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CONDICIONES por Mariposa23

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Crowley era una mierda.
Así de simple, el preguntar ¿Por qué?, sería muy estúpido, estaba demás. ¡Era un demonio! Hacer tratos con él y esperar lo mejor era hilarante en la raya de lo irónico.
Asique Bobby sabia q nada bueno podía salir de aquel trato q hiso. El vender su alma, por las coordenadas exactas de muerte y un par de piernas. Seguro no compensarían estar, a la merced de rey de los cruceros.
Eh ahí la razón de su situación actual.
¿Qué coño era él? ¿Un masajista, afeminado. O un puto cazador todo macho?
Ahora mismo, era lo primero. Un masajista afeminado.
Cw-unta más aceite. No quiero q me duela la presión.-exigió caprichoso, mientras mantenía la cabeza apoyada a un costado y los ojos cerrados.
B-¡maldición! Eres exasperante.
Cw-di lo q quieras. Nada cambiara tu situación. Quiero q lo hagas lento. Ya habrá tiempo de hacerlo rápido…-le insinuó morboso el típico demonio perverso
Bobby rezaría a cualquier dios, con tal de q los muchachos no lo encuentren así. Tenía al demonio, sobre un diván, desnudo completamente, con aun minúscula toalla tapándole las nalgas, y con la espalda resbalosa en aceite. Hacia eso por q lo estaban obligando.
Nada de disfrutar, de una piel, realmente tersa y blanca, diferente a la suya.
…l era muy hetero, y le gustaban todas las mujeres. Su corazón le pertenecía a Karen. Se repetía mentalmente…
Cw-bien, ahora me masajearas el pecho. Y cuidado con mis pezones. Soy muy sensible.-notoriamente el demonio este estaba disfrutando en el alma q no tenia, ponerlo en esta situación. Así q sin ganas, le embadurno con ese aceite olor a canela, por todo el abdomen. Sus dedos se perdieron en ese vientre, con movimientos circulares. Fue en un momento de descuido cuando sus palmas pasaron de largo por encima de un pezón, q Crowley chillo como un condenado. Un gemido sonoro q aria eco…
Ambos se quedaron en silencio unos minutos. Mirándose fijamente, y Bobby tuvo q hacer la pregunta.
B-¿Qué fue eso?
Cw-no preguntes estupideces, sabes q fue eso. Eras tú tratando de provocarme un orgasmo. Y te diré q aun no lo lograras. Se necesita mucho más q un manoseo “intencionado” para q llegue. ¡Por favor Robert! Si quieres tocarme. Solo dilo. Desea y te concederé-le dijo serrando los ojos. En esa voz, profunda, cantarina y maliciosa.
Y en cuanto a él. Estaba rojo. Pero no, no de la vergüenza. Sino de ira.
¿Manoseo intencionado? ¿Hacerlo “llegar”? ¿Intentar provocarle un orgasmo?
Ese demonio estaba bien fumado. O solo quería tocarle los huevos.
Hasta ahí soporto aquella humillación. Con las manos aun resbalosas por el aceite. Apreso el cuello de Crowley entre sus manos.
Cw-¿Qué pasa Bobby? Ahora también quieres escucharme jadear. Te lo digo enserio tienes q detener esto. Tu acoso, está llegando a límites insospechados…
B-¡¿mi acoso?!, ¡¡¿Mi acoso?!! ¡¿Quién carajos, vino y se desnudó en mi delate, para q le diera aun puto masaje?! ¡Entérate bastardo. Hasta una cuesta empinada me resulta más atractivo q tú!
Cw-pues entérate tú, bastardo. Si no quieres conmigo. ¿Por qué siempre tienes una erección al verme? ¿Crees que no lo noto, eres estúpido uh algo? Soy un demonio, huelo la lujuria en ti. Es mi trabajo saber de la perversión del hombre. Y tu apestas a q quieres joderme.
Bobby no iba a quedarse en falta. Por q no la había. …l era muy, muy hetero.
B-tienes razón. Estoy duro. Duro de pensar en lo lindo q será bórrate de la faz del planeta. Esa, es una idea afrodisiaca para mí. Y cada vez q te veo no puedo pensar en nada más q estrangularte y así
Cw-tus tendencia sado, son una obvia demostración de tu interés por mí-le interrumpió descaradamente el demonio q un seguía sujeto por Bobby.-vamos Bobby ¿es q tienes miedo? ¿Crees acaso q darme por culo, te ara menos macho? No se q ideas estén pasando por tu cabeza. Pero déjame decirte. Que te quedas corto. Si no tienes los cojones para tomar lo q quieres, entonces no puedes preciarte de ser muy hombre solo por q coger vaginas…no tiene sentido. Es contra producente con tu testimonio de hombre heterosexual.
B-¡deja de jugar conmigo maldito demonio!. ¡Crees q no se lo q quieres! Llegas a mi casa, o me encuentras en otros lados. Siempre con peticiones, con chantajes para devolverme mi alma.
Cw-eso se llama condiciones Bobby.
B-¡yo no pacte esto!
Cw-si, pues tampoco tus piernas. El simple Bobby. Adiós masaje, adiós piernas. Ya deberías saber q al hacer un trato debes ser muy cuidadoso con la letra pequeña, las clausulas. Los abogados saben de lo q estoy hablando. Esos diablos aprendieron de nosotros. Si quieres esto, Bobby tendrá q ser bajo mis condiciones.
B-¿Qué demonios quieres Crowley? ¿Humillarme? Ya lo has hecho. ¿Qué más? ¿Divertirte a causa de mi sufrimiento? ¡Ya sufro bastante! ¡Por dios! ¡¡¿Qué quieres de mi Crowley?
Cw-la verdad. Quiero la estúpida, simple y maldita verdad. Y no te atrevas a preguntar cuál es, porque tú y yo lo sabemos. Me deseas. Así de simple. No te quejaste cuando. Te comías mi boca al cerrar el trato.
B-fue un beso de contrato. Eso no cuenta, maldición.
Cw-el primero si, Bobby. Eso fue contrato. Y también ahora es la selfi* q utilizo de fondo de pantalla. Pero los otros besos no estaban requeridos. No sufriste para nada, cuando me senté en tus piernas. Y me abrace a tu cuello. Ahora mismo. No la pasas nada mal, explorando mi cuerpo…
B-¿Y cuál es tu verdad Crowley? Según tú, ya expusiste la mía, por mí. Pero ¿Y tú?
Cw-¿yo? Yo soy mucho más macho q tú. Por una sencilla razón. Yo si lo admito. Admito q quiero q te ciernas sobre mi cuerpo y me enseñes lo rudo q puedes ser. Admito q me encanto los besos q nos dimos, tu barba tan tosca y descuidada. El hecho de q seas un completo desalineado. Me prende en cada parte de este cuerpo mortal q poseí. Y tus manos, callosas, tu basto conocimiento, sobre lo sobrenatural. Esta combinación. De hombre tierno pero herido. Que se ve forzado a hacerse duro…es. Excitante. Yo lo admito. Se lo q quiero. Te quiero a ti. Follándome rudo contra el colchón. Por eso, y solo por eso. Soy más hombre q tú. Porque no temo admitir q me excita otro hombre. Yo lo afronto como algo natural. Como una meta en mi vida, q conquistare. En cambio tú Bobby. Estas escondido tras las enaguas de tu madre. Negándote un placer, aparentemente, desacreditado por tu especie. No eres tonto Bobby. Sabes q. Tus muchachos tienen relaciones gay. Con ángeles del cielo. ¿Qué te impide probar a ti también? Las personas q más te importan en el mundo. Ni lo juzgarán mal. Tus únicos limites están aquí, Bobby, y solo de ti depende vencerlos o dejarte vencer.-el demonio tenía un par de dedos sobre su cabeza. Señalado el “problema” y ahora. Ahora Bobby solo deseaba estampar la cara en frente suyo contra la pared.
No soportaba q Crowley hablara así.
B-no pasara Crowley. No voy joder contigo.
Cw-entonces por q te estas restregando contra mí.
La sonrisa maliciosa del rey del crucero. Cuanto lo emputaba. Que ese maldito demonio se diera el lujo de restregarle a la cara. El poco control q tenía sobre su cuerpo. ¡No era culpa suya!. Era su maldito cuerpo, mal interpretando la tremenda ira q sentía, como excitación. No era así. A él no iban los hombres.
Pero Crowley, técnicamente ni siquiera era humano….
Por eso quizá. Su cuerpo, reaccionaba así….
¡Maldición!
Todo era culpa de ese demonio. De ese mal nacido hijo de puta. Por q lo desesperaba, con ese carácter tan reina drama. Le tocaba en los cojones la sonrisilla orgullosa, y la sabiondez por no decir antipatía, en ese rostro de los mil demonios.
Crowley era desesperante.
Y otra vez, toda esa rabia en su cuerpo. Se mal interpretaba. Y estaba, caliente. Y dioses, q ganas tenia de coger. De repente, parecía q había aspirado afrodisiaco hasta pos los ojos, y tuviera viagra bombeándole por su miembro. Tan duro. Apuntando así lo q quería, el puñetero demonio.
Cw-¿Qué pasa, Bobby, te comieron la lengua los ratones?
Aquella vocecita, tan irritante. Fue lo último q soporto.
Sus manos no tardaron en empujar al demonio contra el piso. En una estrepitosa caída, por la q el rey de los cruceros estaba empezando a cabrearse, por lo bruto q resultaba ser el cazador. Y hubiera protestado, hubiera incendiado la caza con solo un chasqueo de sus dedos. Si Bobby no le hubiera noqueado todas las, sobrenaturales, neuronas. Con un posesivo beso q destilaba hambre.
El ferviente deseo q supuraba el cazador, en cada poro de su piel. Bobby tenía ganas de estrellarlo, y embestir como un poseso. Lo cual no estaba muy lejos de pasar. Porque el cazador empezó a arrancarse las ropas, claro con ayuda del demonio. Los dos querían estar desnudos fundiéndose en la fracción, de sus calientes pieles.
El demonio bajo Bobby empezó a moverse como una lombriz, cuando el cazador ataco deliberadamente las tetillas hinchadas de placer y resbalosas por el anterior masaje de aceites.
B-Lo aremos justo aquí, así te quiebre la espalda.-le advirtió en un gruñido en otra frecuencia de voz. Cuando el cazador se lo proponía, era todo un animal. Y así le encantaba a Crowley.
Por eso no se quejó. Cuando el cazador. Retorció entre esas manos toscas, su miembro sumamente excitado. No puso ni pero en contra, cuando esos mismo dedos, arrechos, se colaron en el interior de su cuerpo, buscando ahondarse a un más. Ya sentía la excitación de Bobby restregándose en sus muslos, en violentas arremetidas q solo empapaban su piel con los fluidos, masculinos, de su hombre.
Porque Bobby era suyo. Y q ahora mismo estuviera perdiendo de vista el mundo, dejando a tras su conciencia y todo. Solo significaba q. Robert estaba a punto de tomar posesión.
Y Crowley por supuesto q lo dejaría con una sonrisa y todo. Desde hace tiempo q le gustaba el cazador. Y últimamente, se había dado cuenta de q sus sentimientos no eran unilaterales.
Crowley hubiera querido seguir perdido en sus propios pensamientos. Pero los libidinosos y bruscos toques de su amante no le daban ni un poco de tregua.
Bobby estaba empecinado en descargar su furia en contra del culpable ósea, Crowley.
Y en cuanto el tercer dedo, entro y salió con facilidad. Apunto su propia y dura virilidad contra el pequeño orificio entre las nalgas del Crowley. Y de una sola arremetida le metió medio rabo. El demonio soltó un grito agudo como nunca en su vida, viendo un sinfín de estrellas de colores. Claramente dolía. Pero era, la mejor sensación de su vida.
Bobby rodeo con sus brazos al demonio, acomodándole la cabeza contra su pecho, y cubriéndole con el cuerpo entero, mientras seguía de rodillas empujando sus caderas, contra las piernas abiertas de Crowley.
Y ciertamente, el demonio lo había provocado todo. Por eso no podía quejarse. De la bestialidad con la q estaba siendo cogido.
Las envestidas, hacían q su cuerpo de balanceara como en columpio de adelante hacia atrás. Los fuertes brazos de su macho eran lo único q impedía q terminara dios sabe dónde.
La acreditada puntería del cazador, no era para subestimar. Bobby pega siempre certero contra su próstata, haciéndolo prácticamente sollozar del placer. Los dos, hace tanto tiempo se tenían ganas q ahora hacerlo por fin era un alivio.
Bobby cambio la posición repentinamente, haciendo q Crowley se sentara sobre sus piernas y se empalara solo. Entrando a un más profundo en los interiores del rey de los demonios. Las avilés manos del cazador, primero le sostuvieron la cadera, ayudándolo en su labor de subir y bajar, luego las fue soltando para reanudar su tortura a los pezones, jalándoselos de manera violenta como si quisiera arrancárselos con los pulgares y la boca. Haciéndole balancear con el simple agarre sobre sus tetillas.
Luego Bobby se recostó de espaldas y subió a Crowley, también de espaldas contra su pecho, profanándole echado y atacando nuevos puntos en sus estrechas y sensibles paredes. Al final el cazador se dio la vuelta aun con Crowley de bajo y de espaldas a él, agarrándolo a cuatro patas, para sujetar nuevamente sus caderas, y moverlo aun con más violencia. Ahora eran las solas manos de Bobby lo q lo sostenían, sus manos a duras penas aguantaban nada más a ratos su propio peso, el cazador arriba de él los impulsaba a ambos, moviendo todo su cuerpo como si se tratara de una mano haciéndole un paja, solo q el representante de la mano, por así decirlo era su cuerpo. Y la paja se lo hacia su interior, contrayéndose rítmicamente en espasmos de placer, q descontrolaban a un más a Bobby.
Su paciencia tenía un límite y este era el suyo. Crowley era el final de su camino.
Abrazado al vientre del demonio, parecía más un perro en celo apareándose q un simple humano; su espalda curvada, su trasero tenso. Los envites rápidos y poderosos, las manos arañando el vientre. Al final, en busca de un ancla. Apreso las caderas de Crowley entre sus manos trasformadas en garras, y arqueo el cuerpo para atrás, mientras, le metía todo el miembro y pegaba su pelvis contra las nalgas. Descargando la caliente carga de lefa acumulada en sus pelotas.
Aquello fue salvaje.
Al sentir los choros interminables llenándole por completo el culo, Crowley se corrió, delirando del placer y mordiendo furioso, la camisa de Bobby q tenía cerca desde q le ayudo a desvestirse.
Su interior seguía contrayéndose y la corrida de Bobby aun no paraba, en algún momento, al presionar la verga dentro suyo, y debido a las pulsaciones q daba el pene de Bobby, termino de salir disparado dando brincos en el aire; la cantidad de líquidos debió, sobrepasar el límite de lo q podía contener el culo de Crowley. Porque el esperma empezó a rebalsar, y no solo entre sus muslos, sino también, al salir de esa forma del interior del demonio, el rabo del cazador salpicaba copioso a toda su espalda.
Y ya una vez los dos, satisfechos, y la simiente de Bobby dentro de Crowley. Los dos pudieron tenderse en el piso a descansar un rato.
Aún seguían con las respiraciones agitadas, cuando Crowley se enredó entre los brazos y el cuerpo de su amante acurrucándose como siempre lo quiso.
B-no te confundas demonio. Me irritas.
Cw-y aun así no vas a dejar de follar conmigo o ¿me equivoco?
El silencio fue toda la respuesta, pero naturalmente q seguirían teniendo esta clase de encuentros sexuales.
Porque más q una opción o un deber estaba. En…
Cw-las condiciones. Bobby. Esto es parte de las condiciones q yo te impongo para devolverte tu alma. Tendrás sexo conmigo, mientras. Sigas teniendo el alma empeñada. Así de simple.
B-todas las condiciones de los demonios. Son una real putada.
Fue todo lo q pudo agregar el terco cazador…
Después de todo, si quería recuperar su alma. No tenía más opción q respetar lo estipulado. Y que esto de tener sexo con un demonio, tampoco era una viacrucis, ¿no?...

Fin.

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