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Ave Versus Cristus por Xora

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Notas del capitulo:

Me rindo, tenía pensado actualizar aquí una vez terminara de subir esto en mi otra cuenta pero... ya, no puedo dejar pasar más tiempo.

¡He vuelto al fin! ¡No crean que he abandonado! De echo, aún queda mucha historia por recorrer.

Gracias por seguir aquí, en serio.

Había buscado, recorriendo salones que jamas visitaba, zonas que nunca frecuentó en toda su instancia, pasillos que siempre evitó; buscó por todas partes sin encontrarlo por ningún lado. Mello no recordaba haber corrido sin descanzo en tan poco tiempo y con el corazón palpitando en la parte superior de su garganta, a punto de salirse.
 
Asustado no se detuvo a pensar en mejores opciones, simplemente corrió por todo el recinto sin que su esfuerzo diera fruto alguno. Corrió y se detuvo en la puerta principal de Wammy's House aún con esperanzas de que él no la hubiese cruzado todavía y que -de haberlo hecho- pudiera visualizar su silueta a la distancia pero no ocurrió así. El atardecer le había recibido cuando se detuvo a descansar aferrado a uno de los pilastrones y al cartucho que sostenía celosamente en una de sus manos, los rayos posandose en su frente cual nostalgia existencial mofandose sobre su cabeza, acongojando su pecho y tensando más la presión en sus emociones, dejando que el enojo explotara en forma de una maldición involuntaria. Maldijo una y otra vez en su retorno dentro de la casa aunque a esas alturas comprendiera que era inútil seguir buscando. Matt se había marchado y no volvería para cumplir la promesa que le hizo, escapando como un vil cobarde entre mentiras y falsas sonrisas. Y Mello se dejó caer a mitad del pasillo sin poder soportarlo más, permitiendo al llanto apoderarse de su facciones mientras sus manos se hacían puños entre sus largos cabellos y luego maldijo entre sollozos denegados, lamentando haber sido tan ciego para no darse cuenta de lo que aquel chico había estado planeando desde el principio.
 
Actualmente estaba más tranquilo y brindaba aceptación a los sucesos ocurridos aquel día pero sin resignarse a comprender las dudas que continuaban atormentandolo a pesar de todo. No se había despedido de él y culpaba a Matt por no haberselo permitido pero más le dolía que la oportunidad por expresarle sus verdaderos sentimientos hacia Near no existiera porque a nadie más podría comentarle sus ideas e inquietudes, nadie estaba a la altura de Matt para reprenderlo o apoyarlo si sus pensamientos al respecto eran errados pues cuando veía a aquella pareja rondando su perimetro le daban nauseas de sólo imaginarlos terminar juntos en algún futuro, aunque sus ideas incluso rayaran a lo descabellado cuando lucían tan distantes a pesar de su cercania. Ella había vuelto a rondar al albino sin descanso por dos semanas enteras. Pudo aplicar metodos terroristas para alejar a esa niña de Near, -no sería difícil considerando la terrible relación que Mello tenía con Linda- pero al final nunca hizo el intento de ahuyentarla porque le avergonzaba la simple idea de levantar sospechas a los espectadores. Aún comprendiendo su sentir, ceder a los arrebatos para elevar más el ego del albino no estaba en sus planes sin importar cuanto quisiera besar esos labios que lucían tan fríos como sus ojos negros, muertos cual averno de oscuridad eterna.
 
—Near, ¿sabias que L se ha enfrentado a Kira por TV?— cuestionó Linda con una deslumbrante sonrisa adornando sus labios mientras invadía la zona favorita de Near en la Sala Común para resguardarse a jugar con sus juguetes. Mello tuvo la fantasia de usar uno de esos sucios robots como tapabocas con Linda.
 
—Lo sé.— La respuesta de Near fue breve y precisa.
 
—¿Ehhh~ ? Pero es un rumor que apenas está circulando.
 
—Yo inicié ese rumor.
 
—¡No puede ser!—. Linda se mostró sorprendida con el informe y Mello sonrió con gracia pues era evidente que aquella afirmación se trataba de una mentira. Era curioso que, luego de unos meses de espiar hasta el cansancio las conversaciones de aquellos dos, descubriera que a Near se le daba por gastar en bromas sútiles contra la distraída de Linda sólo para mofarse de esa frágil cadena de información que esta manejaba y eso a Mello lo complacía en cierta forma. Para su mala suerte, Near no tardó en decirle a la niña de coletas la verdad. 
 
—Mentí.— Y sus palabras provocaron que Linda hiciera una mueca de enfado. —Pero es verdad que ya estaba enterado. Según dicen, se han filtrado varias conversaciones digitales haciendo referencia a este tema desde Japón y así se ha distribuído la información en los paises de america y europa en distintas magnitudes.
 
—Oh, ya veo.— Linda le restó importancia y se acomodó en el suelo. —Entonces también debes saber que se ha unido a la policia nipona para iniciar su busqueda en el país y que es alta la probabilidad de que Kira se trate de un americano.
 
—En realidad no hay manera de determinar cuál es la nacionalidad de Kira ya que sus intervenciones ocurren de manera global, también es un hecho que ataca a criminales y eso lo convierte en un seguidor aguerrido de la justicia.
 
—¿En serio? ¿Sólo criminales? No lo sabía.
 
—Fue por eso que la fama de Kira ascendió rápidamente. Siendo una admiradora de L debiste tener presente un dato tan básico como ese si planeabas seguir el rastro de Kira.
 
Esta vez Mello estaba absolutamente de acuerdo con Near. Nadie en aquel orfanato merecía llamarse admirador de L si no estaba al tanto de sus movimientos en el mundo, especialmente en un caso tan famoso como el de Kira cuyos rumores y teorias se desplazaban como el mismísimo oxigeno ya que incluso los más indiferentes profesores que les educaban en aquel hogar estaban enterados al menos de uno o dos casos donde el gran detective había participado antiguamente, ni hablar de la controversia creada por Kira.
 
—¡Hago mi mayor esfuerzo!— replicó la pequeña castaña impactando las palmas en las baldosas acercandose considerablemente al albino con esa inocente acción. Ver la cercanía de sus rostros hizo que la espina dorsal de Mello recibiera una potente descarga electrica que erizó su piel obligandole sentir ardor en su estomago, de pronto con unas incontrolables ansias de levantarse y empujar a Linda lejos de Near. Sus finas facciones se ensombrecieron. —¡Es sólo que tú eres demasiado atento, Near! ¿Cómo haces para enterarte de todo si no hablas con nadie a menos que sea absolutamente necesario? Se supone que así debería tener mayor ventaja sobre ti ya que siempre estás aislado.
 
—Que sea apartado socialmente no significa que no pueda arreglarmelas para informarme bien de las cosas por las que siento interés.
 
—¡No te creo! ¡Debes tener algún secreto que no quieres decirme... !
 
El estruendo de una fuerte pisada a un costado de los dos insitó a Linda sobresaltarse de forma llamativa antes de dirigirle una mirada escandalizada a su interruptor, por otro lado, el movimiento de hombros en Near fue apenas visible para después rodar los ojos y descubrir a Mello de pie junto a ellos con un porte que se jactaba de superioridad. Ninguno sabía lo que el segundo mejor del orfanato se traía tan de pronto con ellos pero Linda no cobró el valor para interrogarlo, preocupada por el desarrollo que esto tendría.
 
—Molesto...— Mello gruñó, intrigando con sus primeras palabras al británico. —Ustedes dos son molestos. Corrompen la armonia con el escandalo que hacen, sus corrosivas conversaciones me revuelben el estomago.
 
—¿Hablar sobre L y Kira significa una conversación lo suficiente tóxica para Mello que ha tenido que venir y revelarlo?— se atrevió a cuestionar Near con pedanteria -para horror de Linda- mientras iniciaba su arraigada manía de tomar un mechón de cabello blanco y comenzar a rizarlo una y otra vez, crispandole a Mello los nervios.
 
—Si, si lo es— espetó Mello rechinando los dientes. No había sido realmente eso lo que terminó por alejarlo de su calma posición junto al ventanal de la Sala Común pero no podía decir la verdad, él mismo no estaba seguro del por qué tampoco así que había optado por expresar aquello que atormentaba su psiquis en acciones. 
 
—Me temo que es imposible acatar a las demandas de Mello, el Wammy's House es una institución soberana que estimula la libertad de expresión. Sería absurdo que dos integrantes de este simbolo emblematico hagan algo que no les satisface emprender.
 
—¿Ah, si?—. En los labios de Mello se asomó el fantasma de una sonrisa sacarrona del mismo modo que adoptaba una postura dominante. —¿Y qué si te obligo?
 
Near dejó de retrocerse el cabello, meditando su respuesta con cuidado, descubriendo la excitación de lo desconocido abrazarse a su pecho en el momento que puso en mente los desniveles caracteristicos de la personalidad con la que cargaba su auto-proclamado rival. ¿De qué manera reaccionaría Mello si dijera algo capaz de enfurecerlo? La intriga lo estimuló a mirar de reojo al rubio junto a él, acuchillando su figura con el hambre psicótico derramandose por medio de sus glaciares pupilas, portadoras de sobervia.
 
—Obligame— dijo y un golpe en la mejilla lo hizo desplomarse bruscamente contra el suelo, creando un breve estruendo con su caída acompañado por el grito instintivo que emitió Linda ante la repentina agresión. Mello sintió a su puño arder suspendido en el aire justo en la zona donde había echo contacto con la piel albina mientras su respiración le recordaba el miedo y adrenalina con lo que se mantenía de pie cerca de ellos, ya que nunca creyó fuera capaz de lastimarlo. ¿Qué lo había incitado a ello? Por mucho que le molestara la actitud de Near, mutar el producto de su furia verbal a la violencia física jamas permaneció bajo su extenso arsenal de opciones, dañar a Near no era algo de lo que podría estar orgulloso. Contrajo las facciones en una mueca de indiferencia cuando puso en mente que Near se lo merecía por hartar a la suerte con su comportamiento pretencioso y superior hacia él, esperando que esto lo enseñara a respetarlo como su rival.
 
—¿Estás satisfecho, Mello?
 
El frío acento de Near ligeramente alterado por el dolor inminente se dejó oír a los pocos minutos de haber sido golpeado, provocando con su voz que el organismo entero del rubio volviera a tirar de sus nervios, haciendo que una serpiente de fuego se retorciera en su interior una vez más. Y, temblando, lo observó removerse en el suelo para luego levantarse con la misma pasividad que bien arraigada yacía en su delgado cuerpo. Asustada, Linda también temblaba, aún así le ofreció una mano al albino para ayudarle a levantarse con mayor facilidad, acciones significativas que volvieron a alterar el humor del joven esloveno. Mello sólo quería gritarle a Linda que se marchara, que los dejara solos, pero sería inútil hacerle una solicitud semejante por miedo a lo que podría sucederle a Near si no estaba ella presente; Mello se daba cuenta que de nada le servía inspirar miedo más que respeto en quienes lo veían actuar, no si necesitaba privasidad con alguien tan influyente en sus impulsos como el primer mejor del Wammy's House; él, su debilidad en muchos sentidos.
 
—No lo estoy— respondió sin pensar y sin apartar la llameante mirada de la blanca figura que reconocía por Near cuyos penetrantes ojos se clavaron en sus pupilas tras su oración, Mello sentía como si su mirada le matara. —De esta manera jamas voy a estar satisfecho.
 
—¡Ya basta, Mello! ¡No sigas!— exclamó Linda, abogando por la seguridad del inmutable albino quien ni se apartaba ni se sostenía de ella. —¡Se lo diré a Roger!
 
—Adelante, acusame— le retó el rubio con la tensión de una sonrisa tenebrosa haciendo de expresión relajada, ensombrecida por las emociones negativas aturdiendo su juicio. —Me será de gran ayuda que lo abandones aquí conmigo, podría tener más libertad para hacer todo lo que quiero hacerle en este momento.
 
—¿Qué te ha pasado, Mello?— cuestionó la pequeña castaña ahogando la salida de sus sentimientos, los cuales se apresaron a sí mismos en forma de lagrimas entre sus parpados, incapaz de procesar la razón de este nuevo inesperado acontesimiento. —Cuando Matt estaba aquí no eras así, nunca molestabas a Near ni nunca lo lastimaste como haz hecho ahora. En verdad, ¿qué sucede contigo? No lo entiendo...
 
—Está bien, Linda— dijo Near para sorpresa de ambos quienes no dudaron un instante mirar al dueño de aquellas palabras. —No es importante, sólo ha sido un golpe.
 
—Pero, Near... 
 
Linda no concretó la dirección de su replica cuando un nuevo golpe se efectuó esta vez a la inversa. Near había golpeado a Mello con menor fuerza pero con la energía suficiente para hacer al rubio retroceder dos pasos antes de que consiguiera sostenerse de manera efectiva en sus dos pies y enseguida volcar su atención en la expresión de su rival; nada, ese rostro no reflejaba nada en absoluto, nada más que seriedad y una cierta cantidad de agitación volando entorno a sus pupilas levemente contraídas por la exaltación del momento. Se llevó una mano a la mejilla afectada, aún sorprendido por aquella reacción, a pesar de haberle golpeado Near no parecía del todo conmocionado, ni una expresión delatora, mucho menos un suspiro.
 
—Ahora estamos a mano, ¿no es así?
 
—¡Near, eso... !— Linda no acertó a retroceder o avanzar, quedandose inmóvil en el mismo sitio sin saber cómo sentirse o comportarse, todo era demasiado para ella.
 
—No puedes molestar a Roger con algo que ya se ha solucionado así que, a menos que pienses acusarnos a ambos, Mello no puede ser juzgado.— Fue en ese momento cuando Linda -y Mello- comprendió a lo que el albino se referia y el motivo de sus imprevisibles acciones; estaba contrarrestando la amenaza anterior que la castaña había dicho minutos atrás, aunque de modo vulgar y poco empleado por Near, había logrado rebatir cualquier queja que Linda pudiera darle ya que le estaba pidiendo de forma indirecta que no cumpliera sus advertencias. Near no quería que Mello saliese perjudicado a causa de sus siempre incorrectas acciones. —No te preocupes, vete.
 
Linda se reconoció contrariada con tremendo mandato ya que era obvio que no podía irse con el orden de la situación oscilando de manera peligrosa pues, ahora que volvía a mirar a Mello, se percataba de la derretidora furia todavía nítida en sus safiros ojos, hambrientos de venganza. Sin embargo, ¿qué podía hacer ella para intervenir en lo que estaba sucediendo en esos momentos? Near y Mello tan sólo se miraban, como si de pronto ambos estuviesen sumergidos en su propio mundo, compartiendo un lenguaje que solo ellos hablaban, como si aquella simple unión visual se tratara de algo más, algo que a ella no se le tenía permitido comprender aún y eso lo asimiló cuando la mirada de Near volvió a su rostro. Por lo tanto debió marcharse sin atreverse a mirar atrás otra vez, aunque derrotada por actuar como una carga justo cuando creyó podría ser útil para Near al menos una vez. El sonido de los pasos se perdieron con la distancia y hasta entonces el silencio le recordó a Mello que todavía tenía cosas que aclararle a su desagradable acompañante.
 
—No necesito que me defiendas, Near— espetó con evidente resentimiento.
 
—Lo sé.
 
—Tampoco necesito tu compasión.
 
—Lo sé— reiteró Near desviando la mirada y volviendo a su posición en el suelo con la intensión de recoger sus juguetes, los ojos de Mello siguieron sus lentos movimientos.
 
—De ser posible, no quiero nada de ti.
 
—Me quedó claro, lo has demostrado energicamente este periodo de tiempo.
 
—Eres mi rival, es así como debo reconocerte, de esa forma es como debes verme a mi.
 
Esta vez Near se detuvo, rechazando la idea de recoger el último robort del suelo. Se llevó su mano libre al cabello volviendo a su manía, instigado por la incertidumbre.
 
 —No puedo— dijo, provocando que el organismo de Mello resintiera un impacto frío que brotó en su pecho antes de terminar en sus entrañas. —Para mi, Mello no puede ser considerado un simple rival, no es la forma como lo he visto todo este tiempo.
 
—Near, tú y yo no funcionamos como amigos. No quiero ser tu amigo.
 
—Yo tampoco.— Tal respuesta tomó al rubio desprevenido pero no pudo pensar en nada particular cuando lo intentó ni tuvo la oportunidad de profundizar en las palabras del albino cuando vio a la distancia entre los dos romperse. Vio los ojos de Near cada vez más cerca y él permaneció quieto, confundido, hasta que el calor de otro aliento acarició sus labios y la suavidad de otra piel se posó contra estos. Mello sintió a sus extremidades tensarse en respuesta y a su corazón latir cada vez más rápido, volviendolo consciente de lo que sucedía; Near había tomado ventaja de su breve congelamiento mental para besarlo directamente, capturar sus labios en un gesto frío, aunque contradictoriamente calido. Near se apartó lo suficiente para deshacer el beso y Mello se descubrió incapaz de replicar nada frente al suceso de sus más recurrentes fantasías. —Me gustas.
 
—Near.... —; no pasó demasiado tiempo para que las emociones congeladas de Mello reaccionaran, revolviendose después de que decidiera apartar de un fuerte empuje al niño británico. —¿¡Acaso estás demente!? ¿Por qué... ? ¿¡Por qué tuviste que hacer eso!?— exigió saber ante una maraña de dolor, felicidad, ira y vergüenza acongojando su alterado centro emocional. —No, no, no, ¡no! Esto... no puede ser, ¡no es así como debía terminar!
 
—Mello...
 
—¡Cállate!— exclamó alejandose de Near con repudio antes de que este concretara sus claras intenciones de tocarlo con sus delgados dedos. —¿Tienes idea de lo que todo esto implica? Maldición, ¡somos hombres!
 
—¿Insinuas que nuestra identidad de género significa algo controversial para Mello?
 
—No es eso... maldición.— Mello se cubrió la cara emitiendo el primer sollozo apresado por la longitud de sus dedos, maldiciendo una y otra vez para sus adentros el orden manejado por las circunstancias, sintiendose insuficiente, humillado, destrozado. —No puedo... y-yo...
 
Near se obligó guardar silencio, rendirse a la evasiva del rubio como una respuesta. No poseía un propósito el confersarle su pensar respecto a Mello después de todo, no había razón para deprimirse o adoptar cualquier emoción de frustración. Aún así, cuando decidió dejarlo, se percató de cuánto le dolió tanta indiferencia disfrazada de muchas otras emociones abordando el semblante de Mello pues fue tal como lo enlazó a la reacción que había recibido. Near esperó por cualquier cosa, un golpe, una frase reprobatoria o alguna mueca de asco pero jamas tanta conmoción por parte del rubio. ¿Tanto le molestaba el caso o era porque provenía de él? Near no resolvió el dilema y estaba seguro que no lo descifraría si se marchaba, no obstante optó por seleccionar la opción de irse ya que los balbuceos de Mello -de algún modo- generaban una extraña sensación de amargura en su interior cuando debería fascinarle verlo actuar como nunca lo había visto. El albino no estaba dispuesto aceptar que le aterraba imaginarse siendo rechazado incluso en ello.
 
—Adiós, Mello.
 
Near se giró convencido de ausentarse cuando el impacto de otro cuerpo por la espalda se aferró al suyo en un ataque furtivo plagado de temor e insensatez. Y sin haber premeditado tal intervención o saber de qué manera recobrar la lucidez, Near se limitó a permanecer en su sitio mientras percibía la agitada respiración contra su oído, causandole un involuntario estremecimiento a su sistema entero. Nunca pensó que los brazos de Mello serían tan cálidos y reconfortantes, de pronto sentía como si no necesitara nada más que tenerlo así de cerca, dedicandole todo el apego emocional que poseía por él de esa manera tan delicada que no demostraba a una audiencia hambrienta de rumores; Near se encontró -por primera vez- ansiando continuar siendo abrazado, hacer contacto físico con alguien porque ese alguien siempre era Mello. El joven esloveno estaba encantado, más que un intento por retener a Near de su camino, lo había sujeto contra su pecho para equilibrar todo aquel sentir que había expulsado fuera de sí. Mello se conocía muy bien, sabía que se iba arrepentir de lo que estaba haciendo, comprendía que rendirse a sus impulsos lo dejaría expuesto, libre de protección, pero no quería desperdiciar la ocasión para tocar al menos una vez a Near, a su humanidad, alcanzarle aunque se tratara de una despiadada mentira tejida por los años y la ineptitud en sus encuentros. Quería pertenecer por una vez a la utopia que representaba ese muchacho de pálida tez, compactarse con sus ambiciones y delirios de grandeza, quería que fueran uno antes de que esta conexión maldita que conservaba sus esperanzas los arrinconara a marginar por sus presencias de nuevo y tuvieran sólo sus sueños para realizar todo lo que nunca harían.
 
—No te odio...— inició temblando como una hoja en otoño cuando advertía que no era otra de sus fantasías, que aquel cuerpo era del verdadero Near y no otra absurda ilusión burlandose de él, ni tampoco un sueño traslúcido divirtiendose a costa de sus sentimientos por el albino. Sólo Near y él en completa cohesión. —No te odio, Near...
 
Lo cierto era que Near lo había superado incluso en esto. Mientras Mello quiso conservar su relación e impedir que una ruptura innecesaria sobre el plan de juego los volviera más distantes, Near había realizado un movimiento suicida sobre el tablero sin temor a degollar a su reina en el trayecto con el fin de ejecutar un jaque mate definitivo. Lo había vencido, aunque figurativamente, lo había logrado. Logró que Mello volviera a retroceder porque Near también había retrocedido para quedarse a su lado mientras yacía arrodillado en medio de la masacre de torres, peones y caballeros.
 
—Mello...
 
—No te muevas.— Mello afianzó el agarre cuando sintió a Near removerse entre sus brazos, lo cual sorprendió más de lo esperado al receptor. —Sólo un poco más, mantente como estás.

Near volvió a su posición inicial, accediendo a quedarse quieto, permitiendo que en el anonimato se llevaran a cabo los secretos que ningún huerfano en el edificio sabría nunca y que a plena luz del día sucedía mientras jugaban tras el cristal a la pelota. El sonido lejano de risas y conversaciones reducidas a murmullos los relajaron, sus pensamientos esfumandose como humo de una fogata que crece al ser alimentada, Near estaba en paz dentro del sin número de sensaciones llenando el vacío del que siempre tuvo conocimiento sin atreverse a admitir lo mucho que le hacía falta este insignificamte roce humano.
 
—¿Desde cuándo?— se atrevió a preguntar después de unos momentos en trance con sus cavilaciones y la respiración de Mello ventilandose entre sus cabellos.
 
—No lo sé, sólo... sucedió.
 
—No tienes una respuesta definitiva, por lo que escucho.
 
—No hables, Near. No quiero oirte...
 
Siquiera percatarse del significado de sus palabras, Near se encontró ubicando en su cerebro una infinidad de oraciones y frases convenientes cuales dar como respuestas pero decidió que tampoco él necesitaba romper el ambiente que se había formado en ese momento. No quería escuchar a Mello, quería sentirlo tanto como él intentaba sentirle; tan cerca, casi.

Notas finales:

¿Qué mejor manera de iniciar la jornada que con un capitulo dedicado al MeroNia? Soy feliz. En unos momentos estaré respondiendo los hermosos comentarios que me dejaron.

Sayonara~


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