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Medios Tonos (Omegaverse) por kurerublume

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Notas del capitulo:

¡Hola! :)

Paty, NekoT y YaoMaru, gracias por sus reviews <3

 

Queridos lectores, el cap X será igual medio tranquilo y el XI de verdad... agárrense los cinturones de una vez jajaja. Nada mas digo para que no se me asusten.

 CAPÍTULO IX: Eso hace la convivencia

 

Había pasado una semana ya desde la cena de presentación, que de presentación no tenía nada porque ya llevaba al menos unas diez, pero así se manejaba el nombre.

 

Estaba en el salón en la clase compartida de inglés, al lado de su amigo Beta, quien se veía algo distraído, así que aprovechando eso, decidió llamar su atención.

 

—De verdad no puedo creer que no hayas ido a mi cena, Kasamatsu —dijo sonriendo de lado—. ¿Qué te quedaste haciendo?

 

Su amigo volteó a verlo contrariado— No seas irrespetuoso —comentó con voz tranquila. Kasamatsu era un año mayor, pero lo había conocido gracias a las clases compartidas, justo como inglés.

 

—Solo me preguntaba qué podía ser tan importante.

 

—Kise, cállate —pidió con voz firme, al rubio no se le hizo raro que su amigo estuviera enojado o que le hablara de esa forma. Así era él.

 

—Bien, bien —dijo tranquilo. Volviendo a prestar atención a la clase, la cual se le hacía demasiado sencilla.

 

Pero algo dentro de él le hacía cosquillas y de una manera no muy divertida. Ya se quería ir a casa, cierto, pero… ¿por qué?

 

Obviamente a veces se aburría en las clases, pero no hasta el punto de casi querer aventar los cuadernos y correr lo más rápido que pudiera para llegar a su casa. Era demasiado curioso, de verdad hasta sentía un cosquilleo en sus manos de solo pensar en llegar y… y… ¿hacer qué?

 

No tenía sentido tanto entusiasmo por nada, pero era inevitable.

 

Así que cuando acabaron las clases, invitó a su amigo a su casa solo a pasar el rato. El trayecto estuvo lleno de gritos de Kise y de regaños por parte de Yukio. Aunque el Beta sabía que algo se traía entre manos su amigo. Se veía indudablemente emocionado y hacía un tiempo que no lo veía de ese modo.

 

 Casi podría decirse que el Omega se veía despampanante con su uniforme azul que daba cierto aire delicado debido a que cada uniforme se hacía dependiendo de si la persona era Alfa, Beta u Omega. Aunque fuera la misma institución, el color era lo único que no cambiaba, pero sí la forma de sus prendas.

 

Cuando llegaron a su casa, el Omega fue recibido por su sirvienta Hiri, quien sonriente tomó sus cosas y las llevó a su cuarto.

 

—Vente —dijo el rubio, jalando de la muñeca a Kasamatsu. Se dirigieron al jardín del patio trasero. Ahí habían unas sillas blancas y una mesita de madera—. ¿Quieres algo de beber?

 

—No, gracias. ¿Qué quieres hacer? —preguntó al tiempo que tomaba asiento.

 

—Quiero decirte algo muy importante, Kasamatsu —dijo viendo al cielo—. Sabes que… bueno, yo… es que tú sabes que…

 

—¡Dilo!

 

Se sobresaltó un poco, pero volvió a enderezarse en su silla— Me ofrecieron empleo.

 

—Pero si eres estudiante, ¿empleo de qué? —estaba realmente extrañado.

 

—De modelo —dijo sonriendo—, quieren que pose para una revista de ropa para Omegas. La tercera más importante en el país, ¿sabes lo que eso significa? —preguntó con los ojos brillantes de emoción.

 

—¿Que… te van a fotografiar?

 

—Que si les gusto, podré tener un contrato con ellos —Hiri llegó con una jarra de agua y llenó dos vasos.

 

—No sé para qué me preguntaste si aun así me ibas a servir —dijo Yukio con el ceño fruncido, aunque con todo y su queja comenzó a tomar del vaso.

 

—En fin, ¿qué te parece, Kasamatsu?

 

Lo meditó un poco antes de responder— Pues es algo que tú has querido desde que te conozco, pero también está que tú quieres ser otra cosa de grande.

 

—¿Qué? —preguntó con tono burlón— ¿Ser piloto? No, Kasamatsu. Si ni siquiera aceptan a doctores Omegas, ¿crees que lo harán con otros puestos así de importantes? Para nada. En todo caso querrían que fuera una especie de azafata o algo así —exclamó con desconcierto—. Sería ridículo.

 

—Pero…

 

—Así que decidí que quiero ser modelo —dijo intentando cambiar el tema.

 

Yukio podía ver cómo su rubio amigo se esforzaba por no ponerse a quejar con tal de estar feliz por su nueva propuesta de trabajo— Me parece perfecto, ¿ya lo saben tus padres? —y esa pregunta logró cambiar la expresión de Ryota: no, no se los había dicho— Sabes que te pondrán muchas trabas, Kise. Busca la mejor manera de decírselos. Ya sabes lo que dicen sobre los Omegas modelos.

 

—¡Pero no me estoy vendiendo! —gritó enojado.

 

—Yo no estoy diciendo eso, pero la gente tiene esa idea. En especial personas tan conservadoras como tus padres —aseguró de la mejor manera que le fue posible decir, sabía lo susceptible que podía ser su amigo.

 

Suspiró como entre derrotado y cansado— Sí, lo son —se quedaron en silencio unos segundos hasta que de repente el Omega dio un brinquito muy emocionado— ¡Por eso tú vas a estar cuando se los diga! Vas a decirles que me acompañarás para supervisar que nadie intente nada y que me vas a regresar.

 

—¡¿Qué?! —estaba que no se la creía— ¿Cómo por qué haría eso?

 

—Porque somos amigos y debes apoyar mis sueños.

 

Escucharon atrás de ellos una clase de bufido y, cuando voltearon, Kise casi se pone blanco. Ahí estaba su sirviente que lanzaba comida: Aomine Daiki.

 

—¿Se le ofrece algo? —cuestionó extrañado Kasamatsu. ¿Acaso estaba escuchando su conversación?

 

—No, gracias —contestó lo más disimulado que pudo porque sí, estaba escuchando su conversación. Todas y cada una de las palabras las había oído a la perfección y casi se le cae la mandíbula cuando el Omega había dicho lo de su oferta como modelo.

 

No, no, no. Él no podía dejarse fotografiar tan coquetamente.

 

Se supone que esa clase de cosas no se debían hacer, ¿cierto? Digo, obvio le gustaba ver una que otra revistilla con Omegas… “coquetos”. Pero la sola idea de que su señorito posara para una (aunque no fuera de las que él leía), le resultaba casi un insulto. Ese Omega podía recibir ofertas mejores y que no incluyeran una inspección sobre su cuerpo. Para eso que mejor fuera al doctor.

 

—Es que luego se atonta mucho —escuchó decirle a Kise—, así es él —volteó a ver incrédulo al rubio, quien momentáneamente también volteó a verlo para dedicarle una sonrisa burlona.

 

¡Esa estúpida sonrisa que se cargaba el grosero del Omega!

 

Aomine, como muchas otras veces, estaba que echaba humo. ¡Con qué confianza le trataba el Omega! Ni que fueran amigos, ni que fuera su bufón o algo parecido. Ambos debían respetarse y ese rubio andaba burlándose y burlándose de él. Eso sí que no.

 

—Pues luego uno no puede ni clavar nada —susurró… en voz alta.

 

Ahora fue el turno de Kise para voltear sin creerse que SU sirviente le respondiera de esa manera. ¡Se estaba burlando de lo que había pasado poco más de una semana! Pero no había sido su culpa, sino de su mamá, ¡ella había sido la responsable!

 

—Ay, Kasamatsu, temo por esas personas que lengua y cerebro no se conectan —dijo casual a su Beta amigo, quien parecía tratar de entender lo que estaba pasando ahí.

 

—Creo que alguien se mordió la lengua —respondió Aomine de espaldas, simulando que hablaba con las flores.

 

—Creo que alguien también al no saber masticar —remató Kise aún intentando aguantarse la risa, la verdad era que, más que enojado, se estaba divirtiendo.

 

Daiki volvió a voltear con el ceño fruncido. Oh, no: orgullo de Alfa nuevamente lastimado.

 

Kise lo supo de inmediato y su expresión cambió.

 

Como muchas otras veces desde ese día que intercambiaron palabras, se quedaron mirando por unos segundos. Los suficientes como para que Yukio se sintiera incómodo de la nada y por fin comprendiendo lo que pasaba entre esos dos.

 

Mala idea.

 

Se aclaró la garganta— Kise, ¿podemos ir a tu sala? Creo que ya me está dando frío aquí.

 

Su amigo volteó a verlo— Claro —contestó sin creerse eso del frío.

 

Así que en cuanto entraron a la casa, Kasamatsu empezó un interrogatorio a nivel profesional. Uno que terminó por sacar unas expresiones de incredulidad cuando le dijo al Omega sus sospechas.

 

***

 

—¿Señor, puedo pasar? —preguntó Furi en el marco de la puerta.

 

—Claro.

 

—Aquí están los primeros resultados del análisis que realizó el Dr. Midorima —Akashi levantó la vista, indicando con la misma que pusiera todo en su escritorio.

 

—Léelos, por favor. Estoy algo ocupado, me vendrá bien un ayudante.

 

—E-Entiendo —comenzó a ver alrededor—, ¿está bien si tomo asiento?

 

—Furi —dijo tranquilo, según él, casual, pero el Omega de inmediato comenzó a temblar. ¿Por qué estaba haciendo eso?—, ¿estás bien? —se levantó de su asiento y fue hacia donde estaba su ayudante.

 

—Sí, sí —respondió alejándose de su jefe. Algo estaba mal: había reaccionado a esa voz que no era precisamente grave, pero que había logrado ponerle los vellos de punta. Era extraño, después de todo, Akashi era un Beta.

 

—Si necesitas algo no dudes en decirme —dijo viendo que el Omega había rehuido su tacto, probablemente le seguía teniendo miedo.

 

Aún recordaba la vez que había ido a su entrevista. De solo recordarlo casi le daban ganas de reírse. Desde ese día, secretamente llamaba a Furi como «el chihuahua», también desde ese día supo que lo iba a contratar sí o sí.

 

Furi daba ese aire de tranquilidad que necesitaba. Obviamente esa tranquilidad tardó en aparecer durante la entrevista cuando de verdad estaba temblando asustadizo y muy nervioso. Pero una vez apareció esa atmósfera, casi la describiría como mágica.

 

Pudo notar en esa entrevista el cuidado que el Omega ponía en sus palabras, no era impulsivo y de hecho supo explicar los conocimientos que había adquirido en la carrera. Prometiendo que lograría satisfacer sus estándares de trabajo y, de no alcanzarlos las primeras dos semanas, con mucho gusto se retiraría sin replicar.

 

Vale, no tuvo que pensárselo dos veces viendo las boletas y proyectos que había realizado el Omega. Era prometedor.

 

Y bien, desde ese día ya habían pasado cuatro meses. Su prácticas solo iban a durar siete. Así que ya llevaba más de la mitad cubierto.

 

—Gracias —tomó asiento y se puso a leer el informe del doctor con detenimiento. Habían ciertos términos que no entendía muy bien, pero en general, el texto podía leerse sin problemas. Los resultados en general se veían bien, sí había una anomalía, pero en el informe, Shintaro no podía especificar de qué se trataba y que por ello requería más tiempo para analizar. Se incorporó para dejar que su jefe leyera el documento, dio dos pasos cuando de repente…—  ¡Ouch! —exclamó, pues había tropezado y caído con la cara directo al piso.

 

—¿Estás bien, Furi? —el CEO se acercó aun cuando el castaño se quería alejar—. Tranquilo, solo quiero saber si no te hiciste daño.

 

Sus ojos conectaron de inmediato.

 

Toda esa tranquilidad se volvió en una necesidad casi primitiva para Akashi.

 

¿Qué le estaba pasando?

 

Notas finales:

Pues... Akashi es Beta jaja ¿Qué opinan de él con Furi? :)

Quiero que sepan que debería estar preparando todo para cuando regresen los niños a clases, pero solo no podía no escribir jaja. ¿Alguien más debería estar haciendo otra cosa en lugar de andar por aquí? 

Nos seguimos leyendo.

¡BESOS!


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