Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Medios Tonos (Omegaverse) por kurerublume

[Reviews - 56]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Antes que nada, una enorme disculpa. Jamás fue mi intención dejar pasar tanto tiempo, pero el trabajo, las ediciones de otros fanfics, etc., me tomaron más de lo esperado. Ya tengo escritos otros tres capítulos, así que el miércoles habrá nuevo cap. 

Agradezco a todos por su apoyo, en especial a volfie-sama, Ichigo glez, Shi san, menma-kagami, Angelyy lyd, NekoT y Sasunaru24sasuke.

Espero este cap les guste.

CAPÍTULO VI: Segundo tiempo

 

En la mesa tan pulcra, llena de ensaladas, aperitivos, vajilla de calidad y personas hermosas, se encontraba un Omega fastidiado.

 

Reo Mibuchi estaba algo molesto, no era ninguna sorpresa que los anfitriones no lo quisieran en la cena precisamente. Él tampoco quería estar ahí, pero su padre no quiso desaprovechar la oportunidad al ser colaborador del padre de Ryota.

 

Sus padres simplemente habían decidido mandarlo “en representación” suya, y lo peor, que de compañía y protección estaba ese Alfa a quien detestaba, personalmente, se le hacía una persona sin modales: Eikichi Nebuya.

 

Desde que llegaron hasta ese momento, en el que se estaba sirviendo el plato fuerte, no había dejado de estar a sus espaldas como un «buen perro guardián». Pero estaba exagerando quizás más de la cuenta, tampoco era como si todos los Alfas de ahí se lo quisieran tirar, mucho menos que él se dejara. Pero Nebuya miraba prácticamente con furia a todo ser que tuviera pene y que quisiera acercarse al Omega de clase II.

 

Si eso seguía así, ¡¿a qué carajos había ido entonces?! Obviamente no a comer… bueno, no como prioridad.

 

Se excusó y, tal como supuso, el moreno lo empezó a seguir. Con formalidad pidió permiso para usar el baño, pero al estar ocupado, la anfitriona le ofreció el del piso de arriba. Así era mejor para lo que tenía en mente.

 

Subió con parsimonia, cuidando que sus movimientos tuvieran gracia y perfección, justo como debía ser.

 

Poco antes de entrar al baño, se dio media vuelta con una cara que daba miedo— ¿Puedes, por favor, dejar de estar detrás de mí con esa cara tan poco amena? Estás alejando a posibles prospectos.

 

El Alfa se quedó en silencio unos segundos, pero no los suficientes como para poder ocultar su enojo. Frunció el ceño— ¿Prospectos? —preguntó con desdén— Sus padres me pidieron cuidarlo de peligros, y aquí eso es lo único que veo —se cruzó de brazos como zanjando el asunto.

 

Reo no se lo tomó tan bien— Entonces, de petición lo cambiaré a orden: mantente a unos diez metros lejos de mí, cuídame a la distancia y si algo me molesta, te lo haré saber —declaró acercándose al Alfa sin miedo.

 

Pero lo que el más alto hizo lo descolocó, pues empezó a aspirar su aroma aprovechando esa cercanía que había permitido por descuido— Mibuchi… —dijo—, déjeme protegerlo —se acercó aún más a él, arrinconándolo en la pared. Esforzándose por cubrir con su aroma al Omega, pero sin ser demasiado obvio.

 

No podía evitarlo.

 

Si estaba con ese humor era porque le habían pedido la tarea más difícil de todas: acompañar a Reo a una cena de presentación. A una maldita cena donde medio mundo serían Alfas y contados Omegas.

 

Se suponía que Reo ya era suyo… ¿cierto?

 

—Aléjate —demandó tranquilamente Mibuchi, aunque por dentro estaba demasiado nervioso. Si un Alfa se ponía territorial, sería difícil calmarlo—. Sé que tu instinto te lo pide a gritos porque te lo ordenaron, pero aléjate. Solo vienes a asegurarte que nadie me haga daño —pero el Alfa parecía no querer ceder.

 

—¿No se supone que ya eres mío? —preguntó a punto de hacer contacto con el otro.

 

Mibuchi se sonrojó al recordar a qué se refería su sirviente. Su más penoso error, uno que ninguno de sus padres sabía, solo otra sirvienta que fue quien los detuvo. De lo contrario…

 

—No confundas las cosas, sirviente —espetó ejerciendo presión en el más grande para que se quitara de una maldita vez. No soportaba su olor, no toleraba que tuviera la osadía de hacer y decirle esas cosas.

 

—Reo —susurró con voz áspera.

 

—¡Que te apartes! —demandó con la paciencia por los suelos. Su sirviente estaba siendo un irrespetuoso— El único que quiere metérmela aquí eres tú, así que vete —y deprisa se metió al baño, poniendo seguro y recargándose en el lavabo. De verdad había sido una mala idea traer a ese sirviente, siempre tan territorial que le ponía los nervios de punta. Aun así, no podía evitar sentirse bien al saber que lo deseaba.

 

Así era él: seductor. Siempre coqueto, pero poniendo límites a lo que podía o no hacerle un Alfa. Básicamente, solo le gustaban los juegos de seducción, pero no había pasado de un beso con sus conquistas. Con nadie excepto con Eikichi, pero eso había sido un accidente, uno muy vergonzoso…

 

***

 

Ya ni sabían cuánto tiempo llevaban platicando. Simplemente pensaban que el otro era realmente agradable. Kagami a veces decía comentarios medio sosos, justo los que hacían que Kuroko intentara ocultar una sonrisa. Era la primera vez que no se sentía a la defensiva con un Alfa, era… grato.

 

—Maldición —escuchó decirle al pelirrojo—, ya van empezando con el segundo tiempo. Kuroko —se sonrojaron—, ¿está bien si lo acompaño a la mesa? —preguntó extendiendo su mano, la cual no estuvo mucho tiempo sola. El Omega la tomó con felicidad, asintiendo en silencio.

 

El camino abarcó solo tres habitaciones, pero se sintió aún más corto.

 

—Gracias —fue lo último que dijo el Omega cuando lo dejó junto al rubio.

 

—¡Kurokocchi! —exclamó contentísimo su amigo— Justo iba a ir a buscarte, ¿dónde estuviste todo este tiempo? —miró de reojo al Alfa que lo había dejado, comprendiendo inmediatamente qué carajos había estado haciendo el peliceleste— Ah, te comprendo, a veces lidiar con el peinado es difícil —dijo con complicidad. No podía culpar a su amigo, ese Alfa estaba guapísimo.

 

Kuroko le sonrió agradeciéndole, ya que algunos curiosos los habían observado como si hubieran estado haciendo… otras cosas. Cosas que no fueran platicar y llevarse espléndidamente bien.

 

Ahora sabía que Taiga seguía siendo estudiante y que Tatsuya era como su hermano. De alguna manera, saber todo eso le causó remordimiento y alivio. Remordimiento porque le había gustado un menor, así que de inmediato se fue haciendo a la idea de que nada podía pasar entre ellos por la diferencia de edad y porque probablemente Taiga ya tenía pareja. Pero también se sintió aliviado al saber que ese Omega azabache era como de la familia.

 

Pero de nuevo, era probable que ya tuviera pareja o alguien a quien estuviera cortejando. Aun cuando lo había visto muy nervioso cuando hablaron, quizás así era él y nada más. Un Alfa medio nervioso y muy educado.

 

Seguro como estudiante era medio torpe, pero muy atento y participativo.

 

Bueno, al menos después de tanto tiempo había sentido cierta conexión alguien, no precisamente romántica, pero era agradable. Y con esa idea en la cabeza, desechó su atracción hacia ese Alfa.

 

***

 

Muy lejos de ahí, en un edificio corporativo, en su oficina de paredes blancas, piso gris y muebles negros con cortes limpios y sencillos, se encontraba un CEO algo frustrado. Solo estaba esperando que llegara su asistente de prácticas. Sí, tenía dos: uno como empleado y el otro por la carrera “técnica”.

 

Lo había aceptado no precisamente por ayudar a un alumno, sino por curiosidad sobre cómo sería el desempeño de un Omega ahí con él, en especial por que fuera uno que estudiaba hasta ese grado. Era para secretario, cierto, pero aun así era de admirar. Después de todo, él no se creía eso de que los Omegas eran casi inútiles. Era verdad que eran un poco más… vulnerables, pero no por ello faltos de habilidades ni de ganas por trabajar y superarse.

 

O quizás solo le había tocado un Omega muy constante y devoto a su práctica profesional. Ver cuánto esfuerzo ponía a su trabajo lograba ponerlo hasta de buen humor.

 

Justo estaba pensando eso cuando la puerta de su oficina sonó.

 

—¿Puedo pasar? —cuestionó algo nervioso su asistente, asomando apenas su cabecita.

 

—¿Trajiste mi comida y los papeles?

 

—Sí.

 

—¿Los leíste? —preguntó arqueando la ceja y mirando fijamente al castaño.

 

Este, muy confundido, respondió— N-No, ¿quiere que los lea?

 

 

Akashi volvió a centrar su vista en la computadora— No realmente. Deja todo en la mesa de la izquierda. Gracias —empezó a teclear sin percatarse de la sonrisa de satisfacción de su asistente—. Ah, y el panecillo que compraste es para ti.

 

—¿No me lo pidió para usted?

 

—No.

 

Furihata volvió a sonreír ligeramente— Muchas gracias, director Akashi.

 

No dijo nada más, siguió concentrado leyendo los papeles. Pero minutos después, se levantó de su escritorio de madera negra para ir a los sillones del mismo tono.

 

Dio un suspiro y se dispuso a leer lo que Furihata había traído. Comiendo y leyendo muy concentrado.

 

—¿Cómo espera que solucione esto? —se cuestionó con frustración— Lo que hizo no es ético.

 

Apoyó su cabeza completamente en el respaldo, intentando encontrar una estrategia, una manera de solucionar todo… pero nada se le ocurría.

 

Así que tomó una decisión algo extraña.

 

Llamó nuevamente a su asistente de prácticas, quien, conservando ese semblante nervioso, tomó asiento en otro de los sillones de su jefe una vez que este le hizo una señal para que lo hiciera.

 

—¿En qué puedo ayudarle?

 

—Decidí que es necesario que leas esto —admitió pasándole las hojas de su escritorio y el sobre que minutos atrás le había entregado—. Tómate tu tiempo, será mucho que procesar.

 

Se levantó, tomando un poco de té helado y volviendo a su lugar. Nuevamente mirando fijo a su asistente, quien se veía tan concentrado que por un momento le pareció adorable.

 

La manera en la que sus ojitos recorrían hoja por hoja era digno de admirar. Aunque mientras más avanzaba, más cambiaba su expresión.

 

—¿Quién…? —no logró encontrar la pregunta adecuada— ¿Cuántos saben esto, director?

 

—El culpable, mi padre, yo… y ahora tú.

 

—¿Por qué decidió enseñarme esta información? Es…

 

—Confío en ti, solo eso. Sé que eres considerado, pero yo soy calculador y frío. Quería un punto medio —aseguró sin sonar arrogante.

 

—¿Y qué consejo puede darle su asistente?

 

—El que quiera, si te confié esto es porque necesito que seas honesto conmigo. Obviamente con discreción, nada puede salir de esta oficina.

 

—¿El responsable labora aquí?

 

—No, en la empresa de mi padre. Él me pidió asesoría —declaró sin pensarlo mucho. Pero cuando lo reflexionó, se dio cuenta que tal vez estaba diciendo información de más. Era extraño, no solía ser descuidado. ¿Sería que Furihata daba ese aire de confianza ciega? Sabía que era una buena persona, modesta y trabajadora.

 

¿Pero confiable? ¿En qué momento había decidido que lo era?

 

Como fuera, sinceramente no se arrepentía de su decisión. Obviamente el castaño se notaba bastante ansioso, mirando de un lado a otro.

 

—Me parece que tienen que llevar a juicio a quien alteró el producto y las pruebas sin consultarlo con alguien. Y después hacer una junta de prensa asegurando que su elaboración ya no sigue… ¿no? —Akashi pudo observar cómo el Omega intentaba controlar sus nervios, esa era probablemente la situación más comprometedora para ambos y aun así se estaba esforzando por dar un buen consejo.

 

Uno demasiado bueno si no se consideraban las repercusiones a corto y largo plazo. Akashi lo sabía.

 

Analizando su propuesta, tal vez convenía una especie de juicio sin jurado, solo  el juez. Era arriesgado, pero así podría evitarse la mala prensa.

 

Nadie tendría que enterarse jamás. Así si eso significara llevar un peso en su conciencia.

 

—Muchas gracias, aprecio tu consejo —dijo sonriendo y ofreciéndole té a su asistente.

 

—Espero haberle sido útil —admitió mientras cerraba sus ojitos para beber del té. Y sus pestañas, wow, tan gruesas y medio respingonas, algo cortas, pero muy bonitas, no pasaron desapercibidas por Akashi.

 

—Más de lo que crees —respondió con un barítono preciso y masculino que tomó por sorpresa al Omega.

 

Eso solo sería el comienzo de esa extraña confianza ciega que se tendrían.

 

 

Notas finales:

¿Qué les parece Reo con Eikichi? jaja desde que lo vi en el anime supe que esos dos tendrían que estar juntos en el fanfic xD.

Nos seguimos leyendo.

¡BESOS!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).