacio, así como las muchas palabras cariñosas que mi mente le expresa ahora en secreto.

 

¡Pero qué…! Ahora a volteado ¡A volteado a mirarme! Y yo aquí parado como un idiota, como un muerto en vida, su rostro… oh por los dioses, es tan hermosa. Su rostro haría palidecer a todas las muñecas de porcelana que existen o piensan hacerlo alguna vez, y lo más hermoso es que… me ha vuelto a sonreír como hace diez años atrás. Pero en aquel entonces solo éramos unos chiquillos soñadores, estaba seguro que en ese tiempo ella me gustaba, pero ahora con veintiún años a cuestas, puedo decir sin morderme la lengua que la amo. 

 

 _____________________

Dulce niña mía,

dulce amor mío.

 _____________________

 

 

Una fuerza extraña y desconocida empuja mi cuerpo a seguir bajando los dos peldaños que me separan del camino para salir de mi jardín. Sin pensar en nada más que en ella, sigo aquel impulso y bajo los escalones hasta al fin caminar por aquel caminillo de apenas siete pasos donde está la verja, esa que aparto con calma a un en contra de la tempestad impetuosa de mi alma que me dicta que lo mande todo al diablo y me acerque a ella a la velocidad de la luz. Pero todo a su tiempo, lo bueno tarda pero llega y eso es lo que me ocurrirá en este preciso momento. Al fin mi espera tendrá su recompensa.

 

Veo que ella también me está esperando… pues se ha puesto de pié de aquel amable columpio que sostuvo sus alegrías cuando era pequeña, y ahora se acerca hasta mí aun sonriendo mientras sus hermosos cabellos como piedras preciosas, ondean con ayuda de la amable brisa juguetona de la mañana de primavera.

 

____________________________________ 

Ella tiene ojos del cielo más azul.

Como si hubieran pensado en la lluvia,

odio mirar en esos ojos.

Y ver una onza de dolor.

__________________________________

 

 

Su mirada me mira risueña y la mía le refleja ilusionada, su rostro sereno y tan fino, es hermoso, es perfecto, es suyo y muero porque sea mío; junto con sus labios acorazonados y tiernos, y sus ojos azul como el cielo, sus largas pestañas y sus particulares cejas que hacen juego con toda su esplendorosa belleza, nunca creí que podría verla tan de cerca. Ahora creo que no es necesario morir para ver a un ángel. Y su mano se alza y de ella, un saludo elegante se desprende.

 

–Hola… –escucho que me dice, y aun que su voz es fina, suave y delicada. No es lo que yo realmente esperaba… y me mira.

 

–Ho-hola… –le respondo con duda… me siento más nervioso que antes y a la vez un tanto triste ¿Me habré equivocado?–, ¿vivirás aquí? –quizás sea tonto preguntar pero mi alma no estará en paz si no logro saberlo. Tengo miedo.

 

Voltea a ver la casa, y luego a mí mientras sonríe con esa dulzura que solo a ella le había visto.

 

–Sí, veras –me empieza a decir. Me siento muy asustado–, solía vivir aquí con mis padres pero nos tuvimos que ir por cuestiones de trabajo de mi padre. Nosotros somos franceses pero mi familia se estableció aquí en Grecia hace muchos años, aunque ahora estoy solo, ellos se quedaron en Francia y no pusieron objeción a que yo regresara, además la casa aún está a nuestro nombre.

 

–¿Hace cuantos años viviste aquí? –por favor que mis sospechas no sean ciertas…–

 

–Mmmm quizás hace unos… once años según recuerdo.

 

No lo puedo creer… él, este chico… ¡Soy un idiota! Todos esos años recordándola, todos esos años deseando volver a verle, todo este amor… ¡Y siempre fue un chico!

 

–Dime algo… –le pido un poco preocupado.

 

–¿Si?

 

–Tú… ¿Solías salir a la terraza de esa habitación en las noches estrelladas? –señalo el tercer cuarto a la izquierda.

 

–Sí…

 

Ante esa respuesta que me ha oprimido el pecho, veo que se sonroja furiosamente y voltea el rostro con ¿Vergüenza?  

 

–Escucha yo… yo siempre salía a la noche para poder verte aunque sea fingiendo ver las estrellas. –me confiesa y sus ojos ahora brillas con la tristeza inequívoca de imaginarse rechazado. Claramente, las lágrimas quieres escapar de sus hermosos espejos.

 

–¿Sabes quién soy yo? –por sus níveas mejillas veo que corren unas lágrimas rebeldes mientras él asiente con suavidad.

 

–Nunca pude llegar a conocerte, solo supe que tu nombre es Milo… has cambiado mucho. –el bello muchacho frente a mí sonríe con tristeza, quizás siente que  voy a tratarlo mal, pero la verdad es que él no tiene la culpa de la ilusión que yo solo me cree en aquel mundo de ensoñación donde imaginaba a su pasado inocente a mi lado. Y la verdad es que me duele ver que llore, es tan angelical que simplemente el hecho de que derrame lágrimas tan amargas me hace sentir como el peor hombre sobre la Tierra. 

 

–¿Por qué? ¿Por qué  querías verme…?

 

Un sollozo culpable escaba de su garganta cerrada por los lamentos que no puede confesarme, o al menos eso creía yo…

 

–Yo siempre, desde niño sentía un gran cariño por ti, Milo… sentía algo tan cálido cuando podía verte desde mi terraza, incluso hubieron ocasiones en que ni siquiera supiste que yo te miraba escondido entre las masetas que decoraban la terraza.

 

–¿Sabes? –empiezo a decirle en lo que él se quita las lágrimas de sus ojos– Yo pensaba que tú eras bueno… una… una niña…

 

Esta vez el turno para sonrojarse era mío, como pude haber creído aquello por tanto tiempo. Me enamoré de una persona sin saber si era una chica o un chico, y lo peor es que lo confundí toda mi adolescencia, aquello simplemente no tenía nombre.

 

–Me… ¿Me habías tomado por chica todo este tiempo? –me responde con asombro, sus ojos se abren en sorpresa y sus mejillas adopta el tono de una rosa de mayo.

 

–Pues si… –es lo único que alcanzo a decir mientras me rasco la nuca con incomodidad, seguramente a de creer que soy un tonto.

 

Pero a pesar de pensar que voy a escuchar una sarta de bendiciones y blasfemias en contra mía, solo lo escucho bufar con un poco de fastidio para luego dejar una pequeña exclamación a modo de risa.

 

–Cuando era pequeño, siempre todo el mundo me tomaba por una niña… pero me imagino que has de estar enojado. Supongo que esperaste encontrar a una linda chica y en su lugar… me  encontraste a mí. Entenderé si no quieres volver a hablarme, Milo.

 

Está a punto de darse la vuelta para marcharse para siempre de mi lado, aunque viva a unos pocos metros, sé que si lo dejo irse ahora me arrepentiré para toda la vida. Me muevo velozmente para tomarlo con decisión de su brazo derecho cubierto con una manga larga de algodón color azul real. Él me mira impresionado y triste y sin esperar a que diga algo, envuelvo su fina  cintura que estoy más que seguro cualquier chica real envidiaría, entre mis brazos apegando así su figura delicada a la mía en contraste a la suya un poco más grande que él y devoro sus labios con todo el deseo y la espera fiel y paciente de tenerlo solo para mí como tantas veces le pedí a las estrellas de mis memorias de infancia.

 

 

____________________________________

Su pelo me recuerda

A un cálido y seguro lugar,

donde como niño me ocultaría.

Y rezaría por los truenos

y la lluvia.

Hasta que llegara la tranquilidad.

____________________________________

 

 

Lo besé hasta quedar sin aliento, recorrí con mi lengua toda su dulce boca, mordí y chupé sus labios carnosos y tibios, los hice míos sin contemplación, y a él pareció gustarle. Acaricié su cintura, y sus caderas bien proporcionadas. Algo dentro de mí se estaba viciando del hermoso hombre que acariciaba mi pecho y enredaba sus brazos alrededor de mi cuello acariciando mis cabellos mientras yo sobaba los suyos tan suaves como seda fina. Sus labios se fueron poniendo más y más calientes, mojados y rojos como esas manzanas que me gustaba comen mientas esperaba por él en las sombras de una amplia cortina, misma a la que me recordaba su bella y sensual cabellera. Esa cortina fina que a mamá le gustaba poner en la ventana de mi habitación y que por las noches de cometas me servía de escondite donde esperaba ver a mi amada princesa de cabellos turquesa que ahora ya no era más princesa sino príncipe y eso me gustaba aún más.

 

Quizás era indecente estar  prácticamente en medio de la calle principal comiéndome a ese exquisito chico, pero es que él era una mezcla de todas las drogas del mundo, porque no quería soltarlo, ni él a mí. Dejó salir un sensual gemido en contra de mis labios hambrientos de los suyos, y mis brazos lo estrujaron más hacia mí.

 

El aire nos faltó por desgracia, y nos separamos solamente de los labios porque yo aún lo tenía entre mis fuertes brazos.

 

–¿P-Porque lo has hecho…? ¿Por qué… me has… besado? –me pregunta mi niño con dificultad, tratando de regularizar su respiración.

 

–Porque no me importa si hayas sido siempre un chico, desde niño me gustaste, te quise, y hoy más que nada estoy seguro que te amo más que a nada. No importa lo que yo creyera, siempre fuiste tú y siempre te esperé hasta que al fin volviste y ahora no te dejaré ir de nuevo. Te amo y quiero que estemos juntos siempre.

 

Veo que abre los ojos sorprendido por mis palabras y su rostro se enciende como un semáforo, río ante esto y le beso en la frente mientras lo abrazo derramando un par de traviesas lágrimas que mueren en la suavidad de su camisa oscura. Siento como lentamente va respondiendo mi abrazo hasta apretarme como yo le aprieto; sé que llora, pero esta vez de alegría, porque él también me ama y eso no tiene comparación.

 

–¿Al menos sabes mi nombre? –me pregunta esperanzado, y siendo sincero cuando era niño escuche que sus padres un par de veces le llamaban Camie, así que con algo de duda le contesté.

 

–Seré sincero contigo, en algunas ocasiones escuche a tu madre llamarte Camie, pero es lo único que recuerdo… disculpa. –me sentía mal, él recordaba mi nombre y yo sin embargo solo conocía un pequeño mote, porque la verdad, ni siquiera estaba seguro de que aquella alegre palabra fuera un nombre realmente.

 

Pero él sonrió  a pesar de todo.

 

–Es verdad, lo recuerdo. Así solían llamarme cuando era pequeño, pero es parte de mi nombre así que no debes disculparte. Mi nombre es Camus Villeneuve.

 

Camus, el amor de mi vida se llama Camus.  Ahora comprendo porque del mote Camie, aunque pensándolo bien, le queda hermoso, a Camus todo le queda hermoso.

 

–Mucho gusto Camus, mi nombre es Milo Xenidis, es un gusto poder conocerte.

 

Tomé su mano derecha entre la mía para besarla con delicadeza, esto hizo que mi bello Camus se sonrojara de nuevo. Cada vez que le veo así siento que le amo cada minuto más.

 

 _________________________

Dulce niña mía.

Dulce amor mío.

_________________________

 

 

–Milo… –Camus me nombra con la voz titubeante.

 

–Dime mi niño… –ínsito a mi pequeño a hablar mientras le acaricio el cabello en lo que él está recostado sobre mi pecho.

 

Han pasado seis meses desde que decidimos vivir juntos en mi casa, él aún tiene la suya pero insistió en alquilársela a unos amigos nuestros que se estaban viendo en aprietos y querían independizarse de sus respectivas y ahogantes familias. Ahora ellos eran nuestros vecinos, Shura cuidaba mucho a Damián pero yo cuido más a mi Camus.

 

–Dime la verdad, ¿te decepcionaste al saber que yo era un chico la primera vez que nos vimos? –su tono suena triste.

 

Sin poder evitarlo, me separo de Camus para sentarlo frente a mí y poniendo mis manos sobre sus hombros le digo:

 

–No eras lo que me imaginé, lo acepto, pero también acepto que fuiste mil veces mejor de lo que pensé alguna vez. Fuiste mil veces mejor Camus, nunca me decepcioné, quizás me sorprendí y hasta me asusté pero por nada del mundo cambiaria algo de lo que paso ese día, porque te amo y siempre sin importar qué, seguirás siendo mi niño, y eso nada ni nada lo cambiará. Te amo…

 

–Yo también te amo, Milo. Te amo…

 

Camie se volvió a acomodar sobre mí pero esta vez para besarme con una pasión sublime, esa misma pasión que contrastaba tan bien con la inocencia que aún no perdía su mirada. Él era mío, y yo suyo completamente, y así quería seguir sin importar donde nos llevara la vida, quería estar a su lado y que él estuviera conmigo. Porque a pesar de todo, nunca olvidaría toda la bella niñez que me dio desde la ventana de mi habitación. Yo era su niño, y él era y será siempre mi dulce niño mío…

 

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A donde vamos

A donde vamos ahora

A donde vamos

Dulce niña mía.

__________________________

 

 

 

Notas finales:

 

Que puedo decir, agradeciéndoles como siempre el que le den una oportunidad a mis pequeñas historias. A veces siento que me paso de empalagosa pero… ¡Que rayos! Es lo que yo no puedo hacer o decir por mucho que quiera, así que los personajes de mis historias se den gusto y lo hagan y digan por mí jeje.

 

Bueno si creen que me lo merezco, pueden dejar su review, con sus críticas, consejos o sugerencias; lo que ustedes quieran que es por ustedes lectores bellos que yo sigo escribiendo, bien a lo cometa (cada mil años…) pero escribiendo al fin y al cabo… n_nU 

 

Bueno, esto ha sido todo de mi parte por hoy. Para los que esperan la actualización de From Away From Here, espero escribirla pronto, así como Justicia Divina para quien sigue ese fic, y también publicar el fic de Shion xCamus que tengo para mi linda CAMIL, bonita no me olvido de tu fic, solo tenme paciencia porque en el instituto me están matando. TTnTT

 

Gracias por leer. Sigan bellos. Y hasta el siguiente fic o actualización, lo que salga primero.  


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