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lovely pets » jimsu por YodaVirus

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Notas del fanfic:

Hace ya casi dos semanas o más que había publicado esto en mi segunda cuenta de wattpad @mindxoly, pero hasta ahora recordé publicarlo por aquí, espero que les guste <3.

Kim SeokJin era un joven veterinario de veintiséis años. Vivía con su gato híbrido de quince, un pequeño felino Turkish Angora blanco, de nombre YoonGi. Ambos se llevaban bien, y aunque YoonGi era realmente caprichoso y mimado, con SeokJin se volvía una pequeña bolita de pelos ronroneante.

SeokJin tenía un lema: "no juzgar un libro por su portada", pero cuando su pequeño vecino TaeHyung llegó con su nueva mascota, JiMin, un cachorro de pitbull que no podía volver a su forma humana desde hace una semana, él no pudo evitar entrar en pánico al ver al cachorro acercarse corriendo a su pequeño gatito.

—¡YoonGi, cuidado! —chilló entre el pánico.

Su gato se levantó con una clara expresión de molestia, aún con sus ojitos cerrados.

Entró en pánico al ver el hocico del perro abrirse alrededor del cuello de su gato. No entendía por qué YoonGi no hacía algo para alejarse, pues cuando salían a pasear el gato se pasaba de malo con otros animales. Nunca dudaba en arañar a cualquiera que siquiera posara su nariz sobre él.

Entonces, ¿por qué no hacía algo?

Se giró a ver al dueño del perro y lo encontró sacando fotografías a las pequeñas mascotas. Soltó un suspiro al verlo así, parecía que era la primera vez que entraba a una clínica veterinaria. 

—¿Qué edad tiene tu perro? —preguntó.

—Para nosotros debe tener unos diez.

Ah, entonces era eso. YoonGi no hacía nada para defenderse porque el pitbull aún era un cachorro.

Igualmente, no pudo evitar mantener la mirada fija en el par de mascotas.

YoonGi se había levantado y había comenzado a oler al cachorro, pasando de su cabeza a su pecho, para al final, cuando el cachorro quiso volver a acercarse, darle un par de golpes en la cabeza con sus suaves patitas blancas.

De acuerdo, eso le dio una inmensa ternura, pero decidió volver al papel que le correspondía en la veterinaria.

—Entonces —murmuró aclarando la garganta—, ¿hace cuánto dijiste que tu cachorro no podía cambiar?

TaeHyung guardó su celular en su bolsillo y se acercó a tomar en brazos a su cachorro.

—Hace una semana.

SeokJin asintió y comenzó a examinar al cachorro en cuanto lo tuvo frente a él.

Palpó su pancita en busca de algún sonido extraño, buscó en sus orejitas alguna infección, en sus patitas alguna herida, pero no encontró algo fuera de lo normal, más que TaeHyung debía darle un baño pronto.

—Pues no veo algo fuera de lo común... ¿Tal vez estaba enfermo en su forma humana?

TaeHyung negó.

—No, estaba perfecto. Sólo dijo algo sobre no volver a su forma humana si no le compraba pizza, pero ya le compré dos cajas en esta semana y aún no puede cambiar.

SeokJin suspiró. Si era algo psicológico no podía hablar con el cachorro, sólo otro híbrido podría.

Miró a su gatito, el cual se encontraba descansando en el suelo. Quizá YoonGi podría, pero no quería dejar solos a esos dos. Era consciente de que los animales no eran los malos, pero, conociendo a YoonGi, tarde o temprano haría algo para molestar al cachorro y éste inevitablemente lo atacaría. Y, cachorro o no, una raza como un pitbull era peligrosa, más que nada por sus colmillos enormes.

—YoonGi —llamó a su mascota. El gatito volvió a levantar la cabeza, mirándole con los ojitos entrecerrados—, ven un momento —pidió. Escuchó al gatito maullar molesto, pero aun así se levantó y saltó sobre la plataforma en la que JiMin se encontraba.

El cachorro comenzó a menear la colita, feliz, en cuanto YoonGi pasó a su lado.

A SeokJin eso le parecía adorable, pero también muy extraño. Entendía que los perros meneaban la colita cuando estaban felices, pero no entendía por qué ese cachorro se mostraba tan feliz de ver a un gato cuando se supone que no suelen llevarse muy bien.

—¿Con cuánta frecuencia tu cachorro ve a otros animales? —preguntó mientras se acercaba a YoonGi y acariciaba sus orejitas. El gatito soltó un par de ronroneos feliz mientras restregaba su cabecita contra su mano, deseando que el suave contacto siguiera.

—Eh... Pues yo aún estoy estudiando y no tengo mucho tiempo para sacarlo a pasear, de eso se encarga mi hermano, y dice que los saca muy seguido.

SeokJin asintió. Tomó en brazos a su gatito y susurró algo a su oído.

Sabía que su gatito odiaba cambiar en la clínica, pero a como estaban las cosas lo creía necesario. Y sabía que si YoonGi quería ración doble de atún esta noche, debía obedecer.

Hizo que TaeHyung dejara al cachorro sobre la plataforma y le pidió que le siguiera hacia el área de alimentos en la otra habitación, esperando que con YoonGi fuera suficiente para hacer que JiMin cambiara.

Estuvo hablándole a TaeHyung de cuál comida era mejor para su cachorro, cuáles juguetes le harían más feliz y cosas como esas, hasta que una voz muy conocida se hizo escuchar con un chillido y muchas quejas.

Corrió de vuelta hacia el consultorio y abrió la puerta, encontrándose a YoonGi en forma humana tirado en el suelo con un niño de diez años entre sus piernas.

—¡¿Qué está pasando aquí?! —gritó lleno de pánico. Su híbrido estaba lloriqueando para que le quitaran de encima al otro, mientras el niño restregaba sus mejillas contra las del gatito.

—¡Hyung, quítamelo de encima!

—¡JiMinnie! —chilló TaeHyung, feliz de volver a verlo en su forma humana.

—¡YoonGi!

Su híbrido tenía una expresión molesta y avergonzada. Obviamente tanto él como el otro híbrido iban desnudos, lo cual al híbrido felino no le hacía mucha gracia.

—¡JiMinnie, deja al gatito! —TaeHyung se acercó al cachorro e intentó alejarlo, pero terminó recibiendo un gruñido.

El niño sostenía al híbrido gatito con posesividad mientras seguía restregando sus mejillas.

—¡Aléjate de mí, mocoso!

—¡Gatito!

SeokJin no sabía si buscar su cámara y tomar fotos y vídeos de esto, o hacer lo que su pequeño híbrido de quince años le pedía.

—¡Mira qué lindos son! —Chilló TaeHyung mientras sacaba su celular y comenzaba a tomar fotos—. ¡Guardaré esto por el resto de mi vida! ¡Es tan lindo!

—¡Hyung, ayuda!

SeokJin decidió finalmente que ayudar a su híbrido sería buena opción. Ignoró los gruñidos de JiMin y los separó con mucho cuidado. Se quitó la bata blanca y se la tendió a su gatito, el cual la aceptó inmediatamente. TaeHyung hizo lo mismo con JiMin, le dio su chaqueta, la cual al ser tan pequeño le alcanzaba a cubrir hasta las rodillas.

—JiMinnie, ¿por qué hiciste eso? —preguntó TaeHyung a su híbrido. SeokJin atrajo hacia sí a YoonGi cuando vio al cachorro con intenciones de acercarse para seguir abrazándolo.

Las orejitas del cachorro estaban apuntando al techo de la clínica, mientras que las de YoonGi estaban hacia abajo, perdidas entre su cabello mientras puchereaba y se escondía en su pecho. A SeokJin casi le da un ataque de ternura gracias a esos dos, y aún más al ver la colita de JiMin menearse de un lado a otro mientras su naricita olfateaba al gatito de lejos.

—¡Gatito! —chilló el cachorro. SeokJin sintió sus rodillas temblar y se vio tentado de lanzar a YoonGi a los brazos del niño para que siguiera mimándole.

Era tan adorable.

—¡Aléjate de mí!

Pese a lo adorable que era el ver al cachorro intentar deshacerse del agarre de su amo para saltar sobre su híbrido y abrazarlo, SeokJin notó que JiMin se notaba demasiado emocionado al ver a otro híbrido. ¿Hace cuánto no veía uno? TaeHyung dijo que su hermano sacaba a pasear a JiMin muy seguido, y como tener híbridos estaba de moda, no podía entender cómo es que el cachorro aún no veía a alguno, además de que el edificio en el que TaeHyung vivía estaba lleno de híbridos.

—Tae —llamó al menor. Éste le miró luego de estirar ligeramente las orejitas de su híbrido para estuviera quieto.

—¿Qué pasa, hyung?

Se mordió el labio inferior.

—¿Estás seguro de que tu hermano saca a pasear a tu híbrido?

TaeHyung separó los labios con el ceño fruncido, aparentemente ofendido, pero antes de hablar cerró la boca y apretó los labios mientras dirigía la mirada hacia su híbrido, el cual seguía mirando a YoonGi con emoción, esta vez manteniendo las manos alzadas, intentando alcanzarlo para jalarlo hacia él.

TaeHyung se arrodillo frente al niño, quedando a su altura y lo tomó de los hombros, haciendo que el pequeño híbrido le mirara a él.

—JiMinnie, ¿mi hermano te está tratando bien? —El híbrido formó una perfecta "o" con los labios—, ¿te saca a pasear, te da de comer?

El híbrido, después de algunos segundos de silencio, negó con la cabeza.

—No —sonrió—, obligación... Tú, hyung.

SeokJin apretó los labios cuando vio a TaeHyung hacer una mueca de tristeza.

Sintió a YoonGi alejarse de él un poco y correr hacia uno de sus juguetes tirados en el suelo. Tomó su peluche de un osito y se acercó al otro híbrido, ofreciéndoselo.

—Gatito —fue lo único que dijo el cachorro antes de tomar el peluche y abrazarlo con todas sus fuerzas, posando su nariz sobre la cabecita del peluche porque tenía un fuerte olor al gatito frente a él.

SeokJin no logró entender mucho la fascinación de JiMin hacia YoonGi. Aunque eso no importaba, pues era realmente adorable. Negó con la cabeza y finalmente recordó que era un veterinario y que, aunque TaeHyung no se lo había pedido, debía hacerle otro chequeo de rutina a JiMin, esperando que el híbrido no estuviera mal al no ser propiamente cuidado por el hermano de TaeHyung.

Los llevó consigo hacia el consultorio y, después de un pequeño chequeo, decidió recomendarle algunas vitaminas a TaeHyung para su híbrido. JiMin estaba muy pálido y tenía ojeras que, ahora que lo veía más de cerca, eran enormes.

Quizá no lograba dormir bien al no tener a su amo con él, eso solía suceder con todas las mascotas, incluso con YoonGi. Pese a que su gatito solía llamarle molesto, fastidioso o tonto, SeokJin sabía que cada que tenía que salir a visitar a un amigo, su madre o su hermano mayor que estaba enfermo y no podía llevar a su híbrido, YoonGi se ponía triste. Lo sabía por la bienvenida que le daba YoonGi, llena de pucheritos y ronroneos y un par de bracitos delgados sobre su cuello mientras sentía el corazón de su híbrido latir con rapidez, emocionado de tenerle de vuelta.

—Alimenta bien a JiMin, dale las vitaminas tres veces en la semana y, por favor —suplicó al ver al cachorro escaparse del agarre de TaeHyung y correr hacia YoonGi, logrando que su gatito soltara un gruñido y, en forma felina, subiera a una de las estanterías más altas de juguetes para perros—, sácalo a pasear más seguido.

TaeHyung asintió avergonzado.

—Te lo prometo, hyung. Ya que en una semana estaré de vacaciones, haré lo posible por sacar a pasear a JiMinnie más seguido para que deje de acosar a tu gato.

SeokJin suspiró. Luego de que el castaño tomara a su cachorro ya en forma canina, les despidió con un asentimiento, YoonGi en brazos, y una amable sonrisa.

Ah, no es que TaeHyung le desagradara, de hecho el muchacho era adorable y muy educado –aunque bastante ruidoso–, pero... esperaba no volverle a ver por ahí muy seguido, tanto por su bien como por el de su amargado gatito.

Desgraciadamente, TaeHyung estuvo en la clínica veterinaria un mes después, acompañado de un JiMin ya más grandecito.

Esta vez el problema era que JiMin había comido demasiado pastel por su "cumpleaños". SeokJin le dio una pastilla para que el dolor disminuyera, y le prohibió comer cosas grasosas, dulces o lácteos. JiMin lloriqueó por cinco minutos porque justo ese día TaeHyung le había regalado una bolsa de dulces y no podría comerlos por un par de semanas.

YoonGi se había aparecido un par de veces, logrando que JiMin intentara correr hacia él en medio del chequeo a su pancita hinchada.

SeokJin miró amenazante a TaeHyung al intuir que aún JiMin no convivía con otros híbridos.

—Mi mamá llegó de visita y no le gusta que cuide más a JiMinnie que a ella —murmuró con la mirada baja—. Y como ya entré de nuevo a la universidad, no he tenido mucho tiempo, hyung. ¡Pero te juro que cuando estuve de vacaciones sí salimos a pasear!

Hubo algo que SeokJin notó, y no tuvo problema en pedirle nuevamente a YoonGi que se quedara acompañando a JiMin mientras él se llevaba a TaeHyung al pasillo.

—Mira Tae —comenzó—, si no eres responsable tu cachorro durará muy poco, ¿viste que sigue teniendo ojeras y está muy pálido?

TaeHyung hizo un puchero.

—¡Pero tu gatito es más pálido! —se quejó con tono entre ofendido y triste.

SeokJin entornó los ojos y negó con la cabeza. Si YoonGi lo hubiera escuchado le habría arañado, seguramente.

—Es su color de piel, es natural —explicó—. YoonGi duerme muy bien, de hecho, duerme más de lo que debería, y está bien alimentado... —hizo una mueca— ¡Es mascota de un veterinario, por Dios!

TaeHyung bajó la mirada, apenado.

—Es que... hyung, no tengo tiempo para cuidar bien de JiMinnie —susurró—. Mi tío se ha ofrecido a cuidar de él, pero no quiero porque vive en Daegu y no podría ver a JiMinnie tan seguido y eso le pondría triste, también a mí —SeokJin soltó un suspiro—. No quiero ni puedo regresarlo a su petshop porque ya es muy grande y no querrán adoptarlo y no quiero hacerlo.

A SeokJin le llegó una idea. No estaba seguro de si era buena o no, pero no podía simplemente quedarse de brazos cruzados viendo que un cachorro era mal cuidado. TaeHyung no era malo, para nada, de hecho era obvio el amor que le tenía a JiMin, pero no tenía los recursos, tiempo, ni responsabilidad para cuidar de él.

—Yo puedo cuidarlo —murmuró finalmente—. Pero no sé si-

Antes de que pudiera terminar, TaeHyung saltó encima de él, abrazándole con fuerza y llenando su cara de besos.

—¡Gracias, gracias, gracias, hyung! —chilló—. ¡A JiMinnie le pondrá feliz saber que lo cuidarás tú! 

SeokJin hizo una mueca. Probablemente al cachorro le diera igual si él lo cuidaba, lo que seguramente a JiMin le pondría feliz es que pasaría más tiempo con YoonGi.

Seguía sin entender la fascinación de JiMin hacia YoonGi.

Sabía que su gatito era lindo, el más tierno y esponjosito que había visto en el mundo, y con un par de patitas muy suaves en su forma felina, pero no lo creía para tanto. Aun así, seguía pareciéndole adorable y no le molestaba para nada.

TaeHyung se llevó a JiMin prometiendo que mañana mismo le traería una copia de la llave de su departamento para que sacara a pasear a JiMin o le alimentara.

SeokJin soltó un suspiro. Miró a YoonGi y el gatito le miró de vuelta, serio.

—Eres un tonto, ahora tendré que soportar a ese perro molesto —chilló. Luego de eso, YoonGi volvió a su forma felina y le dio la espalda, meneando su colita elegantemente mientras iba al área de camitas para mascotas pequeñas.

SeokJin lo supo, era un tonto.

Hoy era la primera noche en la que estaría cuidando a JiMin. TaeHyung, que estaba en turno de la tarde en la universidad, le había dicho que se quedaría hasta tarde y que si por favor, y si no era mucha molestia, podía cuidarlo toda la noche. SeokJin estuvo a punto de mandarlo al diablo y tomar a YoonGi en brazos para irse, pero al ver lo feliz que estaba JiMin correteando alrededor de un cansado YoonGi recostado en el suelo a sus anchas, no pudo negarse.

¿Por qué JiMin era tan adorable? ¿De dónde rayos lo había sacado TaeHyung?

—JiMinnie —llamó al cachorro, el cual tenía la naricita sobre una de las orejitas de YoonGi, la cual tenía una especie de tic por sentir la respiración de JiMin chocándole. Solo recibió un ladrido tierno por parte del cachorrito—, ¿tienes hambre? ¿Quieres helado?

El cachorro comenzó a menear la colita, feliz, e incluso todo su cuerpo comenzó a sacudirse.

—Bien, vuelvo en unos minutos, iré a comprarlo —avisó mientras se levantaba del sofá del departamento de TaeHyung. YoonGi se levantó al mismo tiempo que él y le siguió hasta la puerta, maullando fuertemente, casi como pidiéndole que no le dejara ahí con el cachorro—. No te preocupes, YoonGi, JiMinnie no te lastimará —miró al cachorro, sus ojos dulces pasaron de amables a severos—, ¿verdad, JiMinnie? —el cachorro respondió con un ladrido.

Escuchando maullidos de queja, cerró la puerta del departamento de TaeHyung y se dirigió hacia el mini mercado más cercano. Buscó helado de chocolate, vainilla y galletas con crema y se encaminó hacia la caja para pagar.

El regreso al departamento no duró mucho, de hecho fue muy rápido. Suerte que TaeHyung vivía cerca de tantos mini mercados. Cuando puso la llave en la cerradura de la puerta, escuchó algo que le heló la sangre.

Era su gatito, y estaba maullando bajito, pero no como hacía cuando estaba en su forma felina, sino como cuando estaba en su forma humana. Más maullidos se sumaron a ese y poco a poco eran más seguidos. A SeokJin estuvo a punto de darle un infarto.

Con las mejillas completamente rojas gracias a su pervertida imaginación mostrándole cientos de imágenes del porqué su gatito hacía esos sonidos, abrió la puerta, encontrándose con una escena que le hizo sonrojar hasta el cabello.

Los híbridos estaban en su forma humana, desnudos por obviedad. YoonGi estaba tirado en el suelo boca abajo, con una manta como colchón improvisado, y JiMin estaba encima de él, haciéndole un masaje.

SeokJin se odió por pensar mal de ellos, un par de pequeños híbridos que aún no tenían edad para hacer cosas de adultos. O bueno, YoonGi sí, ya estaba por cumplir dieciséis, pero JiMin seguía siendo un cachorro, solo tenía once años.

Le quedó muy claro que aquí el pervertido era él, no ellos.

—Estoy de vuelta —avisó. JiMin fue el primero en alzar la mirada para verle.

—¡Helado!

A SeokJin se le oprimió el corazón al escuchar la vocecita de JiMin.

TaeHyung le había comentado que había nacido con algún problema del habla que le hacía tartamudear tanto que no se entendía lo que decía, y por ello el cachorro optó por no hablar, sólo decir algunas palabras y ya. Y eso únicamente cuando estaba emocionado.

Le dio a JiMin el helado de chocolate, a YoonGi el de vainilla y él se quedó con el de galletas y crema. Los tres se sentaron en el sofá a comer con la televisión encendida, justo en un canal en el que aparecían muchos raperos, y entre ellos los favoritos de YoonGi.

A SeokJin no le hacía mucha gracia el tipo de música que su gatito había comenzado a escuchar hace tiempo. Solían decir muchas malas palabras y algunos sólo hablaban de tener sexo, drogarse y peleas callejeras. Aún así decidió permitir que vieran ese programa por lo emocionado que se veía JiMin mirando a todos esos tipos hablar tan rápido e improvisar rimas que, debía admitirlo, algunas le parecieron muy buenas a pesar de lo que decían.

En algún momento de la noche, SeokJin había comenzado a quedarse dormido, y como unas horas antes YoonGi y JiMin habían decido poner una película de horror en la televisión, ambos, en sus formas humanas, se encontraban recostados junto a él, cada uno a un costado, YoonGi con la cabeza sobre su pecho y una de sus piernas sobre su cintura, y JiMin bien agarrado de su brazo, babeándole el hombro derecho.

SeokJin se sentía como alguna especie de padre soltero cuidando a sus hijos, y realmente era algo así.

Se quedó dormido cuando el reloj que había justo en el techo de la cama marcó las dos de la madrugada, y despertó cuando el reloj marcó las doce de la tarde, gracias al sonido de la regadera. Se sintió terriblemente avergonzado con TaeHyung por esto, debido a que él y los dos híbridos habían acaparado su cama, aunque suponía que el que JiMin lo hiciera no era una molestia, pero que él y YoonGi lo hicieran sí.

Se levantó de la cama, avergonzándose un poco más al darse cuenta de que él era el único que seguía en la cama y corrió hacia la sala del departamento mientras apoyaba una mano sobre el marco de la puerta de la habitación al mismo tiempo que intentaba colocarse el zapato y arreglaba su cabello.

Vio a JiMin sentado frente a la mesa, un plato de cereal frente a él, y a YoonGi metido en la cocina, probablemente preparándole el desayuno, ya que a SeokJin había dejado de gustarle desayunar cereal y prefería algo con más vitaminas y nutritivo.

—¡Hyung! —chilló JiMin, con el mentón con un par de granos de cereal.

—¡Hyung! —esta vez fue YoonGi quien le saludó, con sus orejitas descansando sobre su cabello perezosamente y su colita meneándose elegantemente tras su espalda, usando un pequeño short que adivinó sería de JiMin. Aquello le pareció increíble: a YoonGi le quedaba bien la ropa de un niño de once años.

—¿Por qué no me despertaste? —le regañó con cierto tono de molestia. YoonGi hizo una mueca y SeokJin sintió un pinchazo en las costillas. Ofendido volteó a ver a quien le había pinchado las costillas y encontró a un pequeño JiMin con el ceño fruncido, un puchero en los labios y usando su cuchara como espada para volverle a pinchar—. JiMin, basta —ordenó. El cachorro aumentó su puchero y volvió a pincharle las costillas.

—Descuida, hyung —SeokJin se paralizó al escuchar la voz de TaeHyung venir tras de él.

Volteó a mirarle para pedirle disculpas por haber acaparado su cama, pero se quedó sin aliento al verle usando sólo una toalla alrededor de la cintura. Su mirada descendió hacia arriba y la pequeña atracción que pudo haber sentido por él se fue al ver su cara de idiota. Un idiota atractivo, pero idiota a fin de cuentas.

—Se veían muy lindos durmiendo todos en mi cama —murmuró con una sonrisa. SeokJin rodó los ojos.

—Supongo que gracias, pero es hora de que YoonGi y yo nos vayamos —dijo con firmeza, llevando su mirada hacia el gatito que, pese a lo que él había pensado sobre lo de preparar el desayuno para él, se encontraba sentado frente a la mesa desayunando tranquilamente huevos revueltos.

—¡No, gatito! —JiMin se levantó de la silla y rodeó la mesa corriendo, solo para poder abrazar por la espalda a YoonGi. Miró mal a SeokJin y soltó un gruñido mientras mostraba sus dientes de manera amenazante.

Soltó un suspiro. JiMin estaba pasándose de posesivo con su híbrido. Eso podría ser malo.

YoonGi comenzó a chillar para que lo soltara y mientras más se quejaba, JiMin más gruñidos soltaba. Llegó a un punto en el que YoonGi perdió la paciencia y volvió a su forma felina para comenzar a arañar a JiMin, el cual también volvió a su forma canina y comenzó a ladrar y lanzar mordidas.

SeokJin entró en pánico y TaeHyung, presa del terror tanto o más que él, intentó tomar a JiMin pero en cambio se llevó una mordida que le hizo soltar un gruñido. SeokJin hizo lo mismo con YoonGi y también recibió daño. Un arañazo desde el codo hasta la muñeca que a decir verdad era bastante preocupante.

JiMin y YoonGi podrían ser pequeños, pero uno tenía unos grandes colmillos, y el otro unas garritas muy adorables pero peligrosas.

Al final, cuando los híbridos se tranquilizaron, SeokJin pudo tomar en brazos a YoonGi luego de lavar su herida, desinfectarla y ponerse una venda. Miró por última vez a JiMin lamiendo las manos de TaeHyung con la colita entre las patitas traseras y salió del departamento luego de despedirse del castaño.

Hoy no habría porción doble de atún para cierto gatito angora blanco con patitas suaves.

Las demás noches cuidando a JiMin pasaron tranquilas. El cachorro –ya no tan cachorro, después de tres meses ya tenía la apariencia de un adolescente lo cual fue sorprendente– había aprendido a dejar de ser tan posesivo con YoonGi. Ya tenía amigos, como un pequeño hámster llamado JungKook, y un perro San Bernardo llamado NamJoon.

A SeokJin le cayeron bien los amiguitos de JiMin, por lo que no le supuso mucha molestia el tenerlos en el departamento de TaeHyung al menos dos veces por semana.

NamJoon era amable y educado, y JungKook era adorable, aunque un poco grosero. SeokJin se encontró maravillado por cómo el menor de todos podía cambiar de un tamaño grande en su forma humana, a uno tan pequeño en su forma de roedor sin sentir tanto dolor. Incluso YoonGi lloriqueaba cuando cambiaba porque el encogimiento de sus huesos y su expansión era doloroso. Quiso hacerle estudios de inmediato.

Con ayuda de HoSeok, un chico que estaba a un año de graduarse como veterinario de la universidad, SeokJin pudo cuidar correctamente a esos cuatro híbridos.

Le gustaba ver a su gatito más suelto, en movimiento, divirtiéndose, y, Dios, no podía evitar observar el comportamiento de YoonGi alrededor de JiMin.

Hacía un par de semanas que el híbrido había estado muy pegado al otro. Mantenía a JiMin junto a él sujetándolo con su colita, no podía ver a JiMin cerca de otros híbridos –en especial de JungKook– porque enloquecía y se amargaba el resto de la tarde, y procuraba mantener mucho contacto físico con él. SeokJin se lo atribuiría al celo –aunque era muy extraño que buscara a un perro para eso–, pero era imposible porque ese tipo de celo solo ocurría en los híbridos hembra, no en los machos.

SeokJin también se sorprendió cuando, una tarde después de salir de la clínica veterinaria, al llegar al departamento de TaeHyung para cuidar a JiMin como solía hacerlo desde hace meses, encontró al híbrido de pitbull ejercitándose y, peor aún, ya con atisbo de abdominales y músculos en todo su cuerpo.

—¡YoonGi! —fue la bienvenida que recibieron –o mejor dicho que recibió YoonGi, ya que JiMin nunca había gritado su nombre con ese tono tan emocionado cada que llegaba al departamento pese a ser él y no su gatito quien lo alimentaba o lo llevaba a pasear o a comer a restaurantes no tan caros pero que sí le dejaban algo vacía la billetera– cuando llegaron al departamento.

YoonGi inmediatamente corrió hacia JiMin y se sentó junto a él en el suelo, mientras el cachorro –ya no tan cachorro porque ¡Jesús! Ya era incluso un poco más grande que YoonGi, al menos en su forma canina, lo cual daba a entender que estaba llegando a la edad adulta asombrosamente rápido– continuaba ejercitándose.

—JiMinnie, ¿qué quieres comer? —preguntó SeokJin mientras caminaba hacia la cocina después de dejar su mochila y celular sobre el sillón de la sala de estar, en donde su gatito veía impresionado al cachorro ya no tan cachorro ejercitarse.

—¡Lasaña! —respondió su gatito.

SeokJin rodó los ojos.

—¡Le pregunté a JiMin!

—¡JiMin está de acuerdo con lo que yo quiero!

SeokJin resopló y se dispuso a buscar todo lo necesario para esa bendita lasaña. Un rato después, los tres se encontraban sentados frente a la mesa, degustando la rica lasaña, todos en silencio.

—JiMinnie, ¿cómo ha estado tu día? —SeokJin se sorprendió al escuchar a YoonGi preguntarle aquello a JiMin. YoonGi jamás se había interesado en cómo había estado el día del otro híbrido, normalmente era él quien le preguntaba eso.

—¡B-Bien!

Tampoco pudo evitar abrir los ojos con sorpresa al ver a su gatito limpiar salsa de tomate de la comisura de los labios del cachorro. De igual manera, no pudo evitar sorprenderse más cuando notó el –nada discreto– coqueteo de su gatito hacia el cachorro.

—JiMinnie, ¿no tienes algo que decirme? —el gatito tomó un pequeño mechón de su cabello y comenzó a enredarlo coquetamente en uno de sus dedos. JiMin le miró con ojos de cachorro confundido, luego los abrió con sorpresa y sonrió enormemente mientras una de sus manos iba hacia el cabello del felino y lo acariciaba.

—¡Bonito! —chilló.

SeokJin estuvo a punto de desmayarse al ver a su gatito sonrojarse después de que JiMin le llamara bonito.

¿Cómo las cosas habían cambiado tanto en tan pocos meses? ¡Si YoonGi odiaba a JiMin hace unas semanas! ¡¿Por qué ahora quería llamar tanto su atención?! Tal vez debería hacer otro chequeo en la cabecita de su gatito, esto no era normal.

Se preguntó cuánto faltaba para encontrarlos en alguna escena comprometedora. No sabía por qué, pero estaba seguro de que sería muy pronto.

Hoy TaeHyung estaba en su departamento, pero aun así a SeokJin le pareció muy buena idea el ir a visitarlo junto a YoonGi –en realidad el gatito le obligó a llevarlo a punta de lloriqueos, pucheritos y besos en las mejillas, y por Dios que era adorable, o quizá SeokJin era muy débil ante YoonGi–.

Había planeado un lindo día de campo con los otros dos, así que subió a su auto dejando una canasta llena de comida en los asientos traseros y subió a su coche. Arrancó después de colocarle el cinturón de seguridad a un terco YoonGi que creía que no era necesario.

Llegaron al departamento del castaño diez minutos después, y fueron recibidos por un JiMin en forma canina que no se cortó en cambiar a su forma humana frente a ellos, quedando desnudo y haciendo que SeokJin se sonrojara hasta las orejas y que YoonGi, más sonrojado que él, le lanzara la canasta encima mientras chillaba/maullaba que se pusiera algo de ropa.

Pero como SeokJin era un tonto había olvidado traer platos desechables para comer, así que decidió que iría a comprarlos ya, porque el ambiente tenso entre los híbridos le ponía de los nervios. TaeHyung se ofreció a ayudarle y SeokJin no se negó porque tenía planeado comprar muchas cosas más así que una ayuda extra era muy necesaria.

El pobre Kim SeokJin, veterinario de veintiséis años, no llegó a imaginar que la escena comprometedora de la que estaba seguro que algún día vería entre su gatito y el cachorro de TaeHyung, la encontraría luego de volver acompañado del mismo TaeHyung a su departamento. 

La ropa de YoonGi regada en el suelo, y los maullidos provenientes del baño mientras la regadera se escuchaba.

SeokJin se sonrojó hasta los pies y salió corriendo acompañado de TaeHyung. Se miraron a los ojos por unos momentos, ambos sonrojados y con la respiración agitada.

—Entonces... —murmuró el menor—, somos algo así como consuegros, ¿no?

SeokJin infló las mejillas y apretó los labios, aún demasiado avergonzado y con los maullidos quedos de su gatito reproduciéndose una y otra vez en su cabeza, torturándole, porque YoonGi era como su hijo, e imaginarlo haciendo cosas de adultos con JiMin era nada bonito.

—TaeHyung, cállate.

Cuando ese par de híbridos sucios terminaran, SeokJin estaba dispuesto a obligar a TaeHyung a ayudarle a explicar todo acerca de las abejitas a esos dos. 

 

Notas finales:

Espero que les haya gustado <3


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