12 de abril de 2006
La familia Miller no era muy diferente a otras, conformada por el señor Vincent Miller, la señora Sarah Miller y su único hijo Aly Miller; si bien no es diferente a lo común no estaba exenta de discusiones entre sus miembros.
Aunque no podíamos decir que el divorcio del matrimonio Miller sea una simple discusión, el señor y la señora Miller sabían desde hace muchos años que el casarse fue una decisión errónea cuyo único beneficio fue el no privar de sus progenitores a su hijo Aly, quien apenas y cumplía 4 años por esas fechas. El matrimonio sabía que el amor se había esfumado, pero no era que se odiaran, no, tenían un trato cordial y respetuoso producto de las cenizas de su alguna vez noviazgo, juntos decidieron que lo mejor era postergar su separación para que su hijo viviera en una cálida familia.
Pactaron que cuando su hijo cumpliera los 16 años se divorciarían y cada uno se iría por su lado con una custodia compartida de su pequeño, esperaban que para entonces Aly no tuviera problemas a raíz de su separación y lo tomara de la mejor forma.
Sin embargo, la señora Miller sentía un poco de tristeza, siempre fue alguien sentimental por lo que un divorcio con el hombre que en su día pensó que tenían el sueño de envejecer juntos era por demás nefasto. Tener a Aly fue algo que sacudió su vida por completo, ella que estaba tan cerca de terminar su carrera cuando le fue anunciado que estada en cinta y que, para poner más tensión a alguien propensa a la presión alta, su embarazo era de alto riesgo; Sarah tuvo que dejar sus estudios pensando que después de dar a luz y con el apoyo de Vincent los retomaría, Sarah jamás pudo concluir su carrera.
Apenas nació Aly el matrimonio tuvo lugar por la presión de sus familiares, Sarah y Vincent nunca se opusieron a ello, estaban en su propia burbuja rosa de amor eterno, burbuja que se rompió apenas ambos adultos conocieron toda la responsabilidad de tener un bebe sin apoyo de sus familias. Vincent que sí pudo concluir su cerrara busco de inmediato un trabajo para sostener a su familia ya que el doctor dijo que Sarah estaría unas semanas en cama por el parto y que su hijo podría tener alguna enfermedad de nacimiento.
Para suerte de los Miller todo mal pronóstico fue solo un susto, a la segunda semana de volver a casa Sarah se encargó de la casa y del cuidado de un saludable Aly, no podían permitirse una niñera y todo su ingreso salía del trabajo de Vincent; pasaron meses hasta que Sarah encontró un empleo que entre sus beneficios se ofrecía guardería.
Desde entonces pasaron cuatro años, no tenían mucho contacto con sus familiares y preferían no tenerlo, Aly en su inocencia y desconocimiento jugaba tranquilo en la sala con unas marionetas que su madre fabrico al no poder comprar los típicos juguetes de estantería.
Esta estable situación calmaba al matrimonio y de momento no tenían queja de su nivel de vida, claro que esto no le impedía al señor Miller se buscar un importante ascenso en su trabajo.
29 de mayo de 2012
Bien dicen que cuando se acaba el amor es mejor separarse, el desastroso matrimonio Miller podía dar fe de ello, sus conocidos notaban como el simple hecho de respirar el mismo aire a menos de 10 metros resultaba molesto para los cónyuges y peor el tener que soportar el vivir juntos.
Aly, quien tenía 10 años, no era tonto, sabía bien que el trato entre sus padres era todo menos romántico y en su cabeza pensaba que las peleas diarias en su hogar eran su culpa. Justo en ese momento sus padres se encontraban discutiendo en la mitad de la sala por algo tan ridículo como que a la señora Miller se le perdieron unos dólares; todo empezó como una pregunta casual hasta que el señor Miller le recrimino en ser descuidada, lo que enfureció a la señora Miller y puso a ambos a la defensiva.
Cierto era que la familia Miller ya contaba con ingresos suficientes para darse unos pequeños gustos de vez en cuando, pero la señora Miller era malísima en ocultar su envidia a su marido y que este ganara mucho más que ella; el señor Miller hace unos meses se cansó de decirle que si no le gustaba su trabajo podía dejarlo y concluir sus estudios, mas su esposa no escuchaba opciones y si algo claro tenía el señor Miller era que no iba a soportar la actitud orgullosa de su mujer.
La pelee no tenía nada que ver con Aly, ni en lo más mínimo, pero el pequeño que agarraba su juguete nuevo contenía las ganas de llorar, se decía a si mismo que el acompañar a su madre durante las compras e insistirle hasta decir basta por un juguete que vio causo que el dinero disminuyera y su madre se angustiara de demás por la desaparición de sus dólares.
Corrió a su cuarto y se cerró la puerta con fuerza, echado en cama miro al techo, pensó en los padres de sus amigos, a ellos jamás los vio discutir y sus compañeros solían presumir de los regalos que sus padres les hacían a sus madres, se preguntaba ¿Por qué los demás papas parecen tan felices y los míos tan tristes? En su inocencia asumió que era su culpa, si se portaba mejor entonces las discusiones en su hogar terminarían, el problema es que por más que lo intentara nunca obtuvo buenos resultados.
Sumido en sus pensamientos se quedó dormido, el señor Miller paso a su cuarto para ver a su hijo, al verlo en ese estado lo cubrió y cerro la ventana para que no le hiciera frio, se quedó unos minutos mirándolo; Aly tenía sus ojos y el color de su cabello, pero todas las demás facciones las heredo de Sarah. Respiro y exhalo, el señor Miller jamás fue bueno expresando sus sentimientos y menos en situaciones difíciles.
Abandono el dormitorio de su hijo y marcho al suyo, lo tomo por sorpresa que su esposa estuviera en el lugar, ella abandono la habitación matrimonial hace una semana; ambos se vieron a los ojos y sintieron la necesidad de hablar sin gritos.
3 de septiembre de 2015
Faltaban menos de tres años para que el acuerdo del matrimonio se cumpliera, a comparación de los casi doce que vivieron juntos no era tanto tiempo… la verdad… parecía mucho tiempo que el señor Miller no pudo soportar.
Esa misma mañana la señora Miller quedo sorprendida de ver a su esposo con maletas en mano y un billete de avión, se trajo toda su cortesía tan característica de ella y grito como nunca en su vida, gritos y gritos que despertaron a su hijo, quien creyendo que entro un ladrón corrió a la sala para encontrarse con la miraba furiosa de su madre y la de frialdad de su padre.
Hace un tiempo que Aly sentía que sus padres ya no le querían, en casa rara vez le hablaban y solo recibía regaños de su parte, ahora con esas miradas sobre él solo pudo confirmar el hecho de que se convirtió en un estorbo en la felicidad de sus padres; conoció la historia del matrimonio por una amiga de su madre y se hizo a la idea de que sus padres hubieran sido felices y se divorciaban ante y lo enviaran a él con sus abuelos.
El señor Miller aparto la miraba del manojo de nervios de su hijo, el mirarlo solo le recordaba a una persona, su muy pronto exmujer, cruzo el umbral seguido de unos cuantos insultos de Sarah hasta subirse en el taxi que lo estaba esperando y partir rumbo al aeropuerto. La todavía señora Miller rompió la mitad de floreros ese día y su hijo solo pudo bajar la cabeza y llorar en su cuarto.
4 de septiembre de 2015
Al correo de la vivienda llego un sobre, Sarah lo tomo con curiosidad y solo puso un rostro de disgusto ante el contenido, eran los papeles de divorcio…
Paso el resto del día en el despacho de su abogado quejándose de los términos del divorcio, tenía claro que no cedería ni un centavo ni un mísero mueble a su esposo, fue él quien se marchó ahora que asuma que se lo dejo todo a ella. Aly por su parte solo vio a su madre muy enojada, aunque no tanto como ayer, salir de casa.
Con un poco de dificultad logro preparar una comida decente para ellos dos, pero las horas pasaban y su madre no daba señales de volver, Aly cansado de esperar comió solo aun con una sensación de preocupación por su madre; Sarah por su parte estaba en un bar ahogando sus penas en copas y maldiciendo el día que conoció a Vincent.
6 de agosto de 2017
Los divorcios podían duran años si las partes se lo proponían, Sarah contaba los segundos para que su esposo aceptara sus injustos términos y firmara los papeles, Vincent solo quería que su mujer desapareciera de la faz de la tierra. Veamos, el primer acuerdo fue respecto a la custodia de Aly, a charla no duro más halla de 5 minutos y concluyo que Sarah tendría la custodia completa, tardaron cerca de 6 meses definiendo la pensión que tendría que pasarles el señor Miller; siguiente la casa le pertenecía a la señora Miller, pero un cuarto de los muebles se irían en un cómodo vuelo hasta la nueva residencia del señor Miller; la cuenta de banco se la quedo el señor Miller, esta decisión les costó cerca de 4 meses y otra jugosa subida en la pensión; los cuadros se quedarían con la señora Miller al igual de la pequeña inversión que la pareja tenía en un negocio.
El último punto era los testamentos, la señora Miller dijo tajante, que se negaría el firmar hasta que en ambos testamentos no pusieran como heredero universal a su hijo, más por fastidiar a su casi exesposo que por otra cosa; a Sarah ya le habían llegado los rumores de que Vincent tenía un nueva novia y pensar que ellos llegaran a tener un hijo hacia que le salieran canas verde de la furia, aunque no tenía mucha cara para quejarse de ellos debido a que la misma Sarah hace unas semanas salía con su abogado.
Aly por su parte fingía que no pasaba nada, sus amigos no estaban enterados del divorcio de sus padres y mucho menos que su padre no vivía con él hace más de dos años, Aly era muy reservado en ese aspecto hasta el punto de poner excusas con tal de jamás llevar a nadie a casa.
Su pequeña familia tan linda y tan frágil como un cristal se rompió ante el primer choque, Aly prefería no pensar mucho en ello.