-Reglas de un ermitaño:
1 No tener amigos. Reales o imaginarios.
2 No tener contacto con nadie.
3No tener contacto con el mundo exterior.
4No romper las reglas.
Rufus Turner no era ningún cobarde. Sabia por q hacia lo q hacía. Aun q no se explicaba del todo. El porqué. Solo era algo q no podía evitar.
…
Regla: 1-No tener amigos. Reales o imaginario.
Al diablo con esta regla. Su mejor amigo era Bobby Singer.
Desde q lo conoció. Desde q lo educo, en el “fino arte” q era la cacería de todo lo sobre natural. Lo sintió; derribando los muros q construyo, tras las tragedias de su vida. Sintió como Bobby pintaba; sus amargos días con esa inocencia insólita, de alguien q guarda la fe por siempre. Con ese corazón, terco y de oro. Que anteponía todo con tal del bien mayor. Con esa forma, tan paternal y buen amigo, de ser para los Winchester.
Bobby un día, nada más llego. Y se hizo con el título de, mejor amigo.
Regla: 2-No tener contacto con nadie.
Otra regla q mando a la mierda. Porque no podía. No podía dejar de, precisamente. Comunicarse con Bobby. Una llamada perdida de él, era un maldición q no había afrontado jamás. Porque las cosas con Bobby funcionaban como un “pide y se te dará”.
Tal vez, rayaba en lo meloso, en lo consentidor.
Pero si Bobby le hablaba, prestaba atención con sus 5 sentidos. Hasta con los otros 5 q no tenía. Porque se trataba de Bobby precisamente.
Porque quería escucharle, porque todo lo q Bobby decía era malditamente importante, eh interesante, era particularmente dicho, por el cazador Bobby. El hombre más bueno q nunca, solo hasta ahora conoció.
Por eso no podía, no llamarlo. Para cosas estúpidas, o muy serias. Para pedirle ayuda o para simplemente hablar.
Necesitaba esa voz. Necesitaba. Esa manera de ser de Bobby tan impresas incluso en el dialecto.
Bobby tenía una manera de ser q era terriblemente imponente q todo lo q terminaba a su alrededor terminaba, siendo suyo.
Como él.
Regla: 3-No tener contacto con el mundo exterior.
Con eso, no tenía problema.
Porque su mundo era Bobby. Y mientras el loco mundo de afuera, involucrara también a Bobby, prácticamente seria. Como nunca haber salido de casa.
Y es q Bobby, lo era tanto. Era tantas cosas, para él.
Y fuera de Bobby, no le interesaba nada, ni nadie más.
Lo más horrendo, o lo más bello.
Palidecían ante la personalidad osca del cazador.
Además de esas. Manos. Esas venditas manos q sabían hacer, a la perfección. Un húmedo, y esponjoso…pan de maíz.
Manos grandes y tibias, más buenas de un hombre q ama.
Bobby era una caja de sorpresas. Seméjate hombre rudo, tan, tan hábil con las manos…
Regla: 4-No romper las reglas.
Y era ahí cuando. Si hubiera habido un sindicato de ermitaños. El habría sido echado.
Porque paso a paso. Había roto todas las reglas.
Ahora q para hacer justas cuentas.
El responsable de todo era Bobby Singer.
Bobby había entrado en su vida. Y se había ocupado de revolucionar todo. De entronificarse, como su nuevo dios. Y baya q lo había hecho bien.
De lo contrario, no estaría, justo ahora. Mirándolo como un imbécil totalmente colgado.
B-oye Rufus tomamos unas severas y luego, vemos q pasa…-esa voz, tozuda. Retándolo. Malditamente adictivo y adorable…
R-claro, viejo…-y como siempre solo le toco, sonreír y asentir. Porque la mayoría de las ideas de su cazador eran excelentes. Especialmente esas en las q los involucraban con unas cervezas demás…
Bobby, se levantó de la cama, arrastrando una sábana para cubrir la mitad sur de su desnudez, mientras iba hacia el frigorífico por las prometidas cervezas. Al llegar a la cama, se estiro placido alcanzando una cerveza a su a acompañante.
B-en q piensas Rufus?
R-en lo mal ermitaño q soy…y en q todo es tu culpa-sentencio. Tirándose sobre él y comenzando a besar su cuello y pecho…
B-espera. ¿Qué?...
Fin.
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