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Ave Versus Cristus por Xora

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Notas del capitulo:

Mi psicólogo me recomendó ocuparme de mis pasatiempos para controlar la ansiedad así que estoy de vuelta en la pagina con una nueva actualización. A este paso terminaré en el psiquiatra (?)

Ignoren lo anterior. Nos vemos en la cajita de abajo, aunque no tengo nada importante que decir, jehe.

"Alguna vez existió una mujer cuyo pasado y presente se encontraban inmersos en un futuro improbable. Estaba hueca, no de pensamiento sino de sentido existencial. Se dejaba guíar por la corriente de las circunstancias. Reía, gritaba, lloraba pero su voz no le pertenecía, esta era aparato de su cuerpo mas no de su voluntad. Sus experiencias en el mundo le parecían tan absurdas e inciertas. Su vida fue normal, sufría lo natural en una mujer conforme a su edad. Sin embargo, mientras más pensaba, para ella era más difícil comprender la razón de su existir, no tenía propósitos, no sabía elegir entre tantas posibilidades sin evitar pensar en las consecuencias o en el sentido de llevarlo a cabo, después de todo -hiciera lo que hiciera- siempre sería presa de la corriente social; estaría encerrada en ese circulo vicioso donde las muertes eran continuas sin provocarle algún sentimiento de empatía hacia otras personas. Ella era un cadáver andante, un alma muerta comandando un cuerpo de carne hasta que los ojos carmesí de una criatura extraña con alas esqueleticas se detuvo frente a ella y le invitó a conocer aquello que para los humanos era tan fantástico como imposible igual a su prohibido encuentro. Aquel día dos vidas podridas habían entrado en conflicto para mal".

 

La noche resbaló sobre los edificios, el transcurso del tiempo fue descendiendo dentro del reloj, dispuesto en abrirle el camino al próximo amanecer. El joven detective continuaba despierto posado en el mismo sillón de la sala, iluminado tan sólo por una pequeña lampara de escritorio. Removía constantemente los dedos de sus pies, rozandolos entre sí con ansiedad, su rostro se mantenía inerte mientras su mirada brindaba enfoque en los documentos que sostenía entre sus dedos, no logrando concebir la verdad que revelaban sobre sus lineas escritas aún cuando los pruebas se jactaran de complejos procedimientos capaces de  relatar conclusiones inadversas, por lo tanto incuestionables. Aún así las probabilidades de que ello fuera posible era casi nulo. ¿Cómo pudo suceder? Era todo lo que ocupaba su prodigiosa mente en ese momento, el shock de una realidad que nunca contó con posibilidades elevadas para siquiera considerarse y el sentimiento en su anatomía predominaba sus impulsos motores, incitandole permanecer inquieto aún por encima de su coraza inquebrantable. No podía dejar de leer aquellas letras donde concluía el examen sanguíneo y que señalaban el parentesco génetico con una fría afirmación.

 
 
Watari, mientras tanto, terminados sus quehaceres rutinarios, volvía de la cocina para verificar que no hubiesen anomalias en el sistema de seguridad del recinto. Se dirigía a la habitación con el objetivo de checar las cámaras de vigilancia cuando vio con claridad el cruce de una sombra a un costado suyo, por inercia se volvió a esta misma dirección sólo para comprobar que no había nada fuera de lo común en la zona. Sin prestarle mayor importancia a su pequeña experiencia avanzó sin sigilo por el pasillo hacia la segunda puerta ubicada a mitad de su camino pues, aún si fuera mera paranoia, no estaba de más comprobar que la cámara donde Beyond Birthday estaba confinado seguía intacta. Pero, cuando llegó al final del oscuro corredor y abrió la pesada puerta de hierro que contaba con un sofisticado teclado de seguridad electrico, su cuerpo entero se congeló debido a la impresión; la camilla estaba vacía. Conmocionado, el anciano avanzó hasta llegar ante el objeto de su preocupación comprobando que los cinturones con lo que habían mantenido sujeto al asesino de Los Ángeles estaban rasgados, los cuales mostraban signos de haber sido rotos con ayuda de un utencilio de cuatro puntas cuyo filo no podría ser letal a menos que ejercieran mayor presión de la sugerida por los alimentos. Watari no tardó mucho en asociarlo con el tenedor que había tomado por un descuido mientras lavaba los trastos. El rumbo acelerado que siguieron sus pensamientos escupieron de golpe una imagen de L e inevitablemente se perturbó mucho más; L, su hijo, corría peligro. En ese instante no importaba cómo Beyond hizo para escapar, debía apresurarse en advertir a L sobre el suceso, mas sus extremidades volvieron a quedarse estáticas cuando visualizó en el contorno de la puerta al culpable de su cardiaca sorpresa. BB inclinó la cabeza a un costado, admirando con expresión curiosa las letras y números flotantes sobre la cabeza del hombre que no conseguía mover un sólo músculo ante la amenazadora presencia del asesino.
 
Quillish Wammy— recitó en acento denso provocando que el corazón de Watari se detuviera una fracción de segundo antes de que pudiera reconocer la sonrisa de Rue Ryuzaki como macabra. —Felicidades, no puedo asesinarle si su tiempo de vida se extiende lejos de este momento, aún si te ataco no hay manera de que mueras, por eso...
 
Beyond retrocedió  algunos pasos sin perder de vista la figura de Watari, vigilando cuidadosamente cada uno de sus movimientos, el anciano se puso en alerta máxima, no quería que un descuido lo condenara para siempre, ya había cometido el error de dejar una brecha para que Beyond escapara, no iba a permitir que lo siguiera usando. Su plan de contraataque era simple: impedir que Beyond abandonara esa habitación. No había forma de que Beyond lo encerrase ahí, el sistema contaba con pantallas tactiles de reconocimiento, sólo Watari o L podrían usarlo para activar el seguro. La naturaleza de las palabras de B eran confusas para él y todavía le creaban una brumosa confusión pero aquello sólo podría indicarle que él no planeaba matarle, aunque tampoco iba a confiarse, después de todo se trataba de alguien sumamente inverosimil. La mano derecha de L no estaba en condiciones para enfrentar a un individuo impredecible como Beyond pero lo detendría como fuera, sólo esa idea se había solidificado en su mente.
 
—¡No irás lejos!— declaró impulsandose hacia delante con la intención de inmovilizarlo en su totalidad. Fue una apuesta y Beyond reaccionó a ésta lanzando la única arma que estuvo sosteniendo entre sus dedos, la cual siguió su apresurada trayectoria hasta enterrarse en la pierna derecha del hombre mayor a quien le fue inevitable resentir el dolor enseguida para enviar un fuerte gruñido de malestar a la atmósfera y desplomarse en el suelo sin poder hacerle frente a sus debilidades corporales, la edad que se lo estaba tragando lentamente. En esa fracción de segundo, más que nunca, deseó por que sus fuerzas fueran igual que algunos años atrás cuando era más joven.
 
—Quedese quieto, señor. Cuando dije que usted me agradaba estaba hablando en serio, no me gustaría verme obligado a convertirle en un invalido, sería un desperdicio de habilidad.
 
—¿Qué pretendes hacer con esto?— interrogó Watari en medio de su tortuosa agonía.
 
—Sólo quiero charlar con L en persona, él ha estado negandose hacerlo desde que llegué a este lugar. "¿Por qué te limitas a observarme y tratarme como una mascota?" le diré, no será difícil encontrarlo ya que nosotros tres ocupamos el mismo departamento.
 
Las viejas pupilas vibraron alteradas, incrédulo sobre el acertado razonamiento que Rue Ryuzaki le revelaba, enviando a sus neuronas el recuerdo de aquel niño a quien Roger presentó como el mejor postor del recién nacido Wammy's House. B había sido siempre un potencial sucesor desde que lo conoció en las habitaciones que abundaban en el orfanato, una joya intelectual que ninguno jamas de los demás elementos sería capaz de igualar nunca aún con sus sobresalientes dotes cerebrales pero, al mismo tiempo, B presumía ser inestable y peligroso; la máxima representación de un criatura salvaje e indomable. El propio A, poco después de su presentación, le había entregado un comunicado por medio de una carta sobre lo alarmante que era tratar con su insólita personalidad y la razón por la cual jamas pudieron ser amigos. ¿Qué había hecho que Beyond persiguiera a L con toda esa sed? ¿Cuál fue la verdadera razón por la que huyó del orfanato sin dejar rastro alguno? ¿Cuál era la verdadera naturaleza del asesino BB de Los Ángeles? El anciano se arrastró unos centímetros de su posición antes de percibir la manera en que el pelinegro se giraba en dirección a la salida, dejandole sin esperanza de brindarle ayuda alguna y la visión de Watari se empañó de lagrimas calientes, esta era la primera vez que se sentía tan inservible.
 
 
Con la tranquilidad que impondría una persona sin cambios en su agenda, Beyond siguió el sendero afueras del corredor donde había dejado a Watari descanzar de sus deberes originales. Cerró la puerta de madera a sus espaldas y surcó por el silencioso lugar plagado de sombras y figuras indistintas, en busca de la persona por la que había llegado tan lejos. Reprimió una sonrisa de triunfo cuando entró en una habitación iluminada y comprobó que efectivamente estaba en un departamento, el país donde se instalaban aún era desconocido pero -por el idioma que emergía de un televisor a la orilla del comedor- discurrió que continuaban estancados en las calles de Los Ángeles ya que no debió pasar mucho tiempo desde su arresto a sabiendas que estuvo inconsciente por desfijo tiempo. Entró al sitio de lleno en el momento que identificó la presencia de un refrigerador, dispuesto a inspeccionar su contenido ya que seguro este se encontraba gordo de alimentos dulces y nada necesitaba más que un refrigerio para continuar su busqueda por el mejor detective del mundo
 
Una vez la compuerta abierta, paseó la mirada por los diferentes compartimentos hasta descubrir un pequeño frasco de mermelada, era pequeña en comparación al apetito que gorgoreaba en su estomago pero mejor era una muestra que nada. Sujetó el frasco y lo destapó antes de sumergir sin ninguna clemencia sus dedos en la viscosa sustancia para luego llevarselos a los labios con semejansa animal, excitado por el atrapante aroma que se desprendía del interior con rumbo a sus fosas nasales. Se deleitó tanto como pudo hasta que un sonido metalico impactó con sus oídos incitandolo moverse instintivamente a un lado y admirar en la pared una jeringa del tamaño de un dardo de cristal enterrado cerca suyo. Se giró mirando casi con hastío al viejo mayordomo quien gesticulaba una expresión de obvio cansancio mientras sostenía en sus manos una pistola cargada hasta el tope de tranquilizantes, aquel juego estaba tornandose molesto para Beyond ya que le había interrumpido en el momento que se disponía tragar el último bocado de mermelada.
 
—Usted nunca se rinde, ¿verdad, Wammy-san?— honorificó con aburrimiento aún con los dedos dentro de su boca, los cuales retiró de su cavidad cuando no tenían el menor rastro de dulce cubriendolos. —Debí girar el pestillo y colocado un mueble contra la puerta, así lo habría mantenido ocupado por más tiempo.
 
—Podré ser viejo pero soy capaz de compensar eso con mi experiencia, además comprobamos que una de tus debilidades cruciales era el actuar de forma distraída, de otro modo la agente Misora quizás hubiese tardado más tiempo en sobrepasarte en tus planes.
 
Las pupilas de Beyond vibraron en enérgicos sentimientos frente a la simple mención de la joven agente, estimulando un fuerte brote de ira por todo su organismo. Watari advirtió el siguiente disparo pero fue desviado sin siquiera haber podido jalar el gatillo cuando el impacto traicionero del pequeño frasco de mermelada había golpeado su brazo obligandolo a soltar el arma enseguida, desequilibrando su balance al mismo tiempo que Beyond se apresuraba al escurridor de los trastos para sujetar los cubiertos que pudo en una sola mano para luego lanzarlos contra el viejo mayordomo siendo algunos esquivados en el proceso mientras otros cumplían su objetivo de aturdirlo con el dolor. Dentro de la agitación, Watari terminó pisando uno de los cubiertos regados por la superficie y resbaló contra el suelo de ceramica, quedando completamente a merced de Beyond Birthday cuyos pies se plantaron justo delante de él, alejando de una patada el revolver con el que Watari pretendió detenerlo. Quillish observó con impotencia la trayectoria de su arma hasta que golpeó contra el muro, posando entonces su mirada temblorosa en el rostro indiferente y aburrido de B cuya figura se mostraba ensombrecida por su oposición a la luz electrica.
 
—Realmente quería evitar esto pero no me deja otra opción, Wammy-san.— El hombre se agitó un poco sobre el suelo  al presenciar el brillo carmesí que se instalaba en los irises del pelinegro, efecto negativo de la luz y la oscuridad. Pero mayor fue su desesperación el instante en que Beyond dejó al descubierto sus intenciones cuando el filo del cuchillo en sus manos resplandeció dentro del movimiento ascendiente. —No se preocupe, me aseguraré de dañar solamente lo necesario. ¿Sabe? Me serviría de mucho que dejara de luchar.
 
Watari no consiguió siquiera responder, estaba alterado, sentía tan cercana a la muerte que no era capaz de reaccionar de manera adecuada y Beyond lucía inmune a todo, no parecía importarle mucho lo que estaba a punto de hacer, le era una acción tan natural que no podría sentirse afectado por las consecuencias o empatizarse con la victima destrozada frente a su figura, ni conseguiría hacerlo arrepentirse de su decisión. Aún sujeto a esa tortura que le incitaba descontrolar su sistema emocional, Watari vio en Beyond la esencia de un niño que ha perdido la cordura, uno al cual le fue dado creer que asesinar no es un crimen, alguien a quien habían apartado de las leyes culturales de una sociedad moderna, de sus codigos morales. Lo vio como el anticristo, la entidad que se interponía a todo lo sistematicamente correcto, lo retorcido y letal encarnado en un ser de escasa presencia social. El caos transformado en hombre. Beyond era todo aquello y nada.
 
—¡Beyond!
 
El joven asesino se heló apenas escuchar esa tercera voz colarse en el ambiente, la presencia ajena logró provocarle un sentimiento confuso, ajeno a la situación. El acento mecanico, ligeramente perturbado por una emoción de angustia, consiguió su objetivo de impedir el declarado desenlace. Beyond simplemente bajó el cuchillo y giró la cabeza hacia donde provino tan singular voz, encontrandose con la figura humana que toda su vida se ocupó de observar, adoptar y perfeccionar; ahí estaba el hombre que sólo había visto en cortos videos asechados por el mismísimo director del orfanato. Al fin -luego de exhaustivas teorias, fantasias distorcionadas en su cabeza y busquedas sin sentido por la red- veía al hombre al que dedicó toda su vida, al hombre por el que perdió su libertad y su consciencia. Ese hombre que lucía horrorisado y que temblaba con cierta moderación mientras enlazaba los hechos con ayuda de sus neuronas. Elle Lawliet. Beyond tiró de las comisuras en sus labios para gesticular una sonrisa mecanica sin rastro alguno de emociones.

Notas finales:

¡Beyond! ¡Tu sueño se ha hecho realidad! Es tu oportunidad. Te entrego a L en valde de oro así que, ¡no lo desperdicies!

Odio lastimar de esta manera a Watari pero B no se está con rodeos, nadie lo puede controlar.

Espero que lo hayas disfrutado querido (a) lector, gracias por leer. 

¡Sayonara!


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