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No es más que un simple One-Shot por anahauru

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Notas del fanfic:

N/: Todos los personajes mencionados en este One Shot son propiedad de Eichiro Oda :v mi dios, ok no.

 

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N/autora: Este One Shot lo prometí hace muchos días, semanas, meses... ok... se me eliminó el que tenía planeado publicar así que este lo escribí con prisa :v no estoy contenta del resultado pero meh, ya estpy trabajando en uno que sí me dará para comer... (?)

Notas del capitulo:

Disfrutad mi pésimo One Shot T-T)

 

[…]

Los experimentos siempre fueron lo suyo, entretenido, divertido y emocionante. La sensación de crear nuevas cosas era bastante satisfactorio y memorable, se sentía como un niño pequeño cuando lo alababan con un buen trabajo, sonreía de oreja a oreja y continuaba con sus experimentos, deseaba sentir esas palabras, deseaba ser querido, apreciado, reconocido… realmente lo deseaba, pero los años pasaban y esos deseos disminuían, ya solo quería crear, destruir, probar… no pensaba en nada ni en nadie, odiaba y gritaba cada vez que se equivocaba, de su boca ya solo salían maldiciones y risas, sus ojos no brillaban cada vez que acertaba en una mezcla, ya no se emocionaba simplemente buscaba la mezcla perfecta que por mucho que luchaba no encontraba. El experimento quedó en el olvido por varios días, ahora se concentraba creando un veneno mortifico, necesitaba deshacerse de aquel compañero que decidió interrumpir en la buena relación que tenía con su superior, aunque tampoco era necesario presumir de algo que ni él estaba seguro. Ese nuevo compañero era como una aguja en el culo, tan insoportable aunque no hablara su silencio jodía su tranquilidad, los días se volvieron tensos y su privacidad se fue completamente por el retrete, ya no podía disfrutar de sus logros ni enojarse de sus errores, era realmente molesto.

 

Estos días los pasó de la peor forma, ¿cuánto tiempo se quedaría ese tipo?

[1]

Su nombre es Vergo, un tipo alto y corpulento, algo torpe y despistado en cierto sentido. Un estilo de cabello bastante simple. Es como un hongo andante, siempre lleva unas gafas negras pero tampoco es como si tuviese curiosidad por ver cómo son sus ojos, su gran imaginación ya le daba una imagen; ojos desafiantes, penetrantes, amenazadores y fríos, esa era la imagen que tenía. Vergo no sonreía ni se molestaba en saludarlo cada vez que llegaba al laboratorio que compartían, no lo ayudaba ni lo miraba, era realmente molesto pero tampoco él hacía algo para solucionar ese dolor de culo que le daba ese tipo.

[2]

La sangre recorría su pálida piel, ese golpe cayó perfectamente en su mejilla, quizás no debía haberse enfadado tanto con el tipo pero igual no podía dejarse intimidar ni quería aparentar ser débil por lo que decidió atacar. Sus golpes no eran tan fuertes como las del contrario y por lo visto tampoco causaban daño alguno, solo provocaba que una sonrisa burlona se dibujara en el rostro del más alto.

Maldecía como siempre mientras caminaba por el pasillo, la pelea ya había finalizado hace varios minutos, tenía el cuerpo ligeramente dolido pero no tanto como para quejarse, eso suponía.

Unas tiritas y pocas vendas bastaron para luego volver al laboratorio y ver con el ceño fruncido todo el desastre causado.

Realmente odiaba a muerte a ese hombre.

[3]

Ese día se perdieron varias muestras y muchos apuntes quedaron destruidos por culpa de la infantil pelea que ambos tuvieron, no habían muchas razones para llegar a las manos, hablar hubiera sido más fácil pero ambos no conocían tal solución y más cuando fue Vergo quien empezó todo, no es normal que un tipo como tal se metiese en sus asuntos de un día a otro, y más si se atreviese a criticar de forma tan descarada sus duros esfuerzos. Ambos tuvieron que pagar los daños ocasionados.

[4]

Lo bueno de todo eso fue que al fin empezaron a comunicarse más seguido, no como amigos ni como rivales. Se podría decir que estaba contento de cierta forma que llegaba a ser molesto, recibir un alago de ese tipo no era como para echar flores, pero de alguna forma le hacía sentir una extraña sensación en su interior, apenas tenía 19 años por lo que tal vez solo es su imaginación. No pensó mucho en eso y continuó con su plan de crear un veneno poderoso para deshacerse de ese dolor en el culo, Vergo.

El experimento iba bastante bien, tanto que empezaba a darle miedo su gran inteligencia, bueno, es el mejor después de todo.

[5]

Cómo fue que ocurrió, cómo fue que esa distancia que ambos tenían se acortara tan repentinamente. No recordaba nada, bueno quizás un poco sí. No debió haberse hecho el listillo ni apresurarse en probar su gran invento, tampoco pensó en lo listo que sería Vergo, nunca imaginó que este tipo supiera de sus intenciones desde que pisó este laboratorio.

No pasó ni una sola hora desde que puso la última gota, aquella que consiguió mediante el mercado negro, un veneno tan potente resultaba difícil de conseguir después de todo.

Hizo mal en actuar de forma amigable con el otro, quizás eso lo delató por completo, sonreír y hablar de forma melosa tampoco era lo suyo pero la sola idea de por fin deshacerse de ese dolor de culo quien provocaba sentimientos extraños en su interior era demasiado tentador… tanto que olvidaba por completo su “orgullo”.

Tampoco imaginó que él también sería prueba de su propio veneno, es más, nunca llegó a pensar que el otro al dar el primer sorbo le cogería del cuello de la camisa y uniría sus labios de una forma tan brusca. La lengua del más alto se hizo paso entre  sus labios, pasando así aquella sustancia ligeramente viscosa y de sabor amargo, puso sus manos en los hombros del contrario, abrió los ojos como platos mientras intentaba sepáralo, la fuerza le fallaba y aquel “beso” resultaba tan profundo que incluso después de que el líquido bajara por su garganta, continuaba. Se dejó llevar por la situación.

[6]

Semanas pasaron después de ese incidente, estaba con la frente apoyada en el escritorio, aún seguía vivo por lo que el veneno no dio resultado, al menos esperaba morir minutos después de lo sucedido pero no fue así. Vergo actuaba normal, como si nada hubiese ocurrido, la distancia entre ambos volvió a hacerse presente, las discusiones inexistentes, no había ni un solo cruce de miradas, nada… nada.

[7]

Dolía un poco, sí, dolía, pero no quería aceptar ese extraño sentimiento.

Frunció nuevamente el ceño al sentir que otra goma para el cabello se le rompía, era realmente molesto, esta era la quinta vez. La idea de cortarse el cabello volvió a pasar por su mente, resultaba tentadora pero prefirió ignorarlo, cogió otra goma y volvió a intentar recoger el largo y voluminoso cabello que tenía, sus brazos ya estaban cansados y tampoco poseía tanta paciencia.

 

--. Si lo haces con tanta brusquedad conseguirás romperla igual que las otras, deja que te ayude.

 

La voz procedente a sus espaldas lo asustó un poco, dio un pequeño saltito en el sofá y giró ligeramente su cabeza, miró dudoso al más alta quien se acercaba y cogía su cabello, lo peinaba un poco y lo ataba con una goma, que al parecer lo trajo el mismo. No se resistió ni soltó ninguna palabra o sonido, simplemente se dejó, era tan extraña la sensación que tenía miedo de ella, sus ojos empezaron a humedecerse pero resistía con no dejar escapar ni una sola lágrima, sería vergonzoso. Apenas sintió su cabello libre se levantó y corrió a su laboratorio, resultaba patético.

[8]

Otras semanas pasaron, un total de siete para ser exactos, sus movimientos eran delicados y ligeramente doloroso pero aun así sonreía, al parecer el veneno tenía su propia fecha de inicio y esa fecha era ahora, bueno hace dos días atrás, los síntomas empezaron, el dolor se hacía más presente. Era gracioso, este veneno que fue hecho para ese tipo ahora solo lo afectaba a él, resultaba una broma pesada pero en parte se sentía orgulloso, había inventado algo realmente potente.

Se encontraba en su laboratorio, continuaba con su trabajo como si nada, no quería preocuparse, su hora llegaba pero poco le importaba a todos nos llega la hora en algún momento solo que a algunos más antes que a otros.

Sus manos temblaban hasta el punto de hacer caer un matraz, este contenía un líquido blanquecino, nada importante pero quizás debería parar, no vaya a ser que lo próxima sean las toxinas peligrosas que utilizaba para hacer sus más mortíferas creaciones. Salió del laboratorio y se sentó en el sofá, suspiró pesadamente, su cuerpo actuaba de una forma extraña, temblaba y sudaba, el calor era insoportable que terminaba por despojarse de su bata y jersey. Respiraba con ligera dificultad y sus ojos se nublaban.

 

--. Vaya, veo que está haciendo efecto, eres un científico bastante estúpido, ¿no crees?

 

Llegó a oír esa insoportable voz que a la vez provocaba que su cuerpo reaccionara de una forma extraña, ¿hacer efecto? Qué quiso decir con eso. Estaba confundido, sintió que el más alto se acercaba y lo cogía en brazos, era algo agradable.

[9]

No supo cuando se rindió en contener sus gemidos, las cuerdas que ataban sus muñecas empezaban a ser más molestas y dolían conforme las movía, quería liberarse y tener un mejor soporte, estar atado de esa forma era bastante incómodo y más cuando el otro empezaba a moverse con brusquedad invadiendo así por completo su interior.

Tenía los ojos ligeramente cerrados con lágrimas que adornaban cada rincón de estos, en su piel destacaban las gotas de sudor y los puntos rojos que fue dejando el contrario, habían algunas marcas de dientes, prueba de que también fue mordido, algunas más intensas que otras. Sus gemidos iban en aumento, y sería mentir descaradamente si dijera que no empezaba a disfrutar de tal sensación que el otro le causaba pero tampoco se rebajaría tanto y admitiría tal cosa.

 

--. V-Vas… muy lento…

 

Se atrevió a susurrar. Avergonzado por ello apartó la mirada de la sonrisa divertida que el otro hacía, más bajo no podía caer, ¿o sí?.

 

Vergo ríe un poco al oír aquellas palabras de su compañero, al parecer comprar aquello y probarlo de esta forma fue la mejor idea que su mente pudo crear, bueno, tenía mejores ideas pero pongamos esta como una de las principales. Sujetando con firmeza las caderas del contrario salió por completo del interior de este, sonrió ladinamente al ver la expresión desconcertada de su presa disfrutado poco después como esta se retorcía al adentrarse nuevamente a esa cavidad que ahora no resultaba tan estrecha como al inicio. Decidió desatarle las muñecas, a decir verdad él también se empezaba a casar de la misma posición, tenían un sofá a pocos centímetros sería de idiotas no darle un uso útil. Llevó al menor al sofá sin molestarse ni un segundo en salir de su interior.

 

--. Eres… un bastardo…

 

Murmuró Caesar al sentir la suavidad y comodidad del sofá, y como no, sentirse de alguna forma libre. Miró de reojo sus muñecas las cuales tenían claras marcas de cuerdas. Poco le importó. Dirigió su mirada al más alto, sonrió de lado y estiró los brazos para rodearle el cuello con estos, atrayéndolo lo suficiente para unir sus labios, quizás estaba loco… reafirmo, está loco, ¿quién haría semejante estupidez? Pues… quien más que Caesar. Por otra parte no recibió ningún tipo de rechazo, pero tampoco el más alto correspondió tal acto, simplemente se molestó en sonreír de forma burlona y de alguna forma continuar con el “juego” que planeó desde un principio.

[10]

Lo que ocurrió en aquel momento se quedaría grabado en su mente durante años y años, no conseguía averiguar cómo es que llegó a actuar de tal forma mientras el otro aprovechaba cada puto segundo, estaba molesto pero tampoco era para presumir, ¿le gustó?, ¿repetiría?... quizás no lo haría o mejor no aceptaría un sí como respuesta a todas sus preguntas.

Estaba cansado, tenía un dolor de mil demonios en el culo, Vergo no aparentaba ser el tipo delicado por lo que tampoco le dio mucha importancia a tal dolor. Miró la hora del reloj de su muñeca, que por cierto conservaban la marca de aquellas cuerdas con la cual fue atado, no era muy tarde por lo que no se molestó en apresurarse en ir al laboratorio.

Al llegar, el lugar estaba en pleno silencio, posiblemente el más alto no haya llegado o tal vez esté en alguna parte escondido.

 

Los minutos pasaban y al fin el tipo mostró su amplia figura por la puerta, inconscientemente Caesar sonrió y al darse cuenta giró la cabeza con tanta velocidad que dio un estirón en el cuello, olvidándose del dolor esperaba que Vergo no lo haya notado, sería vergonzoso después de lo que ocurrió entre ellos, es decir, alguien que fue violado no puede sonreír tan fácilmente… ¿verdad?

 

--. Que me parta un rayo… Que un árbol caiga desde el espacio exterior y aterrice en mi maldita cabeza…

 

Susurra maldiciones a su persona en su mente mientras fruncía el ceño, repitiéndose mil veces que él era una pobre víctima  y qué pensaría en un venganza contra el odioso de Vergo.

 

[11]

 

Decir que la relación entre ambos es como la de una pareja normal y corriente es como decir que el gato y el perro siempre se llevaron bien.

 

Os contaré que fue lo que ocurrió con Caesar y Vergo. Después de lo ocurrido Caesar empezó nuevamente a crear algún otro tipo de veneno, y vaya que lo conseguía pero como era de esperarse Vergo ya se conocía todas. Nuestro querido científico acababa de la misma forma, tirado en el sofá o en algún otro sitio, con el cuerpo ligeramente dolido y sudado, con la respiración agitada y la piel marcada… sí, el champiñón con patas se acostumbró a utilizar un tipo de estimulante que calentaba hasta no poder  el cuerpo de su víctima, con esto tened en mente que Caesar acababa como una gata en celo.

 

Varios días después de eso, Caesar se enteró del porqué de todos sus fallos y del porqué siempre acababa de la misma forma, se molestó y vaya que se molestó. Ahora sí que estaba a punto de matar de Vergo, pero los sentimientos ocultos que tenía por el otro le hizo realizar un numerito propio de una colegiala enamorada que fue engañada. Fue un momento vergonzoso, muy vergonzoso. Vergo murió literalmente por la risa, mostrando de esta forma que es un humano después de todo.

 

A partir de aquí no hay mucho más que explicar, la relación entre ambos es complicada de cierta forma pero desde el punto de vista ajeno se podría decir que son muy tímidos como para expresar el cariño que se tienen el uno al otro. Bueno eso solo es un punto de vista externo, bien sabemos que no es verdad ya que estamos más que seguros que su muestra de afecto va más allá de un “te quiero”, ya sabéis a que me refiero.

 

Notas finales:

Espero que hayais ignorado las posibles faltas de ortografía xD

Bueno, a lo que venía, a que os ha gustado :D ... ok no, ni a mí me gustó pero igual lo publiqué, alv xDxD

 

Pos nada, nos vemos la próxima, besos~  :*


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