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Estoy de vuelta por Iazumayaoi12

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Notas del fanfic:

Este fanfic está basado en el anime "Osomatsu-san", más especificamente en el AU de "Blonde!Osomatsu". 

 

Disclaimer: Los personajes no son de mi autoría, son creación original de Akatsuka Fujio-sensei y, actualmente, Studio Pierrot tiene los derechos reservados. 

Notas del capitulo:

Hace tiempo que no escribía un fanfic, he estado muy ocupada con historias originales, pero me pico un bicho y me dieron ganas(?

Un día como cualquier otro en la casa de los Matsuno, todos hacían sus actividades con normalidad, sin embargo, ese vacío que aquellos quintillizos suelen sentir en días tranquilos, les revuelve la mente con recuerdos del pasado. Choromatsu siempre suele verse como el más afectado frente a esos pensamientos pretéritos, recordando una cara exactamente igual a la de él, pero no era ninguna de las caras de sus hermanos, no. El rostro de aquel Matsuno siempre llevaba una estúpida sonrisa de confianza y parecía que ese supuesto hermano llevaba el control de los demás, pero nadie parecía poder recordarlo con exactitud.

 

Esa extraña figura que solía ser autoritaria. Solía ser “El hermano mayor”, no obstante, aquella figura no se trataba de Karamatsu, muy por el contrario, el actual primer hijo también seguía las órdenes de ese Matsuno perdido.

 

La existencia de un supuesto “Sexto hermano” dejaba a los quintillizos con sentimiento de incertidumbre que podía durar horas o hasta días. Choromatsu es actualmente el más arraigado a ese tiempo, al parecer de niño era el más cercano a ese supuesto “Hermano Mayor”, probablemente por eso es quien tiene los recuerdos más claros de esa persona.

 

Recuerda una estrecha relación con el “Hermano Mayor”. Eran la pareja de hermanos que más se metían en problemas, la pareja que más molestaba a Chibita, la pareja que más jugarretas la hacían a Iyami… ¿Quién era? ¿Con quién se divertía tanto Choromatsu? ¿A quién respetaba tanto Karamatsu? ¿Quién era a quien seguían ciegamente Ichimatsu, Jyushimatsu, y Todomatsu?

 

El último vestigio de memoria que quedaba de aquel “Matsuno” es de cuando los quintillizos tenían 10 años. Esa fue la última vez que lo vieron. La última cosa que recuerdan de su hermano mayor.

 

Actualmente, los Matsuno van por sus veinte y tantos, todos comparten el sentimiento de vacío que dejó ese hermano restante, pero viven sus vidas con total normalidad; con Karamatsu siendo el hermano mayor, Choromatsu el segundo al mando y siguiendo la cadena están Ichimatsu, Jyushimatsu y finalmente, Todomatsu.

 

Sí, todos llevan una vida normal siendo los ninis que son: Karamatsu suele ser un dolor para sus demás hermanos, especialmente por las prendas que usa, como su chaqueta de cuero, pantalones brillantes o sus gafas de sol. Ichimatsu se la pasa con sus gatos. Jyushimatsu juega baseball casi todo el día y Todomatsu liga con mujeres, pero nunca consigue salir de la virginidad. En lo que al segundo hijo, Choromatsu, respecta, él se encuentra sumido en el mundo de las Idols y está muy enamorado de su idol favorita, Nya-chan, es más, ahora mismo va al concierto de su queridísima Nyaa-chan.

 

- Logré ahorrar suficiente dinero para asistir a este concierto especial. Escondí el dinero para que mis hermanos no lo robaran y se lo gastaran en otras tonterías. Valió la pena esforzarse tanto. – Choromatsu iba muy feliz de su logro mientras caminaba al concierto. – Este espectáculo es singular debido a que habrá un premio exclusivo que te dará Nyaa-chan terminado su show. ¡Definitivamente no podía perdérmelo!

 

Choromatsu llegó emocionado al recinto donde sería el evento de Nyaa-chan, se posicionó lo más cerca del escenario y se preparó para darle bienvenida a la chica, bueno, todos se prepararon para darle una calurosa bienvenida que era efectuada con varitas de luz, grandes carteles con el nombre de la artista y muchas ovaciones al momento de su llegada al escenario.

 

- ¡Hola a todos, nyaan! – La chica saludó animosamente a su público.

 

- ¡¡Nyaa-chan!! – Todos los presentes gritaron el nombre de la idol al unísono.

 

- ¡Veo que hoy tienen un buen ánimo, nyaan! ¡Entonces les devolveré ese ánimo con una nueva canción, nyaan! ¡Vendrán dos versiones de esta canción en mi nuevo single, nyaan! ¡Así que no olviden comprarlo, nyaan!

 

- ¡Compraremos tu nuevo single, Nyaa-chan! – Respondieron todos los presentes. Se nota su adoración por aquella cantante.

 

El concierto duró aproximadamente una hora, las canciones de Nyaa-chan no son la gran cosa, pero sus fans la idolatran de todas maneras, haciéndoselo saber con sus coros y constantes adulaciones hacia su persona. La chica se veía muy animada ese día, y su gran cantidad de fanáticos lo había notado, pero todos creían que era porque el premio exclusivo la involucraba de alguna manera, aunque eso no se sabe hasta el final del concierto.

 

Al momento de terminar su última canción, Nyaa-chan pidió la atención de todos.

 

- ¡Hoy fue un gran día, nyaan! ¡Espero hayan disfrutado mucho el show, nyaan! – La cantante dio una gran sonrisa. Se veía bastante linda, más aún porque su agitado show le había dejado las mejillas coloradas. - ¡Ahora se realizará el sorteo del premio, nyaan!

 

- ¡Sí, Nyaa-chan!

 

- ¡El premio…! – Sonó un redoble de tambores de quién sabe dónde, pero todos lo oyeron sin tomarse muchas molestias sobre la procedencia. - ¡Un póster autografiado por mí, nyaan! ¡Y también pueden hablar diez minutos conmigo en mi camerino, nyaan! ¡Allí le haré la entrega del póster al ganador, nyaan! ¡Eso es todo, nyaan! ¡Nos vemos en mi próximo concierto, nyaan!

 

Todos quedaron atónitos por el premio, por supuesto que el póster autografiado era lo de menos, lo que importaba eran esos preciados diez minutos con los cuales se podían interactuar con la idol. Los entusiastas sólo se imaginaban maneras de caerle bien a la artista, pensando en lo que podrían decir o hacer para que ella estuviera dispuesta a mantener el contacto. Saben que como idol, Nyaa-chan no puede tener novio, pero nada les impide tener una relación amistosa con ella.

 

El público se silenció al notar que el mánager de Nyaa-chan subió al escenario con una caja en los brazos.

 

- Buenas tarde a todos. – Dijo el hombre con una voz algo rasposa. – Como Nyaa-chan dijo, el premio especial se otorgará en su camerino. El ganador será decidido al azar. – Se aclaró un poco la garganta. – Bien, en esta caja se encuentran los boletos de todos los aquí presentes, el número del boleto que saque será el ganador oficial del premio. En el caso de que el ganador no pueda ser premiado, se sacará otro número.

 

Un silencio abrumador reinó dentro del lugar, todos esperaban ser el afortunado que podría pasar un tiempo con la idol de orejas gatunas.

 

Expectantes se encontraban los chicos ante el mánager, quien con su mano metida en la caja, comenzó a revolver y hurgar dentro de ella para sacar al dichoso ganador.

 

- Y el número ganador es… - Otro redoble de tambores misterioso que en este punto ya no importa. – Número veintinueve.

 

- ¡¡LO LOGRÉ!! – No, el ganador no fue Choromatsu, fue un personaje totalmente al azar que simplemente compró su boleto, llegó al concierto y ganó. - ¡ESTOY TAN FELIZ QUE PODRÍA ESTALLAR DE LA ALEGRÍA! – Y lamentablemente sucedió. El chico explotó y sólo quedaron sus cenizas en el suelo.

 

- Habrá que sacar otro número. – Nuevamente el redoble de tambores, que esta vez venían acompañados de trompetadas, pero no interesan, lo que importa es el número ganador. – Ciento cinco, el ganador es el número ciento cinco.

 

- ¡Que me parta un rayo! ¡HE GANADO EL PREMIO! – Otro personaje que sólo estaba ahí por casualidad, sin embargo, sus palabras fueron escuchadas y un rayo atravesó el techo, partiéndolo en dos, así que murió.

 

- En vista de este suceso, se sacará otro número. Y como estamos cortos de presupuestos, si llega a suceder algún otro accidente, daremos por terminado el concurso y podrán irse. Lo sentimos, pero dos muertes en un día es costoso. – Sonidos de tambores, trompetas, flautas y hasta violines se escucharon en el perímetro, sólo que esta vez se dieron cuenta que alguien dejó una radio encendida y de ahí provenía la música. – El ganador es… Número treinta y tres.

 

- Ah. – Choromatsu levantó la mano con su entrada en mano. – Soy yo. – Sabía decisión, no tentar más al destino y apresurarse a ir por el premio.

 

- Muy bien, joven. Acompáñeme, por favor.

 

El mánager bajo del escenario para esperar a Choromatsu, mientras que él trataba de salir de aquel tumulto de gente que, al no haber ganado el premio, quedaron petrificados de la envidia, por ello le era difícil a Choromatsu avanzar.

 

De una u otra forma, logró salir de todos aquellos hechos piedra y se dirigió donde el mánager, quien lo llevó tras bastidores y le indicó el camino el camino al camerino de Nyaa-chan, quien lo estaría esperando con el póster en mano y lo autografiaría apenas llegara, para confirmar que el autógrafo sería exactamente hecho por Nyaa-chan y no una copia cualquiera.

 

- Comienzo a ponerme nervioso. – Se dijo así mismo Choromatsu mientras caminaba por el solitario pasillo, ya que, el mánager debía quedarse cuidando la entrada principal. Tener poco presupuesto es duro. – Pensar que tendré diez minutos para hablar con Nyaa-chan. ¿Qué debería decirle? ¿Seré capaz de mantener una conversación lo suficientemente interesante? Si lo logró, podré hacer que Nyaa-chan mantenga el contacto conmigo. ¡Bien! ¡Debo ser amable y no comportarme como alguien que sólo se interesa en sí mismo! ¡Lo mejor en la conversación es hacer entender a Nyaa-chan que puedo comprender su estilo de vida y bajo el estrés en el que se encuentra! ¡Quizás así pueda lograr su amistad!

 

Llegado al camarín de Nyaa-chan, Choromatsu se percató de que la puerta se encontraba ligeramente abierta, además, se escuchaban dos voces dentro de la habitación: Una femenina, que obviamente era la voz de Nyaa-chan, pero la otra era masculina, pero se sentía muy familiar.

 

- ---matsu. ¿Para qué viniste? – Se escuchó de aquella habitación.

 

- No te hagas la tonta, Nyaa-chan… No, Hashimoto Nao-chan.

 

- Vuelvo a pregunta: ¿Para qué viniste?

 

- ¿Para qué será? ¿Para qué habré venido? No lo sé. – El chico mostró una sonrisa inocente que demostraba la malicia de sus preguntas. Él sólo quería molestar un poco a la chica. – La verdadera pregunta que deberías hacerme es: “¿Quién te envío?” – Su sonrisa se esfumó en cuestión de segundos. Ese extraño aire de seriedad puso a Choromatsu nervioso, debido a que él escuchaba todo perfectamente desde el otro lado de la puerta.

 

- ¡Le dije a ese hombre que dejé ese estilo de vida! – Esta es la faceta que nadie conocía de la idol Hashimoto Nyaa. - ¡Dijo que me dejaría en paz si hacia ese último trabajo! ¡Y lo hice! ¡Me aferré a sus reglas, seguí sus instrucciones, no le fallé! ¿¡Para qué me necesita de nuevo!?

 

- Relájate. ¿Sabes que un fan puede escucharte si gritas tan fuerte? – Aquel chico miró la puerta, no era tonto. Desde el principio supo de la existencia del Matsuno vestido con una camisa a cuadros.

 

- ¡No cambies el tema!

 

- Lo digo por tu reputación, Nao-chan.

 

El chico que hablaba con Nyaa-chan se dirigió a la puerta y la abrió de golpe, revelándose ante el fan de la chica.

 

Choromatsu no pudo evitar mirarle de pies a cabeza: El cabello del muchacho frente a él era totalmente rubio, aunque se notaba que estaba teñido. Tampoco pudo evitar el mirarle los ojos, esos ojos rojos tan extraños que eran levemente distorsionados por las gafas rotas puestas sobre ellos, y lo que más llamó la atención, era su atuendo: Llevaba una sudadera negra con un trébol rojo en el centro, además de unos pantalones de mezclilla rojos algo desgastados, con unos zapatos café.

 

- ¿Quién… Eres? – Preguntó un poco asustado Choromatsu.

 

- Soy alguien que nunca debiste conocer.

 

El rubio se acomodó los lentes y sin previo aviso le dio un puñetazo en el estómago a Choromatsu, dejándolo casi sin aire. Este cayó de rodillas, colocando sus manos sobre la parte recientemente golpeada. Trataba de respirar correctamente, sin embargo, el golpe le dejó tan adolorido que era difícil inhalar y exhalar con normalidad.

 

- Nunca viste ni escuchaste nada, ¿Oíste? – Seguidamente, se giró a Nyaa-chan. – Si tienes tiempo, contáctanos. Es sólo un trabajo pequeño. No arruinará tu carrera, te lo prometo.

 

Salió de la habitación con una sensación de satisfacción, no volvió a voltearse, lo mejor era irse y no causar más revuelo por nimiedades.

 

- ¡Ah! – Nyaa-chan reaccionó y fue a auxiliar a Choromatsu. - ¿Estás bien, nyan? ¿Te duele mucho, nyan? – Su personaje era también importante en esta situación.

 

- Estoy… - Tosió un poco antes de responder. – Bien. – Se frotaba con delicadeza el estómago. – Fue un golpe brusco, no obstante, recibo llaves de lucha de mi hermano menor seguido, esto no es para tanto.

 

- Lo siento, nyan. – Ella bajó la mirada. – Esto debía ser un momento divertido para ti, nyan.

 

- No te preocupes por eso Nyaa-chan. – Choromatsu decidió animarla. – Estoy feliz de que estés bien. – Posó una de sus manos sobre el hombro izquierdo de Nyaa-chan. – Tu seguridad es primero, Nyaa-chan – Un fan devoto hasta la médula.

 

- ¡Muchas gracias, nyan! – Ella se levantó para ir a buscar el póster. – Aquí tienes, nyan. – Tomó de por ahí un bolígrafo que más a la mano tenía. – Dime tu nombre, nyan.

 

- Matsuno Choromatsu.

 

- ¿Eh? – La chica gato abrió sus ojos de par en par. Escuchar ese nombre la dejó totalmente atónita. - ¿Matsuno?

 

- Sí. – Choromatsu captó la tensión en la muchacha frente a él. - ¿Sucede algo?

 

- No… No. – Rápidamente se recompuso. -  “¡Para mi héroe, Matsuno Choromatsu, nyan!” “¡Espero seguir recibiendo tu apoyo, nyan!” – Al terminar de escribir, Nyaa-chan le entregó el póster a su supuesto héroe. – Especialmente para ti, nyan.

 

- ¡¡Muchas gracias, Nyaa-chan!! – Los ojos de Choromatsu se volvieron dos corazones. El amor por su ídola era desbordante. - ¡Ah! ¡Cierto! ¿Cuánto tiempo he usado, Nyaa-chan?

 

- ¿Debes irte, nyan?

 

- ¡No, no, no, no! ¡Es porque sólo puedo usar diez minutos de tu tiempo para entablar una conversación contigo!

 

- Eso no importa, nyan. Te debo una, nyan. – Cogió la mano de su fan y con el mismo bolígrafo que le firmó el póster, lo usó para escribir su número telefónico personal en la mano. – Así podrás estar en contacto conmigo, nyan.

 

- Nyaa-chan. – El chico estaba sonrojado, decir que casi ardía no estaría tan alejado de la realidad.

 

- Y no es por ser descortés, nyan… Pero mi mánager está justo detrás de ti, nyan.

 

- Se acabó el tiempo, joven.

 

En serio, no era por ser descortés, pero el mánager echó a patadas a Choromatsu por “propasarse” con Nyaa-chan. Al menos no apreció el número personal de la artista en la palma del chico que acababa de sacar de los camarines.

 

- Yo… ¡¡CONSEGUÍ EL NÚMERO PERSONAL DE NYAA-CHAN!! ¡¡YA PUEDO IRME DESPIDIENDO DE MI VIRGINIDAD!! – Sólo se está haciendo falsas ilusiones. El disfrute no le durará mucho, mas mientras no haga tonterías y mantenga su posición, estará bien.

 

¿Qué sucedió con el chico rubio?

 

El sonido de un teléfono celular inundó el callejón por el cual el rubio iba caminando. Sacó su móvil de su bolsillo, escuchando atentamente a la voz que provenía del otro lado de la línea, aunque su cara no demostraba plena simpatía, muy por el contrario, se veía asqueado de todo lo que oía.

 

Terminada la conversación, sólo dio un sí muy apagado y a regañadientes, cortando la llamada un poco enojado.

 

- Si él no se hubiese cruzado conmigo. – Le dio una patada a un basurero cercano. - ¡Maldita sea! ¡No debimos volver a esta maldita ciudad! – Se veía frustrado, no podía detenerse. - ¿¡Por qué!? ¿¡Por qué!? ¿¡Por qué!? – Daba puñetazos a la muralla, de alguna manera, debía dejar salir toda esa cólera. - ¡No quiero que me vean así! No quiero…

 

Sus nudillos se dañaron, sangraba y un poco de piel sobresalía. Golpear la muralla hecha de ladrillos fue estúpido, pero pudo centrarse en el dolor que emanaba de sus manos en vez de los pensamientos en su cabeza. Pudo estabilizarse lo suficiente como para sentarse en el piso, mirando su rostro a través de un espejo quebrado que rompió en su ataque de violencia.

 

- ¿Por qué hay seis de mí? – El chico se quitó las gafas para ver mejor. No las necesitaba, sólo las usa para distraer. – Sigue habiendo seis de mí.

 

Se cubrió los ojos con ambas manos, esperando dejar de ver cinco más de él… ¿Era tan difícil no verlos?

 

- Por lo menos… Déjame fingir que nunca lo vi. – Aún con sus ojos tapados, él continuaba hablando solo. – Aquel chico de camisa a cuadros… No era mi hermano menor, Matsuno Choromatsu. – Sintió cálidas las palmas que cubrían sus ojos. – No merezco tener hermanos menores. Yo ya no soy parte de una familia grande y amorosa. – Una que otra lágrima ubicaban sitios para salir de entre su tapadura. - ¿Por qué me duele tanto?

 

Tocando su pecho, apretó suavemente su sudadera. Miró hacia arriba, después hacia los lados y volvió su mirada al espejo hecho trizas. Observarse en esos pedazos rotos le traían recuerdos nostálgicos, evocando ese pasado tan perfecto que tenía: Él lideraba a cinco chiquillos que tenían su mismo rostro. Molestaban a otras personas, le jugaban jugarretas a Chibita e Iyami, trataban de enamorar a Totoko. ¿Hay forma de regresar a aquellos días tan perfectos? Aquellos días en los que esos sextillizos tenían diez años. Esos días donde corrían, saltaban, jugaban, gritaban y reían por cualquier tontería o pequeñez.

 

- ¿Puedo volver a esos encantadores días… donde yo era el Líder? – Agarró un trozo de espejo y se lo metió al bolsillo. En su estado mental actual, quizás no está meditando correctamente sus acciones. - ¿Qué necesito para volver a ese tiempo? – Secándose las escasas lágrimas de su cara, el rubio se levantó. – Mamá, papá…. Si vuelvo a casa, ¿Tengo permitido decir: “Estoy de vuelta”? ¿Me van a dar la bienvenida? ¿Se alegrarán? ¿Mis hermanos volverán a acatar mis órdenes? ¿Volveremos a ser hermanos? – Caminando a paso lento, el muchacho tenía la intención de salir del callejón. – Karamatsu, Choromatsu, Ichimatsu, Jyushimatsu, Todomatsu… ¿Podrían darme la bienvenida, por favor? – Al salir del callejón y sentir el fuerte sol en su rostro, sólo atinó a decir una última oración. – Hermano Mayor está de vuelta. 

Notas finales:

Espero haya sido de su agrado. 

 

Quiero que sepan que soy EXTREMADAMENTE LENTA para actualizar o3o Puedo tardarme 1 mes, 2 meses, 3 meses... Pero créanme, tendrán actualización


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