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Mi novia y mi prometido por RedGlassesGirl

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Mi novia y mi prometido - Capítulo 1

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Día lluvioso. Bueno, aun no, pero casi. El cielo estaba encapotado, parecería que no hubiera nubes pero en realidad estaba todo cubierto por una masa uniforme que lo tornaba grisáceo. El viento leve de vez en cuando anunciaba lo que se avecinaba. Era un día gris, pero no de los tristes.

Yuuri se sentía normal, animado, aunque no extremadamente contento, ya que no tenía porque estarlo. En estos momentos vivía en su media vida la parte normal, para especificar, yendo hacia la salida de su escuela por el camino principal caminando junto a su bicicleta, dejando atrás la torre del reloj que daba sus últimos toques musicales.

Este era paisaje urbano que le había tocado vivir por quince años, hasta que casi al comienzo de sus dieciséis se vio opacado por su otra vida en el Otro Mundo. Esta normalidad sabía diferente en el fondo, pero se había acostumbrado al cambio. En realidad, todos los cambios le había venido bien, ahora en este mundo era alguien más centrado, y en cierta forma, superior y con ventajas respecto a otros adolescentes. Aunque él no se la daba de ególatra, ni decía nada acerca de esto. Solo era una apreciación personal.

—¡Shibuya-kun! —escuchó gritar su nombre mucho antes de llegar a las rejas de la entrada.

Era Asami Hashimoto. Como siempre, una chica educada, pero sin que le molestara llamar la atención un poco. En su caso, gritar así no la hacía parecer molesta o vulgar. Sonreía saludando con una mano y con la otra sostenía su maletín a la altura de sus rodillas.

—Hashimoto, ¿qué haces aquí? —le preguntó al llegar, sin haberse dado prisa en caminar más rápido, ni ella en cruzar la puerta de entrada de su instituto. Se acomodó afuera a su lado, para no quedar en el paso de los demás estudiantes que salían.

—Hoy salimos temprano, Madam Marianne se tuvo que ir antes, así que el club se canceló por hoy —respondió mientras el viento le alborotaba el cabello. Colocó unos mechones demasiado cortos detrás de su oreja.

—¿Cómo van las clases de francés?

—Bien, aunque mi nivel sigue sin ser tan bueno —contestó alegre, al parecer por su interés sobre el tema.

En realidad, él no tenía tacto con las mujeres, y menos sabía como mantener una conversación fluida con ellas. Ahora ahí parado sin hablar, se había muerto y enterrado cualquier indicio de que dijera algo más que un "hum" apreciativo.

—¿Vamos al cine hoy? Están dando una película de terror que pensé que te podría gustar —dijo, antes de que al silencio ni siquiera se le ocurriera hacerse presente.

Asami tenía esa cosa que las demás chicas no habían tenido, no se veía incomoda ante su falta de comunicación más allá del béisbol como tema.

—Eh, no creo que sea buena idea —comentó evasivo. Desde hace unos días que venía intentando volver a Shin Makoku, pero no lo había logrado. El ir y venir aun estaba un poco fuera de su control, sucedía cuando quería Shinou, y muy pocas veces cuando él quería. Mejor dicho, casi siempre que él no quería, y cuando lo buscaba no había indicios de majutsu alguno en el agua. Hoy sí lo estaba buscando, y las corrientes en el aire le transmitían algo extraño, el preámbulo de alguna cosa mágica por suceder—. Está por llover, y no es un buen día para salir a ningún lado.

—Pero es el cine, vamos a estar adentro, y podemos ir a un café antes si tenemos que hacer tiempo. La lluvia no es problema.

—No traje paraguas.

—Yo tampoco —dijo ella, dejando en claro con su sonrisa que mojarse era lo que menos le importaba. ¿Dónde estaban esas chicas quisquillosas por su cabello cuando las necesitaba? Ahora las quería de vuelta preguntando "¿qué te gusta más, el béisbol o yo?", por favor.

Asami lo tomó del brazo y comenzó a guiarlo por la calle en bajada, Yuuri aun tenía las dos manos sobre el manubrio de la bicicleta—. Todavía creo que no es una buena idea, y no he avisado a mi casa —siguió intentando convencerla, mientras era teóricamente obligado a avanzar, porque él estaba caminando a su lado normalmente.

—Cierto, sigues sin celular. Usa el mío y llama a tu casa —del bolsillo de su pollera sacó un aparato demasiado decorado y con muchas cosas colgantes y se lo extendió—. En cuanto lleguemos al centro veremos algunos pre pagos. No te dejaré que sigas evadiendo comprarte uno.

Contempló el objeto meditabundo, abrió la tapita y marcó—. Hola, ma. Voy a volver tarde, salgo con unos amigos. No, Muraken no. Um. Sí, bueno, a esa hora seguro llego. Chau, ma —colgó para cuando su madre estaba diciendo "es mami, Yuu-chan" sin querer siquiera escucharla. Le extendió el celular a Hashimoto que rió por lo bajo.

—¿Aun no les dices, verdad? —preguntó ella.

—¿Decirles que? —no había demasiada inocencia en esa pregunta.

—Qué tienes novia.

Yuuri se ruborizó. Sí, tenía una novia. Aunque era algo raro, un caso especial. ¿Cómo llegó a esta situación? Ah sí, quejándose mucho y demasiado poco a la vez.

Pero al final había aprendido que con o sin tantas experiencias extremas de vida o muerte en mundos paralelos, seguía siendo un inútil para tomar una decisión. Y andaba a la vera entre un sí y un no tentativo, donde no aceptaba del todo a esta chica, ni tampoco la rechazaba. Pero era la primera que llegaba a catalogarse a si misma como novia.

Muy en el fondo no quiso pensar en todas las otra oportunidades donde —no es que saliera con chicas de esa manera, claro— había ido aquí o allá con alguna compañera y —no es que hubiera tenido relaciones románticas de verdad, claro— no había funcionado.

Hashimoto era simpática, le caía bien. Y era bonita. Y no se alejaba de él por su cuenta todavía.

La chica no agrego nada más y divertida colocó su maletín en el canasto de la bici junto al de Yuuri. Caminó rodeándolo a él y a la bicicleta sonriendo y se colocó detrás de ella—. ¿No vas a subir?

—¿He?

—A la bici —dijo en tono de obviedad.

—Como me voy a subir si estoy caminando contigo, no puedo irme y esperar que llegues allá a pie…

Asami se rió un poco—. Llévame, tonto.

Yuuri lo meditó un segundo—. Eso es ilegal, si nos ve un poli en el camino nos va a parar por ser dos en una bici.

—No eres divertido.

Esa frase la había escuchado unas cuantas veces. Si, un par de chicas se lo habían dicho antes. Pero esta fue diferente, a Hashimoto parecía importarle poco, como todo lo demás, y hasta parecía encontrarlo divertido.

—Bien —se rindió. Se sentó en la bicicleta, y enseguida sintió el peso extra en la rueda trasera. Sin quejarse por tener que ir parada, ella se había acomodado en los pedales traseros que tenia la rueda, sosteniéndose en sus hombros. No tenia asiento extra u otra manera de llevarla que ofrecer.

Unas palmaditas en su hombro derecho lo animaron a arrancar. Yuuri se ruborizo mientras lo hacía, apenas y un poco de peso de la chica recaía en él, pero jamás había compartido su bicicleta con una.

Eran esos momentos que todo adolescente marcaba como la primera vez de algo, y que eran tan importantes. Bueno, apenas un poco importantes. Curiosos tal vez.

La calle en bajada ayudaba mucho, apenas y sentía que llevaba peso extra. El viento frío le revolvía los cabellos, y por un minuto pensó si la pollera del uniforme femenino le causaba a Hashimoto un problema. Pero no debía serlo, ella la usaba hasta la rodilla, no era tan corta para dejar ver nada a los felices espectadores de la vereda.

Antes de salir de la zona residencial, el silbatazo de un policía patrullando llamó la atención a los imprudentes de la bicicleta, o sea, ellos. Yuuri maldijo, sabía que podía pasar esto, seguro los detendrían y tendrían que aguantar una reprimenda. Tal vez no llamaran a sus padres, pero no era que le gustara que la policía lo ande sermoneando.

Antes de que se le ocurriera detenerse Hashimoto gritó —, ¡Shibuya-kun, mas rápido! —y lo repitió un par de veces más mientras él hacía caso y sentía unos jalones en sus hombros, por lo que podía adivinar ella miraba al frente y hacia atrás varias veces, dejando escapar algunas carcajadas.

Aceleró, doblo algunas veces en las calles que mas conocía, y pronto salieron a la avenida principal concurrida de gente. Un par de gotas cayeron sobre su nariz tomándolo desprevenido.

Comenzaba a llover, y en pocos minutos el agua ya rebotaba contra el piso.

Aceleró aprovechando los últimos momentos de sequedad del asfalto antes de que esto se volviera peligroso, y unas cuadras después subieron a la vereda estacionando bajo un árbol. El agua caía con más fuerza, y ambos estaban ligeramente mojados. Hashimoto reía, y le decía demasiado rápido que era la primera vez que infringía las leyes de esa manera. Feliz se veía bonita, aunque ahora si se quejara por su cabello despeinado.

Yuuri se rascó la mejilla con su dedo índice y miró a otro lado. Era mejor preocuparse de otra cosa para no pensar. —Dejemos la bicicleta aquí y a dos cuadras para allá está el cine —dijo mientras la encajaba contra un poste para aparcar bicicletas que había un poco más lejos del árbol.

Hashimoto se acercó y tomó ambos maletines, mientras los sostenía abrazándolos rebuscó en el de ella—. Tengo un dos por uno —dijo mientras revolvía en una billetera muy rosada.

"Así que por eso era", pensó Yuuri, sintiéndose un poco inútil de que fue ella la que lo había invitado y ahora prácticamente se había pagado su entrada con el vale. Se sentía un novio novato bastante decadente.

Con la bicicleta estacionada correctamente, se alejaron del lugar caminando por debajo de los techos de los negocios y algunos anuncios para no mojarse.

La lluvia era mucho más fuerte, el piso comenzaba a tener una capa de agua espesa, en la que chapoteaban a cada paso mientras corrían de acá para allá. Cada vez que Yuuri se quedaba parado unos segundos bajo un lugar, sentía una sensación extraña bajo sus pies. Temeroso de lo que era, comenzó a adelantarse a Hashimoto apurando el paso, vigilando si ella lo seguía pero sin parar.

Por fin cuando llegó a la puerta del cine se sintió aliviado, y entró hasta una zona seca antes de quedarse parado en un lugar fijo. La sensación ya no estaba. Hashimoto tampoco.

Mientras miraba hacia afuera esperándola, observó las gotas golpear la superficie mojada. Nada. No sentía majutsu, pero le preocupaba. Asami llegó unos momentos después, quejándose de que la dejó sola hacia dos o tres techos y que la multitud de gente con paraguas no la había dejado pasar.

Sin hacer mucho caso, aun preocupado por lo de antes, Yuuri buscó su billetera y fue con el vale a comprar las entradas. Algo ausente escuchó que película quería ella y pidió dos para eso, diciéndole que sí a todo lo que la vendedora de boletos le decía acerca de la fila y ubicación de los asientos numerados. Habían enganchado el horario justo para entrar ahora mismo, las luces estaban encendidas, pero con un trailer de otra película ya en pantalla.

Ya estando en la sala, y buscando su asiento al lado de su peculiar novia, Yuuri cayó enredado en el ambiente. La sola idea de que en quince minutos apagaban las luces, que esto era una cita, que al lado de él había una chica… Una chica. No sabía si eso eran mariposas en el estómago o que quería vomitar.

—¿Quieres comprar caramelos o pochoclo? —dijo Asami, interrumpiendo su momento looser mental.

—Ah… —dudó, en realidad no tenía más dinero. Su mensualidad no era muy amplia, compró revistas de béisbol esta semana y gracias que pagó su entrada del cine. Tenía más dinero, pero no aquí y ahora, porque esto no había sido planeado.

—Tengo el vale… —agregó Hashimoto mostrándole el que estaba abrochado a las entradas.

Pochoclo y gaseosa gratis para las parejas. Esa era la promoción, y solo valía para esta película. El eslogan decía algo de que si tu novia se asusta por traerla a ver la película de terror, al menos podrías darle caramelos. El fondo del ticket era sangriento y con otras cosas desagradables para cualquier chica adolescente.

"Si es gratis ¿por qué habría de negarme? Y además es para ella, aunque… la que sugirió la película fue Hashimoto. Bueno no importa, no es como si el de la tienda supiera los detalles".

Decidieron ir los dos; primero, porque Hashimoto estaba entre él y la salida, y le dio vergüenza pasar por encima de ella; y segundo, porque tenían que mostrar que eran una pareja. Yuuri camino rígido apenas salió al pasillo por detrás de la chica, como un robot averiado que le faltaba solo echar humo por la cabeza de los nervios.

Mientras hacían la fila para canjear el vale, se convenció del todo de que no se sentía muy bien—. T-tengo que ir al baño, v-vengo enseguida —se disculpó con toda la vergüenza que podía darle tener que avisarle a su cita femenina que iba al excusado.

El tipo que canjeaba los vales ya los había visto, seguro si le pedía las cosas Hashimoto sin él no habría problema. Tras tres pasos lentos y calmados para disimular el apuro, salió disparado como alma que lleva el diablo hacia el baño de hombres.

Abrió la puerta de golpe sin cuidado, y esta le rebotó en la cara casi haciendo que se caiga de espaldas al piso. Se frotó la nariz. "Genial, lo único que me falta es que me empiece a sangrar" pensó. Empujo de nuevo la puerta, esta vez con más cuidado para ver porque se trababa, la abrió por completo y vio en el piso la causa del rebote anterior.

A él no le sangraba la nariz, pero si al chico que estaba tirado en el piso.

Lo conocía, a él y a su compañero de al lado que le ayudaba a levantarse. Y no se alegraba de verlos. Los dos chicos eran los mismos de hace tanto tiempo, la primera vez que viajo a Shin Makoku, haría unos meses tal vez. Los mismos dos que no tenían muy buena fama, y que gustaban del bullying chapado a la antigua metiendo la cabeza de la gente en el inodoro.

No, hoy nadie le iba a meter la cabeza en ningún retrete, no con Hashimoto esperando en la otra sala. Se dio la vuelta y atinó a salir corriendo, olvidado su malestar de antes, pero una mano en el cuello de su uniforme lo acogotó e impidió que escapara.

—¿Dónde crees que vas? —dijo el chico golpeado, la sangre caía por su barbilla y Yuuri entendía que eso no le debía hacer muy feliz.

—Oye, ¿ese no es el chico del parque que…? —preguntó el otro en un tono perturbado al verle la cara cuando se dio la vuelta.

El muchacho que lo sostenía titubeo, al parecer recordaban más de lo que Yuuri hubiera esperado. Pero claro, un tipo que desaparece tragado por un inodoro no es fácil de olvidar.

—¡No, ya hablamos de eso y no tiene nada que ver! —negó el otro poniéndole punto final al tema, seguramente habían acordado jamás volver a nombrar lo sucedido. Eso era lo que él hubiera hecho.

Antes de que lo arrastraran dentro del baño llegó a ver a Hashimoto asomarse por el pasillo y verlo. "Perfecto, ahora podrá ir y avisar a alguien" pensó, "a los guardias tal vez". O cualquier adulto serviría.

—¿Shibuya-kun? —la escuchó gritar y dar algunos pasos, no parecía que fuera a buscar a nadie, parecía más como si viniera hacia donde estaban ellos.

Estaba agarrado con las dos manos del borde de una de las cabinas de los baños mientras los otros dos lo pateaban y empujaban para hacerlo entrar cuando ella apareció en la puerta. La miró durante un segundo, y ella pareció dudar el dar un paso al frente y entrar al baño de hombres, pero frunció el ceño y pasó determinada.

—¿Qué le están haciendo, abusadores? —preguntó alterada mientras dejaba lo que tenía en las manos sobre la mesada de los lavabos. Los otros dos muchachos la miraron, y uno dejo lo que hacía y fue en dirección hacia ella.

"Mierda", si no se podía proteger a él mismo, ¿cómo iba a proteger a Hashimoto?. —¡Ni se te ocurra tocarla! —gritó, aunque internamente buscaba todas las alternativas posibles de escape sin una pelea de por medio.

Él chico que lo tenía agarrado había dejado de forcejear con él, mientras miraba como el otro se acercaba a Hashimoto diciéndole alguna clase de piropo o bromas estúpidas. Yuuri estaba asuntado, y a la vez enojado por la impotencia—. Hashimoto, grita para que venga alg-

Antes de terminar de comentarle sus ideas, Hashimoto ya había empujado al chico que tenía encima y se había acercado hacia el otro que lo sostenía para forcejear con él. El tipo no tuvo mucha delicadeza con ella por ser mujer, y Asami aterrizó contra su pecho cuando fue empujada con fuerza.

"Tal vez ahora que estamos atrapados si gritará por ayuda, ¿verdad? O podría gritar yo… Pero bueno, prefería que gritara ella, queda mejor de esa forma".

Nervioso y con demasiados pensamientos inútiles en la cabeza, dio un paso atrás, luego de poner a Hashimoto a sus espaldas. Las manos de ella se posaron con seguridad en su brazo, y cuando vio su rostro determinado por sobre el hombro, supo que las cosas no pintaban bien. Esperaba que no haga nada estúpido. Pero el problema era que Hashimoto era temeraria, una mujer de armas tomar.

No pudo prestar atención a lo que los delincuentes decían, tuvo esa sensación de nuevo. De un segundo a otro fue más fuerte, venia de su espalda, dentro del baño. El ruido del agua corriendo le hizo mirar el piso, y una fina capa se deslizaba inundando todo cada vez más. Lo que al principio parecía un mal funcionamiento normal del inodoro, paso a ser una mancha trasparente extraña en el piso que hacia movimientos raros. Reptando, yendo de atrás hacia adelante a medida que se apoderaba del piso completo del baño.

Los dos chicos que los atacaban comenzaron a asustarse y titubearon, no podía ver la cara de Hashimoto, pero asustada o no era mejor sacarla de ahí.

Esto no era algo que hiciera él mismo, no es como si se hubiera enojado y anduviera impartiendo justicia, se sentía diferente. Era esa sensación justo antes de ser tragado al otro lado, la que le dejaba claro que quien dominaba la magia era un agente externo.

—Hashimoto, tienes que aprovechar ahora que están distraídos y salir de aquí… —le dijo apenas los otros dos muchachos aterrados se dieron media vuelta y corrieron como alma que lleva el diablo dando tropezones, hasta chocaron y se atoraron en la puerta en la lucha de ser el primero en salir.

Pero el agua del piso no era lo que los asustaba, era la mano gigante transparente que salía del inodoro y que Yuuri vio recién al darse la vuelta, quedándose sin palabras con la boca abierta.

Tenía sentido porque Wolfram le decía que su magia era de mal gusto.

La palma abierta cayó de golpe rodeándolo con los dedos, y en un abrir y cerrar de ojos Yuuri pasó de la oscuridad neta a estar flotando en el túnel entre luces parpadeantes.

Mas aturdido que de costumbre, y algo golpeado porque esta vez no habían tenido mucha delicadeza, se levantó empapado de agua que chorreaba por su uniforme. Tenía varios kilos más encima y no muchas fuerzas para sostenerlos.

Como lucía en ese momento no debía ser muy alentador. Tosió un poco del agua que había tragado, y se masajeó la nariz que le picaba por dentro. Las baldosas de un celeste claro le indicaron donde estaba, apenas necesitó mirar la fornitura del borde de la pileta y la estatua que hacía de fuente escupiendo agua.

El baño del castillo estaba lleno de vapor y un aroma refrescante.

Una mano que se posó sobre su espalda lo sobresaltó. Al darse la vuelta se encontró con una muy desalineada Hashimoto de ojos desorbitados.

La chica se llevó las manos a la cabeza al instante, poniendo una expresión de dolor en el rostro que le asustó. —¿Hashimoto estas bien? ¿Te duele algo? ¿Estás lastimada?

—No —respondió dudando mientras se observaba la mano con la que lo había tocado. Tal vez fue un choque de estática. Levantó la vista y lo miró. —¿Dónde estamos? —preguntó mientras observaba el lugar. Yuuri no podía decir si estaba preocupada o enojada—. Shibuya, ¿qué está pasando? Tú lo sabes, ¿verdad? Si no, no estarías tan calmado. Tienes que explicármelo ahora mismo.

"Ey, es la primera vez que una chica me llama sin honoríficos" pensó asombrado, y luego decidió que no era momento para eso.

Mientras le reclamaba, los dedos de Hashimoto acomodaron sus cabellos a un lado, y aunque él intentara alejarse lo obligo a quedarse quieto.

—Te golpeaste en la frente, estás sangrando. Déjame ver. —Las manos de la chica le tomaron el rostro con cuidado mientras inspeccionaba la herida.

Al sentirse avergonzado de tener que mirarla directamente a los ojos bajo la vista, en el agua una gota de sangre se disolvió al caer en la pileta. ¿Cuándo se había golpeado y abierto esa herida? Tal vez fue contra la puerta del baño cuando lo habían empujado.

—Yuuri —la voz firme de alguien que hubiese preferido no ver en este preciso momento le quitó todas las preocupaciones, y le planteó muchas otras—. ¿Quién es esa? —preguntó Wolfram, parado varios metros más allá, luego de un breve momento.

Vestía sus pantalones de entre casa y la camisa blanca similar a una bata que solía usar para andar cómodo, tenía una toalla en la mano. Pese a la distancia, Yuuri sintió sus ojos verdes clavados en él y podía ver su ceño y nariz fruncidos.

Mientras pasaba un silencio incomodo en el que Yuuri no dijo nada, Hashimoto decidió tomar otra vez las cosas por las riendas ella misma.

—Me puedo presentar yo sola, gracias. Soy Hashimoto Asami… El chico con el que salgo me arrastro hasta aquí, o eso parece.

Los ojos de Wolfram se rasgaron un poco, y una sonrisa que a Yuuri no le gustaba mucho se formó en la comisura de sus labios. —Eres su novia —dijo más afirmándolo más que cuestionándolo—. Entonces, tenemos un problema.

—¿Por qué? —preguntó Hashimoto parada al lado de Yuuri, y él noto que había mas intriga que miedo o enojo en su voz.

—Porque yo soy su prometido.

Los labios de la chica formaron una pequeña O de asombro, al momento volteó hacia Yuuri y lo observó un poco, luego preguntó sin pelos en la lengua. —¿Shibuya, eres gay?

—¿Qué? —preguntó Yuuri totalmente desconcertado, luego entro en razón y respondió—. N-no. No.

Los labios de Hashimoto formaron una sonrisa. —Qué bueno —dijo, y luego agregó—, porque si no, ni siquiera podría competir con alguien como él.

—Lo mismo digo. El enclenque ha traído una soukoku de su mundo más impresionante de lo que hubiera esperado.

—No entiendo lo que dices, pero gracias por el halago.

"Bueno, bueno, ¿qué demonios está pasando?", pensó Yuuri ante el silencio y la mirada extraña que se estaban dando esos dos.

¡Lo estaban dejado ahí parado como si fuera un florero solo de adorno!

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Como dicta el código ninja, el rey se movió con sigilo desde la puerta directo hasta detrás de la maceta.

Lo bueno de la decoración del castillo Pacto de Sangre es que era exagerada en todos sus detalles, especialmente los jarrones con plantas enormes que sobrepasaban su tamaño, pero por las dudas igual se agachó un poco.

Al otro lado de la sala junto a la ventana, lo que suponía más de quince metros seguros, estaba dispuesta la mesa del té. Hashimoto y Wolfram parecían muy cómodos con la conversación que mantenían, sonreían de vez en cuando y se tomaban minutos de silencio para levantar sus tazas o comer algo de la mesa sin tensiones.

"Sigo sin entender que pasa, acá debería haber explotado la bomba de Hiroshima hace rato y todos salir gritando. Mucha sangre y dolor. Si, sangre y dolor. ¿Por qué hay tanta tranquilidad? Tal vez Wolfram aplique el dicho «tal vez no hoy, tal vez no mañana, pero algún día… cuando menos te lo esperes». No veo otro futuro más que yo con el cuerpo amoratado."

Lo que pasó apenas estuvo solo con Wolfram luego de llegar le daba vueltas en la mente, era obvio que él estaría enojado y quisiera un montón de explicaciones, así que no le sorprendió el interrogatorio.

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Wolfram estaba de brazos cruzados con él en la habitación, intentó ignorarlo todo el tiempo que cambiarse de ropa le permitía, pero Yuuri dejaba escapar miradas furtivas a cada rato nervioso. No sea que ignorarlo lo enojara mas.

—¿Y quién es? —preguntó su prometido sin muchas vueltas, el tono de su voz era directo y conciso, no le dejaba leer mucho entre líneas.

A Yuuri tampoco le iba bien intentando leer sus ojos, el verde vibrante solo le decía que había mucho sentimiento pero no le dejaba adivinar del todo que pasaba por la mente del mazoku de fuego.

—Hashimoto Asami… —podría explayarse más, pero estaba demasiado nervioso.

—¿De dónde es? —disparó la segunda pregunta sin darle tiempo luego de su respuesta.

—De la Tierra —respondió después de dudar un momento, otra vez se había dejado un par de detalles de por medio, pero bueno.

—¿De qué familia proviene? —estas eran el tipo de preguntas que hacia Wolfram de vez en cuando, las chapadas a la antigua, las que le hacían recordar que vivió toda su vida en un mundo medieval… o simplemente que en el fondo tenia la edad de su abuelo.

Como no tenía idea de cómo se supone que se responde a eso, decidió que podría aprovechar para dar algo de la información que antes no dijo. —Ella es… Hashimoto va a un colegio para chicas prestigioso como el de Muraken, estudia francés y… ¿le gusta pedir el café con leche en ese idioma? No sé quién es su familia, supongo que una del tipo medio pero con más dinero que la mía… tal vez.

Wolfram guardo silencio por un minuto que pareció eterno. Le dio tiempo a Yuuri a intentar adivinar que podría ser lo que diría, cosa que lo puso aun más nervioso y le dio miedo.

No quería que esto se ponga feo, pero inevitablemente podría pasar. Claro, llegando con una desconocida así como así a este lugar que encima se supone que es su novia, todo ese tiempo que Wolf lo trató de infiel no parecía en vano.

Tenía todo el derecho de experimentar un arranque de celos o un subidón de presión como hace mucho no tenía por su culpa. Por mucho tiempo su relación había sido tranquila, en realidad estaba seguro de que a la larga se había ganado la confianza de su prometido, pero esto lo desacreditaba totalmente.

En estos momento Wolfram se parecía demasiado a Gwendal. Tenía esa cara de desaprobación que lo hacía sentir un chiquillo que defraudo a sus padres, y de paso estaba enojado. Al parecer tanto que entre el enojo y la indignación se anularon mutuamente. Sería la única explicación de por qué se estaba tomando las cosas analíticamente y no dejándose llevar por sus sentimientos.

—¿Estuviste alardeando de tu condición de rey en ese otro mundo? ¿Acaso sabe de tu posición?

—¿He? No, ¿por qué habría de decir algo de todo eso? La gente pensaría que estoy loco, además, no me gusta llamar la atención.

—¿Crees que es el tipo de mujer que se aprovecharía de ti para escalar posiciones y echar mano al dinero?

Yuuri proceso la pregunta un momento con la boca un poco abierta.

—¡No! Como… este… esas cosas no pasan en la Tierra, Wolf, bueno, si pasan pero no viene al caso. Al menos no le pasa a gente como yo. Además, ¿que podría querer de mí?, ¿mis bienes? Ya lo había pensado, pero Murata dice que nadie va a querer mi colección de tarjetas de béisbol o mi equipo viejo y desgastado, ¡y tiene razón!

Wolfram lo miró fijo, luego de arriba abajo, se dio la vuelta y se fue.

A Yuuri le pareció ver que antes de voltear del todo tenía una sonrisa en los labios, aunque no entendía por qué.

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En su mente quedó solo ese último recuerdo dando vueltas, pero volvió a la realidad detrás de la maceta.

Si antes había estado tan enojado, entonces porque ahora era el Sr. Hospitalidad que tomaba el té con Hashimoto como si esa fuera su amiga, y no su enemiga, la novia de su prometido.

Aunque decir que era su novia era bastante cuestionable. Parece que en algún momento se había perdido de una parte de la película, y ahora era mejor asumir lo que había pasado para poder avanzar.

A todo esto, mirando mejor la escena, recordó que tenía dos problemas en vez de uno.

Las telenovelas y las películas lo habían educado en materia de amor, ya que carecía de experiencias propias mas allá de Wolfram y no es que se diga que eso era mucho. Así que tenía entendido que las mujeres enojadas por despecho o traición solían venir armadas con tacones aguja reforzados de acero que terminaban muy posiblemente en tus bolas.

Eso no estaba bien, para nada bien. ¿Sería Asami de las violentas? Por lo que sabía de ella, era fácil reconocer que era una mujer mas temeraria que otras, así que se quedaría aquí atrás de la planta un rato más antes de averiguar bien qué pasaba por allá. Además, tenía un historial de atraer el cariño de gente dominante y peligrosa.

No podía escuchar nada más que unas risas lejanas de vez en cuando desde atrás de la maceta, pero la seguridad de sus testículos iba más allá de la curiosidad que le diera la conversación.

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Continuará...

Notas finales:

Hola todos,

Bueno, acá estamos con otra historia corta, y como siempre voy en contra de la corriente con las cosas raras que me gustan explorar. En este caso, siempre tuve algunas ideas sobre Asami y Yuuri desde que lei su aparición en la novela 9, aun no traducida por cierto, pero ya casi estamos llegando. Como ustedes no pueden leer aun, quiero aclarar que Asami es un personaje que aparece en una sola escena del canon y está confirmado por la autora en una entrevista que nunca más va a volver.

Entonces, ¿qué pinta Asami en esta historia como novia si desaparece? Bueno, no nos van a dar una respuesta directa por supuesto, y acá ya es cosa de interpretaciones. Después de haber engullido todo el material habido y por haber, lo que yo comprendo es que Asami es el nivel final en la lucha de Yuuri para la auto aceptación de la sexualidad que viene escondiendo hace bastante.

Porque si, en el canon original yo interpreto a Yuuri como un chico simple y llanamente gay, solo que vive con una máscara puesta y pretende. Pretende en frente de sus amigos, de su madre y su familia, de la sociedad, de todos. Incluso resulta un poco triste leer algunos doujins oficiales dónde sus dudas son mucho mas evidentes (yo lo atribuyo a la libertad de la autora de incluir cosas que tal vez en las publicaciones oficiales no puede). Entonces, Yuuri desde el momento cero vive muchas aventuras y a su vez sigue una linea de descubrimientos con mujeres. Empezando con Cäcilie como la figura sexual más evidente a los ojos de un adolescente, y pasando por Izura la joven prostituta, Nicola la linda chica jovencita que podria ser jugadora de softbal de secundaria, Flynn la mujer más adulta de la cual tenia todo en bandeja para enamorarse pero él decide que no lo hará, y por ultimo Asami, la chica japonesa que no es tan dificil de llevar como otras que ha conocido. Y Asami es el boss final porque representa lo que Yuuri siempre quiso, la novia normal en la Tierra, la que va a hacer que él se vuelva un miembro de la sociedad sin problemas, la que lo haga ver como alguien cualquier y que ya nadie lo cuestione. Y aun asi, él solo recuerda que "tiene una novia" como cuatro novelas despues en un momento random que a nadie le interesa. Y nunca más, porque su familia son Wolf y Greta, y muchas otras cosas que tienen que ver con él.

Así que acá estoy yo con un fic corto sobre estos temas, pero explorando algo bastante irreal para el canon que es ella viajando al otro mundo =P

Gracias de antemano por tomare el tiempo de leer y comentar si lo hacen, me encanta leerlos y que charlemos, ¡además de escuchar sus opiniones, pedidos o sugerencias!


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