Quizá debería dejar que las cadenas le apresasen más fuerte. En lugar de buscar libertad, a lo mejor simplemente debería rendirse, dejar de luchar y así dejar de sufrir. Quizá esas cadenas lo único que quieren es protegerle... Quizá y sólo quizá... Debería rendirse. "Lo siento, Sabo" pensó un niño con pecas que miraba el mar desde un risco con el ceño algo fruncido "No podré cumplir la promesa de hacerme pirata a los 17 años, pero Luffy seguro que lo hará, él siempre cumple sus promesas, así que no te preocupes ¿Vale?"
Llegó su decimoquinto cumpleaños, y con él, el viejo Garp. Era hora de que el chico se rindiese, a pesar del dolor en su pecho. Ese día iba a decirle a su abuelo que quería alistarse en la marina, y como sabía que eran dos años de academia, quería alistarse ese año, para con diecisiete años poder salir al mar, aunque fuese con el rango más bajo, y así cumplir en cierto modo la promesa que hizo con su difunto hermano.
Cuando se lo dijo al vicealmirante, todos se quedaron con la boca abierta, y cuando se aseguraron de que el chico no bromeaba, su hermano menor, Luffy, se enfadó muchísimo con él, y salió corriendo hacia el bosque, llamando a su hermano traidor, y diciendo que ni él ni Sabo le perdonarían, cosa que dolió mucho al muchacho, pero la decisión ya estaba tomada. El abuelo de los chicos simplemente se rió con alegría, estaba feliz de que por fin su nieto entrase en razón, y aceptó el llevarle con él a la academia del cuartel general de la marina.
Se quedaron un par de días más para que Ace se preparase, y cuando llegó el día de partir, los pocos que conocían la existencia de Ace, ósease, los bandidos, Makino, el alcalde de Villa Foosha y Luffy, fueron a despedirles. Como era de esperarse, Dadan fingió despreocupación, hasta que Ace le agradeció por todo lo que hizo por él, entonces rompió a llorar mientras maldecía al sonriente pecoso. Luffy simplemente le dedicó una mirada molesta, y preocupada, al fin y al cabo, seguía siendo su hermano mayor, y no quería que le dejase sólo.
-No te preocupes, Luffy, vendré a visitarte dentro de poco, lo prometo- Le dijo, guiñándole un ojo, a lo que Luffy prácticamente tuvo que aguantar las lágrimas para no empezar a llorar como Dadan.
El barco se comenzó a alejar, y mientras se alejaba, Ace empezó a sentir que el arrepentimiento y la angustia comenzaban a carcomerle, pero ya no había vuelta atrás, era hora de rendirse definitivamente, así que con un suspiro resignado decidió ir a su camarote, ni ganas de ver el mar tenía.
Adelanto 1er capítulo:
Ace se levantó de la cama y observó a su alrededor. Era una habitación cutre de hotel, tan parecida a las que había estado en otras tantas ocasiones. Se pasó la mano por la cara, tratando de recordar a la persona con la que había estado anoche...