El Otro Candidato
Zoro estaba usando toda su fuerza en cada brazada que daba, sacaba y sumergía su cabeza dentro del agua procurando mantener su respiración un poco más para no tener que tomar tantas bocanadas de aire. Los músculos de sus brazos estaban tensionados por las largas brazadas que daba en un intento por cubrir más terreno en poco tiempo. Sin embargo, todo su esfuerzo estaba resultando inútil ante su contrincante quien parecía ser excepcionalmente rápido. En los pocos meses que Zoro llevaba en el club de natación nunca había podido ganarle, ni una sola vez, y las cosas no parecía que fueran a cambiar en esos momentos.
Finalmente su mano tocó el borde de la alberca y supo que todo había terminado. Zoro se sujetó del borde, jadeando, tratando de recuperar el aliento perdido. A su derecha el otro estaba tomando una profunda bocanada de aire, pero a diferencia suya que era para recuperar el aliento, el otro lo hacía en una clara muestra de satisfacción. Zoro suspiro, se veía bastante relajado, como si aquello fuera un ligero ejercicio para él. Verlo de aquella forma, mientras él sentía como si estuviera a punto de estallarle el corazón. No iba a rendirse. Nunca. Iba a ganarle a como diera lugar.
Ace sacudió la cabeza para quitarse el exceso de agua del cabello antes de girarse para mirar a su contrincante.
—Has mejorado mucho, Zoro —dijo esbozando una leve sonrisa, más una mueca que otra cosa, antes de apoyarse en el borde y empujarse para salir de la alberca. Zoro vio como recogía la toalla naranja y la colocaba alrededor de su cuello antes de girarse y tenderle la mano—. Muy pronto vas hacer un oponente duro en las competencias nacionales —Zoro continuó mirándolo un rato antes de suspirar y tomar la mano que le ofrecía.
—Cuando logré alcanzar el mismo nivel que tienes ahora, tú serás mil veces mejor —Ace volvió a sonreír y le palmeó el hombro cuando Zoro finalmente estuvo a su lado.
—Te menosprecias amigo —Ace tomó la toalla de su cuello y la uso para secar su cabello—. En tan solo unos meses has conseguido un lugar en el equipo.
—Solo porque el resto son unos mediocres —dijo con fastidio.
—Eres bastante negativo, ¿verdad? —Zoro se encogió de hombros, no era negativo era que simplemente no sentía que ninguno de los otros miembros del equipo fueran en realidad un reto, excepto por Ace. Odiaba tener que estar en un equipo con tan mala reputación en el equipo de natación. Su padre lo había inscrito en aquella escuela por ser la más cerca de su casa, de esa forma se perdería menos (al menos era lo que su padre creía). Zoro no había querido porque su equipo de natación era realmente malo, lo único que lo rescataba era el capitán. Ace había hecho que el equipo ganará un poco de fama, pero todos sabían que solo él valía la pena.
—¿Cómo puedes entrenar con todos esos capullos? Ninguno practica lo que debería para mejorar, pareciera que solo se inscribieron en el equipo para tener algo en sus actividades extracurriculares —Oars Jr. era un idiota que ni siquiera parecía ser capaz de nadar, Kid jamás se presentaba en los entrenamientos y nadaba peor que una tortuga, incluso Zoro había tenido que ayudarlo para que no se ahogará en más de una ocasión, Perona era una chica tonta que se no quería que el sol tocará su piel y jamás, pero jamás, la había visto meterse al agua mientras que Cavendish solo se dedicaba a mirar su reflejo, Zoro había estado tentado en más de una ocasión en tirarlo de cabeza al agua para ver si nadaba mejor que el resto. Dudaba mucho que aquel equipo fuera a llegar lejos en algo.
Ace enarcó una ceja y miró largamente a su interlocutor, colocó la toalla alrededor de su cuello y la sujetó con las manos.
—Si eso es lo que piensas, ¿Por qué te uniste al equipo? Nuestro equipo de baloncesto es bastante bueno y siempre logra un lugar en las nacionales.
—No me gusta el baloncesto, me gusta la natación, pero no puedo soportar a la gente que solo entra a un equipo por decir que forma parte de algo —Ace se encogió de hombros.
—A mí no me molestan. Todos ellos son agradables y aunque casi nunca ganamos, las reuniones son divertidas.
—¿Cómo puedes…? —Ace apoyo una mano sobre el hombro del peliverde.
—No tomes las cosas tan personales, Zoro. La vida no es solo competir por ser el mejor del mundo, también incluye divertirse —un ligero apretón en su hombro fue toda la despedida de Ace antes de dirigirse a los vestidores bajo la atenta mirada del peliverde.
Zoro frotó la toalla contra su rostro y suspiro, siempre era lo mismo. Ace se ponía de lado de sus otros compañeros, defendiéndolos como si alguno de ellos valiera la pena. Zoro no lograba comprender del todo la personalidad del pecoso, era una persona bastante sencilla y relajada que disfrutaba de las competencias pero no se obsesionaba con ganarlas. Era una persona bastante curiosa. Zoro se secó el cabello mientras se encaminaba a los vestidores, una sonrisa afloró en sus labios, aun así pese a que Ace no era tan competitivo como le gustaría, tenía que admitir que el chico le agradaba. En ciertos aspectos le recordaba un poco a Luffy. Ambos compartían el gusto por la comida, las fiestas y las competencias, además ambos atraían a la gente, aunque Ace parecía no darse cuenta de ello ya que a diferencia de Luffy, el pecoso era más distante y pese a que atraía a la gente con facilidad, prefería mantenerse apartado.
Sin duda a Luffy le agradaría mucho. Cuando Robin y Nami comenzaron con todo aquel juego ridículo de conseguirle una pareja a Luffy, Zoro había propuesto a Ace, pero Nami y Robin lo descartaron pues pensaban que alguien con un “historial” como el suyo no sería un compañero adecuado para su pequeño amigo. Zoro sacudió la cabeza, no le importaba lo que ellos pensarán, él llevaría a Ace a la reunión, después de todo Zoro tenía su propia apuesta.
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Continuará