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Ave Versus Cristus por Xora

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Notas del capitulo:

He vuelto a invadir Amor Yaoi (?)

Vengo de buen humor y para celebrarlo decidí publicar un nuevo capitulo. 

A leer~

22:30 p.m.- Quinta semana de encierro del primer día.
 
Beyond reía, o intentaba reirse de manera natural pero fallaba miserablemente cuando dejaba a sus cuerdas vocales emitir sonidos luego de un momento de practicar en forma muda. El sonido de su voz creó un eco sordo entre las paredes de su confinamiento sin saber que, tras las cámaras de seguridad, permanecía el detective encorbado sobre el asiento de la oscura habitación mientras degustaba diversas clases de aperitivos. Sin perder de vista las mínimas acciones de BB adentraba en su cavidad pequeños postres de vainilla sin evitar lamer sus dedos con furia, asegurandose de archivar en su mente cualquier movimiento sospechoso. Bien comprendía que ejercer semejante asistencia a su imitador era innecesaria pero, al no tener mejores casos que atender, encontraba conveniente analizar al antagonista de su último trabajo de importancia. Las quemaduras en su piel comenzaban a cicatrizar y era probable que la sensibilidad en su cuerpo aumentara en este aspecto, seguramente no sanarían dentro de un mayor tiempo al considerado. De cualquier modo, era impresionante que estuviese en una pieza a pesar del largo lapso que permaneció en llamas, antes de que Misora resolviera el rompecabezas y se apresurara en rescatarlo de su final como individuo, pero más sorprendente era pensar en cuan sencillo había sido para él prenderse fuego sin preocuparse por la muerte. L había tratado casos de psicópatas naturales que incluían a suicidas sanguinarios, de aquellos que dejaban atrás escenas sumamente desagradables para los espectadores, o también aquellos que preferían cuidar el aspecto de su personalidad, manteniendose al margen de grandes escandalos. Había conocido suicidas pirómanos pero nunca alguien que atentara contra su propia existencia como lo hizo B. Cualquiera pensaría que Rue Ryuzaki, quien se presentó ante Misora Naomi como detective, posee serios desordenes mentales pero L no podía simplemente clasificar su forma de actuar como tal; BB basaba una extensa gama de lógica a cada una de sus maniobras, las pistas que fue dejando atrás durante la ejecución de sus victimas eran pruebas de ello, sin mencionar su gusto por la limpieza. Sin embargo, tampoco se trataba de un individuo cuerdo, su sentido de la equidad era simplemente demencial. Anormal, B coincidía con esa descripción, era demasiado anormal para ser simplemente desquiciado.
 
Presionó su dedo pulgar derecho contra los labios cuando un pensamiento cruzó su mente al observar detenidamente a Beyond. Nunca se habían visto, se suponía que sus escasas visitas a los orfanatos eran clasificadas y raras ocasiones podía permitirse convivir con los integrantes de estos; a menos que se tratase de sucesores potenciales no le era permitido integrarse a su pequeña sociedad directamente como L. La forma en la que B se movía, la manera en la que hablaba, el modo sobreactuado que tenía al expresarse, todo era idéntico. Era aterrador. Incluso Watari había asegurado que su ademán de imitar a L era perfecta, sólo sus ojeras no eran genuinas, estas eran mero maquillaje. ¿Acaso significaba algo? ¿Un estilo o un modismo? Aunque dudaba B fuera participe de caprichos sociales pues sus manias simplemente formaban parte de su ser y personalidad. El hilo de sus pensamientos se rompió una fracción de segundo cuando la puerta a sus espaldas se abrió.
 
—Watari.— El nombrado avanzó con destreza entre la negrura del cuarto cuya única iluminación era la luz del computador que reposaba frente a la figura del detective mientras empujaba un carrito con un juego de té en la superficie, acostumbrado al terreno. —¿Sería conveniente pensar en B como un fanático? Las personas suelen obsecionarse con algo, algunas en mínimas proporciones a otras pero se obsecionan, no... no obsecionarse, quizás sólo sea que se vuelvan un poco obstinadas en referencia a sus intereses. ¿Crees que B sea parte de este grupo de personas obsesivas?
 
—Creo que es imprudente considerarlo. Puede ser coincidencia.
 
El detective se removió un poco, recargandose al respaldo del sillón bañado en sombras, torciendo los labios y rodando los ojos en una mueca insegura.
 
—No siento cómodo pensar en ello como una coincidencia, él estuvo gimiendo una canción que he conocido por años y que no había vuelto a escuchar físicamente hasta el día que llegó a estas instalaciones.
 
—Oh, entiendo. En ese caso, ¿por qué no intenta preguntarle? Dadas las circunstancias no se molestará en ocultarlo.
 
—Aunque sea la opción más simple y acertada, no quiero exponerme a ser rechazado— prosiguió abrazandose a sus rodillas para negarle la mirada a su interlocutor en el acto, esa acción a Watari le pareció tan infantil como las muchas que aprendió a identificar en su larga convivencia juntos y supo enseguida que estaba siendo tímido con su reciente interés personal.—Quisiera que se lo preguntaras tú en mi lugar. 
 
El hombre sonrió un poco pues siempre le fue descabellado que las personas considerasen a L un sujeto inexpresivo tanto en el acento de su voz como en sus facciones ya que, para él, L era más expresivo que cualquiera que hayase conocido en su vida. Quillish Wammy lo había conocido cuando sólo era alguien incomprensible y que los doctores señalaron como padecedor de un sindrome, L jamas había dejado de ser el niño que el destino puso a su cuidado, ciertamente un hombre anciano como él había terminado por desarrollar un fuerte instinto paternal hacia el mejor detective del mundo; siempre lo supo y le pareció inevitable sentirse tocado por una emanación de calidez en su viejo corazón.
 
—¿Puedo saber a qué se debe tu inquietud?
 
—Sabemos que él formó parte de la primera generación de sucesores y que escapó del orfanato sin cumplir la edad suficiente para sobrellevar su vida en la sociedad, que es un hombre inestable y es incapaz de sentir culpabilidad por los asesinatos que comete, por tal insensible hacia su propia existencia, pero, ¿qué sistema ha usado para elegir a sus victimas? Terminado el caso, para él era elemental que las iniciales de estas coincidieran para indicar cuál era su siguiente objetivo pero, aún teniendo algún computador con el cual ver los registros de la ciudadania entera de Los Ángeles, no había manera de que escogiera entre tantas personas alguna que estuviera a su alcance. ¿Cómo sabía a quien atacar? ¿Y cómo es que viste y habla tan similar a mi? ¿Sería posible pensar que sabía quién era yo? Y de ser así, ¿cómo?—. Al percatarse de lo delicado que sugería el asunto expuesto por L, Watari se descubrió incapaz de brindar una respuesta clara y, ya que lo escuchaba de los labios del detective, se daba cuenta del misterio que todavía rodeaba al contra-aspecto de L. Miró en dirección a la pantalla del computador, visualizando a Beyond y tratando de comprender los secretos de su personalidad; el arma que L mencionaba. —Watari.
 
—Si— acató el anciano al llamado del detective.
 
—Sino te es un inconveniente, me gustaría mirar un poco al pasado. ¿Te importaría revisarlo por mi? 
 
—Entendido— asintió envolviendo el ambiente con un movimiento afirmativo de cabeza, estuvo a punto de retirarse de la habitación cuando tomó en consideración un dato importante e inevitablemente se giró de vuelta a sus espaldas donde la silueta de L yacía intacta, volviendo evidente su presencia aún en ese lugar.
 
—¿Qué pasa?— cuestionó L ignorando por un momento sus aperitivos para mirar con curiosidad a su acompañante. —¿Se te ha ocurrido algo?
 
—Quizás se trate de una posibilidad sumamente baja.—  El acento del hombre mayor fue en un tono demasiado bajo, bastante sugerente con la ocasión.
 
—¿Cuánta probabilidad le darías? 
 
—Diría que un 0.1% solamente, se trata de una cifra incierta— confesó Watari tras unos minutos en latente pausa. El anciano estaba dudando en siquiera externar sus pensamientos y esto hizo a L preguntarse de qué podría tratarse, en todo caso Watari jamas le daba a conocer sobre sus ideas a menos que fuera estrictamente necesario y esto estuviese relacionado con el caso que ambos atendían pues L hacía preguntas y Watari simplemente corroboraba sus teorias, esta era la primera vez que se hacía notar tan perturbado en su siempre confiable semblante. L tuvo que abandonar su posición para acercarse a la figura que yacía quieta en medio de las sombras con la mirada fija en los ojos de su padre.
 
 
9:15 a.m Quinta semana de encierro del cuarto día.
 
La puerta que Beyond identificó como la única entrada se abrió sin alguna clase de sigilo, escuchó cómo aquellos pasos tan conocidos recorrían el cuarto hasta su posición empujando aquello que parecía ser un carro con la comida que le era llevada. Olfateó un poco para reparar en el horrendo aroma que se detuvo a pocos centímetros de él, sin creerse todavía que siguiera siendo alimentado por manos ajenas, inidentificables. Estaba harto de la comida salada, por ello siempre que le era ofrecida terminaba por probar lo mínimo antes de refutar el resto, hacía tiempo que le fue prohibido el deleite de cosas más dulces, tal como la mermelada cuyo hipnotizante aroma no había vuelto a percibir desde que descubrió a L en el mismo lugar donde yacía actualmente. De pronto, un tacto metalico plagado de un olor a sopa tocó sus labios antes de que pudiera articular petición alguna, por mero acto-reflejo brindó acceso a su cavidad y trago la sustancia casi con asco, la cuchara se apartó de él un segundo antes de volver a su boca con el mismo contenido y de nuevo recibió el alimento sin alterar la accesibilidad de su comportamiento hasta que -a la sexta cucharada- tensó sus dientes entorno al tibio metal, sorprendiendo a quien le alimentaba. Watari trató separar la dentadura de B de la cuchara pero sus esfuerzos fueron en vano.
 
Negandote a comer no lograrás algo de provecho, te aconsejo que pares.— La voz sintetizada de L apareció y entonces Beyond le arrebató al otro la cuchara para escupirla lo más lejos que pudo en su posición creando una serie de sonidos en la atmósfera. Watari siguió la trayectoria del cubierto con algo de lastima pues ahora tendría que apresurarse a ir y recogerla. —Nadie va a permitir que mueras de hambre, Beyond. Será mejor que dejes de luchar inútilmente contra tus actuales benefactores.
 
—He logrado mi objetivo. Logré hacer que hablaras de nuevo— replicó Beyond girandose en dirección a la lente de la cámara, al detective no le agradaba cuando esto sucedía pues lo hacía parecer como si la venda aún cubriendo sus ojos fuera obsoleta.
 
¿Hay algún motivo por el cual no quieras ser alimentado?
 
—Mermelada.— Beyond no escatimó en dar una pronta respuesta. —Quiero mermelada. De fresa, eso es lo que quiero comer.
 
El detective dejó paralizado sus dedos sobre el teclado de su computador, no podía ser que Beyond estuviera haciendo una petición de semejante calaña justo en ese momento. Se preguntó si trataba de fastidiarlo con una actuación tan infantil como aquella o realmente solicitaba con urgencia probar mermelada. Decidió ponerlo a prueba.
 
Si aprobamos tu petición, ¿prometes nutrirte adecuadamente?— cuestionó con aburrimiento. Beyond inclinó la cabeza hacia un costado, meditandolo.
 
—No voy a volver a ingerir colación no dulce, nunca necesité de sus propiedades para preservar mis fuerzas físicas, mucho menos para mantener las funciones cerebrales activas. El azúcar es perfecto para desarrollar las capacidades de un humano en muchos aspectos y es práctico como un refrigerio, no tendrían que gastar tiempo en su preparación. Así que, si, prometo nutrirme si me dan mermelada de fresa.
 
En ese caso no te será concedido. Entiendo tu punto sobre los efectos trascedentales del azúcar en tu organismo pero me sentiría mal por el cocinero. Te conviene comienzar a cooperar o resignarte a perder exclusividad.
 
—¿Quién diría que el gran L tendría sentido del humor?—. L sintió a su anatomía pasmarse un instante frente a la pantalla ante el tajante comentario del preso. —Los huerfanos solían describirte como una especie de heroe. Un hombre perfecto al que yo debía copiar, imitar su perfección para ganarme el derecho de convertirme en él, igual a una oruga haciendo una metamorfosis completa, eso era lo que los adultos decían. El estúpido de A lo consideraba un honor, tal vez por eso es que nunca nos llevamos bien. A temía cometer un error, aunque ahora veo que compartíamos muchas similitudes... admirar a L y desear destruírlo.— Los palidos dedos se apartaron del teclado, asumiendo que lo mejor era evitar la iniciada charla, le había pedido a Watari que escarvara el pasado porque él no era capaz de tolerar el peso de las penas cuando el sistema desperfecto de aquel entonces hizo pender de un hilo la sanidad mental de innumerables niños inteligentes como el nombrado A. —¿Qué te parece, L? ¿Toda esta gloria que inspira tu presencia en la humanidad es satisfactorio? Que muera una persona común no importa pero si tú desapareces el equilibrio se irá contigo. ¿Cómo se siente saber que haz cambiado el mundo? 
 
L se alejó de la computadora en ese mismo momento, rompiendo su posición para levantarse y enseguida introducir ambas manos en los bolsillos de sus pantalones, caminando a la salida en completo silencio. No quería seguir escuchando las preguntas sutiles pero letales que se deslizaban entre los labios de Beyond Birthday con imperturbable tranquilidad. No quería darse cuenta, no quería escuchar más. Watari se percató de la ausencia y miró en dirección a la cámara de seguridad sin saber que la habitación donde L se estuvo resguardando durante esos últimos días había quedado vacía.
 
 
Algunas horas pasaron desapercibidas mientras Watari se ocupaba en buscar el paradero de su protegido a quien encontró, luego de un exaustivo recorrido por el piso inferior, justo en el sitio menos atractivo del edificio; la habitación que L solía repudiar a la hora de dormir. L estaba sobre el colchon de la cama tendida que se ubicaba justo contra las paredes del lado izquierdo, con ambas piernas contra su pecho, manos sobre las rodillas y los inexpresivos ojos perdidos en la nada conformando la habitación. El hombre mayor estuvo a punto de retroceder sus pasos y volver a cerrar la puerta cuando escuchó la voz de L emitir señales de vida, Quillish había creído que L estaba hundido hasta el fondo en sus cavilaciones que consideró inoportuna su presencia en el mismo lugar donde dejaba emergir la oscuridad de sus más profundos pensamientos.
 
—Hazme compañía, Watari— dijo de forma hosca, casi como si fuera una orden pero el anciano sabía que en ese momento era cuando más fragil -y deprimido- se encontraba. Reprimió la salida de un suspiro y se aproximó, buscando un asiento con la vista pero fue L quien le señaló uno con una palpada de su mano justo a un costado suyo, indicación que Watari obedeció sin demasiados rodeos. Se sentó junto a él acostumbrandose rápidamente al prolongado silencio. No era la primera vez que L lo hacía de esta manera, tampoco sería la última vez que Watari urgaría sus bolsillos para sacar de uno de estos un caramelo que le entregaría al joven detective cuya atención sería al instante capturada por el colorido envoltorio mientras sus dedos se movían para sujetarlo. —¿Esta ocasión sólo es uno? 
 
—No he concurrido la dulceria estas semanas pero guardo una paleta justo aquí.— El hombre le mostró a L un nuevo caramelo color blanco, el cual colocó en sus manos con arraigada delicadeza. L aceptó la golosina con un perceptible brillo de emoción destellando en su mirada pues eran esa clase de gestos los que alegraban su deteriorado sistema emocional. —Por esta ocasión es uno de 100 gramos con 382 calorias y uno extra de 66 calorias, eso suma la cantidad de 448 calorias permitida durante las horas de descanso.
 
—Gracias, Watari.
 
—Es un placer— asintió Watari complaciente, realmente no le importaba acercarse así a L, hacerlo de esa forma le recordaba un poco a cuando L era más pequeño y el golpe en su pecho siempre era nostalgico; ojala todo siguiera siendo igual de pacifico.

Notas finales:

No he podido evitar la relación padre-hijo entre Watari y L. Desde que he visto el live actión y la pelicula L Change The World no puedo imaginarmelos de otra manera.

Amo a Watari por cierto, aunque eso no necesitaban saberlo.

Hasta pronto~


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