Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Una oportunidad por Reiga

[Reviews - 4]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Espero les guste este escrito, mi primer escrito sobre Ao y quizás el único, quien sabe XD. Ha pedido de una amiga. Me gusta mucho este par y también lo que salió así que ojala les agrade.

Advertencia

-Alto contenido +18 (No sé si alto, pero si su buena cuota)

 

Los personajes no pertencen u.u

De por vida. (Suguro x Rin)

 

Para Suguro algo no andaba bien y lo sabía. Pero…  ¿qué hacer cuando se habia equivocado tanto?. Un error tras otro error y gracias a dios no le habia costado caro, pero si la indiferencia. Y no hacia su persona pero si  a su relación. Que era lo más importante que tenía.

Aquella relación que ni siquiera él sabía cómo habia surgido, pero que la atesoraba a cada minuto y cuidaba a cada segundo. Sin embargo todo eso se habia ido al enterarse de lo que  en realidad era Rin.

No le habia molestado enterarse que era hijo de Satán, sino el hecho de que le ocultara algo tan importante. Era su novio después de todo. Luego de aquella pelea en donde su novio los habia salvado a todos. Todo habia sido discusión y cuesta abajo.

La mentira, sus celos por Shiemi solo empeoraron las cosas. Ni siquiera se habia percatado del momento justo en  que Rin habia perdido justamente la razón. Ese momento mismo en que Amaimon lo habia tomado del cuello.

Rin Luego de ver el daño que le habia causado konekomaru sin siquiera tocarlo, temió lo peor al ver como el peliverde intentaba lastimar su lazo más importante.

Pero el… solo ahora después de haberlo perdido se daba cuenta de ello.

Suguro se encontraba en el tejado después de que todo se habia terminado, su templó, su familia y sus amigos se encontraban a salvo gracias a él y  a su novio. El mismo le debía la vida a aquel hombre que solo seguía lastimando.

Habia querido hablar con él, pedirle perdón apenas habia llegado a Kioto, pero no habia encontrado la oportunidad ni el coraje y cuando lo habia conseguido lo habia vuelto a estropear. Verlo medio ebrio mientras era muy cariñoso con Shima habia logrado que solo dijera cosas de las cuales se arrepentía.

Quiso retroceder el tiempo cuando soltó “Después de todo esto jamás iba a funcionar”. Deseaba haberse detenido cuando Rin tomo su brazo para impedir que se fuera. Deseaba nunca haberlo empujado con fuerza desmedida. Deseaba nunca haberlo visto en los brazos de Shima mientras este le gritaba “¿Qué es lo que te pasa?”

Después de eso no sabía cómo enmendar sus palabras. Rin no era lo único que agobiaba su mente y hubiera deseado que estuviera a su lado apoyándolo, pero por su culpa no habia sido así. Al menos no  como él quería.

Rin lo habia ayudado, lo habia protegido y nuevamente durante la batalla demostraba de los que era capaz por sus amigos y por él.

Mientras luchaban habia logrado obtener esa calidez y niñez propia de Rin dirigida hacia él, pero no como novios sino como uno más de sus amigos y todo por sus tontas palabras.

—¿Sigues aquí? —El pelinegro miro a su lado viendo  como con cautela de no caerse Shima llegaba y se sentaba a su lado.

—¿Qué quieres? —Shima sonrió ante ese tono hostil pero no se molestó.

—Quería hablar contigo sobre Rin

—¿Qué pasa con él? —su tono fue desinteresado y bastante convincente. Pero Shima sabía que si no le interesara simplemente no habría preguntado.

—Eso quiero saber yo,  ¿qué es lo que tienes con él? y no me mientas, sé que entré ustedes pasa algo más.

—De ser así a ti que rayos te importa

—No me malinterpretes Bon, a mí no me interesa Rin al menos no de esa manera…¿Por qué a ti te gusta verdad?

El de cabello rosa en realidad creyó que su amigo se exaltaría ante tal revelación pero quedó asombrado al ver que no habia reaccionado. Sin no más bien le habia mostrado un rostro afligido que jamás creyó ver en él.

—No solo me gusta, estábamos saliendo — confesó.

—¿Estaban? — Lo sabía. Bon habia cambiado demasiado de la noche a la mañana con alguien que no soportaba en un principio.

—Esa noche que lo vi contigo yo termine con el…

El chico se le vino la mente ese suceso y abrió sus ojos casi sonrojándose.

—Cre-creiste ¿que yo…y? … el, ¿que él y yo? — decía nervioso de solo imaginarse la escena.

—¡¿Que querías que pensara?! ¡Estaban en la cama y tu sobre el! — dijo encarándolo.

—Eso fue un accidente, él estaba ebrio apenas y podía mantenerse en pie Bon —dijo molesto, entendía que quizá pudiera haberse visto mal, pero habia sido un accidente. Y  sí, ahora Shima también estaba molesto. Porque ahora entendía por qué cuando Bon se habia retirado Rin solo habia llorada en su regazo y el sin saber el por qué de su desconsuelo.

—Tks —giro su cabeza.

—Eres un idiota, si se alejaron por ese malentendido será mejor que vallas y lo arregles. Rin no ha estado bien luego de la pelea con ese demonio.

Lo sabía. Y se odiaba a cada minuto por no estar a su lado.

—No es solo eso, lo he lastimado mucho Shima... — su amigo quedo en silencio esperando que siguiera. —El que casi lo ejecuten por haber liberado su poder y lo pierda fue mi culpa, le dije cosas horribles a mi padre y cuando vi que eso estaba afectando a Rin seguí provocándolo. Hasta el punto de descontrolarse y querer atacarme. No pensé en las consecuencias y el las represarías que él tendría.

Dijo apretando sus puños con impotencia, de solo recordar cómo Rin se retorcía de dolor por el sello en su cola. El shock habia sido tan grande que apenas y habia podido razonar bien que era lo que pasaba.

Aquello fue tan doloroso para su novio que habia perdido la consciencia. Y el nuevamente no habia podido hacer nada por él.

—Pues sí que la haz hecho… —Shima no supo  que decirle. Pues ahora si realmente se sentía mal por Rin. —Pero bueno… ahora también creo que deberías dejarlo como esta…

Al pelinegro no le gustó nada su tono y se levantó mirándolo, pidiendo que se explicara.

—Lo que quiero decir es que tienes toda la razón, lo de ustedes jamás iba a funcionar. Por eso te pediré que no te vuelvas acercar a Rin. No sé por qué o como, pero creo que acabo de entender algo y eso es que te quiero a ti lejos de Rin.

El joven peli rosa le sonrió con frialdad antes de irse. Mientras Suguro no creía lo que acaba de escuchar. ¿Después de todo a Shima si le gustaba Rin?

 

~*~

 

Los días subsiguientes solo fueron una completa tortura para Suguro. Shima se habia encargado de que en el tiempo que se quedaron en Kioto Rin jamás estuviera solo. Estaba molesto de sobre manera porque no tenía absolutamente ninguna ventana para hablar con su chico.

Ahora iban de vuelta en el tren para la escuela y muy diferente a la vez anterior esta vez Rin iba callado. Perdido en sus pensamientos con el peli rosa a su lado recargado en su hombro.

No era tonto para saber que con cada segundo que pasaba lo estaba perdiendo. Y Shima también cada vez lo confundía más. ¿Realmente iba tras Rin? Apretó sus manos con molestia he impotencia. Eso no iba a pasar.

Les habían avisado que por los días movidos que habia tenido les darían unos días de descanso una vez llegaran a la escuela. Se aseguraría de hablar con él. Tenía que hacerlo.

 

~*~

 

Yukio iba dando uno que otro suspiro hacia su habitación. Este último tiempo notaba diferente a su hermano. No habia que ser un genio para darse cuenta de que algo le pasaba. Y esperaba que el culpable no fuera cierto chico.

Rin era un chico de por si explosivo, gritón y alegre. Verlo decaído, perdido y callado era deprimente para cualquiera. Pero no tenía caso preguntarle. Parecía  que no pudiera hacer nada por él porque simplemente Rin no lo dejaba.

—¿Rin? — preguntó por él, una vez abrió la puerta de su habitación. —¡Ni-san! — gritó al verlo tirado en suelo. —Ni-san — Le llamo tomándolo en brazos. Para recostarlo en su cama. Golpeo su mejilla un poco para despertarlo.

—¿Eh? —Rin despertaba desorientado viendo el rostro de extrema preocupación de su hermano —¿Porque la cara yukio? — rio el mayor.

—No te rías, como quieres que este si entro y te encuentro desmayado a mitad de la habitación. — decía exaltado ayudando a Rin a sentarse en la cama con cuidado.

—Lo siento yukio, solo me quede dormido — dijo con simpleza mientras bostezaba dejando escapar una lagrima de uno de sus ojos con extrema flojera.

—¿Estás seguro? y ¿en el suelo?

—Claro, estaba jugando con Kuro… iré a preparar algo para cenar — dijo despidiéndose.

Yukio estaba preocupado, Mephisto le habia dicho que aquello podía ser algo normal, habia utilizado demasiado poder y energía. Pero no podía evitar preocuparse.

La cena transcurrió con normalidad, estuvo al pendiente de  cada reacción de Rin pero nada le pareció fuera de lo que según podía estar normal. Aunque parecía forzado en ocasiones el no podía hacer lo mismo y presionarlo.

—Ni-san tengo cosas que hacer  no sé si vuelva hoy, ¿estarás bien solo?

—No me trates como un niño Yukio estaré bien

—Bien, cualquier cosa te estaré avisando.

Rin asintió sin ganas mientras se acostaba boca abajo en la cama. Al sentir que la puerta se cerraba, sus ojos se llenaban de lágrimas nuevamente. Cerró sus ojos  y apretó sus labios obligándose a sí mismo en no pensar en nada más.

“Rin” Kuro dijo su nombre con tristeza mientras se acostaba a su lado

No supo cuánto tiempo habia pasado pero comenzó a despertar por una cálida mano en su mejilla sentía ese tacto gentil y agradable, pero lo más importante conocido.

—Su… Suguro — susurro sin abrir los ojos. Si eran un sueño quería seguir en él.

Por otra parte el de cabello rebelde sonrió al ver como Rin susurraba su nombre mientras sonreía en el sueño y daleaba su cabeza por más contacto de su mejilla con su mano.

—Rin —Dijo despacio, quería despertarlo no asustarlo. Su mano siguió recorriendo su mejilla hasta su frente para despejarla de los cabellos que imposibilitaban su vista. Y frunció el ceño al notar ahora su fuerte temperatura.

En primera instancia por la linda reacción de Rin no lo habia notado pero ahora era imposible no darse cuenta de que estaba ardiendo en fiebre.

—Rin — volvió a llamarlo pero nada, se levantó y fue por paños fríos. Cuando volvió Rin seguía dormido, pero esta vez con Kuro despierto a su lado, lamiendo su mejilla.

A sus ojos se veía tan indefenso y como siempre también muy hermoso. Quería que abriera sus ojos, quería ver el océano  en ellos. Ese azul de un mar profundo que te invitaba a sumergirte en ellos sin pensar en los peligros que puedes correr, por esa mirada todo valía la pena.

Coloco un paño frio sobre su frente y lo escucho gemir ante el choque brusco de temperatura.

—¿Su-guro? —por fin podía ver esos ojos. Muy diferente a como los recordaba estaban aguados y  sin vida. Algo en su interior se removió.

—Rin…¿Cómo te sientes?

Esa voz. Era él estaba seguro. Su vista estaba nublada, pero notaba un mechón sobresaliente del cabello de esa persona que estaba a su lado. Quien no era otro que Suguro. La persona que menos quería ver en estos momentos.

—Jajaja — rio forzadamente mientras se incorporaba —Bien, después de todo el hijo de satán si puede caer en cama por un simple resfriado.

Rin se quitó el paño de su frente dejándolo en el velador a su lado.

—Rin…

—Por favor Suguro vete, ahora mismo no te quiero aquí —La mirada de Rin cayo, y sus cabellos cubrieron por completo sus ojos. Kuro se sentó en su regazo y él lo acaricio en silencio esperando que el chico le hiciera caso.

—No me pidas eso Rin.

El demonio ni siquiera se sentía con ganas de replicar. El ambiente se puso tenso y Kuro lo sintió. Sabía que ambos eran novios y habia supuesto que no estaban pasando por un buen momento, así como también pensaba que quizás ese podía ser un buen momento para aclarar sus problemas.

Suguro suspiro cuando quedo completamente solo con Rin. Ahora era el momento tenía que hablar con él. Suplicar si era necesario por una segunda oportunidad.

—Perdóname  —dijo firme sin recibir ninguna reacción —Sé que me equivoque, he cometido errores contigo, pero por ahora lo único que me queda es pedirte perdón.

—Mmm

—Rin…

—¿Qué quieres que te perdone Suguro? —Realmente tampoco le entendía, no estaban enojados. En primera instancia pensó que Suguro habia terminado con él por sus celos con Shima, pero mediante la batalla. Todo le habia quedado claro. Suguro ya no lo quería, al menos no como pareja.

De solo recordar esa palabras de confianza que el castaño le habia regalado le hacía arder los ojos y romperle el corazón.

“¿Somos amigos no?”

Aquella afirmación después de haber roto su relación, se habia calado en lo más profundo de su ser. Le habia dejado claro los deseos de Suguro. Se obligó a pensar que podían ser amigos, después de todo. Pero su corazón no quería cooperar y solo parecía marchitarse a cada segundo.

—Jamás debí decirte que lo nuestro no iba a funcionar, cuando eres lo más lindo que me ha pasado Rin —Sus mejillas se tiñeron de rojo. Era del tipo protector y cariñoso pero definitivamente no con palabras. Sin embargo dicha vergüenza se esfumo al ver como Rin levantaba su cabeza y le miraba con asombro.

Tomo sus manos y las levantó colocándolas frente a su cara Para apoyar su frente en ellas mientras no soltaba el agarre con sus manos.

—Soy un idiota lo sabes, por eso necesito tenerte a mi lado. Quiero que confíes y te apoyes más en mí. Te pido perdón por mis celos, pero eso es por qué te quiero y odió cualquiera que siquiera te mire, lo siento pero no puedo evitarlo. Pero si eso es un problema para nosotros tratare de evitarlo. Lamento haberte lastimado con un tema tan delicado como el de tu padre y que por mi culpa hayan activado el sello en tu cola. Me merecía ese golpe y todo los que provengan de ti.

Rin lo escuchaba atentamente. Casi estupefacto por sus palabras.

—Quise hablar contigo de inmediato, pero por todo lo sucedido después no pude y no hallaba el momento además de que Shima no me dejaba no se apartaba de ti en ningún momento.

Rin casi rio ante su tono casi arrebatando mientras mencionaba lo de Shima.

—Danos otra oportunidad Rin — ahora sus ojos se encontraban. Suguro sintió su alma volver a su pecho al verlo sonreír. Y llevo sus manos a sus mejillas. Secando sus lágrimas. Realmente era un idiota por hacerlo llorar. Pero se habia jurado a el mismo que de hacerlo de nuevo se cortaría las manos primero. —¿Eso es un sí?

—Supongo —Dijo mirando a otro lado mientras suspiraba. —Aprovecha que me siento enfermo de otra manera te mandaría a volar.

Suguro rio. Soltando sus manos y abrazándolo. Realmente nada se comparaba al sentirse bien en su compañía y lo más importante sentirlo suyo.

—Pero enserio Rin —El peli azul lo callo con beso pequeño. Y le sonrió

—Ya basta solo hagamos como que fue una gran discusión de las muchas que tenemos a menudo. Ambos tenemos personalidades fuertes. Es natural supongo. Pero sí, confía más en mí... —dijo apretando su cara — mira que pensar que entre Shima y yo hay algo.

—Sé que no, pero entiéndeme también Rin, verte a ti debajo de el en esa situación me cegó.

—Ok lo entiendo, pero… hey ¿qué haces?—preguntó totalmente fuera de sí. Suguro lo había tomado con tal facilidad que lo desconcertó. El castaño se acomodó en la cama y  sentó sobre si al demonio estupefacto y sonrojado por la acción.

—Pero… ¿qué? — continuo como si nada ocurriese abrazando por la cintura a Rin. El chico se obligó a permanecer tranquilo. Su temperatura de por si era alta, es solo estar junto a Suguro hacia que estuviera intranquilo y ahora la posición no mejoraba su situación sin hacerlo sentir al borde de la locura.

—Solo que si te deja más tranquilo quiero que sepas que Shima está saliendo con Yukio

¡Bom! Bomba en toda la palabra. Su mente estaba trabajando a mil por horas y realmente no quiso llegar a ninguna conclusión. No hasta que no tuviera  al idiota de Shima en frente para molerlo a golpes.

No habia mas palabras, solo respiraciones tranquilas. Rin conciliaba el sueño  en la seguridad del pecho de su novio que le regalaba suaves y tranquilizadoras caricias en su espalda. Se arrimó más a él buscando calor, protección, amor.

Suguro  sonrió al verlo dormido. Parecía un gatito en su regazo. Sus manos viajaban desde sus piernas por todo su costado, masajeando su espalda y esa esbelta cintura de infarto y que le volvía loco.

No tenía malas intenciones, pero no podía evitar recorrerla por debajo de la tela. Rin poseía un cuerpo blanco, puro, firme y suave. Su cintura era tan delicada y pequeña a su grandes manos que tan solo tocarla provocaba que su lívido crecerá insospechadamente.

Sus dedos se ciñeron a ella apretándola, tocándola, recorriéndola, solo disfrutando de su forma y su sentir en sus manos.

Sonrió  al sentir la cola de rin; que como recordaba, parecía que tomara vida propia. Sus movimientos eran suaves mientras parecía  acariciar su mejilla para luego enrollarse en una de sus manos.

Estaba seguro que Rin dormía. Pero su cola ante su tacto siempre le dejaba saber lo mucho que le gustaba que él lo tocara.

Quería tocarla. Acariciarla también, pero se aguantó porque sabía que si lo hacía Rin despertaría. Suspiro hondamente y dio un beso en su nuca antes de obligarse a tranquilizar sus deseos.

Abrazo su cuerpo y con cuidado cubrió ambos cuerpos con las sabanas.

 

Al día siguiente Suguro despertaba con la sensación única de sus labios calientes y mojados siendo absorbidos por la demandante boca de su novio. Sus manos volvían aferrarse a su espalda y sin la necesidad de abrir sus ojos tomo el control total de la boca contraria.

Con fuerza se dio vuelta dejando a Rin debajo de él, quedando en medio de sus piernas. Un gemido, escucho después de mucho tiempo y se separó solo para verse reflejado en ese mar intenso.

—¿Puedo suponer que ya me perdonaste? —dijo acariciando su mejilla. Rin beso su mano.

—De otra manera no estarías así conmigo, pero te digo desde ya. Vuelves a terminar conmigo y olvídate de mí Suguro —apretó una de sus majillas con su mano y con la otra lo jalo del cabello —¿Te queda claro?

El castaño quedo en silencio y lleno de asombro. No sintió miedo pero esa mirada era la más seria que le habia visto. Sin dudas Rin hablaba muy enserio.

—Dalo por hecho, no volveré a cometer semejante estupidez y descuido. Nunca le daré la oportunidad a nadie de apoderarse de lo que es mío. —Rin, rio al soltar su cabello.

—¿Soy tuyo?

—Lo eres… ¿Acaso lo dudas? — dijo molesto acercándose a su labios para morder el inferior con fuerza. Y sin soltarlo.

—mmm … quien sabe… — Suguro soltó su labio —  ¡Por dios es mentira! —grito al ver el rostro de su chico. Tomo ambas mejillas — era un broma no he estado con nadie Suguro

—Rin… no juegues con eso — dijo despacio abrazándolo y cobijándose en su pecho como un niño pequeño y Rin suspiro.

—Perdona, pero enserio deberías tenerme más confianza.

—Jamás he dudado de ti mientras estuvimos juntos, pero ahora sé que he cometido errores y…

Rin tomo sus labios y lo beso con pasión. Su lengua salió firme para la exploración concebida. Encontrándose con la contraria. La danza de lenguas comenzaba lenta y tímida, hasta que la de Suguro tomo control con rudeza. Devorándolo, dejándolo sin defensas con solo un arrebatador beso. El sonido de una boca devorando otra era poco decente, pero delirante.

Los dedos de Rin se apresaron a los brazos del contrario pidiendo clemencia que Suguro no le otorgó, arrimando su cuerpo y peso por completo sobre Rin, mientras abría más su boca abarcando aún más de ser posible.

—Su…guro —jadeo cuando soltó su boca solo para descender a su cuello— Espe… Espera Suguro

El castaño le mordía y besaba con fuerza, realmente le dolía pero era algo que le gustaba y estaba excitado en sobremanera. Dejando paso a la completa lujuria aprisiono con sus piernas el cuerpo encima frotándose con  insistencia. Los besos y caricias habían hecho lo suyo en sus partes honestas y ambas querían más de esa exquisita fricción.

Suguro simplemente se olvidó de la delicadeza que estaba teniendo hasta el momento. Solo le dio lo que con gemidos y jadeos Rin le estaba pidiendo.

Sus manos pasaron por sus costados y por debajo lo agarro de los hombros mientras volvía a besarlo con demencia. Embistiéndolo duramente por sobre sus ropas. La cama rechinaba y chocaba fuertemente contra la pared pero no les importo. Después de todo estaban solos en ese gran edificio. Estaba desesperado, su cuerpo estaba caliente y en lo único que podía pensar era en como podía devorarlo por completo con su boca.

Rin no dejaba de gemir moviendo sus caderas y daleando su cuello para darle un total acceso y permiso de hacer lo que quisiera.

El orgasmo fue sublime e intenso, sus respiraciones estaban aceleradas. Haciendo que el trabajo de regularizar les fuera casi imposible

—Oh Rin e-eso fue...  —“increíble” quiso decir, pero se le atoraron las palabras en la boca. Al levantar su rostro. Vio al sonrojado chico en todo su esplendor. Su cuerpo aun seguía temblando con sus manos aun como tenazas sobre sus brazos e incapaz de soltar sus piernas de alrededor de su cintura.

Se levantó sobre su cuerpo y se soltó  del agarre solo para verlo de pies a cabeza,  Rin yacía semiconsciente sobre la cama, con una de sus manos sobre su cabeza y la otra a su costado, sus mejillas tenía un tono de rubor que se le antojaba lamer, su cabeza seguía daleada dejándole ver sus marcas en ella, la polera de su pijama estaba levantada dejando ver parte de su pecho, su deliciosa cintura y ese ombligo que se le apetecía violar con su lengua. Más abajo podía ver el desastre que muy seguramente estaba de la misma manera bajo sus propios pantalones.

Su pene daba un respingo nuevamente.

Llevaban solo seis meses saliendo y las veces que habían tenido relaciones eran contadas con una mano. La primera habia sido un total desastre debido a la inexperiencia, pero sin duda la que recordaba y llevaba guardada en la memoria y en el corazón. A esa solo le seguía una segunda y una tercera muy incómoda en el baño.

—Rin —lo llamo haciéndole que le mirara —Quiero poseerte — dijo firme yendo por la ropa interior del peli azul para retirarla. La mirada azulina cargada de placer, y su nula resistencia le hiso saber que también lo deseaba.

El castaño trago duro al ver la hombría de Rin semi erecta, mojada y empapada de semen. Saboreo sus labios. Deseando poner su boca prontamente en ella, lamiendo cada parte de esa sustancia que le perecía fascinante.

”¡Rin, Yukio está en la entrada!“

La voz de Kuro resonó en la cabeza de Rin que se levantó rápidamente he impidiendo que Suguro llegara a destino.

—Yukio… está en la entrada. Oh cielos.

Ambos se miraron con pánico para luego mirar el desastre en sus ropas. Rin rápidamente se levantó de la cama buscando otro pijama  mientras abría la ventana.

De ahí en adelante todo fue un caos. Pues a los ojos de yukio nada pasaba desapercibido, menos el hecho de que su querido hermanito estaba como colegial en su primer día de campo y curiosamente a los mosquitos solo les habia dado por atacar el cuello de su adorado Nii-san.

 

~*~

 

Los días pasaron con normalidad, solo les quedaban tres días libres y Luego retomarían, las clases. Cosa que ninguno quería.

Suguro buscaba con insistencia al ser que le quitaba el sueño. Habían quedado de juntarse al medio día pero se retrasó un poco y para colmo no habia podido avisarle pues su adorado noviecito no le contestaba el celular. Solo esperaba que no estuviera enojado por su tardanza.

Apenas pudo divisarlo a las afueras de la escuela sonrió alegre pero se le esfumo la alegría de inmediato al ver que a su lado también estaba Shima. Se detuvo al momento viendo la escena como toro en rodeo. Ambos reían, de una manera demasiado linda a sus ojos y es que parecía haber un aura de colores rodeando al par.

Rin se percató de su presencia a lo lejos y alzo su mano en saludo. Sus ojos y sonrisa le hicieron olvidarse de sus celos. Lo habia prometido. Y no quería empezar la primera cita que habían planeado con una discusión.

Se lo recordó una y otra vez en su mente mientras se acercaba más a la pareja. Que parecían hablar de algo de lo cual tenía un total interés.

—Bueno, que les vaya bien y no te preocupes Rin con gusto te hare ese favor —Dijo coqueto el chico guiñándole un ojo a Rin. —Adiós Bon.

Rin miro con gracia como el Castaño le seguía con la mirada. Una bastante seria y molesta hasta que el peli rosa desapareció de su vista.

—¿Y bien?... ¿de que hablaban? —preguntó mirando a Rin, con su ceño fruncido.

—Nada importante, solo un favor que le pedí… y ya   cambia esa cara — dijo riendo.

Rin miro a detalle a su novio. Bon vestía con jens azul, polera negra y poleron beige, pero lo que más llamo su atención era que su cabello no estaba peinado hacia atrás si no suelto y en donde ese mechón rubio llegaba hasta sus ojos sin llegar a ocultarlos. Le encantaba de esa manera. Mientras el vestías unos ajustados jens negros con una cadena al lado derecho, una polera azul y camisa cuadrille azulina. Y su fiel espalda en su hombro.

 

El Cataño suspiro. Resignado a quedarse con la duda de lo que hablaban antes de que el llegara.

—Bueno vamos.

Un festival habia sido llamativo y perfecto para ellos. Y no porque les gustaran si no que ir con tu pareja definitivamente habia tenido otro valor. Ambos lo habían disfrutado y reído a sus anchas. Hasta el punto de tomarse de las manos inconscientemente debido  a lo cómodo que se sentían junto al otro y sabiendo que no habia nadie que lo reconociera.

Solo habían llegado a tener una discusión, cuando Rin quiso unos Dangos y resultó ser que el  descarado vendedor se los ofreció gratis a cambio de una cita o su número de celular. Suguro se habia aguantado las ganas de forrarle la cara con su puño. Y solo abrazo al demonio con derechos e intenciones marcadas. ” Así o más explícito imbécil” le dijo entre dientes al vendedor quien solo levantó las manos en son de paz. 

Ya eran las siete de la tarde y se estaba comenzado a oscurecer. Y también les avisaba que era el momento de volver a los dormitorios.

Rin iba dos pasos atrás de Suguro. El Castaño iba enfurruñado porque lo que habia ocurrido con el vendedor de Dangos. Mientras Rin solo sonreía por su arrebato de niño chico hasta que diviso algo a lo lejos. Se sonrojo ante la idea que ya habia planeado con anterioridad pero que ahora en el momento preciso le avergonzaba.

—¿Rin? — se dio vuelta al escuchar que los pasos de su  novio se detenían y se extrañó al verlo con sus mejillas ruborizadas mientras le apuntaba hacia alguna parte. Sus ojos se abrieron súbitamente al ver la cantidad de letreros en el fondo de  un callejón. Los nombres en rojo eran llamativos y muy difíciles de ignorar —¿Estás seguro?

—Sí, ese era el favor que le pedí a Shima. Que distraiga a Yukio por hoy —Rin bajo su mirada con vergüenza — pero… si no quie…

Suguro habia asaltado su boca. Y cuando lo soltó sonrió.

—Vamos.

—¿Eh? ¿A dónde? —preguntó al ver que el Castaño lo tomaba de su mano y caminaba hacia otra dirección.

—No vamos a hacerlo un Motel Rin — dijo tajante y serio. Haciendo que Rin sonriera enternecido por ello.

~

No tenía el dinero suficiente para un hotel cinco estrellas, pero si para uno intermedio y acogedor en donde su amado demonio se sintiera cómodo y mirara cada detalle con sus ojos brillosos.

La ropa ya no hacía falta  siendo un mero estorbo para lo que ambos querían. Sentir sus cuerpos desnudos y calientes a plenitud.

Los roces comenzaban hacer desquiciantes y desesperados. Sus bocas se encontraban frenéticas sobre la contraria mientras con sus manos acariciaban cada pedazo de piel al alcance.

Suguro se encontraba semi acostado sobre la cama con el cuerpo desnudo de Rin sobre él. Sintiendo sus miembros duros y a la espera de más contacto que el solo rosarse el uno con el otro. Sonrió cuando Rin comenzó un movimiento lento y sensual. Muy provocativo. Mientras con sus manos se apoyaba en su estómago y comenzaba a subir hasta su pecho. Sintió su cola enrollarse en su mano como costumbre. Quería tocarla, lamerla e incluso morderla, pero se aguantaría. Su novio estaba muy complaciente y sabía que si lo hacia lo tendría doblegado. Cosa que amaba pero quería disfrutarlo un poco más de esa manera.

Rin continuó con su camino hacia el pecho fornido de Suguru, acariciándolo sensualmente para luego lamer cada botón. Chuparlos y morderlos hasta obtener un quejido de completo placer. Fue dejando besos por todo su pecho hasta llegar a su cuello y hacer lo mismo obteniendo un total permiso para dejar su marca.

—Rin… —jadeo al sentir que lo mordía. Los colmillos de su demonio siempre se incrustaban en su piel haciéndolo sangrar y era un dolor tan placentero que le encantaba.

Cuando lo soltó miro a los ojos de Rin y con completo éxtasis noto como una hilera de sangre caía por sus labios.

—Lo siento — dijo el demonio limpiando la comisura de sus labios.

—No importa — dijo antes de besarlo y saborear su propia sangre. No le diría cuanto le gustaba que lo hiciera. Al menos no por ahora.

Las manos del castaño fueron a ambos globos abriéndolo sin delicadeza haciendo que rin jadeara sonoramente.

—Vas… ¿vas a meterlo? — preguntó confundido y algo asustado, pero asuntándose a si mismo al gustarle la idea.

—Claro que no, voy a prepararte, no quiero lastimarte —le dijo y noto algo en su mirada que no le gusto —¿qué pasa?

—Nada — dijo sonrojado y mirando hacia otro lado. Suguro trato de entenderlo, Rin no parecía molesto o que no quisiera sino más bien frustrado.

—¿Quieres que la meta sin prepararte? — no tuvo respuesta solo la imagen de su novio mordiéndose el labio — va a dolerte —dijo a ver si recapacitaba. Obteniendo más silencio.

La idea le atraía hasta el punto de soltar líquido pre seminal. Busco un condón que habia dejado con anterioridad en el velador junto a la cama y se lo puso. Y como si estuvieran conectados Rin se alejó un poco para quedar a la atura del pene de su novio con su boca. Dejo salir de poco de saliva y lo lamio hasta dejarlo completamente empapado. Volviéndose a poner en la misma posición.

Suguro se sentía explotar pero estaba aguantando, la lengua de rin era el cielo mismo. Su venita masoquista se encendía cada vez que sus colmillos rozaban su piel sensible.

—Ve lento — dijo Suguro al tomar cada mejilla del trasero de Rin, para abrirlo lo más que podía  y así darle la bienvenida a su duro pene.

Rin apretaba sus dedos en los hombros del de piel acanelada, al sentir la punta abriéndose paso.

Suguro lo  sentía tan apretado que pensaba que sería imposible que entrara sin llegar a lastimarlo.

—¿Duele? —Rin negó con la cabeza abrazándolo —intenta relajarte amor — Ahora asintió.

Suguro comenzó a bajar el cuerpo de rin despacio, metiendo su pene en la apretada cavidad, jadeando al unísono al sentirse completamente abrigado y Rin llenado hasta el fondo.

El sentirse conectado de esa manera les hacía pensar; creer que no existía nadie más en el mundo que ellos dos.

Un beso nuevamente daba paso al momento necesitado pero lleno de amor.

—Voy a moverte, ¿estás listo? — Rin asintió. Y jadeo despacio al sentir las manos de Suguro en  sus caderas. Apretándolas con fuerza, para comenzar a subirlo y bajarlo empalando por completo ese pene que martillaba su interior. Lo que comenzó con movimientos lentos, siguió con  algo totalmente fuera de sí.

—Espera… más… más  lento — jadeaba desesperado al sentir como esa punta golpeaba en su interior causándole un poco de dolor   además de la excitación. Cada vez que el quería bajar más lento Suguro lo bajaba con aun más fuerza. Haciendo que golpeara duro en su interior y casi gritando por ello —Ryu… Ryuji mm… ah~.

Su nombre en esa boca jadeante, lo volvió loco levantándose y estampando a Rin en la cama para moverse con completa libertad sobre y dentro de él.

La  cadera  del castaño se movía posesa en su afán de embestir el cuerpo blanquecino lleno de espasmos y aferrado a su cuerpo con miedo de soltarse  y de que por el movimiento brusco se callera de la cama.

Se sentía llegar al clímax, por lo que agarro el miembro apunto de la explosión de Rin y comenzó a masturbarlo con frenesí mientras que con torpeza lo besaba jugando y chupando su lengua con lujuria.

El orgasmo fue sublime y muy diferente a los pocos que habia tenido con el demonio en ocasiones anteriores.

Sus respiraciones poco a poco volvían a la normalidad. Rin dejo caer sus brazos a la cama sin fuerzas y completamente derrotado. Disfrutado del fenomenal orgasmo.

Suguro aún se negaba a sacar a su animal seguro en la madriguera. Mientras repartía besos por todas partes.

—¿Estas bien?

—Si, eso fue… genial — dijo sonrojado pero dejando ver el brillo en sus ojos.

—Lo fue — dijo besando sus labios e introduciendo su lengua. Compartiendo un beso suave y calmado.

Suguro saco su pene flácido  con cuidado de no perder el condón. Al tenerlo  fuera lo quito y lo amarro. Dejándolo con cuidado en el suelo.

Al levantar la vista nuevamente noto a Rin de rodillas. Mostrándole la mejor vista de esa entrada profanada por él hace unos segundos con rudeza, su cola se movía de un lado a otro. Hasta pasarse por sus mejillas en una clara invitación.

—Rin — dijo fascinado viendo como su pene volvía a la pelea —Voy a castigarte — dijo juguetonamente alzándose y tomando su cintura y con una de sus manos tirando su cola.

Rin enseguida grito y su espalda se contrajo dejando su pecho pegado a la cama. Mientras sus ojos derramaban lágrimas de dolor y placer a la vez. Suguro lamio su cola y como si fuera una gatito esta se erizo por un instante para luego retorcerse en su brazo. Volvió a tirarla y apretarla.

Haciendo que rin de desplomara por completo en la cama.

—No… no hagas eso Suguro — pidió, le gustaba lo que sentía pero al mismo tiempo no, ya que se sentía sin fuerza y completamente a merced.

—Levanta las caderas Rin — le ordeno y al no obtener respuesta, tiro de su cola, sintiendo como todo su ser vibraba

—Nng~ —Sus piernas temblaban pero lo hiso.

—Buen chico — se posiciono detrás de él y paso su pene duro por todo el pliegue golpeando su entrada de manera lujuriosa. Y jugando con su punta por todo el alrededor de donde se originaba su cola. —Realmente eres sensible con tu cola Rin — dijo tiernamente y dio un beso en la punta de su colita.

—Si lo sabes deja de tortúrame Ryuji —Pidió otra ves sumergiendo su rostro en la cama al escuchar una risita del castaño.

—Rin, ¿puedo hacerlo sin condón? — pidió con un poco de vergüenza. Desde un principio sabía que tenían que cuidarse.

En cuanto yukio se habia enterado de su relación les habia dado la charla de las “cualidades” que tenía Rin por el hecho de ser un semi demonio. Cosa que le habia agradado en un cien por ciento. Realmente se habia proyectado en un para toda la vida con él y al saber eso fue realmente feliz de que si podrían tener un familia. Aunque de no ser así tampoco le hubiera molestado.  

—La luna llena será hasta la otra semana, pero si te sientes inseguro, me correré fuera.

Rin realmente lo estaba pensando. El también quería sentirlo sin el molesto condón. Pero una consecuencia a esta edad definitivamente no la quería. Y estaba seguro de que Suguro tampoco.

No contesto, solo empujo sus caderas hacia atrás incitando a Suguro a meter su miembro sin volver a razonarlo. El castaño sonrió complacido llevando su  hombría a las profundidades del placer, metiéndolo sin preguntar, sin meditar. Sin importar nada más que estar conectados nuevamente.

Ambos gimieron de placer ante la nueva sensación directa de carne con carne, caliente apretado para Suguro. Duro, grande y caliente también para Rin. Quería mas, sus caderas se movieron solas a la espera de más de ese movimiento  que le volvía loco  y que ahora lo llevaría a los confines del universo.

Suguro movía sus caderas lentamente disfrutando de cada embestida, de ese calor abrigador. Ahora que lo habia probado podía ir olvidándose de los preservativos, el calor interior de Rin era del mismo demonio. Cosa irónica si lo pensaba pero nada más cierto.

Rin se desplomo al sentir que su novio golpeaba ese punto mágico. Dejándose a merced del ser que tomaba sus caderas y las obligaba a levantarse. Para dar Duro y fuerte en el mismo lugar que lo hacía gritar.

Suguro volvía apretar su  cola en cada dura embestida y se deleitaba con su sumisión y jadeos desmedidos. Con completa satisfacción vio su semen salir de su pene. Y perderse en su orgasmo mientras él seguía en la tarea de meter y sacar. No le faltaba mucho pero no quería correrse aun.

Daleo el cuerpo de rin sobre la cama pasando una de sus piernas por su hombro golpeando aún más a fondo, aún más duro, aún más fuerte. El sonido de pieles chocando era sonoro y obsceno. Mientras Rin solo jadeaba y gemía su nombre una y otra vez.

—Rin — jadeada su nombre —Rin —otra vez el Demonio abría sus ojos viendo borroso pero escuchando ese nombre como si le buscara. Rin queria que le besara. Quería sus lenguas unidas mientras los hacia suyo. El movimiento brusco no se lo permitía, la posición no le permitía llegar a él.

—Ruyji be-bésame — pidió pero parecía no escucharlo, estaba concentrado en  agarrar su pierna y seguir embistiéndolo —Por favor —pidió.

Suguro lo escucho jadeante, abrió sus piernas nuevamente y sin detenerse lo beso con hambruna y amor.

—Te amo Rin —confesó dejando al demonio fuera de sí, pero con el corazón galopando en su interior.

Las lágrimas de Rin salieron disimuladas por su felicidad. La segunda vez que habían tenido relaciones Rin se habia atrevido a decirlo pero la decepción fue grande al no recibir respuesta. Pero no porque no fuera reciproco si no porque Suguro no lo habia podido escuchar.

—Te amo — volvió a repetirle. Estaba a punto. Sentía el hormigueo desesperante en su pene. Y Rin lo supo también apresando su cuerpo para que no se saliera.

—Dentro… hazlo dentro Ryuji, quiero todo de ti… ahh~ — gimió al sentir por primera vez ese líquido caliente recorrer su interior. La sensación era única.

Suguro se dejó caer sobre Rin aun sintiendo su orgasmo y como aun salía su esperma marcando por primera vez al ser que era suyo por derecho y ahora si bajo todas las reglas.

Las manos de Suguro viajaron por su cintura y su pecho acariciando esos pezones erectos.

—No te corriste — le dijo al ver que su pene estaba duro.

—Ya lo he hecho lo suficiente, además… ahora pude apreciar completamente la sensación de tu orgasmo  —le dijo casi en un susurro que el castaño escucho claramente.

Suguro sonrió, pero aun así no estaba conforme.

—Bueno no te preocupes la noche es larga gatito. Me encargaré de que suficiente no sea nada al lado de lo que nos queda por hacer— dijo guiñando un ojo y tomando esa cola al momento que la lamia conjunto con una sensual embestida.

 

~*~

  

 Suguro abría sus ojos con pesadez, al escuchar el celular de Rin, despertó desorientado hasta que recordó todo lo ocurrido, sonrió como bobo enamorado al ver a Rin sobre él, podía sentir su cálido interior aun albergando su soldado.

Rin habia terminado desmayándose sobre el mientras él se corría una última vez en su interior. Habia estado tan cansado y cómodo al mismo tiempo, que solo lo abrazo y lo acompaño en su sueño involuntario.

—Rin… Rin tu celular — su demonio gimió despacio y luego abrió sus ojos asustando al verse en esa vergonzosa posición —que te sonrojes ahora sí que es un chiste — lo molestó.

—¡Cállate! — le grito levantándose con cuidado. Su trasero, su espalda y estomago dolían.

—¿No vas a contestar?

—No, lo más seguro y al juzgar por la hora. Es que  yukio debe haberse dado cuenta que no llegue — dijo con resignación. Al levantarse la de la cama sus piernas no pudieron sostenerlo, cayendo de rodillas. —Diablos.

Suguro se sentó rápidamente pero quedo casi en shock por tamaña imagen. Sus manos estaban marcadas en sus caderas y cintura, sus dedos podían verse claramente en esa blanca piel. Pero lo que definitivamente lo dejo fuera del planeta fue su propio semen ocurriendo por el orificio de rin cayendo lentamente por sus piernas. Su pene volvía a erguirse, deseando poner más de lo suyo ahí dentro.

Movió su cabeza de un lado hacia otro. No era el momento para pensar en eso.

—Lo lamento déjame ayudarte — le dijo tomándolo cual princesa.

—Es lo  mínimo que puedes hacer esto es tu culpa. — le dijo rodeando su cuello.

—En mi defensa este gatito me provoco hasta el punto de perderme a mí mismo así que la culpa es de ambos… pero — dijo antes de que Rin le alegara — aceptare toda la responsabilidad. Por ambos.

Suguro lo ayudo a ducharse y con mucho cuidado lo ayudo a retirar cada rastro de su semen. Cosa bastante difícil, pero lo logró sin abusar de él.

Seco su cabello y cuando iba a secar su cola Rin no lo dejo.

—Esta algo… delicada — dijo sonrojado y causando algo similar en el castaño recordando todas las veces que habia tirado de ella.

Siguió secando su cuerpo ahorrándose algún comentario al respecto, pues decir que lo sentía sería una total mentira y prometer no hacerlo era imposible.

—Rin, el otro fin de semana vamos a la torre de Kioto.

—¿eh?

—¿Querías ir no?… ¿conmigo?

Era verdad, quería que al menos fueran una vez los dos solos, y la única vez que habia ido fueron con todos sus amigos y él se lo habia pasado con Shima. Debido al “distanciamiento” que habían tenido.

—Sí, pero ya no importa enserio — le sonrió

Suguro le dio un casto beso mientras tomaba sus mejillas.

—Yo quiero ir contigo, así que iremos la próxima semana además de que hay muchas cosas que quería mostrarte también.

Rin asintió, feliz y lo abrazo fuertemente.

Suguro pensaba en que definitivamente no volvería a perderlo. Ese Demonio tenía su nombre grabado en su cuerpo, corazón y alma de por vida.

 

 Fin.

Notas finales:

Qué tal? *O*

Se terminó. Si llegaron hasta aquí, muchas gracias por leer, Espero les haya gustado! 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).