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C A P E R U C I T A R O J A por Samy_DBS

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Notas del fanfic:

Personajes de Mashashi

Historia mía, inspirada en el cuento infantil.

Notas del capitulo:

No hay ideas para actualizar:v

Fic nuevo

 

Se desplazaba por el bosque nevado, su andar grácil te daba la sensación de estar frente a alguien digno de una corona. Sus manos pálidas sujetan una canasta cubierta por una pequeña mantita a cuadros, llevando un pie de cereza recién horneado.

 

El aroma dulce del postre inunda el blanco bosque, atrayendo a cualquiera que deambulara por ahí.

 

La esbelta y baja figura va cubierta con una caperuza rojo sangre, un contraste perfecto con el manto frío y blanco. Un contraste elegante, el carmín de sus labios y mejillas llaman a la tentación de acariciarlos.

 

-¡Hinata! – de entre los arbustos apareció un chico rubio, de estatura pronunciada con unos preciosos ojos azules.

 

Bajó la capucha roja dejando ver sus cabellos ébano, una sonrisa se formó en su pálido rostro, sus ojos raros del color de las perlas estudiaron al chico que la saludaba.

 

-Hace bastante frío aquí, ¿a dónde vas? –Preguntó frotando sus manos haciendo que entraran en calor.

 

La chica sonrojada a más no poder desvió la vista. –Yo solo quería darte esto. –tartamudeó, ese ere un defecto con el que la chica había crecido, pues su padre siempre la obligó a permanecer encerrada en su casa volviéndola retraída e insegura.

 

Hinata la chica de la caperuza roja siempre le regalaba postres, no entendía la razón. Pero la de ojos blancos siempre tenía algo que ofrecerle, y eso lo hacia sentir bien, después de todo es reconfortante de que hay por lo menos una persona que se preocupa por ti.

 

-¡Gracias! –tomó la cesta, suspirando hambriento cuando el olor a cereza llegó a sus fosas nasales.

 

Esto solo hizo que el corazón de la muchacha se acelerara.

 

-Pero te he dicho que no vengas a buscarme al bosque, es peligroso. –la reprendió levemente. –También tengo algo para ti. –Le extendió dos liebres, las acababa de cazar.

 

-Naruto. –las tomó mirando preocupada al de revoltosos cabellos rubios. -¿Y que comerás tú? Sé lo difícil que es conseguir comida estos días, mejor quédatelas. –

-Y aún así vienes y me regalas postres de cereza. –contraatacó. La chica suspiró resignada. –Además el señor Hiashi en su condición también necesita apoyo, tú y Neji siempre me ayudan, así que deja de preocuparte. –

 

Su padre el cual era un excelente herrero había quedado ciego dejándolo incapacitado al cuidado de sus dos hijas, su sobrino, Neji era el encargado de cuidar a la familia Hyuga, pero en esas épocas la aldea estaba carente de animales para cazar, más de una familia pasaba hambre y frío.

 

-Además…-dijo con cierto tono cantarín. –Pronto comeremos estofado de lobo. –insinuó con el pecho inflado.

 

La preocupación quedó impresa en las facciones de la chica pálida. –Naruto, no deberías involucrarte en eso…-

 

-¿Por qué no? –preguntó retóricamente. –Es la bestia que se ha llevado nuestra comida, a nuestra gente y nuestra tranquilidad. –todo esto lo decía con desprecio. –Es necesario eliminarlo. –

 

-No lo entiendes. –los pasos de la caperuza roja se apresuraron. –Todos los que han intentado han muerto. –

 

-Estas viendo a la excepción. –derrotada lo siguió en silencio.

 

Las casas de madera de la aldea se veían metros más adelante. -¿Quieres que te acompañe a casa? –le preguntó, Hinata estaba más que encantada con la invitación pero debía regresar sola y evitar problemas.

 

-No gracias. –Naruto iba a rezongar con el hecho de que era tarde pero la chica se puso la capucha yéndose rápidamente.

 

-Que rara es. –murmuró.

 

Se adentró en la aldea, varios lo saludaban al pasar, en especial algunas señoritas, pues el atractivo de Naruto no pasaba desapercibido.

 

Corrió por las nevadas calles con rumbo a una casa de madera bastante llamativa, olía a sangre siempre. Provenía más del patio trasero en donde la encontró.

 

Sus cabellos solían ser rubios, casi blancos. Pero ahora lucían en una tonalidad rosada opaca, casi como un rojo seco. Esto se debía a la sangre que los había manchado. Sus ojos eran verdes, fríos y con muy poco brillo en ellos.

 

Sus brazos paliduchos estaban descubiertos, dejando ver la musculatura formada en ellos, nada exagerado pero al mismo tiempo nada femenino.

 

Usaba un delantal roto y viejo con manchas secas de sangre, en su mano derecha tenía un enorme cuchillo de carnicero. Con un golpe certero le cortó la cabeza a un ganso, el chorro de sangre no se hizo esperar pero poco le importaba, arrojó el cuerpo emplumado a un montón cercano.

 

-¿Qué se supone que haces? –preguntó Naruto limpiándose la mejilla, pues sangre del animal le salpicó.

 

-Ese maldito animal se llevó nuestra mercancía la semana pasada. –Dio otro corte certero con furia, dejando clavado el cuchillo en la base de madera que tenía. –Y es obvio que no lo atraparán pronto así que mi padre prefiere matarlos a todos antes de que se los lleve. –Llevó los cadáveres de los patos y gansos a un caldero de agua hirviendo.

 

Naruto la siguió de cerca.

 

-Vamos a aprovechar el clima y los mantendremos frescos. –

 

-Es un buen plan. –Reconoció.

 

-Habla, ¿trajiste algo bueno? –la chica se limpió la frente mientras miraba perspicaz al muchacho.

 

De su morral de cuero sacó tres codornices. Con orgullo las mostró, pues no era fácil conseguirlas.

 

-No está mal. –contestó la chica sacando a dos patos, ya con el cuerpo hervido comenzó a quitarle las plumas con facilidad. –Dos monedas. –

 

-¿¡Qué!? –el de marcas gatunas en las mejillas mencionó indignado.

 

-Dos monedas, tómalo o déjalo. –

 

-Estoy harto de que me explotes así. –se quejó aún con las aves en las manos. -¡Me costó mucho atraparlas! –

 

Los ojos verdes lo miraron profundamente. –Tres monedas es mi oferta final. –

 

-Eso está mejor. –le lanzó las aves y la chica las atrapó con agilidad.

 

-Son muy pequeñas, y apenas tienen carne. –mencionó. –Te las compro por lastima mi querido amigo. –

 

-Si claro. –contestó mientras se sentaba en un tronco. –Y como también te tengo lastima, mi querida, desaliñada y ensangrentada amiga. –se burló. –Compartiré esto contigo. –le ofreció un trozo del postre de cereza, Sakura no necesitó dos invitaciones para devorarlo.

 

-Hinata es la mejor repostera que he conocido. –dijo el rubio con adoración. –Hace tanto con tan poco. –

 

-Si tuviera esa habilidad ya le hubiera sacado provecho. –mencionó la de ojos verdes. –En lugar de estar regalándole a un tonto cazador. –miró de reojo a Naruto el cual la ignoró.

 

Para nadie era mentira que los Haruno amaban hacer negocios, si tenían sillas viejas te vendían leña. Tienen patos, te venden su carne, sus huevos o sus plumas para hacer almohadas. Y si pudieran venderían sus almas, su naturaleza era sí.

 

Mientras Sakura masticaba el postre de cereza miraba al frente, a las nevadas calles. -¿Irás verdad? –

 

-Si. –

 

La de verdes ojos sonrió. –También iré. –

 

-¡¿Estás loca!? –gritó alterado. –Es peligroso no deberías ir. –

 

-Por favor, soy mucho más fuerte que tú y cualquier otro hombre. –respondió. –Solo imagíname con un arma. –presumió, y no era mentira, pues Sakura oficialmente era la que más fuerza física tenía.

 

-Pero la sangre lo atraería, tu siempre hueles así. –

 

-Mejor por mí. Así no tendríamos que buscarlo, él vendría a nosotros. –rebatió. –Este olor es parte de mí, al igual que mi cabello que nunca pierde este color rosado. –

 

-Y que lo digas, extraño esas pequeñas y rubias trenzas. –bromeó.

 

-Vete a casa. –le entregó las monedas. –Se hace tarde, mañana es un día importante. –

 

Naruto asintió yendo a su casa, la cual no estaba tan lejos. En las noches era cuando los animales eran atacados, por temor las personas solían permanecer dentro de sus casas apenas el sol se ocultaba.

 

Naruto perdió el miedo hace tiempo, cuando vio como sus padres murieron frente a sus ojos. Aprendió a sobrevivir.

 

Sintió un escalofrío obligándose a dirigir su vista hacia el bosque que cada vez se ponía más oscuro. Algo malo se avecinaba.

 

CONTINUARA…

Notas finales:

Gracias por leer :v

Bye bye


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