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Ave Versus Cristus por Xora

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Notas del capitulo:

Contra todo pronóstico estoy aquí nuevamente~

Culpa de la lista de reproducción musical que guardo en mi memoria como tributo a esta historia. Pero no los aburriré con eso...

A leer.

En el silencio del aula Mello se descubrió absorto por la mecanicidad de las circunstancias que le rodeaban, con el docente de las tres presente existía un sentimiento de familiaridad en aquella obediencia que el resto de niños profesaban en aquella prisión moderada para los estudios diarios donde no importaba la edad siempre y cuando el nivel intelectual fuese el mismo entre sus compañeros de clase. Mello era dedicado y brillante academicamente, responsable también, pero -como cualquier chico de su edad- no podía luchar contra la monotonía que se filtraba en su cuerpo en forma de pereza y aburrimiento. No era como si su interés hacia el tema que exponía el profesor de turno se tratara de algo sin importancia pero Mello no conseguía concentrarse en su totalidad. El chico rubio pestañeó una vez, dos veces, tres hasta que cabeceó; señal inefable de que debía componerse por obligación. Aquel hombre regordete forrado en un traje de gala grisoso tenía una forma realmente aburrida de dar clases para colmo pues la materia que impartía no era de las favoritas clasificadas en prioridades para Mello. Decidido a devolver la movilidad a su aturdida anatomía, se permitió girar la mirada a sus iguales sólo para descubrir que -efectivamente- no era el único que estaba harto de la Civica y Etica. Desde su lugar en la segunda fila podía apreciar al menos a una cuarta parte del alumnado inmerso en sus propias actividades. Matt, que usualmente ocupaba pupitres alejados de la pizarra, yacía recargado en el muro a sus espaldas mientras adoptaba una postura cabizbaja; Mello no tardó en deducir que estaba jugando con su PSP por debajo de la mesa, se trataba de su pasatiempo más arraigado después de todo y, además, era su sello caracteristico entre los principales aspirantes a sucesores de L. En las filas siguientes a la suya lograba apreciar a varios niños y niñas cuchicheando entre ellos con singular entusiasmo mientras sus palabras terminaban por camuflarse con las explicaciones del distraído profesor, había quienes lucían atentos al frente sin mostrar signos de verdadero interés y otros que perdían el tiempo tomando notas innecesarias en la libreta; Mello dudaba estas tuvieran alguna relación con lo que el adulto exponía al frente de todos ellos.
 
Pudo continuar espiando las actividades del resto hasta que sus irises se posaron en la única persona capaz de robar toda su atención de golpe: Near, con una pierna contraída contra su pecho, retorcía un mechón de su blanco cabello con la mirada perdida en un punto muerto dentro del ambiente opresivo. Los finos rasgos de Near estaban congelados en la niñez, a diferencia de él que comenzaba a tener los primeros cambios corporales que se inclinaban poco a poco a la etapa de la pubertad. Mello arrugó el entrecejo apenas fue consciente de la expresión indiferente del albino, era como un androide cubierto de piel sintetica, se veía tan suave y tan frágil que lograba revolverle el estomago ante el mínimo pensamiento al respecto ya que ni siquiera su respiración era visible como sucedía con los otros chicos. Miró a otra dirección pero le devolvió la vista a su blanca figura cuando un escalofrío recorrió su espina dorsal para comprobar que esos ojos casi negros se fijaron en él unos segundos después, Mello alteró sus facciones a terror puro un instante antes de escudar la impresión que le generó darse cuenta con una mirada desafiante. Y cuando Near desvió la mirada, Mello la desvió también para enseguida recargarse en una de sus palmas sin más, el recuerdo de la primera vez que se vieron tatuada en cada neurona de su cerebro como estacas de acero; aquella fue la primera vez que una inexplicable sensación los golpeó a través de sus miradas, una que pareció conectarles desde entonces. Esa conexión era molesta, Mello nunca pudo explicarse a qué se debió esa descarga electrica compartida donde tan sólo bastó que se encontrasen frente a frente en aquel pasillo para que el sonido de las campanas los fundiera a los dos en una dimensión distinta e inexplorada. 
 
¿Por qué ellos? ¿Y por qué Near?
 
Al principio todo fue como un cuento de hadas. Mello, quien aún estaba perturbado por su pasado, consideró su encuentro alguna especie de arrebato divino. Había tomado al albino como un amigo al cual podría compartir puntos de vista que usualmente eran menospreciados por los demás huerfanos ya que -desde su llegada- fue la figura de inteligencia más respetada y, por tanto, la más aislada de la convivencia social, Near se mostró complaciente en prevalecer su amistad mientras disfrutaba de la compañía de Mello aún cuando sus sonrisas eran caóticas en cada situación. Pero el tiempo les demostraría cuan lejos estaban de compactarse o asimilar la naturaleza de sus pensamientos; los sucesos les enseñarían lo erradas que eran sus desiciones y lo doloroso de su indestructible conexión, una que continuaba latiendo al compas de sus corazones a pesar de que su compañerismo se hizo distante y la imagen de su amistad se volvió difusa. Mello ya no podía referirse a Near como un amigo porque había comenzado a odiarle como consecuencia de cada derrota indirecta que le restregaba con su programada indiferencia, no concebía a Near como alguien a quien alguna vez vio como un hermano no sanguineo. Ese niño que estimaba estaba muerto para Mello, ahora sólo había una cascara que se asemejaba a él en apariencia, sólo quedaba su rival como lo proclamó la segunda vez que lo humilló por no decirle nada, manteniendose impasible. Near, por otro lado, lamentaba esta distancia que se extendió entre Mello y él, desde su porte frío e inmutable se entristecía cada vez que los ojos del rubio se tornaban molestos cuando lo miraban. La sensación de soledad siendo abrazada por un sentimiento de consuelo disfrazado de indiferencia y resignación porque, aunque Mello lo deseaba, Near se reconocía anhelando retornar a los días donde podía acercarse al chico rubio sin necesidad de tener preparado un nuevo plan de juego intelectual que efectuar con Mello como pieza y a sí mismo interpretarlo como actor principal en sus libretos cuidadosamente estructurados. 
 
¿En qué momento su unión se había torcido? Era lo que Near se preguntaba continuamente con temor a indagar en los recuerdos que le perseguían como lobos hambrientos cada vez que se perdía en los llameantes irises azules, amandolos por su vivacia. Veía a la pizarra y se percataba del fenómeno vibrante que hacía a las letras desplazarse ante sus ojos, desubicandose de la linea en que estaban escritas en tiempo real y Near no cerró los ojos a pesar de que su señal auditiva se distorcionó de un momento a otro, causando el extraño desorden de imágenes, volviendose sensible, percibiendo todo a su alrededor desde un plano paralelo al resto de estudiantes.
 
 
Las clases dieron término y el profesor daba las últimas instrucciones mientras los niños de cada salón recogían sus útiles para dar marcha fuera del reducido terreno de cuatro paredes, levantando conversaciones inentendibles. Balanchas de huerfanos escapaban del encierro y Near sólo pudo apreciar a Mello marcharse junto a Matt, dejandolo atrás como estuvo sucediendo aquellos últimos meses luego de su primer enfrentamiento oficial.
 
—Vamos, Near— le llamó la voz de Linda a un costado suyo, luciendo esa sonrisa brillante que conseguía su voluble objetivo de animarlo, sólo que esta ocasión le devolvió el fantasma de Mello algún tiempo atrás. Se limitó asentir poco después de desviar la mirada mientras en sus dedos capturaba su mechón de cabello predilecto. Avanzaron hacia la salida donde la pequeña multitud de niños se concentraba deteniendose  justo en la entrada del salón de clases. —Faltan dos horas para el toque de queda, ¿qué harás mientras tanto, Near? Yo pensaba ir a la capilla para dibujar un poco, ¿te gustaría venir conmigo?
 
—Imagino que planeas plasmar el prototipo del altar y las esculturas de los santos para darles forma en tu habitación y proseguir en otra oportunidad.
 
—¡Así es!
 
—En ese caso debo rechazar la oferta.
 
—¿Eh? ¿Por qué?
 
—Sería contraproducente mi presencia en una situación que requiere concentración absoluta, en pocas palabras, sólo te estorbaría.
 
—¡Eso no es cierto! Sabes que jamas podría molestarme tu compañía— replicó la castaña en acento alterado, mutando su actitud a una más infantil. —Además eres tan silencioso que en ocasiones ni siquiera noto que estás ahí.
 
—De acuerdo a tus palabras, no es estrictamente necesario que te acompañe a la capilla.
 
—E-Eso también es verdad pero...—; Linda se conmocionó descubriendose derrotada.
 
—Entonces tengo la opción de retirarme por hoy. Buenas noches, Linda.
 
Near se giró en dirección a la casa con esas únicas palabras impuestas en el ambiente, dejando a Linda con un sentimiento de tristeza pesando en su pecho. Cuando vio a Near en la Sala Común del Wammy's House había pensado que él era similar a ella el día que pisó el orfanato, veía al mundo con tanta frialdad que podría señalarle cada uno de sus temores pero, desde que Mello se había apartado de su circulo, su actitud distante empeoró. Le preocupaba, la sensibilidad de Near se estaba congelando al igual que su corazón.
 
 
Cuando el efecto de colores del atardecer reclamaba su dominio en los cielos, los irises gris de Near adquirían un juego de tonalidades oscuras dentro y fuera de sus pupilas, instensificando en el momento que su mirada se enfocaba en el fenómeno óptico que se mostraba más allá de los ventanales donde cruzaban los últimos rayos solares del día. Él miraba de pie ante los cristales de la Sala Común no porque se tratase de algo infrecuente sino porque sus ánimos de aquellos instantes eran los convenientes para admirar las formas de la naturaleza en general. Las puertas abiertas de par en par brindando fácil acceso al solitario lugar recibieron a un nuevo intromisor quien se detuvo de golpe cuando visualizó la figura inconfundible del primer ocupante, sus ojos azules vibrando con un sentimiento de sorpresa y admiración. Por supuesto que las intenciones de Mello nunca fueron encontrarse con la presencia de su rival justo cuando quiso estar a solas en esos lares pero no tuvo más opción que mantenerse ajeno a la situacion porque parecía que Near no se había dado cuenta aún de su instancia. Mentalmente agradeció que así fuera aunque a la siguiente fracción de segundo maldijo porque se tratara de alguien tan poco importante para Near, no era como si hubiese intentado hacerse notar tampoco pero -por alguna razón- se reconocía anhelando ser descubierto por el No. 1 de Wammy's House, incluso más de lo que al principio deseó L lo eligiera para heredarle sin más opciones.
 
Haciendo a un lado sus pensamientos, se permitió observar con mayor detalle la silueta blanca del albino, el como era tan extraño verle de pie sin la usual postura que adoptaba en el suelo. En ese momento parecía alguien más, otra persona lejana -ajena- al alias de Near.
 
—Las leyes de la óptica— Mello sintió a sus músculos tensarse en el momento que la voz aguda del albino llegó a sus oídos interrumpiendo su inspección para volverlo participe de sus pensamientos y, del mismo modo, obviar su conocimiento sobre la presencia del rubio en ese lugar sin girar para mirarle; —... se basan en el estudio de la radiación que incide sobre un objeto transparente y también en los fenómenos de disfracción, interferencia y polarización, los cuales se revelan en forma de ondas. Éstas se dividen en geométrica y ondulatoria. Según el Principio de Huygens-Fresnel la forma refractada está formada por la envolvente de las ondas elementales producidas al mismo tiempo en puntos distintos de la superficie. El rayo reflejado es perpendicular a la onda reflejada, como el rayo incidente.
 
Y Near se giró para enfrentar la mirada ensombrecida de Mello que no había tardado en interpretar su voto de silencio como una sugerencia de recitar con saliva propia lo que se relacionaba con la información que Near le había dicho.
 
—El rayo incidente se divide en dos partes, de manera que satisface las condiciones para las cuales el recorrido entre dos puntos a través de la superficie de separación se realiza en un tiempo mínimo. Principio de Fermat.— Mello alzó la barbilla con soberbia apenas ver la manera en que Near comenzó a risar su cabello y desviaba la vista con negación, quizás decepcionado de que lo recordara. —¿Estás tratando de probar algo, Near? No olvides que una de mis mejores materias es la Física.
 
—Mis intenciones nunca fueron retarte, me parece muy obstinado que cualquiera de mis palabras dirigidas a ti tengan algo que ver con alguna clase de competencia.
 
Mello tensó la mandibula, presionando los dientes inferiores con los superiores casi consiguiendo que rechinaran por la fuerza que aplicaba. Near parpadeó una vez brindando enfoque en dirección al rubio, penetrando sus negras pupilas en los ojos safiros de forma violenta pues las reacciones de Mello eran algo que terminaron por fascinarle e inconscientemente se sentía atraído ante el más mínimo cambio de humor en este mismo.
 
—¿Insinuas que no puedo pensar en otra cosa cuando proviene de ti?
 
—Si Mello no estuviese siempre a la defensiva seguramente yo no intentaría hacerle ver la realidad, aunque esto sólo es un punto de vista, realmente creo que no tienes la capacidad de verme como tu igual y se supone que ambos somos individuos.
 
—Sólo ves lo que te conviene— replicó, tajante.
 
—Es un hecho— reafirmó sin mostrar signo alguno de duda. —Sólo puedo mirar a mi conveniencia pero, ¿acaso eso no aplica en ti también, Mello? Dices que soy algo menos que un ser humano debido a mi personalidad y, de acuerdo a lo que ven tus ojos, soy como un robot sin habilidades emocionales pero, al final de todo, no hacemos más que cavilar sobre nuestras propias observaciones así que no tiene sentido tratar de razonar con otros al respecto con opiniones personales.
 
—Ese es precisamente tu problema. Estás tan seguro que es imposible llegar a un acuerdo cada quien con su opinión pero prefieres evadirlo, odio mucho esa parte de ti.
 
—Eres demasiado pasional— dijo Near desviando de nuevo la mirada hacia el piso ceramico de la Sala Común, luciendo resignado e indispuesto a continuar aquella conversación, esto le alteró a Mello los nervios de golpe. —Esto me demuestra que jamas podremos trabajar juntos para una causa futura, lamento mucho eso.— Y comenzó a caminar en dirección a la salida sin molestarse en posar de nuevo su mirada en Mello quien permaneció inmóvil en el mismo sitio hasta que la voz de Near volvió a impactar contra sus oídos. —Buenas noches.
 
Entonces el tiempo se volvió lento para los dos conforme los pasos insonoros del albino absorvían terreno sin llegar a suponer lo que ocurriría después. De un movimiento rápido Mello sujetó en sus puños el cuello de la camisa holgada contraria antes de impactarlo directamente contra el muro más cercano, esto sorprendió a Near de inmediato y como acto-reflejo abrió los ojos con sorpresa, sintiendo al aliento de Mello muy cerca de su rostro y a su mirada próxima a fundirse con sus cuencas. Era la primera vez que Mello reaccionaba de esa manera, jamas lo había agredido de forma tan directa, habían existido encuentros corporales entre ellos pero Mello nunca tuvo la intención de sucumbir ante sus instintos agresores pues bastaba una mirada de odio para dignarse a continuar su rutina diaria. Inclusive Near llegó a preguntarse si esta vez en verdad iba a golpearlo pero Mello se mantuvo impávido, no alteró su expresión ni la forma indescriptible como lo miraba, sólo se mantenía aferrado a sus ropas sin dar indicios sobre otra apasionada acción.
 
—Con que trabajar juntos...—; Para sorpresa de Near, Mello se limitó a hablar sin relajar la intensidad albergada en su mirada. —No sé de dónde has sacado esa idea. Tú y yo somos rivales y somos muy diferentes. No soy como tú y tú nunca serás como yo. Todo el mundo sabe que los opuestos son propensos a no comprenderse y a no funcionar en equipo. Nuestros objetivos se basan en lógica pero nos mueven motivaciones distintas.— Near sintió como si algo se hubiese roto en su interior igual a un frasco de cristal cuando escuchó esas palabras, sin razón aparente se sintió vacío, carente de vitalidad. Le resultó complicado la mecanica acción de removerse en busca de ser liberado, los ojos de Mello dolían como jamas le hizo daño cualquier comportamiento humano. —Voy a heredar a L. He estado centrado en eso desde que llegué a este orfanato así que más vale que comiences a enfocarte también, enfrentame como si quisieras hundirme en lo profundo del oceano.
 
—Mello...
 
—¡Todo lo que quiero es superarte!— le interrumpió Mello de manera abrupta, temeroso de escuchar algo que Near parecía reflejar en su suave acento, de forma inconsciente había apretado los puños en las relucientes ropas que arrugaba dentro de sus puños e inclinado la cabeza para que su mirada se perdiera tras su fleco rubio, alertando con ello al menor. —No somos amigos, Near. Yo jamas he tenido la intención de ser uno para ti. 
 
Por un instante lo que predominó fue el profundo silencio, los labios de ambos fueron sellados por emociones secretas que habían permanecido inmunes a tocar superficie. Mello aún mantenía preso a Near en sus manos y contra el muro sin permitirse enfrentar ambas miradas delatoras de la tristeza que podría palparse en la atmósfera, ninguno estaba dispuesto a revelarla, sólo cubrir con orgullo su soledad. Entonces, finalmente, los pálidos labios de Near se separaron con pesada ansiedad.
 
—Suéltame— espetó en forma de orden. Mello se tardó en acatar su brusca solicitud porque sus dedos se transformaron en hierro firme cuando escuchó la voz de su rival luego de todo aquel silencio, y lentamente -sin dejar de vascilar- relajó sus músculos para soltar aquello que figuraba ser más importante que su propia vida, tan necesario como su sanidad pues cuando lo soltó una parte de él fue reducido a cenizas de golpe. Sin embargo, fue él quien se alejó primero y avanzó de vuelta a la salida  con sólidas intenciones de alejarse antes de que sus rodillas se doblaran rendidas ante la tormenta que empezaba a generarse en su interior. Tempestad incontrolable que también torturaba a Near.

Notas finales:

Un proverbio japones dice que todas las personas poseemos tres caras:

La primera es aquella que muestras al mundo.

La segunda es la que muestras a tu familia y amigos cercanos.

Y la tercera es la que no muestras a nadie.

Tal nos invita a reflexionar sobre cuál de las tres caras somos nosotros en realidad. Lo leí en Tumbrl y me pareció muy conveniente para plasmar en este capitulo como tema central, por eso el título. ¿Cuál opinas ser tú?


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