Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Mi nueva aventura por Ayumi Kuran

[Reviews - 79]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡Hola!  Pues una vez más, al igual que la semana pasada, os traigo un nuevo capítulo de esta hermosa historia y con él un pequeño anuncio XD.


Solo quería recordar que maña publicare el segundo capítulo de la secuela de "Mío, solo mío" para aquellos que esten interesados en ello. Y ahora....¡a disfrutar del capítulo!

- Ahkmen, tranquilo.


Shepseheret veía con infinita preocupación a su hijo, quien tras la noticia se había alejado de la recepción para ir directamente al ala egipcia, golpeando con sus puños una y otra vez la pared, dejando salir parte de la frustración que sentía, de que ese horrible dolor que se había instalado en su pecho, aferrándose a él con fuerza desapareciera.


Larry tenía una hija.


Su puño se instaló con más fuerza contra la pared, borrando algunos de los jeroglíficos que habían estado ahí presentes escasos segundos atrás, sintiendo una sensación de tibieza resbalar por su muñeca: era la sangre que salía de sus nudillos.


- Hijo…


Merenkahre había dado unos pasos en su dirección, le dolía verlo en ese estado tan lamentable, débil…su corazón se resentía ante esa imagen.


- Tiene una hija…- Su voz había salido en un murmullo, si no hubiera sido por el silencio del lugar no habría sido escuchado.


- Él ya tenía un hijo, ¿recuerdas?- Shepseheret trató de acercarse a él pero eso fue inútil, viéndose resignada a abrazarse a su esposo que trataba de darle el apoyo suficiente al ver a su Ahkmen de esa forma.


- ¡Pero era diferente!- Su voz había salido entrecortada, volviendo a golpear la pared.- ¡Para ese entonces no nos conocíamos pero ella…ella tiene la misma edad de cuando estábamos juntos, de cuando me lo jodía en las noches! ¡¿Me engañaba con una mujer?! ¡¿Por qué?!


Se notaba el dolor en su voz, sus padres no sabían que hacer al igual que las enormes figuras de los chacales que estaban casi saliendo del ala solo por no estar presentes ante la furia del hijo de uno de sus dioses, quien parecía que a cada momento se derrumbaba más.


- Él no sabía lo que tenía…él…es estúpido.- Con rapidez ambos se acercaron a abrazar a su hijo cuando las silenciosas lágrimas comenzaron a caer de sus orbes negras, partiéndoles el corazón.- Se arrepentirá, te lo aseguro.


- Me duele el corazón.- Sus brazos se enredaron en el cuerpo de su madre, llorando en su cuello mientras sentía como su padre trataba de reconfortarlo, dejando de lado su fachada de faraón duro.- Me duele mucho…


- Pagará por esto.- La voz de Merenkahre había sonado dura, llena de odio.- De tal manera que se arrepentirá de haberte roto el corazón. Lo pagará con su vida.


Ahkmenrah no se extraño de oír esas palabras, para él era algo normal que cuando una persona jugaba con el corazón de un miembro de la realeza lo pagará de la peor forma posible, siempre con castigos distintos, el siguiente peor que el anterior. Y Larry debía pagar, era su culpa que él se sintiera de esa forma…aunque fuera con su vida sería un castigo justo. Aunque su corazón muriera en el proceso.


- Quiero ser yo quien le dé su castigo.


Su voz había sonado rota, logrando que el agarre que le daban se hiciera mayor pero la respuesta no se hizo esperar, siendo acompañada por una suave caricia en sus negros cabellos.


- Por supuesto.


 


Larry sintió un escalofrió recorrerle el cuerpo, un mal sabor de boca siendo instalado en su paladar. De forma algo paranoica vio hacía todos lados, sentía que algo estaba a punto de pasar y no era justamente bueno para su persona.


- ¡Sofía!


De repente el pensamiento de que le pudiera pasar algo a su bebé hizo que su corazón se congelara, levantándose tan rápido como podía sin importarle que el portátil cayera al suelo, chocando con los muebles a su paso para abrir de golpe la habitación de su pequeña luz.


La infante estaba dormida sobre su cama, su respiración siendo acompasaba mientras abrazaba a su peluche de Stich, tranquila pero sobre todo a salvo. Esto hizo que la sensación de angustia desapareciera de forma casi mágica de su pecho, acercándose tembloroso para besar su frente, sintiendo el calor que radiaba de su pequeño cuerpo.


- Estás bien…


Sus brazos se enredaron en ella, viéndola moverse un poco para acomodarse mientras la apretaba hacía sí. Por unos segundos había sentido que su pequeña estaba en peligro, que algo o alguien iba a hacerle daño pero por fortuna solo había sido una pesadilla, algo que jamás iba a ocurrir.


<< Todo está bien, no le va a pasar nada… ¿quién querría hacerle daño a un angelito como ella?>>


Sin ser capaz de evitarlo sus ojos recorrieron su pequeño cuerpecito, sintiendo algo de melancolía al verla. ¿Por qué tenía que parecerse tanto a él? Era una mini versión de Ahkmenrah, la única diferencia era su pelo que era largo hasta la mitad de su espalda y sus ojos, azules como los de su “madre”. Cuando estaba esa pequeña en camino había llegado a soñar, soñaba que en la noche llegaba su “ex”, diciéndole que prefería quedarse en Nueva York con él, que podían ir a ver a sus padres pero que su nueva vida era estando juntos. Entonces él le decía que estaba embarazado y las cosas obtenían un color de rosa, formando su familia juntos sin nada que pudiera hacer que se separaran, que fueran infelices. Tras esto despertaba, empapado en sudor, palpando la cama en busca de ese cuerpo que le había acompañado tantas noches para encontrarse solo, con un vientre que cada día se abultaba más, avisándole que era cuestión de tiempo de que ese bebé llegará a la vida. Y él estaba solo, sin un trabajo fijo que le diera el sustento para poder mantenerlos a ambos, sin nadie que le ayudará en las noches cuando la pequeña necesitará de atención, sin nadie que le dijera que todo estaría bien y saldrían adelante juntos…


¿Cuántas veces había sentido la desesperación ante su situación? ¿Cuántas veces había sentido el miedo de que llegará a morir, llevándose a la pequeña con él o dejarla sola en ese mundo cuando la muerte le reclamará durante algún momento de su embarazo o parto? ¿Cuántas veces se había replanteado la posibilidad de darla en adopción para poder cederle unas mejores oportunidades de las que él jamás sería capaz de otorgarle? Eran tantas que había perdido la cuenta pero daba gracias a Érica por haber permanecido a su lado, dándole el apoyo que Ahk debió de darle y sin embargo nunca lo haría.


Pero ahora estaban bien, poco a poco la enfermedad de su hija empezaba a curarse, su salud mejoraba; su economía se había vuelto más solida y casi parecía que los problemas en su vida habían cesado por completo.


- Yo te protegeré por siempre.


Besó sus suaves cabellos, dejándola descansar en la cama para irse de la habitación, no sin antes haberla arropado como era debido y asegurarse de que la ventana estaba completamente cerrada y sellada, sin posibilidad de que nadie entrará.


Un suspiro escapó de sus labios, frotando su cuello para dirigirse a la sala donde todos los papeles estaban regados por el lugar, desordenando lo que hasta unos segundos atrás había sido un salón impecable. Con decisión comenzó a recogerlo todo, dejándolo impoluto y satisfecho hasta que algo le hizo caer hacía delante, no dándole tiempo para estabilizarse a causa de la sorpresa cuando su cuerpo fue inmovilizado contra la mesa que había en el centro, su pecho pegado a esta mientras sus manos eran sujetadas con firmeza y rudeza sobre esa superficie, casi con intenciones de hacerle daño. Tragando saliva, giró un poco su mirada, tensándose al darse cuenta de quien le apresaba, una persona que estaba más que furiosa.


- Ahk… ¿qué haces?- Tratando de mantener la calma, Larry ignoraba como mejor podía la situación, mordiendo el interior de su mejilla cuando el agarre se hizo más fuerte.


- He venido de visita.- Su voz sonaba dura, no entendía que había hecho para enfadarlo tanto si hacía años que no se veían. Aunque más importante, la cercanía del cuerpo contrario le estaba empezando a afectar.- ¿No te alegras de verme?- Su aliento choco directamente con su piel, enviándole un escalofrío por todo su cuerpo, esto era mucho más intenso que en su sueño.


Negándose a verlo, fijo su mirada hacia delante, tratando de moverse para sacárselo de encima, una misión imposible teniendo en cuenta de que la presión en sus extremidades era mayor a lo que era segundos atrás.


- Suéltame.


- Yo diría que no.- En un brusco movimiento le dio la vuelta, mareándolo en el proceso pero dejándole cara a cara, asegurándose de no perder detalle de su rostro.- Explícame que es eso de que tienes una hija.


El corazón de Larry se paró durante unos segundos, el aliento había escapado de él como si mantenerse dentro de sus pulmones fuera la mayor de las aberraciones. El miedo poco a poco se había colocado en él al darse cuenta de que Ahk sabía que Sofía era su hija. ¡Oh, Dios! Si realmente existía alguna divinidad que no permitiera que esté le quitará a su pequeño lucero.


- No sé a qué te refieres.- De manera milagrosa su voz había salido tranquila o al menos medianamente calmada.


- No me mientas.- La presión en sus muñecas aumento, sacándole una mueca de dolor.- McPhee nos lo ha dicho… ¿cómo puedes ser tan puta?


Esas palabras le hicieron abrir grande sus ojos, viendo los contrarios sin poder creérselo. ¿Tanto le molestaba tener una hija con él? Eso le dolió, sabía que no tenían la mejor de las relaciones aunque hubiera sido distinto en un comienzo pero, ¿tanto asco le daba para llamarlo de una forma tan denigrante?


- Yo…


- Nunca creí que caerías tan bajo, ¿no te bastaba que te follaran como para buscar a alguien para hacerlo? Eres un regalado.- Sus palabras sonaban con odio, queriendo hacerle todo el daño que le fuera posible.


Larry estaba que no se creía lo que escuchaba. ¿No les había dicho McPhee que había sido él quien había estado embarazado? Al parecer no…Eso explicaba el por qué le decía puta, seguramente pensó que se estaba acostando con alguna mujer durante el día para después hacerlo con él en las noches. Por un momento quiso reír para tratar de quitar la presión que se le había instalado en el pecho, lo conocía tan bien que ya sabía hasta lo que pensaba el otro no obstante eso no evitaba que se sintiera hundido al saber que el otro realmente creía que podría engañarlo. Puede que no hubieran dicho de tener una relación pero se había negado a estar con nadie que no fuera él pero parecía que eso el otro no era capaz de verlo.


- Dime, ¿disfrutaste de la zorra que te follabas?- Larry apretó su mandíbula junto a sus puños, si Ahk quería hacer daño él también jugaría.


- No tienes idea de cuánto.- El de ojos azules levanto la mirada, una sonrisa en sus labios viendo como la que se había instalado en el rostro contrario desaparecía con el paso de los segundos.- Era tan estrecha y calentita.- El antiguo guarda puso una mueca de placer en su rostro, lamiéndose los labios de forma provocativa.- Era una delicia hacerlo con ella, lo repetíamos cada vez que podíamos, de hecho si ahora mismo no estuvieras aquí iría a poseerla una vez más.


De forma complacida vio como el rostro del antiguo monarca de Egipto mostraba una cara de completa ira, parecía que confirmarle que había tenido sexo con otra persona mientras estaba con él le había bajado la alegría que le había dado hacerle daño con esas palabras. En esos momentos se alegraba de haber dado clases de actuación en el instituto o seguramente no hubiera sido capaz de engañarlo.


- Mientes.- Sus palabras salieron en un susurro peligroso, haciendo que el otro se hiciera el inocente.


- Yo no miento.- Claro que lo hacía pero estaba vez se lo merecía.- ¿Realmente creías que eras el único con el que me acostaba? ¡Ja! Que iluso eras.


Como le gustaría que eso fuera cierto, si hubiera sido así las cosas le hubieran resultado mucho más fáciles en esos años. Por un breve instante un gemido de dolor había salido de sus labios, sentía que en cualquier momento le iba a romper las muñecas a causa de la presión que era ejercida. Abrió sus labios para reclamar cuando cualquier sonido murió en los contrarios, sintiendo esa escurridiza lengua meterse en su boca, en un beso furioso que le demostraba posesión, dominancia y…que poco a poco borraba cualquier pensamiento coherente, sintiendo como si el tiempo no hubiera pasado. Cuando se separaron, Larry vio que el otro le había soltado, manteniéndose ambos bastante cerca, algo que aprovecho para pegarle al príncipe un fuerte puñetazo en el rostro, levantándose agitado, reclamándose internamente por haberse dejado caer ante aunque fuera unos segundos.


- No vuelvas a besarme.- Lo dijo con firmeza, alejándose de él.


Ahkmenrah se llevó una de sus manos hasta su mejilla, aún podía sentir el escozor del golpe recibido, algo que nunca pensó que le hiciera el otro. Bajo su cabeza, siendo su expresión ensombrecida por su corona, entonces fue que Larry se dio cuenta del error cometido, estaba en problemas, muchos. Sus pasos le llevaron a retroceder de forma inconsciente, haciéndose más grandes al ver al otro levantarse, acercándose sin dejarle posibilidad de huir. Claro que al menos lo intentaría.


No pudo dar ni dos pasos cuando algo golpeo sus piernas, haciéndole caer y solo entonces se dio cuenta de que el otro portaba de manera orgullosa su báculo, acercándose a él asegurándose de que no se pudiera mover. Veía al egipcio como si fuera una serpiente, una que en cualquier momento le atacaría, sin quererlo eso le hacía temer por su propia seguridad.


- Eres un tonto.- Las manos contrarias se apoyaron en sus mejillas, levantando su rostro para dejarlo cerca del otro. Sus manos se posaron en su pecho, empujando para alejarlo pero no se lo permitía.- Acabas de condenarte tú solo.


Eso le hizo tensarse, viéndolo suspirar antes de que le cogiera de las caderas, sacándole un pequeño grito cuando lo apoyó en sus hombros, empezando a caminar sin importarle lo que Larry se removiera, le insultará o pateará, no estaba dispuesto a soltarlo. El oji azul se dio por vencido durante unos segundos aunque pronto se arrepintió al ver como la puerta que daba directamente a su habitación se encontraba cada vez más y más cerca.


- ¿Qué piensas hacer?- su voz tembló, removiéndose con más insistencia.


Ahkmenrah no le dijo nada, solo siguió con su camino mientras lo ignoraba, abriendo con su mano libre la puerta de la habitación, apreciando la suave luz de la luna que entraba por la ventana, bañando la cama de una forma mágica. Usando algo de su fuerza hizo que el cuerpo del otro chocara contra las sábanas, viéndolo cerrar durante unos instantes sus ojos a causa del golpe para al abrirlos lograr que se quedará sin aliento.


La suave y pálida piel de Larry era acariciada por los rayos de la luna, dándole un toque místico que la hacía brillar, sus ojos parecían aún más claros de los que eran, mostrando pureza y algo de miedo pero que le incitaban a acercase cada vez más, contemplarlo. Sus rosados labios estaban entre abiertos, mostrando los carnosos pliegues que poseían, invitándolo a probarlos, su cuerpo extendido excepto por sus piernas que estaban ligeramente abiertas, dejando de forma inconsciente el espacio justo para que el pudiera posarse entre estas. Era una imagen que le estaba volviendo loco, consumiendo su autocontrol en cuestión de segundos.


Sin ser capaz de contenerse, ni queriendo hacerlo, se acercó hasta el otro, colocándose entre sus piernas para robarle un nuevo beso, asegurándose de dejar sus brazos atrapados por encima de su cabeza, oyendo un pequeño gemido salir de sus labios cuando hizo aquello que sabía que lo enloquecía. Cuando se separaron Larry estaba algo agitado, sonrojado, logrando que se relamiera los labios de forma ansiosa por devorar al hombre bajo su cuerpo.


- ¿Ella sabe cómo tocarte?- Susurro a su oído, llevando una de sus manos hasta su trasero, acariciándolo de manera sutil, sacándole un escalofrío.


- ¿Q-Qué?- Su cuerpo se removió, tratando de no sentir esa mano que le acariciaba tan dulce, provocándole nuevas sensaciones ya conocidas.


- ¿Sabe cómo hacer qué te excites?- Volvió a preguntar, apresando con una de sus manos su nalga, masajeándola.


- ¡Ah!...N-No te atrevas…


- ¿Sabe qué esto te vuelve loco?- Sus labios fueron hasta un punto tras su oreja, dándole un casto beso que le hizo temblar por completo, casi ansioso.


- Ah…ha…b-basta…


- ¿Es capaz de encenderte una mínima parte de lo que yo lo consigo?- Su cuerpo se inclino sobre el contrario, haciéndolo enredar sus piernas en sus caderas, sus cuerpos parecían hechos para estar el uno con el otro.- Dime, ¿lo sabe?


Larry estaba sin aliento, no podía creer la facilidad con la que su cuerpo estaba empezando a reaccionar, el desgraciado sabía exactamente dónde debía tocarle y cómo para prenderlo en las llamas de la pasión, mandando todo al diablo para dejarse poseer por él. Pero esta vez no iba a permitirlo, ya no más.


- Lo sabe.- Jadeo casi sin aliento, notando como el estado de ánimo del otro cambiaba a uno más enfadado.- Sabe qué hacer para prenderme en las llamas de la pasión, sabe cómo hacer que me olvide de todo, sabe cómo hacer que me vuelva un animal salvaje que no piense en nada más que estar a su lado, por SIEMPRE…sabe sacar todo de mí.


Le había costado hablar y casi que prefería haberse mantenido en silencio, no veía que el otro estuviera feliz con su respuesta, claramente esperaba que le dijera que no había nadie mejor que él en el sexo, que era el único que podía prenderlo…algo que era verdad pero no estaba dispuesto a dejar que el otro lo supiera. No, desde luego que no.


- ¿En serio?- Su rostro aún no salía de su cuello, conteniendo la ira en su voz.- Y dime, ¿cómo se llama esa “señorita” que tanto te enloquece?


Por algún motivo a Larry no le dio una buena espina el que preguntará el nombre aunque esto podía derivar de varios motivos entre los que se encontraba que deseará saber quién le había arrebatado su juguete; quién había herido su orgullo al ser su “amante” el que escogiera a otra persona sobre él por ser mejor en el ámbito sexual; podía ser por simple curiosidad…no lo sabía.


- ¿Y qué te importa?- Jadeo cuando el príncipe egipcio se movió, frotando sus cuerpos de forma lenta, haciéndole cerrar los ojos y morder sus labios para no gemir.


- Dímelo… ¿quién es?- Al abrir sus ojos se encontró los contrarios quienes parecían observar hasta el último recóndito de su alma.


- No tengo por qué decírtelo.- Casi, casi había caído ante esos pozos negros, a punto de perderse en ellos olvidando todo a su paso.


- Entonces es que realmente no existe.- Una sonrisa de autosuficiencia se poso en su rostro, haciendo que Larry se contuviera por no volver a golpearle.- Eres un mentiroso.


- Sí que existe.- Se negaba a dejar que el otro reafirmará el control que tenía sobre sí, eso ya iba contra su propio orgullo.


- Entonces dime, ¿cuál es su nombre?- Volvió a preguntar, convencido de que no le diría ningún nombre.


- Helena Brown.


Nada más decir ese nombre se arrepintió, ¡¿cómo pudo haber dicho el nombre de su alumna?! Pero desgraciadamente había sido el único que se le había venido a la mente. Además, si Ahk llegaba en algún momento a ver a Sofía (que esperaba que eso no sucediera) al menos podría colar que era hija de su estudiante. Era cierto que su pequeña era una mini copia del antiguo faraón pero a su vez esta tenía similitudes con su estudiante como el pelo negro o la piel morena. Quizás no había sido tan mala idea…


- ¿Helena Brown?- Su mirada se perdió, pensando en ese nombre para dirigir la mirada al hombre bajo de sí, conteniendo muy a duras penas sus sentimientos.


- Ya veo…pobre muchacha, no tiene ni idea de la mala suerte que ha tenido solo por tenerte de pareja. Eres un asco en la cama, seguro que en cualquier momento te pone los cuernos aunque la verdad no me extrañaría. Hasta yo encontré un mejor amante que tú.


Esas palabras fueron como puñaladas en el corazón, casi haciéndolo llorar si no fuera porque había tenido años practicando para contener sus emociones, restringiéndose a sí mismo para evitar mostrar debilidad ante gente como él.


Pero eso había sido un golpe muy bajo. ¿Cómo podía recordarle de forma indirecta que su ex – mujer y ahora mejor amiga le puso los cuernos cuando estaban casados? Era al único al que se lo había contado, confiando en él para ahora ser traicionado de esa forma. ¿Por qué se empeñaba en hacerle daño? ¿No había tenido bastante en esos últimos tres años? Pero no… ¡ahora encima le restregaba que realmente había tenido otro amante! No, mejor dicho, que ahora tiene un nuevo amante y que este si es capaz de complacerlo en el lecho. Y Larry estaba casi seguro al cien por ciento de que sabía quién era ese hombre.


- ¿De verdad?- Arqueo una de sus cejas, fingiendo indiferencia.- ¿Y quién es tu nuevo amante?


- ¿Te molesta?- Una sonrisa zorruna se poso en sus labios, sacándole al otro una pequeña carcajada, fingida, pero que parecía completamente real.


- En absoluto, es solo para darle muy pésame. Tenerte en la cama es un verdadero suplicio.- Por un momento espero que sus palabras le hirieran, queriendo devolverle algo de lo que le había hecho.


- ¿De verdad?- Una de sus cejas se elevo, divertido.- Pues recuerdo que cuando estábamos juntos gemías de una forma muy erótica y necesitada, suplicándome porque no parará de joderte en toda la noche.- Ante eso, las mejillas del estadounidense se colorearon de un breve carmín.


- ¿Qué le vamos a hacer? Tenía que fingir de alguna manera y aprovechar bien las noches.


- ¿Fingir?- Por un momento eso lo había descolocado, frunciendo su ceño.- ¿Lo hacías cuando gemías?


- Sí.


- ¿Cuándo me suplicabas por más?


- Absolutamente.


- ¿Cuándo llegabas al orgasmo?


- ¡Ja, por supuesto!- Una pequeña carcajada broto de sus labios, diciendo sus palabras de la forma más hiriente posible.- De alguna forma tenía que hacerte creer que me habías complacido aunque fuera de lo más mínimo sino la diversión se acabaría. Aunque te aseguro que he tenido amantes mucho mejores que tú.


El silencio que le siguió fue uno lleno de tensiones, ambos viéndose de una forma retadora, tratando de descifrar las acciones del otro, las mentiras en las palabras ajenas sin mucho éxito de por medio.


- Deberías irte ya si no quieres acabar hecho polvo.- Comentó viendo hacía el reloj, en una escasa hora amanecería.


- ¿Te preocupas por mí?- Sus ojos se chocaron, ninguno apartando la mirada.


- Pase años de mi vida cuidándote, sería un desperdicio si ahora dejará que eso no hubiera servido para nada.


Ahkmenrah no dijo nada, soltó de forma brusca el cuerpo contrario dejando que cayera por completo en el colchón, tomando varias bocanadas de aire por su nariz para darse una última mirada, asegurándose de que llevaba todos y cada uno de los objetos que le pertenecían. No obstante, en lugar de darse la vuelta y marcharse directamente hacía el museo se acercó una vez más a Larry, haciéndose de sus labios de una forma posesiva, arrancándole el aire de sus pulmones, dejándole medio atontado, lo que le permitió poder girar su rostro sin resistencia, viendo ese níveo cuello a su disposición fue que llevo sus labios hasta él, mordiéndolo hasta sacarle un pequeño grito junto a algo de sangre, chupándolo con fuerza sin apartarse a pesar de que los brazos contrarios intentaron eso con mayor intensidad, siendo esto imposible. Solo cuando creyó que era  suficiente se apartó de él, quedando complacido al ver como una marca rojiza, que pronto pasaría a ser amoratada se dibujaba en su piel.


Su lengua paso por sus labios, alejándose del confuso chico mientras se acercaba hasta la puerta, viéndolo de reojo.


- Ven mañana al museo al anochecer, si a la hora de despertar no estás allí…nosotros vendremos a por ti no obstante no esperes que sea de la mejor de las maneras.


Tras esto salió de la habitación, fijándose en la puerta que estaba cerrada a unos pasos de él. Algo le incentivo a abrirla, viéndolo todo a oscuras y una pequeña figura acostada sobre la cama, durmiendo como si nada de lo que pasará en el mundo fuera con ella. Fue doloroso saber que realmente tenía una hija, ahora más que nunca comprobaba que eso era verdad. Quiso acercarse, ver a quien se parecía esa pequeña pero el recuerdo de que el amanecer estaba demasiado cerca le hizo desistir de su idea, cerrando las puertas hasta salir del apartamento. Puede que esa noche no hubiera podido verla pero pronto lo haría.


Por otra parte, en la habitación del adulto, este aún no conseguía salir del shock emocional en el que había entrado, estando a punto de tirar de sus pelos, maldecirse y echarse a llorar de pura rabia. ¡¿Cómo se había atrevido después de dos años a llegar a su casa, exigiéndole respuestas y casi violándolo?! Oh, bueno…puede que con eso último estuviera exagerando además él sabía mejor que nadie que seguramente se hubiera dejado tocar si la  cosa hubiera ido por ámbitos más calientes y lujuriosos.


Ahora que recordaba… ¡¿había metido a la señorita Brown en todo este lío?! ¡Joder, joder, joder, ¿cómo iba a solucionar todo esto?!


Su cabeza empezó a darle vueltas, sacándole un pequeño gemido adolorido. Decidido se tumbo en la cama, olvidando todo lo que había pasado esa noche como fuera, era justamente en lo que menos debía de pensar. Por ahora solo dormiría un poco y pasaría el día con su hija, ya se las ingeniaría para no ir al museo al anochecer.


 


 


Los padres de Ahkmenrah se encontraban nerviosos, viendo como poco a poco el sol comenzaba a mostrarse en el horizonte pero sin rastro de su hijo. Si no llegaba pronto iban a sufrir un paro cardiaco, por fortuna eso no fue algo que sucediera al ver como su pequeño llegaba al museo, siendo prontamente recibido por los brazos reconfortadores de sus progenitores, quienes finalmente habían decidido horas atrás que si realmente quería afrontar al otro que lo hiciera, siempre y cuando volviera antes del amanecer. Había cumplido.


- ¿Cómo ha ido la cosa?


Los tres habían empezado a caminar hacía el ala que les correspondía, hablando de lo que había ocurrido esa noche mientras iban hacia allá.


- Ha sido…intenso.- Su voz no denotaba emociones, eso no les gusto nada.


- ¿Habéis tenido sexo?


Por un momento Ahkmenrah casi se atraganta con su propia saliva al escuchar la pregunta de su padre, por momentos pensaba que era mejor que nunca les hubiera dicho de su relación con Larry.


- No.- Un suspiro escapó de sus labios.- Aunque la verdad, estaba deseando de poder  hacerlo mío una vez más.- Tan solo en pensar cómo hubiera sido, logro que una zorruna sonrisa se instalará en su rostro.


- ¿Entonces? ¿Qué ha pasado?- La fémina insistió, queriendo saber para poder luego ayudar a su primogénito.


- Tiene una hija.- Esa confirmación no les gusto nada, mucho menos por lo que eso significaba.- Además de que mantiene, aparentemente, una relación formal.


Su voz había salido casi como un gruñido y su padre, mejor que nadie, le entendía. Si su amada esposa le hubiera hecho eso a él lo cierto es que no hubiera sabido ni cómo reaccionar.


- Eso es…


- Pero no importa.- Los interrumpió ante las miradas interrogativas de ambos, mostrándoles una sonrisa confiada.- Dentro de poco él será mío una vez más y esta vez no le dejaré escapar.


Esas fueron sus últimas palabras antes de colocarse en la posición que le correspondía, siendo imitado por sus padres justo en el momento en el que el sol se alzaba imponente, mostrando su brillo a todo el edificio. Parecía que el tiempo que les quedará iba a ser muy movidito.

Notas finales:

Espero que os haya gustado nwn


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).