Forks, cuidad de Estados Unidos, población 1300 aproximadamente. Eso según lo que me informaron mis amos.
Mi nombre es Alec Vulturi, perteneciente a la Guardia Vulturi. Soy un vampiro, me quede congelado a la edad que me transformaron por lo que aparento 17 o 18 años de edad, pero tengo muchos más.
Hace aproximadamente un año casi peleamos contra el clan Cullen, más sus ¨testigos¨, cuando Irina, del clan Denalí nos informó sobre un quebrantamiento de reglas pero que al final quedo en la nada, porque la niña que supuestamente era inmortal resulto ser una hibrida. Sin embargo, mi amo Aro desea estar al tanto del crecimiento de la pequeña por lo que fui enviado para estar un tiempo con los Cullen y llevar toda la información que consiga.
Flashback
—Alec, tenemos una misión para ti.— Cayo me mira con una sonrisa un tanto retorcida.
—Claro, mi amo, lo que sea que me encomienden lo cumpliré.— Aro se acerca a mí y me tiende una fotografía, en la cual posa una niña hermosa junto a dos personas que conozco muy bien.— ¿Renesmee Cullen, amo?— Alzo una ceja, confundido.
—Asi es, Alec.— Se da media vuelta, dándome la espalda, y se sienta en su trono.— Debemos estar al tanto del crecimiento de la niña, para estar seguros de que no es una amenaza.
—Entiendo.— Guardo la foto dentro de mi pantalón, procurando no olvidarla en cualquier sitio.— Entonces mi misión ser—
—Será estar al tanto de todo respecto a su desarrollo y crecimiento, sobre todo a su don.— Me corta con una sonrisita.— Iras a Forks, donde está la familia Cullen, y te quedarás por cinco meses.— Abro los ojos con sorpresa al oírlo, pero vuelvo a mi expresión neutral en un instante.
—Sí, mi amo.— Hago una leve reverencia, aunque no me hace nada de gracia esta misión. ¿Por qué justo yo tengo que hacerla?
—Partirás esta misma noche, esperaremos con ansias tu regreso.— Asiento, marchándome del Gran Salón en cuanto se me es permitido.
Fin flashback
Asi que aquí estoy, buena suerte la mía ¿eh?
Camino por el extenso bosque, hasta lo que sé por aquí debería estar la casa de los Cullen pero aún no veo rastro de nada, lo único que me rodea son árboles.
—Puaj. ¿Qué es ese olor tan repugnante?— De repente un olor extraño invade mis fosas nasales, una mezcla de perro mojado y sangre de animal.— ¿Pero qué…?— Me detengo en cuanto escucho un bajo gemido, mirando a todos lados en pose defensiva.
Recuerdo que, durante la batalla aparecieron lobos que estaban del lado de los Cullen, ¿será que me he metido en su territorio? Dime que no, no estoy de humor para luchar contra una jauría.
Nuevamente escucho el mismo gemido, no parece que fueran a aparecer lobos, no siento ninguna presencia… Entonces ¿de dónde viene ese sonido?
Algo dentro de mí me incita a buscar el origen, así que empiezo a moverme en mi búsqueda. Trato de rastrear el olor, acercándome poco a poco al lugar pero aun así no veo nada.
—A… Ay… uda…— Me detengo cuando escucho esas palabras, para un humano seria imperceptible pero no para alguno de nosotros.— A… Ayu… denme…— Es una voz masculina, sin embargo no logro encontrarlo.
—¡¿Dónde estás?!— Grito, por alguna razón estoy desesperado.— ¡¿Dond…?!— Abro los ojos como platos al visualizar a un muchacho castaño tirado sobre el césped, con el cuerpo machucado, sangrando abundantemente y hecho bolita.— Dios mío…— Corro hacia él, poniéndome en cuclillas y tratando de moverle la cara para verlo.— Oye…
—A-alguien me escucho… N-no moriré s-solo… M-me alegra ja-ja…— Tiene el rostro lleno de moretones, y heridas abiertas como si…
—¿De qué hablas? No vas a morir, tienes que quedarte conmigo ¿vale?— Sonríe ante lo que le digo, parece ido, cansado.— Te ayudare, iremos a ver a los Cullen, te curaran y estarás bien.— Lo levanto con cuidado, estilo princesa, y él me mira fijamente.
—¿U-un vampiro c-cuidando de u-uno de n-nosotros?— No entiendo de que habla pero debo mantenerlo despierto.— G-gracias…— Lo miro al escuchar sus palabras, parece tan sincero.— I-imprimación… M-me hubiera g-gustado encontrarte antes…— ¿Imprimación? Se queda callado de repente, sus ojos están cerrándose lentamente.
—No, no te duermas…— Digo con desesperación, un sentimiento me alberga todo el cuerpo y no entiendo que es.— ¿Cómo te llamas?
—Embry… Embry Call… ¿Y t-tu?
—Alec.— Miro hacia todas direcciones.— Dime, Embry ¿dónde está la casa de los Cullen?— Señala hacia la izquierda, su brazo tiembla.
—T-todo derecho…— Asiento y comienzo a correr, en menos de lo que espere llegamos a una gran casa, muy bonita de hecho.— E-es su territorio… S-Sam me ma-matara…
—No, nadie te hará nada.— Frunzo el entrecejo cuando escucho ese nombre, no sé quién es pero me molesta.
Toco la puerta varias veces, ¿por qué tardan tanto?
—¿Alec? ¿Qué haces aquí?— Carlisle me observa con desconfianza y sorpresa.
—No hay tiempo para eso, ayúdalo por favor.— Es entonces cuando se da cuenta del chico en mis brazos.
—Dámelo.— Lo toma con rapidez, entrando a la casa y yo siguiéndolo por detrás.— ¡Edward, Bella, Alice, Jasper vengan aquí ahora!
En menos de lo que canta un gallo apareció la familia entera, quienes comenzaron a preguntar sobre el estado de Embry y mi llegada, pero Carlisle los callo y ordeno que lo ayudaran con el castaño. Se lo llevan a una habitación, que parece equipada estilo hospital, dejándome con los demás.
—¿Por qué lastimaste a Embry?— Lanzo una risita indignada, y miro a Emmett con molestia.
—Yo lo le hice nada, lo encontré en ese estado y lo traje.— Me observa unos segundos, hasta que asiente sentándose en el sofá.
—¿Qué se supone que estás haciendo aquí?— La rubia bonita se sienta junto a su pareja.
—Ordenes de mis amos, debo observar el desarrollo y crecimiento de la pequeña Cullen durante cinco meses.— Se miran unos a otros, no parecen muy sorprendidos.
—¿Es solo eso?— Rosalie parece preocupada.
—Si.— Mi corta respuesta hace que suspire aliviada.
Los minutos pasan, el tiempo se convierte en horas, hasta que Carlisle y los restantes salen de la habitación. Yo me levanto en el acto, los demás me miran curiosos.
—Ya está fuera de peligro, le dieron una golpiza que lo dejo al borde de la muerte.— Me tenso al escuchar aquello, mi pecho duele y siento una presión que no logro explicar.— Pero pudimos reanimarlo, avisaremos a Jake y Sam de inmediato.
POV normal
—¿Qué tienen que avisarnos?— Todos se sobresaltaron a escuchar esa voz, girando la cabeza hasta detenerse en un chico alto, musculoso y moreno.— ¿Y? ¿De qué tenemos que enterarnos?— Se miraron unos a otros, no sabían cómo contarle lo sucedido sobretodo porque Embry era su mejor amigo.
—Jake…— El mayor de los Cullen sonrió nerviosamente.— ¿Qué haces aquí?
—Estoy buscando a Embry, hace rato que no lo vemos y nos preocupa que esté haciendo de las suyas de nuevo.— Miro al vampiro invitado con curiosidad antes de seguir con su explicación.— Y aproveche para venir a ver a Nessie.
—Ya veo…— El moreno lo miro confundido ante su tono de voz.— Jake, Embry está aquí.— Señalo al castaño vampiro antes de continuar.— Alec lo trajo muy malherido, no sabemos que paso pero casi lo matan…— Jacob abrió los ojos como platos, antes de abalanzarse contra Alec hecho una furia.
—¡¿QUÉ LE HAS HECHO A EMBRY?!— Lo agarró del cuello, sintiendo como el otro trataba de soltarse sin llegar a lastimarlo.— ¡TE MATARÉ MALDITO CHUPASANGRE!
—Suéltame.— Un vapor negro comenzó a salir de sus manos, dejando atónito al lobo, quien comenzó a sentir como sus sentidos dejaban de funcionar. No veía, no oía, no sentía.
—Alec…— Carlisle miraba con preocupación la escena, el muchacho era una de las armas principales de los Vulturis, y sin duda era extremadamente fuerte.
—Vale, vale.— Había captado el mensaje, una media sonrisa cruzo su rostro mientras el vapor desaparecía.— Que no se le ocurra volver a atacarme porque no respondo.
—¿Qué me has hecho?— Pregunto Jake con confusión, tocándose en todas partes para ver posibles secuelas.
—Nada, solo fue un aviso.— Lo miro con desconfianza, volviendo su vista a Carlisle preguntándole con los ojos respecto a lo que acababa de pasar.
—Alec tiene el don de privar los cinco sentidos.— Explico tratando de aminorar el ambiente.— Jake, no ha hecho nada más que ayudar a Embry.
—… ¿Enserio?— No quería creerle pero algo dentro de él le decía lo contrario, los Cullen asintieron.— Vale, les creeré.— Suspiro resignado.— Quiero ver a Embry.
—Necesita descansar, mejor avísale a Sam y los demás, tienen que estar presentes también para escuchar que le paso.— El chico pensó unos segundos antes de asentir.
—Tienes razón, nos vemos en un rato.— Salió corriendo de la casa, y a los pocos segundos se escucharon distintos aullidos en diferentes puntos del bosque.
Continuara…