Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Pasional por Haruka Eastwood

[Reviews - 11]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Los personajes de Kuroshitsuji Anime/Manga son propiedad de Yana Toboso, yo solo los uso para entretenimiento sin fines de lucro.

Notas del capitulo:

Y esto es lo que uno se encuentra al revisar una usb (? Espero les guste, como veran no contiene una trama, era algo que salio así, sin forma y pues ojalá y les entretenga un poco. Quien sienta desagrado por temas o el mundo de omegaverse pues les pido que no lean todo con el fin de evitar ofensas, y a los demás, ¡Disfruten! 😀

Título: Pasional

Resumen: Sabía que eras mi pareja destinada y me deje engañar por tus palabras con sabor a caramelo y tu voz de terciopelo…

Categoría: Kuroshitsuji

Clasificación: Mayores de 16 años

Género: Erótico. Romántico. AU. Drama.

Advertencia: Lemon.

N° Capítulos: Único

Autor: Haruka Eastwood

~ * o0O0o H. E. o0O0o * ~

Pasional

Ciel Phantomhive Pov

Capítulo único: Mienteme

—Sebastián —murmure suavecito en cuanto te vi entrar por la puerta, percibiendo tu aroma que me seduce y me domina—. Bienvenido… —sumiso, me acerco y tomo tu abrigo entre mis manos.

Hace unos momentos estaba furioso contigo por llegar tarde, esta mañana me habías prometio que estarías aquí temprano porque tendríamos una cita. Pero tu imponente presencia me controla, apacigua mi furia y la reemplaza por gratitud, una absurda y enorme gratitud por el simple hecho de verte. Mi expresión cambia a una mueca disconforme y lo sabes, entonces sé lo que sigue.

Mienteme. Siempre lo haces, piensas que no sé nada, que me mantengo en un mundo ignorante de todo y que no me doy cuenta, pero sé más de lo que me gustaría, sé más de lo que puedo tolerar, pero aquí sigo, para ti y por ti. Mi cuerpo te pertenece, me siento marcado como un objeto más de tu propiedad y mi animal interior está conforme con eso, pero mi parte humana lucha por salir a la superficie para gorpearte y gritar que eres un maldito bastardo. Un estúpido perro y… un idiota al que amo a pesar de todo.

—Tuve una junta de último momento, pero prometo que te lo compensare, Ciel. Podríamos ir a cenar este fin de semana, ¿qué dices?

—Claro…

Tus bonitos labios de durazno se deforman en una mueca de placer al verme sonreír. Tu me mientes y yo hago lo mismo, finjo que te creo, finjo que no me importa y entonces me sujetas con fuerza de la cintura y me besas con una falsa ternura.

Entonces me pregunto si me amas, ¿qué sientes por mi, Sebastián? ¿Fui algo más que una cara bonita y un pasatiempo? ¿Realmente llegaste a sentir algo por mi? Lo pregunto pese a saber la respuesta. Un año atrás éramos un par desconocidos que coincidieron en una reunión organizada por mi padre, en cuanto te vi algo dentro de mi hizo clic. Sí, suena estúpido, y es aún más estúpido afirmar que fue amor a primera vista.

En aquel entonces fui ignorante de todo. Sabía que eras mi pareja destinada y me deje engañar por tus palabras con sabor a caramelo y tu voz de terciopelo, caí ante ti aún sin saberlo, fui tuyo sin que me tocaras y te jure amor eterno entre poesía del alma, dulce, sutil y con elegancia. Pero todo era unilateral.

Yo era feliz. Tan solo tenía quince años y tu veinticinco. Fue un sueño adolescente poder seguir teniendo contacto contigo, intercambiamos numeros y me sentí como una colegiala enamorada viviendo en un cuento de Hadas, donde yo era “la princesa” y tu el gallardo príncipe de brillante armadura.

Nuestras charlas se volvieron constantes, iniciaron con escuetos mensajes de un Omega enamorado. Los mismos que fueron enviados con mis manos temblorosas mientras mi corazón latía con prisa, con ansias y con miedo a un posible rechazo de aquel que sabía, era mi destinado. Me sentí patético y torpe cuando espere y espere durante horas una respuesta que llegó al día siguiente.

Fue un simple “Hola”, un hola burdo, banal y tan forzado que debí sospechar. Debi molestarme como siempre hago, debí dejar de insistir y alejarme, debí hacerlo a la primera oportunidad. Eras malo para mi… lo sigues siendo, pero al igual que en aquel entonces, no me importaba morir si era por ti, por tus palabras letales y sonrisas venenosas.

Un velo se instaló en mi rostro, impidiendo apartarme de tí, así que dos meses después estaba en mi primera cita con un Alfa imponente, intimidante y tan sexual que me redujo a nada con una mirada vehemente que erizó cada parte de mi piel, dejándome a tu merced en segundos. Me volví sumiso y entregado.

Mis piernas temblaron, mi estómago era una guerrilla de mariposas cabreadas y fue así que te cedí mi voluntad, me abandone a tus deseos, me volví un Omega dependiente de su Alfa. Me volví lo que tanto odio.

—Ciel —tu aliento cálido sobre mi oído me estremeció, sintiendo tus fuertes manos apretar mi cintura y levantarme con facilidad, llevándome a nuestra habitación—. Esta noche te hare el amor una y otra vez… hasta asegurarme de que pronto tendremos cachorros.

Mi cuerpo entero tembló y gemí por tus palabras. Te mire suplicante en cuanto entramos al cuarto y me depositaste sobre la cama con una ternura desconocida. Tenía miedo, mis ojos, mi cuerpo y mi aroma lo demostraban, eres mi Alfa, un macho imponente, una pantera peligrosa, el mejor líder que ha tenido nuestro clan. Eres mi esposo, mi amante y “mi dueño”. Lo sé desde que te vi, sin embargo, no importaba lo que hiciera, jamás me tocabas.

No hay nada peor para un Omega que ser rechazado por su Alfa. Fueron ocho meses de una supuesta relación sería, que más bien parecía un juego de niños porque siempre me besabas en la frente o en la mejilla, y tus abrazos eran inocentes, fríos y tan cortos que me dejaban con un inmenso vacío, uno tan grande que me hizo creer que no me querías y que no era suficiente, pero hace un mes, nos casamos.

Mi padre quedó encantado con el hecho de que tu fueras mi pareja destinada, y decidió que yo te pertenecía, entonces nos juramos amor eterno en una ceremonia sencilla junto al lago que está dentro del territorio del clan. Aquel día nos besamos por primera vez en los labios, fue un contacto superficial que bastó para corroborar todo lo que sentía, al menos para mi, porque tu mueca, aquel gesto imperceptible para el mundo —menos para mi—, me demostró todo lo contrario, tu no eras feliz conmigo.

—S-Sebastián —jadeé temeroso en cuanto tu poderoso cuerpo me aprisiono contra el colchón, hundiste tu rostro en mi cuello y aspiraste mi aroma con fuerza.

—Shh, no tengas miedo —trague saliva sin dejar de temblar, entonces percibi tu aroma, este era diferente, era cálido, era suave y sobretodo, era especial y reconfortante, tanto que logre calmarme en segundos—, jamás te lastimaría, Ciel… mi amado Ciel… —tu voz se volvió un ronroneo mimoso, mientras levantabas el rostro de tu escondite, viéndome fijamente—. Te amo tanto, mi hermoso gatito.

El animal que mora en mi interior se estremeció y vibró con gozo mientras gruñía impaciente, lleno de ansiedad y una maldita felicidad por tus palabras que lo mantenían a la expectativa de cada movimiento tuyo. Deseaba que finalmente lo marcaras y crearás un lazo que dijera ante cualquier macho del clan, que ya me habías reclamado como tuyo en lugar de mantenerme encerrado en esta enorme guarida, pero mi parte humana se quebró de tal forma que dolia, dolia mucho.

—Mientes —susurre dolido—. Tu no me amas, ni siquiera duermes conmigo.

—Ciel, mirame.

Tu voz imponente me paralizo, viendote atentamente mientras te ponias de pie. Hasta el último de tus movimientos exudaba fuerza y seguridad masculina que me hicieron temblar, mi yo humano quiso retarte con la mirada pero mi bestia interna bajó la cabeza con sumisión, soltó un chillido y deseó que no estuvieras molesto.

—¿P-Por qué te casaste conmigo…?

—¿Estas cuestionando las decisiones de tu Alfa?

—No.

Tu penetrante mirada borró cualquier rastro de valentía, cerré los ojos y me concentré en tu respirar. Era suave y calmado, mientras que mi corazón golpeaba con desenfreno dentro de mi pecho, a la par que comenzaba a dolerme el estómago, no sé si de miedo o ansiedad. Y de manera infantil, desee volver a ser un cachorro que se escondía bajo la falda de su madre, olvidándome del mundo entero.

—Creí que lo entenderías.

Con lentitud abrí los ojos y levanté la mirada, observando tu rostro a escasos centímetros del mío, por lo que retrocedí por instinto, pero tus fuertes brazos me lo impidieron, me aprisionan en un abrazo posesivo y reconfortante que me confunde y me lastima a un nivel que no soy capaz de explicar.

—No te entiendo…

—Escuchame —susurraste con suavidad, acariciando mi espalda—, cuando te vi quedé maravillado. Ante mi estaba un hermoso Omega al que ansiaba cargar sobre mi hombro para llevarlo a la habitación más cercana y marcarlo como mío, pero…

—Pero…

—Tenías quince años y yo veinticinco, para muchos seguías siendo un cachorro, pero para mi eras alguien sensual, alguien a quien anhele con desespero pero había algo que me impedía acercarme —te separaste lentamente de mi, viendome a los ojos—. Tenía y tengo miedo de hacerte daño, eres mi pareja destinada y a quien más amo y sé que si pasó más tiempo cerca de ti, terminaré por romperte la ropa y follarte hasta el cansancio.

Mis mejillas se calentaron y termine apartando el rostro, sintiendo tu aliento cálido chocar contra mi cuello, hasta estremecerme de placer, instintivamente ladeé un poco más la cabeza para darte más espacio, escuchando tu suave gruñido de aprobación.

—¿Qué cambió, Sebastián? —pregunte bajito como si temiera romper el momento y tal vez así era—. ¿Por qué ahora y no antes?

—Ciel… como tu Alfa sé lo que sientes aun sin el vínculo, sé que te he hecho daño pero estar cerca de ti nubla mi juicio. Dejaba de ser hombre, convirtiéndome en la bestia que mora en mi interior… era una amenaza constante —tus cálidas manos acunaron mis mejillas, obligándome a ver fijamente tus peligrosos y atrayentes ojos borgoña—, lo sigo siendo, pero al menos quería esperar a que cumplieras dieciséis.

Entonces cerré los ojos y me deje besar. No era un contacto tierno, era territorial, demandante y tan posesivo como tu. Era tan pasional que me hacía estremecer y temblar de pies a cabeza mientras me agarraba de tu ropa, como si en cualquier momento fuera a caer al vacío. Aun así, mi mente se forzó a recordar que hoy es mi cumpleaños, pero por alguna razón lo olvide, tan solo dejó de importar cuando me volviste a aprisionar contra el colchón, buscando con desespero mi mirada.

—Quiero ser tuyo, Sebastián —susurre.

—Ya lo eres, siempre has sido mío y simplemente ya no puedo seguir viviendo bajo el mismo techo sin tocarte. Te deseo tanto, Ciel…

Sin poderlo evitar, jadeé. Cada que te veo, me siento seguro y protegido, eres un Alfa fuerte, intimidante y poderoso, sin embargo, en estos momentos eres alguien pasional, alguien que amenaza con consumirme en su totalidad mientras siento que me derrito entre tus brazos, embriagandome de tu aroma de éxtasis, un aroma único que provoca sensaciones salvajes, abrumadoras y tan poderosas que no soy capaz de describir.

Mi cuerpo arde desde dentro, mi respiración se vuelve irregular y un cosquilleo se apodera de mi vientre sintiendo mi intimidad cada vez más húmeda.

—N-Necesito que me toques —gimo entre suspiros necesitados—, p-por favor…

Un gruñido complacido se escapa de mi garganta al ver cómo rompes mi ropa con facilidad con una de tus zarpas, dejando al descubierto la piel caliente de mi pecho que no demoras en saborear y recorrer con tu lengua, concentrando tu boca en mis pezones mientras tu diestra se desliza traviesamente por mi costado hasta hacerme temblar de gusto.

—Eres más que perfecto.

Tus labios trazan un recorrido de besos y mordidas hasta llegar a mi vientre, en donde te detienes con malicia, mirándome con vehemencia y una acuciante necesidad sexual que me provoca un deseo salvaje, casi primitivo. Estoy al borde de la locura y tu disfrutas de caricias juguetonas antes de deslizar mi pantalón junto a mi bóxer, dejándome completamente desnudo y a tu merced, pero no es suficiente, necesito sentir tu piel contra la mía, tu calor, tu tacto. Entonces esbozas una sonrisa ladina mientras te apartas lo suficiente para quitarte con prisa la blanca camisa, tomando con delicadeza mi mano, hasta llevarla a tus labios depositando un beso inocente en la palma.

—S-Sebastián.

—Mi nombre se escucha demasiado erótico en tus labios, pequeño Ciel.

—¡Tonto!

Siento mi rostro caliente, sé que estoy sonrojado hasta las orejas. Me volteo escuchando tu risa, tu maldita risa varonil, ronca y aterciopelada que es una caricia a mis torpes sentidos. Estoy tan concentrado en evadir tu jodida mirada que no evitó soltar un chillido de sorpresa cuando tus poderosas manos me toman de la cadera de una forma posesiva y agresiva, mientras tu nariz se desliza por mi pecho y vientre, aspirando mi aroma con fuerza, deteniendo todo movimiento justo cuando llegas a mis muslos, comenzando a lamer con avidez, como si buscaras bloquear todos mis sentidos.

Tu lengua traza pequeños círculos en mi sensible piel y tu cálida respiración me estremece hasta lograr que esté completamente húmedo y anhelante de mi Alfa, derritiendome entre tus brazos sin mucho esfuerzo mientras me deleito con tu bendecida anatomia contra la mía, presionando de forma constante hasta encenderme de una forma única y asfixiante, como si estuviera en una hoguera.

—Me encanta el aroma de tu excitación, Ciel.

Ni siquiera fui capaz de reaccionar a tus palabras, en segundos, mi cuerpo se estremeció bajo el impacto de lo que estabas haciendo y por reflejo quise cerrar las piernas cuando tu traviesa lengua se deslizó por toda mi intimidad, saboreando con brio, de forma pasional y sensual, hasta abrasarme por una llamarada intensa que me consume desde dentro.

—J-Joder… no…

—No ¿qué?

—No lamas ahí.

Tu respiración chocó contra mi piel sensible, hasta hacerme gritar y contraer los músculos de forma involuntaria, intentando ignorar las vibraciones de tu masculina risa contra mi necesitada intimidad. Entonces te erguiste, majestuoso y tan peligroso que resultas intimidante, letal y de alguna forma, demasiado hermoso.

Tu mirada busco la mía con desespero, tus manos me aprisionaron con la agresividad propia de nuestra especie y tus labios sellaron los míos en un beso territorial y demandante mientras sentí como avanzabas dentro de mí con toda la fuerza y el impulso de tu miembro erecto, anidando en el calor de mi interior. Te sentía muy dentro, tanto que era incapaz de pensar, de hablar e incluso gritar.

Tu boca absorbió mi grito y ni siquiera el intenso dolor de la primera vez fue suficiente para reducir la pasión intensa que nos envolvió como un manto candente, generando un calor oscuro y sexual que avivó no solo tu deseo, sino también el mío, enterrando las uñas en la suave piel de tu espalda mientras comienzas a moverte con intensidad y con desespero, haciendo que temblara entre tus brazos, contrayendo los dedos de los pies cada que arremetía con brío y una pasión desconocida que me hacía jadear y sudar, mientras pedía por más entre gritos inconfundibles de placer.

—Mio —un poderoso gruñido emergió de tus labios y fue suficiente para comprender el carácter posesivo de tu férreo contacto.

—Siempre tuyo —gemi con gozo en medio de una explosión intensa de placer, sintiendo tu caliente esencia llenarme por completo a la par de tus colmillos enterrándose en la suave piel de mi cuello, marcandome a un nivel más íntimo—, Sebastián…

Con mimo, lamiste la zona que habías mordido, ronroneando con suavidad al sentir mis caricias perezosas a lo largo de tu espalda, logrando que me sienta como el Omega más afortunado del mundo, pero también me haces sentir torpe y culpable, hace nada te acuse de mentirme, de no amarme… de…

—Vaya, no creí que aun tuvieras energía para pensar en eso.

—Tsk, claro que no.

—Me gusta tu lado rebelde, pequeño Ciel —cerré los ojos cuando una caricia lánguida se extendió por mi mejilla y cuello—, y jamás dudes de lo que siento por ti.

Lo sé… ahora soy consciente de los sentimientos de mi Alfa, de una criatura pasional y territorial que no me permitirá olvidar.

 

~ * o0O0o H. E. o0O0o * ~

Fin

Notas finales:

No hay continuación nwn tal vez algún día haga una historia larga con esta temática, no sé, todo depende si les agrado o no esta idea. En fin, dudas, quejas, tomatazos, y piedrazos son bien recibidos en los rw nwn sin más me despido y les deseo un lindo día ♥

Haruka Eastwood


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).