Otra vez se quedaba solo en casa, nunca estaban sus padres para convivir con él, tenía televisor y videojuegos, de todo, pero nada le animaba.
No tenía amigos, sus días eran monótonos, simplemente rutinarios, ir a la institución y regresar.
La clase en la que estaba, historia, le aburría a más no poder, se recargó en una mano, dispuesto a dormir en esa posición sin importarle que le reclamaran. Para su suerte la hora acabó, iría a comer porque se moría, o eso pensaba el peliverde.
Caminó con tranquilidad y aburrimiento en la cara por los pasillos, yendo a dejar sus cosas en el casillero para ya irse a la cafetería.
Listo, se fue, dio la vuelta en una esquina sin esperarse encontrar con alguien, sonriendo por el aspecto tan tierno y amable que tenía: Un chico rubio, de un hermoso ojo azul ya que su cabello cubría uno que contrastaba con su blanquecina piel, las mejillas sonrosadas, su delgado cuerpo y esa particular ceja en espiral. Tenía un libro entre sus suaves manos, como creía que eran, titulado "Tardes de lluvia" (Me gusta el libro :v, búsquenlo xD) de colores oscuros que parecía disfrutar.
Pasaron de lado, el ojiazul con la vista en el libro sin percatarse de que Zoro le miraba.
-Hola -Le dijo y el chico ni contestó, ni le miró
Siguió su camino, un poco sentido por que no le había contestado, dejó de lado el tema y mejor se puso a comer.
Al día siguiente, de nuevo en los pasillos, se encontró al rubio, caminando solo, y es que no habían estudiantes ahí.
-Hola -Volvió a repetir como lo hiso ayer, con los mismos resultados, no contestó.
Harto por aquello, fue a su descanso como todos los demás. Su lugar favorito para eso era el jardín de atrás de todo, donde se daban las clases de deportes, una clase que también era su favorita.
Tomó asiento en una de las bancas, una mesa en medio de dos sillas a cada lado paralelamente (No sé si me entendéis), acomodó sus cosas a su lado, comenzando a hacer algunos deberes.
Estaba tan consentrado en las operaciones, que el mismo rubio que había visto se sentó a su lado, con la misma tarea. Miró su expresión, feliz, las resolvía con rapidez y se quedó embobado viéndolo.
-Hola -Repitió, está vez más alto, y no contestó.
No, quería que le contestara, que le hiciera caso, que fueran amigos.
-¡Oye! -Pareciera como si no le escuchara, como si tuviera audífonos ¡Eso es, debía tener audífonos! Acercó su mirada, y no tenía.
Al ojiazul, talvés sintió que le estaban observando y por fin...
Lo miró...
... Con ese hermoso ojo de mar.
Sonrió al peliverde, con ternura, el aludido también le sonrió. Si quería que el rubio le ayudara al otro, cabía la posibilidad de que no le entendiera porque...
—¿Por qué no respondías? —Le preguntó, de nuevo pareciera que no le escuchaba, porque puso cara de incógnita.
Arrancó una de sus hojas y le escribió algo, pasándosela a su cuaderno.
—Perdón, no puedo oirte :( —Hiso moviminetos con sus blancas manos, haciéndole entender que era verdad.
—"Oh, mierda" —El arrepentimiento de preguntar se reflejó en su rostro, luego le contestó en la misma— Lo siento, no lo sabía...
—Descuida, no lo sabías ¿Me puedes decir tu nombre? —Escribió.
—Soy Zoro ¿Y tú cejas de sushi?
Éste se mofó, su risa hiso que el peliverde sintiera algo raro, no algo desagradable, era algo que se sentía bien. Aquella sonrisa era como la de un ángel.
—Soy Sanji marimillo :D
—¿Marimillo? :|?
—Un marimo, tu cabello se parece a un marimo.
—Tus cejas son un naruto*
—Jeje, si claro, lo que tu digas marimo.
En todo lo que restó del descanso se mandaron notas, grasiosas y con intereses de cada uno, tenían mucho en común, a ambos les gustaba la música JPop y algunas series y animes. Ahora Sanji conocía que a Zoro le gustaban los onigiris y el sake, le reprochó porque aún eran muy jóvenes para beber. El peliverde le preguntó si el también tenía un vicio y el ojiazul pensando que era lo justo le dijo que fumaba. Así empezaron a pelearse amistosamente, Sanji hacía adorables pucheros o ponía expresiones "enojadas" riéndose después, mientras que Zoro solo bufía y ceñía la frente.
Zoro estaba tan contento de conocerlo, Sanii incluso le dijo que le encantaba cocinar y que es el hijo del dueño del restaurant "Baratie", pero el rubio solo cocinaba en su casa.
Se despidieron para ir a sus clases, Sanji rápidamente dejó una nota diciéndole: "Gracias por hablar conmigo Zoro, nos vemos :)" Después le sonrió, tenía que mirar hacía arriba ya que el peliverde era más alto por 15 cm. Zoro finalmente le sonrió y le alborotó el cabello al rubio, dejándolo con un puchero.
Estaba realmente feliz de haberlo conocido, el único detalle: No podían comunicarse oralmente.
Regresó a casa después de las clases y se lamentó no haber pedido el celular del rubio, como le hubiera gustado enviarse mensajes de texto. Luego de haber comido algo se fue a recostar a su habitación, con las manos de almohada mirando el techo como si fuera lo más maravilloso del mundo, lo que en realidad si era maravilloso era el chico rubio que conoció, volviendo a rememorar su aspecto. Cuando recordó su sonrisa sintió un revoloteo en su estómogo y se alarmó, levantándose con cuidado... Y ya no pasó nada.
Se recostó otra vez y pensó en su sonrisa, y otra vez pasó...
... Lo hiso otra vez... Otra vez... Otra vez...
... Y otra vez
"¡No puede ser!" Exclamó "No, no, no, no, ¡no!" Sujetó sus cabellos verdes, desordenándolos en el proceso "Yo... No puede gustarme..." Analizó un poco su situación, no le parecía anormal amar a alguien de su mismo sexo, lo preocupante era si el rubio sentía algo.
Tampoco le preocupaba lo que la sociedad dijiese, al rechazo es al que podía temerle.
"Je, ¿quién lo diría? Nunca pensé en el amor y ahora viene ese estúpido cejillas" Ya tranquilo regreso a su posición, estando así le dio sueño y terminó durmiéndose con la mente diciéndole "Sanji..."
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Ir a las clases ya no le parecía algo aburrido, es más, veía todo más colorido; Cómo en Shigatsu Wa Kimi No Uso, un estúpido anime que terminó viendo por su amiga Kuina, debía admitir que si era triste pero no lloró como lo hiso ella, supuso que era absurdo.
Deseaba encontrar al ojiazul de nueva cuenta para que talvez le diera su número y hablara un poco con él ¡Hasta en la más aburrida clase sonreía! Y tampoco se le borró cuando la sensei le pregunto de su risa, él respondió que vió un error en una palabra y sonaba graciosa, francamente si era verdad, la mujer se había equivocado. Corrigió sonrojada de vergüenza y después miro enojada a Zoro, que seguía riéndose.
Las horas pasaron y Zoro se dio cuenta de que había puesto más anetnción, ese rubio ¿Qué le había hecho? Por Oda.
Tanto esperó que ya estaba caminando en los pasillos, nuevamente estos estaban vacios, muertos, como diría Brook-sensei de música. Visualizó al final del pasillo a un chico, Sanji.
Alcanzó a correr para ponerse en frente del rubio, un poco sorprendido por cómo lo alcanzó pero al fin y al cabo el susodicho le sonrió, Zoro correspondió el gesto. Finalmente ambos se dirigieron juntos a una banca, la misma para ser exactos, y se dispusieron a hablar. Sanji hizso un ademán de "espera" y sacó de su mochila un cuaderno frrado de verde y azul inscrito "pláticas de Sanji y el marimo".
Zoro estaba anonadado ¿Sanji hiso eso por él? El mismo revoloteo volvió a sus entrañas con una calidez en su pecho y al mismo tiempo un leve sonrojo.
También sacó unas plumas de igual color, una azul para él y una verde para Zoro, tomó el cuaderno en el cual escribió la fecha "2017の3月23日" (23 de Marzo de 2017) y luego su charla.
—Hola marimo :3
—Cejitas.
—¿Otra vez? -.-U
—Tú empezaste... ¿Y qué?
—¿Que de qué?
—¿Qué me dices? Baka.
—Ohh pues... Mmh... Está vez si cociné en el Baratie :D
—Ah, que sorpresa, te felicito cara arroba :) ¡Ya me acordé!
—¿De qué marimo? ¿Te olvidaste que eres un alga?
—¡No, eso no! ¿Tienes número celular?
—Si :/ Pero por si no recuerdas yo...
Zoro le arrebató el cuaderno antes de que escribiese aquello, dolía.
—Ya lo sé, no lo digas ¿Lo tienes? Sólo es para enviar mensajes.
—¡Lo hubieras dicho así desde el principio! Bien, es este...
Escribió los digitos, que fueron cinco pares, el moreno lo tomó y lo guardó en su bolsa. Ahora si podía estar en su casa sin aburrirse. Siguieron hablando de su día y lamentablemente su descanso acabó, despidiéndose con algo de tristeza al ya no seguir hablando.
"¿Cómo entederá las clases...?" Interrogó para sí mismo el peliverde, ¿tendría un sensei con lenguaje de señas? Más y más preguntas se acumulaban, no le preguntaría al cejirrizo porque le parecería incómodo y Zoro no quería eso. Su supuesta idea era sencilla como él, invitarlo a la fiesta de fin de semestre, esperaba que nadie ya le hubiese invitado o pasaría un ridículo. De camino a casa vió unas agraciadas amapolas, cuando fuera al instituto le compraría algunas de las que estaban ahí. Todo eso ya le parecía un juego de citas parecido al que jugaba Perona, su prima de trece años le contaba que hacer y que no, sin embargo ya se le había olvidado como a ese tal Lys... Lysandro ¿Si?
Pasada su caminata, entró a su cuarto y lo primero que hiso fue darse una ducha, luego de eso prendió su celular, enviándo así el primer mensaje con Sanji:
—//¿Cómo te fue cejas de sushi? 14:10 PM
—//Bien cabeza de musgo >.< 14:20 PM
—//Te tardaste en responder -.- Y no soy un musgo cejitas. 14:21 PM
—//Lo siento estaba trabajando T.T Musgo! 14:22 PM
—//Idiota cara arroba. 14:23 PM
—//Kuso kenshi >:v 14:23 PM
—//¿Kenshi? 14:24 PM
—//¿No me dijiste que entrenabas kendo? 14:25 PM
—//Ah, si. Maldito Ero-cook. 14:26 PM
—//¡Oye, no soy eso marimo! 14:26 PM
—//¿Cómo no? Molestaste a cada chica con señas cuando caminábamos. 14:27 PM
—//Te odio >.< 14:27 PM
—//Je, claro 7u7 14:28 PM
—//¿Qué significa esa carita, alga pervertida? 14:29 PM
—//Nada, nos vemos mañana. 14:29 PM
Desconectó su chat y se fue a dormir, para pronto ejecutar su plan.