Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Ciudad Tegno por azumi16

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Este es un corto ambientado en mi mundo futurista :)

Notas del capitulo: Una historia que se me ocurrio inspirandome en Gravitation y en la banda koreana BigBang jeje

Tambien me gustaría darles algunas curiosidades antes de empezar:

- Ciudad Tecno es una versión de Tokio, y Japón lleva el nombre de País Holográfico.

- G-dragon es una alusión al miembro de la banda BIGBANG, en el cual, Reigan está basado.

- Reigan es la técnica de Yusuke Urameshi de Yu Yu Hakusho, del cual también tome el apellido sin ninguna referencia concreta.

- Las empresas SS aluden a las empresas de Sima Seguchi, una versión femenina de Tohma Seguchi de Gravitation.

Cualquier duda, pregunten en los comentarios :)
La lluvia había cesado luego de haber cubierto cada rincón de Ciudad Tegno, como habiéndose asegurado de que había quedado lo suficientemente limpia.

Los habitantes desactivaban sus paraguas automáticos y seguían en lo suyo. Las personas que conducían sus naves de modo manual, desactivaban el “modo anti-agua”, y seguían su camino. Todo parecía volver a la normalidad, mientras terminaba de caer la noche.

La Ciudad Tegno, como todas las grandes metrópolis del mundo, por las noches, se convertía en un verdadero espectáculo de luces provenientes de la más alta tecnología, que estaba esparcida con generosidad abasteciendo a sus muchos habitantes.

Y en esta gran ciudad se remonta nuestra historia. Comenzando en las empresas de entretenimiento G-dragon, especializadas en música y modelaje. Una versión pequeña y masculina de las Empresas SS.

En el piso 8, área de modelaje privado, se realizaba la 5ta entrega del trimestre para la revista de la empresa. Las fotos tenían que ser enviadas a primera hora del día siguiente. 5 personas del equipo técnico estaban encargadas, y eran 24 modelos los que debían ser fotografiados.

Todos estaban entre los 18 y los 25. 17 de ellos trabajaban para la empresa, los demás eran modelos independientes con portales propios. Entre ellos estaba Reigan Urameshi, de 19 años.

Se trataba de un muchacho cuya belleza era hipnótica. Su cabello era negro y lacio, por un lado era corto, con agraciados mechones que decoraban su oreja izquierda y parte de su mejilla. Del otro lado era largo, unos 10 centímetros por debajo de su hombro derecho y con sombras grisáceas.

Su piel era tan blanca, y sus facciones tan finas, que parecía de porcelana. Y sus ojos eran la cereza del pastel: Modificados quirúrgicamente, estos poseían unas pupilas un poco más grandes de lo común, negras con sombras grises y azules que parecían rodear el brillo del núcleo.

Reigan había agarrado fama con imágenes de él mismo, con atuendos al estilo Emo y fondos fantasmagóricos y terroríficos astutamente pulcros. Aunque él no tenía ninguna razón ideológica para vestir como vestía y hacer los fondos que hacía.

Era un estilo que le gustaba, nada más.

Pero esa noche, el dolor que arrasaba su ser contrastaba perfectamente con su estilo.

Viendo su reflejo en el espejo, un fugaz recuerdo de los hechos se había materializado en una pequeña gota que se deslizó por su mejilla.

Reigan la limpió de inmediato y se aseguró de que no hubiera ni el más diminuto rastro de tristeza en su rostro. Luego de unos minutos fue llamado a la sala de fotografía.

Diferentes poses, diferentes enfoques y direcciones. El trabajo en el departamento terminó a las 7:30 y los modelos salieron del edificio. En su mayoría, estaban gozosos con el buen pago de las fotografías en sus cuentas bancarias. Muchos se fueron a beber y celebrar, Reigan no fue uno de ellos.

La verdad, estaba muy lejos de su casa. Aunque no estaba perdido. Sabía que en algún momento encontraría una parada de banana Split, o alguna estación. Y de todas formas, no le importaba en lo absoluto.

Caminaba por las calles sin rumbo alguno, solo caminaba. En las Calles Estratégicas, utilizaba El caminante, y lo hacía en “modo perceptible”, para probar si la velocidad podía hacerlo reaccionar (sin éxito). Tampoco especificaba paradero.

Quería perderse. No tenía ganas de llegar a su casa.

Rápidamente, se fue alejando de las avenidas y calles estratégicas hasta que se vió rodeado por unos frondosos árboles y arbustos que, junto a elegantes bancas y una plataforma circular, conformaban una bella plaza, muy solitaria en esos momentos. Reigan solo pudo divisar a tres jóvenes hablando y bromeando en una de las bancas. Pero pronto los perdió de vista. …l andaba por inercia, como un muerto viviente, y si percibía lo que pasaba a su alrededor, no le daba importancia.

Pequeñas y frías gotas caían en su cabeza. Eran los residuos de lluvia que habían quedado concentrados en las ramas de los arboles. Aunque le molestaran un poco, estaba demasiado inmerso en su desdicha para inmutarse.

Ya estando a punto de salir de la plaza, divisó una carretera estrecha y escuchó el sonido de una nave a la distancia. Reigan siguió caminando, con algo de suerte, pensó, la nave iría a gran velocidad y estaría en “modo manual”.

No era lo suficientemente fuerte después de todo.

Los tres muchachos se estremecieron con el estruendoso sonido y no supieron identificarlo al momento. Había sido una especie de impacto, de eso no tenían duda. Y muchas hipótesis surcaron sus mentes al momento (la mayoría sin mucho sentido). De cualquier modo, no se quedaron a averiguar.

Los ojos cristalinos de Reigan nunca habían estado tan abiertos. La nave, en posición diagonal, desprendía una especie de humo blanco grisáceo desde sus costados. El conductor de la nave no salió de ella inmediatamente.

Estaba tan impactado como Reigan. Pero cuando recobró la conciencia, salió de la nave decidido.

- ¡¿ACASO ESTÁS CONSCIENTE DE QUE TE PUDE HABER MATADO?! - Su voz era profunda y fuerte.

Su nombre era Philipe Ishihara.

Se trataba de un hombre alto, vestido con un conjunto formal y un sobretodo. Pasaba de los 40 pero tenía un muy buen aspecto físico. Con facciones remarcadas y un cuerpo fornido.

Como siempre hacia, iba manejando en modo manual. Aunque no creía que siquiera la nave hubiera podido calcular tal imprudencia a tiempo. Y estaba furioso. Sólo pensar en lo que habría pasado si no hubiera girado su nave, estrellándola con el costado de la plaza. Sólo pensarlo lo carcomía y por esa razón necesitaba convencerse de que había un culpable que no era él.

Sin embargo, su furia fue reemplazada por una inquietante preocupación: no recibía respuesta por parte del joven. Lentamente se acercó a Reigan.

- Oye, ¿Estás bien? - El joven no se movía. Estaba petrificado mirando la nave. Su rostro aun irradiaba un miedo - Oye chico, ya pasó…- Reigan volteó de golpe al sentir el rose de aquel hombre intentando tomarlo por el brazo.

Cuando las miradas de ambos se cruzaron, a Reigan le pareció que era la primera vez que veía a otro ser humano desde que “aquello” había sucedido. De repente sintió que le faltaba el aire. Intentó decirle algo pero no lo logró y cayó desmayado.

Philipe lo sostuvo antes de que cayera. Lo tomó en brazos y lo recostó en la parte de atrás de su nave, para luego, con toda tranquilidad, sentarse en el asiento del piloto y esperar a que la policía llegara.



Eran las 11 y media de la noche cuando Reigan recobró la consciencia. Se encontraba en un apartamento bonito, con un diseño elegante, con finos muebles y adornos. El estaba recostado en un sofá blanco, con una esponjosa almohada y una tibia manta azul.

Escuchó un vago sonido proveniente de la cocina, la cual apenas podía divisar. Una sensación de ansiedad y confusión lo invadieron pero no fue por mucho tiempo. Decidió quedarse sentado mirando lo que le rodeaba.

Philipe salió de la cocina, parecía molesto pero no era con él, ya no. Y cuando lo vió se estabilizó un poco.

- Que bueno que ya despiertas, toma - Philipe le ofreció una pequeña pastilla y un vaso de agua.

Por unos segundos, Reigan observó fijamente a Philipe, como analizándolo. Philipe no sabía que decirle así que optó por hacer lo mismo, y dejarse deslumbrar por las facciones exóticas del muchacho.

Reigan miró la pastilla y sin más se la tomó. A Philipe le sorprendió la falta de desconfianza por parte del joven

- Por si te inquieta, es una pastilla para el shock, no te estoy drogando para violarte ni nada parecido… - El hombre alzó una ceja ante la indiferencia del chico.

Tras terminar de beber el agua, Reigan sonrió y miró al vacio.

- Bueno, si quisiera drogarme o violarme ya lo habría hecho. Ha tenido tiempo de sobra. Además, aunque fuera de ese modo, honestamente, no me importaría… - Reigan puso el vaso de vidrio en una mesita y se levantó lentamente ante la mirada estupefacta de Philipe, quien no tenía respuesta.

- Lo que es más, hágalo…drógueme, vióleme, incluso asesíneme, me tiene sin cuidado…- Reigan lo decía con un tono de voz suave y calmado y Philipe no sabía que decir, ¿era acaso una broma, o había metido alguna especie de enfermo a su casa?

- No sabes lo que dices chico, y la verdad no quiero saber que te ocurre. Ya estas mejor ¿no? Te llevaré a tu casa…-

- No quiero ir a mi casa…- La voz de Reigan se tornó apagada pero una sensación desconocida se concentró en su interior. Era una especie de sed perversa juntada con ansiedad, como esa que sientes en sueños cuando sabes que es un sueño y no tienes nada que perder…

Puedes hacer lo que te plazca…

- Déjeme quedar esta noche, le seré de utilidad…- Reigan se quitó su chaqueta y luego su camisa, dejando ver su pecho y un pequeño y largo collar colgando de su cuello. Philipe no pronunciaba palabra - Poséame, tómeme como quiera. Sea brusco, sea perverso, no me importa…- Reigan se acercó acechadoramente a Philipe. Rodeo suavemente su cuello con sus brazos y sonrió - Sólo le pido una cosa, no me suelte en toda la noche…- Y sin recibir otra respuesta más que su rostro sorprendido; Y a sabiendas de que no se movía ni para aceptarlo ni para rechazarlo, Reigan lo besó.

Philipe lo tomó por los brazos e hizo ademan de apartarlo (Ya que sin duda, él era más fuerte) pero la calidez de aquellos labios y el suave toque de sus manos acariciando su espalda despertaron sus sentidos, concentrándose en sus pantalones.

Philipe había cometido muchas locuras en su vida y talvez ya no era tan joven pero si la vida te seguía dando limones…

Y sin pensarlo dos veces, correspondió el beso con brusquedad. Lo tomó entre sus brazos y empezó a besarlo como un loco. Reigan mantenía sus ojos cerrados, decidido a disfrutar aquello que el mismo había causado.

Philipe, ciego de deseo, lo llevó a su habitación y empezó aquel clandestino acto sexual. Decidió no ponerle cerebro y perderse en aquel joven cuerpo que estaba totalmente dispuesto a recibirlo.

Se dio el lujo de disfrutarlo como era debido, quitándole todo a excepción de su collar, y una vez que ambos estuvieron completamente desnudos, bajo la gruesa pero liviana cobija blanca, procedió a acariciar y besar cada centímetro de aquella suave piel.

No hubo parte de aquel cuerpo que él no explorara, los labios del joven estaban ya rojos de tanto ser besados. Como si se tratase de viejos amantes, acomodaban sus cuerpos hasta encajar como piezas de rompecabezas. Y en besos largos y apasionados, entrelazaban sus manos y se abrazaban.

Reigan estaba sediento, necesitaba de aquel acto. Sus besos eran desesperados y demandaba movimiento y fuerza. Philipe trataba de apaciguar su sed y aún en su goce, en el fondo se preguntaba la causa del anhelo de cariño de aquel joven. Siendo tan guapo, podría tener a cualquiera, podría ser amado por quien sea, ¿Qué fuerza poderosa lo había hecho caer a tal punto que estaba dispuesto a entregarse a un completo extraño?

Pero tampoco se dejaba distraer por esos pensamientos. Si iba a hacerlo iba a disfrutarlo y eso era lo que hacía. Colocaba a Reigan en las posiciones que quería y lo llenaba de besos y caricias. Lo escuchaba gemir. Y le excitaba saber que Reigan estaba desesperado por ser poseído, incluso hacia ademan de prepararse para penetrarlo solo para comprobar que el joven en verdad estaba completamente entregado a él.

Después de tenerlo un rato boca abajo, besando su espalda y su cuello y tocando su trasero y su miembro. Introdujo dos dedos en su entrada y simuló embestidas, enloqueciendo mientras escuchaba que los gemidos de Reigan se hacían más fuertes.

El joven tenía los ojos cerrados y solo se dedicaba a sentir, arañando las sabanas y mordiéndose el labio sintiendo la intromisión. Philipe sacó sus dedos, lo tomó por los tobillos y lo puso boca arriba, colocándose entre sus piernas.

- Tómame…- Ya no lo soportaba, así que lo tomó lenta pero decisivamente, llevándolos a ambos al borde.

Era tanto placer que se les iba de las manos, Philipe embestía con fuerza, Reigan enloquecía sintiéndolo. Al final ambos se corrieron casi al mismo tiempo y Philipe terminó dentro de aquella cavidad.

Aquel acto terminó más rápido de lo que habrían querido pero no importaba, pues estaban agotados.
Philipe se derrumbo encima de Reigan mientras respiraban aceleradamente. Reigan miró al techo por unos segundos, convenciéndose de que no recordaba la causa de su dolor y que con todo, talvez esa noche si podría dormir sin intermitencia, y sin más se quedó profundamente dormido.

Philipe se apartó un poco de aquel cálido cuerpo, apoyándose en sus manos con sus brazos firmes, para apreciar aquella vista. Besó por última vez sus labios y juntó su mejilla con la del joven, pensando que no era más que una hermosa ilusión y lo más probable era que jamás volviera a tenerlo de esa forma.

Pero cuando estuvo a punto de entristecerse, mandó esos pensamientos al demonio. Se acostó a su lado y los arropó a ambos, tomó a Reigan con el brazo y lo abrazó recordando que este le había pedido que no lo soltara en toda la noche. Reigan pareció protestar dormido pero luego volvió a sumirse en su sueño.

Tan inmersos estuvieron en su acto que no se percataron de que por la ventana, podía divisarse la primera nevada de aquel año.
Notas finales: Muchas gracias por leer, dejen comentarios!

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).