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Mío, solo mío. por Ayumi Kuran

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Notas del capitulo:

¡Hola! Una vez más traigo una historia de esta pareja que se ha convertido en mi obsesión. En esta ocasión se trata solo de un pequeño short, que llevaba bastante tiempo rondando mi mente, mucho más que el fic que ya publique de ambos.


Solo espero que las personas que se animen a leerlo lo disfruten.

Las noches eran momentos de alegría, los únicos en los que no se tenían que mantener sin vida dejando que todo el mundo los viera, hablará de ellos e incluso que los criticaran. Eran los únicos momentos en los que podían sentir la libertad recorrerlos, mostrándose de forma orgullosa. Eso era algo que Larry sabía muy bien, después de todo lo podía ver cada día.


Aún recordaba cómo sus posibilidades al encontrar trabajo se habían visto reducidas a prácticamente cero a causa de su condición de omega, al fin y al cabo ¿quién quiere contratar a un omega que entra en celo, alterando a todo el personal? Nadie. Claro, que si su caso hubiera sido distinto podría haber tenido un trabajo completamente diferente al de guarda nocturno, uno que le gustará de verdad. ¿Cuál era el problema? Era un omega libre, Érica cortó su lazo, dejando que cualquier alfa que estuviera libre le pudiera pretender e incluso atacarlo en un momento de descuido. Por ello fue un milagro que le ofreciera el trabajo de guarda nocturno, uno que le aliviaba económicamente y personalmente, después de todo eso significaba que no tendría que convivir con alfas. Que equivocado estaba.


Cuando el museo cobró vida en las noches supo que ese trabajo era mucho más peligroso para él que cualquier otro, después de todo la mayoría de los que estaban allí eran alfas, muy pocos omegas y un par de betas. Pero la suerte parecía estar de su lado pues al menos acababa de terminar su ciclo cuando había empezado a trabajar lo que le implico unos próximos días muy duros, tratando de que lograran llevarse bien entre sí, una tarea difícil pero no imposible. Todo fue gracias al robo de la tabla que lo logró, uno que gracias a él había conocido al que se había transformado en su mejor amigo.


Flash Back


Había entrado corriendo en el ala egipcia, buscando a su hijo cuando sintió su cuerpo ser elevado en una voltereta en el aire que le hizo soltar un gemido adolorido al impactar contra el suelo, viendo como los antiguos guardas estaban en la puerta con las llaves en las manos. Sintió un escalofrío de asco recorrerle por completo cuando estos le devoraron con la mirada, para su fortuna, la voz de Nick les hizo apartarla de él, cerrando con llave el lugar.


- Justo a tiempo Larry, era la hora de cerrar.


Estos salieron del lugar con una desagradable risa pero no le dio tiempo a pensar que hacer, a penas lo tuvo de ponerse en pie cuando los chacales se acercaron de manera amenazante, sus alarmas sonaron más fuerte que nunca. Estaban atrapados y aparentemente a punto de ser ensartados como si fueran pinchitos de pollo. Su mirada viajo de forma rápida por el lugar, buscando una salida cuando lo vio, el sarcófago se movía con insistencia, los gritos salían de este mientras el faraón trataba de salir de su encierro.


- Vamos Nick, agáchate cuando yo te diga.


Su hijo solo se aferro a su brazo, asintiendo para ambos empezar a correr en dirección a los chacales, agachándose en el momento justo para entrar por la puerta, viendo como su hijo se escondía mientras él empezaba a abrir la tapa lo antes posible. Era una acción arriesgada pero quizás con eso podrían sobrevivir. Si era sincero, se llevó el mayor susto de su vida al ver la tapa impactar con la pared, tragando saliva de forma pesada al ver como la momia se giraba de forma lenta hacía su persona, como en las películas de miedo.


- Hola, disculpa que te moleste pero ¿podrías decirle a tus amigos que se calmen? No vamos a hacerte nada aunque ellos creen que sí, ¡por favor!


En el último momento había sonado desesperado, viendo para su completo alivió como este decía palabras sin sentido alguno para él, logrando que los chacales se inclinaran con respeto antes de retirarse.


- Niki.- Su voz sonó suave, buscando a su hijo que se mantenía en su sitio antes de acercarse a él con prisa


Oyó como la momia gruñía y un mal sabor de boca se instaló en él, apretando a su hijo a su cuerpo en un intento de protección, aterrorizado al ver como se empezaba a quitar las vendas. ¡Quién sabe qué habría tras ellas! Pero al ver su rostro… ¡Sintió el suyo propio arderle levemente! Era atractivo, mucho para alguien que llevaba cuatro mil años muerto.


- No os podéis hacer una idea del calor que hace dentro.


Lo vio toser un poco, tomando aire para presentarse, dejando a Larry levemente embobado a causa de la forma en la que lo hacía, fuerte y decidida, pero con una educación y respeto que se había perdido a lo largo de los años. Él como pudo se presento, a ambos, aunque se sintió estúpido cuando comenzó a tartamudear, no podía creer que dudara estando cerca de ese alfa. Seguramente era porque era la primea vez que se veían, cuando pasará un tiempo dejaría de reaccionar de esa forma.


- Entregadme la tabla para que pueda hacerme cargo de mi reino.- Vio la sonrisa que se instaló en sus labios, haciéndole temblar levemente, costándole entenderle por unos cinco segundos.


- La tabla…m-me encantaría entregártela pero…no la tenemos.


Señaló con su mano el lugar donde debería estar esta, vació. La expresión que puso el alfa fue dura, llena de dominancia al hablar.


- ¿Dónde está?- Su fuerza al hablar le hizo retroceder un par de pasos.


- La han robado…los antiguos guardias.


Vio como tomaba varias bocanadas de aire para calmarse, empezando a quitar las vendas de su cuerpo dejando a Larry con el corazón acelerado sin darse cuenta, mostrando sus ropas egipcias que estaban bajo estás. Y… ¡oh, dioses! Su cuerpo era uno de infarto que hacía babear a su lado omega, aspirando ese duro perfume que cargaba junto a la fuerza que este desprendía. Eso era mala señal.


Fin Flash Back


De eso había pasado ya un año y ambos se habían hecho cercanos, compartiendo algunas historias de sus vivencias pasadas que les hacían reír o les permitía desahogarse un poco, conociéndose a fondo. Esto hizo que los sentimientos despertaran en el faraón después de tantos siglos.


Sin darse cuenta había empezado a observar las acciones del omega, fascinándose como a pesar de ser más débil que muchos de los que allí se encontraban había logrado su lealtad y cariño, permitiendo que la paz reina; su mirada vagaba siempre en el delicado cuerpo que se le acercaba, de la hermosa sonrisa que portaba e incluso admitía que, como muy pocas veces había hecho en su existencia, se había encontrado observando con deseo el trasero del contrario. ¡Incluso había pasado por su mente el marcarlo! Una marca no era algo que tomarse a la ligera y él… ¡había estado en más de una ocasión dispuesto a hacerlo sin pensar! No podía soportar la idea de que otros alfas vieran a Larry con lujuria, eso hacía arder su sangre en la ira.


<< Solo yo puedo verlo de esa forma, solo yo puedo tocarlo, solo yo puedo dejarle mi aroma>>


Esos pensamientos se habían apoderado de él cuando vio a los otros alfas acercarse demasiado al Daley (según él), todo esto había hecho que las alarmas sonaran en los presentes que siendo conscientes de las intenciones hacía Larry habían optado por mantener ciertas distancias, no dejando de lado al guarda pero sí las justas para no desatar la ira del faraón. Ya lo habían visto una vez furioso y no estaban dispuestos a repetir la experiencia, gracias.


 


Esa noche cuando el sol cayó, Ahkmenrah se encontraba arreglándose su traje más de lo que normalmente lo hacía, la simple idea de ver al omega y pasar parte de su tiempo juntos hacía que se tratará de ver lo mejor posible, de atraer su atención sobre su cuerpo de…verse atractivo. Nunca sintió esa necesidad, hasta que lo conoció.


- ¡Ahk!


Una sonrisa se posó en los labios del nombrado, girando su mirada para ver al lindo y delicado omega acercarse hasta él al igual que cada noche a la misma hora en el mismo lugar. Pero algo era distinto esta vez, su olfato era demasiado agudo para no darse cuenta de la ligera perturbación que sufría el cuerpo contrario. Un pequeño gruñido salió de sí al reconocer el aroma de otro alfa sobre él, no era demasiado marcado pero sí lo suficiente como para ejercer cierta dominancia en el cuerpo del otro, una muestra de que pensaba hacer su pareja al lindo chico de ojos azules.


- ¿Ocurre algo?- Pudo notar la extrañeza en su tono de voz cuando giró a verle, haciendo que tomará varias bocanadas de aire para calmarse.


- Hueles a alfa.- Su comentario le sacó un adorable sonrojo que se hubiera quedado embobado viendo si no fuera porque era a causa de otro, eso le molestaba.


- N-No…b-bueno sí pero…es…- Podía notar su nerviosismo, la forma en la que tartamudeaba y su sonrojo aumentaba de la misma forma en la que lo hacía su propia furia.- Es posible…


- No, no es posible. ES el aroma a alfa.- La rabia era notada brevemente, tratando de tragársela para no asustar al omega frente a él.- ¿De quién es?- Trataba de sonar indiferente aunque por dentro fuera completamente distinto.


Larry solo lo vio moviendo sus pies un poco incómodo, seguro que bastante avergonzado hasta que finalmente decidió sentarse a su lado, dejándole al otro una visión completa del tierno sonrojo dibujado en su piel. Cómo deseaba que este fuera por su causa, su cercanía y olor, no por el bastardo que le dejará ese toque a fresas en él.


- Es Érica, mi ex.- Larry bajo un poco su mirada, suspirando.- A roto con su pareja y…estamos pensando en volver a intentarlo.


No…no podía ser cierto. Sus oídos le estaban engañando…


Eso quería creer pero las acciones del otro le dictaban una realidad distinta, la verdad más absoluta se hacía presente en ello sacándole una furia que no esperaba sentir. En esos momentos deseo saber dónde vivía esa maldita alfa, retándola e incluso destruirla para alejarla de Larry, de SU Larry.


- No puedes.- Su voz sonó pesada, viendo la sorpresa en esos encantadores ojos.


- ¿Por qué?- Su ceño se frunció, viendo a Ahkmenrah un poco ofendido porque este le mandará en su vida.- Estoy libre, puedo convertirme en el omega de quien desee.- Ese comentario molesta en gran medida al egipcio.


- Lo intentasteis y no funcionó, no lo hará ahora.- Era un poco duro, viendo la tristeza en esos hermosos ojos que le llamaban pero, ¡era la verdad! Además, no pensaba dejar que se alejará de él.


- Pero las cosas ahora son distintas…


- ¿En qué sentido?- Sus ojos estaban llenos de fiereza.- No ha cambiado nada.


- ¡Sí que lo ha hecho!- Larry se puso de golpe de pie, viéndolo con determinación.- Ahora soy distinto a como era antes, he madurado e incluso puedo volverme más dócil si es necesario. Además de que nos conocemos desde hace años e incluso tenemos un hijo juntos ¡esto va a funcionar! Y no dejaré que nadie lo estropee, ni si quiera tú a pesar de que seas mi mejor amigo.


Sin decir más el estadounidense se fue del lugar, ofendido para no volver a dirigirle la palabra al otro por varios días, dejándolo con la ira marcada en todos y cada uno de los poros de su piel. ¡¿Por qué Larry no podía ver que él estaba loco por sus huesos?! ¡¿Qué haría cualquier cosa por verlo feliz?! ¡¿Qué lo que más deseaba era marcarle como suyo por siempre?!


 


La tensión no tardó en ser notada por todos en el museo quienes habían visto la fuerte unión de esos dos, a los que ya veían como una pareja, quebrarse a causa de que Larry estuviera decidido a seguir con la relación que estaba recuperando, empezando a llevar cada día más un poco del aroma de Érica. A ese paso no tardaría mucho en portar una orgullosa marca que le correspondería como su pareja.


Por su parte el faraón estaba que no había nadie que se le pudiera acercar, era una bomba de relojería que en cualquier momento podría explotar ya fuera contra ellos o el mismo Daley, diciéndole todo a la cara. No sabían cuál era la peor opción posible pero desde luego ninguna de las dos los motivaba ni les incitaba a intentarlo si quiera. Pero todo cambio, como llevaban viendo desde hacía ya un tiempo, con la llegada del nuevo día de luna llena.


La tensión seguía presente, nadie se atrevía a acercarse a ninguno de esos dos pero algo era distinto, al principio era leve, de tal forma que no llamaba mucho la atención. No obstante pronto se hizo más intenso, un olor a hierba buena que se extendía como una plaga por el lugar, volviéndolos locos, sacando sus más bajos instintos: un omega había entrado en celo.


¿Quién lo había hecho? No lo sabían aunque tampoco podían razonar para saberlo, solo seguían ese delicioso aroma hasta llegar al pasillo más abandonado del momento: el de África. No había nadie en él, ni personas ni animales excepto uno, un omega que se encontraba oculto, atrayéndolos como mosquitos a la luz.


La sorpresa no se hizo esperar a ver a Larry en el lugar, sudoroso y excitado, gimiendo mientras reclamaba la presencia de un alfa, que lo tomará y marcará, que lo preñara. Eso fue más que suficiente para que algunos de ellos, como Atila, se acercará dispuesto a cumplir con los pedidos del lindo omega que se les estaba ofreciendo pero un potente y gutural gruñido les hizo parar, girando para ver al gobernante de Egipto quienes les dedico su peor mirada.


- Atrévete y te mataré.


Atila sabía que el otro hablaba en serio, podría ir y darle una buena pelea para reclamar a Larry como suyo sin embargo sabía que eso no valdría la pena, sus sentimientos por este no eran profundos…además de que todas las betas presentes y los alfas conscientes, estaban sacando al resto a la fuerza, dejando a esos dos solos con la esperanza de que finalmente pudieran solucionar toda esa situación.


Ahk miraba a Larry tumbado en el frío suelo, retorciéndose en gemidos ansiosos. Su mirada cristalina se posó en él, respirando agitado para ponerse en pie de forma temblorosa. Entonces el egipcio pensó que su presencia había hecho entrar en razón al otro, quien aún debía estar enfadado con él, para marcharse del lugar a su casa, donde debería de pasar su celo.


Se equivoco.


Larry corrió de forma torpe, como mejor pudo hasta él para abrazarse de su cuello, pegando sus labios para al segundo siguiente gemir. Ahk no se lo pensó para rodear las caderas contrarias, introduciendo su lengua tan profundo como podía en la cavidad contraria, dominándolo y sintiendo por fin ese sabor que tanto había ansiado probar, perdiéndose en él.


- Ahk…ha…p-por favor…hazme…tuyo…


Esas palabras hicieron que los ojos oscuros del monarca se empañaran en deseo y lujuria, oscureciéndose aún más si eso era posible. Pero un pequeño atisbo de razón se le presentaba, no quería perder a Larry… ¿lo haría si lo marcaba como su pareja?


- ¿Estás seguro?


- Sí…hazlo…y-yo…no aguantó…


No quiso escuchar más, no quiso pensar solo dejarse llevar. Dejando salir sus instintos atrajo el rostro contrario en un beso completamente dominante, marcando un ritmo que los complacía a ambos, oyendo los gemidos ahogados de Larry en su boca, como restregaba de forma ansiosa sus cuerpos. Sus manos viajaron hasta el trasero contrario, elevándolo hasta dejarlo enganchado en sus caderas, caminando a tientas hasta dejarlo sobre una superficie solida, solo entonces se separo de él.


El omega estaba agitado, sonrojado y ansioso, continuando frotándose contra el alfa que embriagaba sus sentidos con su fuerte aroma, todo su ser le indicaba que él tenía que ser el padre de sus crías, que debía ser él quien le preñara esa noche. Y el otro lo sabía, lo notaba por la forma en la que le miraba, la que buscaba su contacto…y siendo sincero la idea le gustaba, mucho.


Sus manos subieron por su cuerpo, dándole sutiles caricias que pronto se transformaron en rudas, escuchando esos eróticos sonidos que empezaban a nublar sus sentidos, arrancando la ropa para poder finalmente acercarse a esos rosados pezones, erectos, que se encontraban ansiosos de conocer sus caricias.


- ¡Ah!


Larry arqueo su espalda, sintiendo un escalofrío recorrerlo por completo cuando la lengua contraria se encontró con su pezón, lamiéndolo para después empezar a chuparlo con fuerza, poniéndolo más duro y sensible si eso era posible, haciéndolo retorcerse sin poder hacer otra cosa que gemir y jadear, llamando al alfa sobre él. Por su parte, el otro repitió una vez más esa acción con el otro montículo, adorando escuchar al otro sollozar de gusto ante su toque, queriendo alargar la experiencia tanto como fuera posible.


Sus manos comenzaron a tocarlo por encima de los pantalones, uno ocupándose de masajear su trasero, buscando su entrada para darle estocadas por encima de este con sus dedos, notando al otro enloquecerse. Mientras la mano libre acariciaba por encima de la tele su pene, endureciéndolo más si es que eso era posible, adorando ver la expresión que estaba poniendo su omega. Porque eso era, SUYO y de nadie más, después de todo un hijo de Ra cogía lo que deseaba y él…lo deseaba.


- Larry… ¿a quién perteneces?- Sus palabras sonaron insinuantes, en su oreja sintiéndolo enloquecer, solo oyendo palabras inentendibles.- Dime… ¿quién es tu dueño?


- Tú...- Jadeo casi sin aliento.


- No te oigo.- Mordió su lóbulo.


- ¡Ah…! ¡Tú, solo tú!


Complacido por esto, bajo de un solo golpe sus pantalones y bóxers, observando el cuerpo sudoroso y excitado bajo él, quien le suplicaba sin parar. Sus labios chocaron con violencia, llevando las manos contrarias para que le quitaran su túnica y recorrieran su piel, algo que hicieron de inmediato, pegándose aún más mientras sus vestimentas se unían a las contrarias.


- Tan húmedo.- Murmuro tocando su entrada, empañando sus dedos.


- ¡Por ti! ¡Solo por ti!- Jadeo empujando sus caderas contra él, buscando que lo llenara.


- Sí…solo mío.


Un último y demandante beso fue lo que obtuvo antes de que su cuerpo fuera invadido por ese trozo de carne ansioso, gritando de puro gusto cuando este recorría hasta el más recóndito lugar de su cuerpo, enterrándose.


- ¡Ah! Ha…ah… ¡Ahk!- Sus ojos estaban cerrados, buscando aire mientras su cuerpo se acostumbraba pero el calor era sofocador.- Por favor…muévete ya…


- No.- Ese monosílabo fue dicho con voz de mando, haciendo gemir al otro sumiso, amando que lo controlará de esa manera.- ¿Me amas?- Ahk necesitaba saberlo, ansiaba escuchar una respuesta afirmativa.


- Sí…


Eso solo hizo que su corazón se hinchara de gozo, empezando a mover sus caderas en un profundo mete-saca, llevándolos a los dos al borde de la locura. Al primero por la intensa sensación de sentir a otro moverse dentro de él, golpeteando su próstata sin descanso mientras que el segundo sentía la enorme estrechez apretarlo, absorbiéndolo sin descanso, con profundo deseo. Parecía imposible que alguna vez antes hubiera estado enlazado o que hubiera tenido ya un hijo.


Esos pensamientos no le gustaron nada, no quería que nadie más viera así a su pareja, no quería que nadie más se le acercará con ese tipo de intenciones, no quería que nadie más le dejará en estado. Sus embestidas se hicieron más profundas y fuertes, sus caninos alargándose para clavarlos con fuerza en el cuello contrario, escuchando su gemido de éxtasis junto a la humedad que manchaba su abdomen, mientras él se concentraba en crear la marca, una que le evidenciaba como su pareja, su omega, sin posibilidad alguna de ser separados. Esto solo hizo que su excitación fuera máxima, acabando en sus entrañas con fuerza, queriendo que su esperma se desbordara de él hasta que estuviera esperando a su primogénito.


- Esto aún no ha acabado.- Gruño con una traviesa sonrisa, Larry solo gimió complacido con el intercambio de posiciones, las nuevas estocadas haciéndose presentes.


Ahkmenrah tenía un objetivo que pensaba cumplir y no importaba que tras el celo Larry quisiera apartarse de su lado, que ambos llevaran una complicada situación o que su omega fuera visto de manera extraña e incluso traicionada por su antiguo alfa. Porque él estaba ahí, dispuesto a componer su familia junto a ese hombre que lo enloquecía, impregnando su olor por todo su cuerpo y ser, dispuesto a defenderlos a ambos (porque estaba seguro casi al cien por ciento de que estaría  embarazado) de todo y todos. Larry era suyo y de nadie más, algo que le demostraría a quien hiciera falta.

Notas finales:

Bueno, pues aquí acaba mi pequeño bebe. Llevaba tanto con la idea en mente que me he quedado muy satisfecha con el resultado aunque quizás debería de hacerle una pequeña continuación...

En fin, solo espero que lo halláis disfrutado.


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