Kibum abrió la lata de cerveza que tenía en sus manos para tendérsela a Minho, que dejó de mirar hacia el horizonte para tomarla.
-No es tan malo.- dijo Minho antes de beber de la cerveza.
-Nos perdimos y perdimos la reservación en Azrovello.- contestó Kibum abriendo una para él. –Se supone que hoy cenaríamos como reyes; no conseguiremos que mis papás cuiden de los niños de nuevo. Tampoco una reservación ahí.- caminó desanimado hacia el cofre del auto para sentarse sin cuidado sobre él.
-Si no podemos conseguir que tus padres los cuiden siempre podemos contratar a una niñera.- contestó Minho temblado ligeramente por el frio que desprendía la lata en su mano. –No es tan malo, insisto.- se giró sobre sus talones para regresar al auto y recargarse también en el cofre.
-¿Si “no es tan malo” por qué me siento tan mal? De verdad quería comer ahí… Jinki dijo que era el mejor lugar para celebrar cualquier fecha.- susurró subiendo sus piernas al cofre para abrazarlas y mantenerse caliente en lo que llegaba la asistencia vial para cambiarles el neumático.
-Podría haber sido peor.- contestó Minho volviendo a beber. –Si el neumático hubiera estallado tú y yo no estaríamos teniendo esta conversación.- lo volteó a ver y sonrió cuando Kibum se encogió de hombros. –Y los niños no nos hubieran vuelto a ver.-
-Puede que tengas razón pero me sigo sintiendo mal por la reservación.- Kibum mantenía su barbilla hundida en el espacio que dejaban sus rodillas con su pecho, le sorprendió que aun cuando tenía puesto un saco y el pantalón de vestir pudiera moverse con esa facilidad. Aunque también admitía que lucía triste.
-Sé los planes que teníamos para hoy pero en lugar de cenar en un lujoso restaurante te ofrezco esto, la luna, las estrellas, la brisa nocturna, mi compañía y un par de cervezas.- susurró Minho intentando que su comentario le subiera el ánimo a su esposo, que sólo asintió medianamente convencido. –Es todo lo que tengo ahora, Kibum.- estiró su brazo para tomar su barbilla y hacer que dejara de estar deprimido.
-Está bien, Minho, trataré de olvidar la reservación.- asintió ligeramente sintiendo como elevaba su rostro y su respiración apareció sobre sus labios para sentirlos por un momento, luego ambos sonrieron.
-Otro día podemos hacer otra y esta vez llevaremos a los niños con nosotros.- Kibum lo miró con un pequeño pucherito mientras negaba lentamente. –O no, si no quieres.-
-No me malinterpretes, me encantan nuestros niños pero siento que nosotros también merecemos un momento para nosotros dos.- recargó su cabeza en el hombro de Minho, que ya había minimizado el hecho de que Key estuviera sentado en el cofre.
-Esto es todo lo que tengo ahora, Kibum.- susurró Minho apoyando su mejilla en la cabellera contraria. –Seamos felices.-
-Sí.- susurró Kibum tomando su lata de cerveza. –Feliz día del padre y aniversario de boda.- propuso el brindis.
-Feliz día.- susurró Minho tronando las latas. -¿Hoy es nuestro aniversario de bodas?-