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Luna Azul por Krad_Elric

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Notas del fanfic:

“Esta historia es completamente situada en un universo alternativo, retomando la historia desde Crepúsculo con personajes originales.”

Notas del capitulo:

Esta historia ya es algo vieja y estaba publicada en otra página, pero decidí reescribirla y pulirla pues fue bastante bien recibida y esta vez quise publicarla aquí.

 

El universo es completamente alternativo, tomé algunas ideas de los libros y de las peliculas.

Trataré de publicar cada semana.

Nunca pasó por mi cabeza que algún día conocería a mi padre biológico desde que averigüe que a quien llamo papá no es mi padre natural.

 

No tuve la necesidad de buscarlo ni de saber nada de su existencia. No había tenido dudas ni ideas sobre qué hubiera pasado si mi madre y él hubieran seguido juntos.

 

Mi padre, Thomas Hallet, me ha criado desde que tengo memoria como si fuera de su sangre, y eso me bastaba. Realmente ha hecho un gran trabajo y no puedo dejar de agradecerle por estar en mi vida.

 

Quizá si no hubiera metido mi nariz donde no me llaman nada de esto estaría pasando, y no es que me moleste pero las cosas serían completamente diferentes.

 

 

Hace un par de meses mientras subía algunas cosas al ático, encontré un viejo álbum de fotos donde mi madre salía con su antiguo novio; ya había escuchado algunas historias de cuando era un poco más joven y de cómo se había enamorado perdidamente de un sujeto algo serio llamado Charlie.

 

Quizá únicamente hubiera quedado como alguna historia que contó en una cena mientras recordaba el pasado, si no hubiera sido porque en esas fotos mi madre posaba conmigo de bebé junto al tal Charlie.

 

Otoño, 1989. Se leía en una de las fotos, yo era muy pequeño, quizá de algunos meses, siendo cargado en brazos del sujeto vistiendo un overol similar al de él. Habían bastantes fotos sueltas como para llenar otros dos álbumes, pero encontré una que no encajaba con el resto. Charlie esta vez llevaba en brazos a una pequeña bebé. Isabella Swan, 1987. Se leía escrito con tinta azul debajo de la foto.

 

No pude evitar preguntar sobre esa foto, sobre esa bebé y sobre Charlie ese día en la cena.

 

Más que sorprenderme al enterarme que mi padre no es mi padre, al menos de sangre, sentí una ligera alegría al saber que tengo una hermana. No es que quisiera conocer a mi padre biológico, realmente no, pero ser hijo único a veces es solitario, más cuando todos tus amigos tienen varios hermanos y al llegar a casa no hay con quien jugar o con quién compartir puntos de vista que entienda a lo que me refiero cuando digo que me siento perdido en un mundo tan grande.

 

La relación que tengo con mis padres es muy unida y de confianza plena, sé que no habían tenido la necesidad de explicar nada y la verdad no me molesta que lo hayan ocultado, nada entre nosotros cambiará, simplemente es algo que jamás en mi vida hubiera pensado y que puede cambiar las cosas para mejor en un futuro.

 

Pedí poder conocer a mi media hermana; mi madre se negó alegando que había perdido toda comunicación con Charlie meses después de que se mudó de ciudad. Al parecer Charlie aún esperaba mantener una amistad después de separarse de mi madre por el hijo que tuvieron, pero mi madre no iba a permitir que se viera como una mujer incapaz de criar a su hijo sola e incapaz de terminar con una relación con un sujeto que fácilmente pudo hacer su vida como si nada hubiera pasado.

 

Quizá el hecho de que aún tuviera contacto con su antigua pareja y su hija fue demasiado para mamá, no lo sé, no quise indagar tan profundo, aunque al parecer eso era recurrente en la vida de Charlie.

Mamá debió verlo venir.

 

No la culpo, al final es de ella de quién saqué el carácter tan intempestivo.

 

Un año después y papá llegó a nuestras vidas haciéndolo todo mucho mejor en palabras de mamá, y lo demás es historia.

 

Sólo bastaron unas llamadas para conseguir el numero de Charlie. Es impresionante lo fácil que es conseguir los datos de una persona hoy en día. Debo decir que a juzgar por el ataque de tos y que casi se ahoga al decirle quién era, que verdaderamente tampoco esperaba saber de mí nunca más. Al principio fue incomodo entablar una conversación de más de seis palabras, pero después de la sexta llamada, creo que entendió por dónde iba el asunto.

 

Soy muy insistente y siempre consigo lo que me propongo, ésta vez no sería diferente.

 

Hable algunas veces con Isabella y aceptó conocerme. También estaba sorprendida de saber que tenía un hermano y de saber que Charlie tampoco le había contado nada sobre su relación fugaz con mi madre.

 

Quizá fui motivo de alguna discusión pero al final me salí con la mía y podré conocerla después de todo.

 

Su voz era tranquila y seria, no puedo lograr retratar en mi mente como se debe ver esa bebé ahora.

 

¿Le agradare? ¿Y si me odia? ¿Y si todo se vuelve incomodo?

 

Creo que debí pensar esto mejor antes, aunque después de todo mamá dijo que con una llamada bastaría para estar en el próximo avión de regreso a casa.

 

Verdaderamente se opuso a que conociera a Charlie y a Isabella, pero papá dijo que estoy a punto de ser un adulto y que debía comenzar a tomar decisiones como tal, aunque también sé que un tiempo sin mí no les caería nada mal pues los panfletos del crucero por el Caribe en la mesa no se veían nuevos.

 

Papá sólo temía que Charlie fuera a caerme tan bien que quisiera llamarlo papá también, lo cual jamás sucederá.

 

Aún me cuesta un poco creer que me dejen viajar a través de medio país para conocer a dos personas completamente extrañas. Quizá les urgía deshacerse de mí, o quizá no son tan extraños después de todo. Mamá habló con Charlie como si se tratara de un viejo amigo cuando les pedí que me dejaran ir a Washington a conocer a mi hermana.

 

Se siente tan extraño y ajeno decir esas palabras:

 

Mi hermana.

Sólo serán un par de semanas pues tengo que regresar a la escuela y las vacaciones están por terminar, creo que es el tiempo suficiente para saber si realmente puedo tener una relación con esas personas o si sólo será una historia que contar que sucedió y que se guardará con el resto de aquellas fotografías.

 

El avión aterriza y mi nerviosismo aumenta a cada momento. Ambos vendrán por mí al aeropuerto y lo único que tengo para saber quienes son es una foto de Charlie de hace quince años con Isabella siendo una niña.

 

Me sudan las manos y no puedo dejar de pensar que esto fue una idea muy abrupta.

 

—Mierda…

 

La señal de que puedo desabrochar el cinturón se enciende y tomo mi equipaje de mano esperando para salir del avión.

 

Me concentro en mi respiración y sólo espero que todo salga bien. No habría nada que pudiera salir mal, ¿o sí?

 

Hace más frío del que pensé y el cielo está nublado, me pongo la chaqueta y comienzo a caminar hacia la salida. Intentó imaginar cómo saludar, cómo actuar, qué debo hacer pero la realidad es que no sé como carajo comportarme.

 

Estoy justo en la salida y hay demasiada gente, algunos siendo recibidos por sus familiares muy efusivamente, otros simplemente se van solos.

 

Miro a mi alrededor y veo de vez en cuando la foto esperando reconocer ese rostro entre tanta gente pero es abrumador, qué estúpido e impulsivo soy.

 

Doy un paso hacia atrás para ir a algún lugar sin tanta gente para tratar de calmarme cuando una mano llama mi atención.

 

Es Charlie, un poco más viejo y con barba y bigote. Estoy casi de su tamaño, sus ojos son cafés diferentes a los míos, tengo algunas de sus facciones y aún así siento que no nos parecemos.

 

—Christopher —pronuncia serio y visiblemente nervioso levantando una mano.

 

—Charlie —respondo al saludo. Me reconforta saber que no soy el único.

 

Comienza a caminar tomando mi maleta esperando que lo siga, lo cual no entiendo por qué, si soy perfectamente capaz de cargar el pequeño equipaje, pero supongo que es parte de su bienvenida.

 

Frente a nosotros una chica de cabello largo lacio café como el de Charlie, completamente contrastante con la mayoría de la gente de ahí. Mucho más atractiva de lo que pensé, pálida y delgada espera sujetándose un brazo mirando con rostro apacible.

 

Es ella estoy seguro.

 

—Bella, Christopher. Christopher, Bella —nuevamente pronuncia seco e insípido.

 

—Al fin te conozco, Isabella —¿la abrazo o la saludo de mano? Mis pensamientos se agolpan y levantó una mano mientras me acerco.

 

—Bella, está bien —sonríe mientras me toma de la mano y me medio abraza en un gesto raro por parte de los dos. Puedo ver a Charlie desviando la mirada.

 

“Ugh, qué incomodo.”

 

Comenzamos a caminar tomando Charlie la delantera nuevamente.

 

—Tienes quince años, ¿correcto? —dice Bella mirándome con una sonrisa ligera.

 

—Sí, tú diecisiete, ¿no?

 

—Sí —ambos sonreímos. Es extraño pero también cálido dejando a un lado la falta de comunicación.

 

Pasan unos momentos y sólo el sonido del aeropuerto y de nuestros pasos se escucha. Puedo ver a Charlie mirando de reojo como asegurándose que aún vamos tras de él o quizá checando si esa sería toda nuestra platica.

 

—Escucha…

 

—Siento…

 

Ambos hablamos al mismo tiempo y reímos torpemente, quizá sí seamos familia después de todo.

 

—Tú primero —dice mirándome.

 

—Quiero que sepas que es también muy extraño para mí, pero realmente me emociona saber que tengo una hermana y siento si es incomodo pero no sé por dónde empezar.

 

—Cuéntame de ti, ¿qué te gusta hacer? —pregunta mirándome, hay algo en ella que me hace querer seguir hablando. Quizá es el exceso de ilusión que he depositado o quizá realmente es agradable, pero como sea entiende la situación y trata de hacerlo más ameno.

 

—Estoy por entrar a segundo año de bachillerato, no me considero inteligente pero tengo muy buen promedio. Me gusta pasar tiempo en casa leyendo o dibujando, soy bueno con el lápiz.

 

—Me encantaría ver tus dibujos.

 

—Tengo algunos en la maleta.

 

Llegamos al auto y mientras Charlie maneja yo hablo con Bella, le cuento sobre mis intereses y mis habilidades, ella casi no habla pero se ve interesada. La incomodidad se ha ido y ahora me siento con más facilidad para hablar.

 

Charlie me ve de vez en cuando por el espejo retrovisor, no sé en qué piensa pero espero que no sea nada negativo. Casi no ha dicho nada más que a donde iremos a cenar.

 

Después de un buen rato en el camino, llegamos a una cafetería donde unos chicos saludan a Bella y ella me presenta como su hermano.

 

No puedo negar que me encanta ese título.

 

Charlie igual es bien recibido por la gente que cena ahí. Al parecer son conocidos, quizá por qué es el  comandante de policía del pueblo. Bastante cool.

 

—¿En verdad son hermanos? —pregunta una amiga de Bella de nombre Jessica, por como habla y actúa, puedo decir que es un cliché.

 

—Medios hermanos —decimos al mismo tiempo, vaya que tenemos mucho en común.

 

—Tus ojos son muy hermosos, cuando crezcas un poco más no dudes en llamarme —ríe con sus amigos mientras comienza a hablar con Bella y con una chica de nombre Lauren. Puedo notar que Bella tampoco se siente muy cómoda con la situación.

 

Miro a Charlie que habla con otros sujetos que también observan en nuestra dirección. Me siento como el juguete nuevo.

 

Cenamos una hamburguesa con papas y el intercambio de palabras es breve. Algunas miradas se posan sobre nosotros de vez en cuando. Bella me cuenta que tampoco lleva mucho tiempo en Forks y a decir verdad no se siente aún adaptada al pueblo.

 

Charlie simplemente nos mira y pregunta sobre cosas triviales de mi vida adolescente como si tengo alguna novia o qué equipo de football me gusta. Mis respuestas creo que no fueron algo que esperara escuchar pues no me interesa ninguno de los dos temas.

 

Al llegar a su casa tuve dos propuestas, dormir en la habitación de Charlie o dormir en la sala, pues únicamente habían dos habitaciones. Bella me ofreció dormir con ella aunque creo que fue más por ser cortes que por realmente así quererlo, no quiero incomodar más de lo que ya lo he hecho así que opto por dormir en la sala.

 

Me encanta el clima de este lugar, es frío y húmedo y lúgubre. Detesto el calor.

 

Bella sube a su habitación unos minutos y yo miro la televisión. Repentinamente suena un claxon y una camioneta roja se estaciona fuera de la casa. Al parecer son visitas.

 

—Billy —saluda Charlie fraternalmente al sujeto en silla de ruedas mientras un chico de cabello largo se acerca clavándome la mirada inmediatamente.

 

¿Por qué todos se tienen que quedar viendo?

 

Bella aparece y se ve contenta saludando al chico. Se mete las manos a los bolsillo y me presenta.

 

—Jake, él es Christopher. Mi medio hermano —levanto una mano y lo saludo tratando de darle mi mejor cara. Puedo ver como el semblante del chico cambia y se relaja. Es bastante alto y también muy atractivo, tiene pinta de ser de esos chicos problemáticos aunque su rostro aún tiene facciones jóvenes, supongo que es de nuestra edad.

 

Charlie y Billy miran el baseball; Bella, el chico Jacob y yo, aún estamos afuera. Ellos platican amenamente y yo simplemente estoy ahí, no es que no quiera participar o que no me incluyan. Me gusta ver a Bella hablar con más familiaridad y desenvolvimiento, quizá algún día así podamos llevarnos. De repente el chico toma la mano de Bella y puedo ver como la acaricia con su dedo pulgar.

 

Ella nota mi mirada y aleja su mano.

 

Sonrío un poco y ella me devuelve la sonrisa mirándome de reojo.

 

Jake resulta ser un tipo agradable, gracioso y carismático, quizá lo juzgué muy rápido.

 

La noche llegó rápidamente con más frio y lluvia, me encanta poder usar ropa de invierno aquí. Abro la pequeña maleta y unos dibujos caen al suelo.

 

—De verdad eres bueno —dice Bella ayudándome a recogerlos. Ya está lista para dormir, pues el día de mañana tiene escuela y tiene que despertarse temprano.

 

—Gracias, quizá después te dibuje —ella sonríe.

 

—Tú y Jacob… —la miro sonriendo a medias.

 

—No, no… sólo somos buenos amigos.

 

—Ya —estoy seguro que puede notar que no le creo nada. Él la miraba como papá mira a mamá.

 

Hablamos un rato más sobre su escuela y como ha sido su cambio de ciudad y entrar a una nueva etapa antes de que se marche a la cama.

 

Las luces se apagan y yo también voy a dormir.

 

 

A la mañana siguiente despierto temprano y pregunto si puedo acompañar a Charlie a llevar a Bella a su escuela, quiero aprovechar para conocer un poco más el pueblo.

 

Bella me abraza y revuelve mi cabello al bajar las escaleras. Quizá no se notó, pero ese sólo gesto me hace sentir una calidez muy agradable. De verdad me encanta tener una hermana.

 

Nos encaminamos a la escuela y me despido de Bella, cuando a lo lejos veo un auto que contrasta con todos los demás y unos chicos bien vestidos están hablando en torno a el. Bella se dirige hacia ellos y la reciben efusivamente.

 

Repentinamente voltea un chico de cabello bronce y “oh vaya…”

 

A decir verdad todos ellos eran estúpidamente hermosos, y Bella era parte de su grupo al parecer.

 

Los pasos del sujeto se detienen y gira el rostro hacia acá. Casi como si supiera lo que pensé… Dios, incluso en la lejanía se ve imponente.

 

Reanuda su camino y entran a la escuela.

 

Mike toca la ventana y nos saluda a Charlie y a mí para después dirigirse de igual forma a la escuela.

 

—¿En qué año vas? —pregunta Charlie arrancando el motor y comenzando a conducir.

 

—Segundo, comenzaré segundo.

 

—Es verdad, lo habías mencionado por teléfono.

 

—…—

 

—Me alegra saber que te comienzas a llevar mejor con Bella —finalmente dice algo diferente a un tema trivial.

 

—Es muy linda, se ofreció a llevarme a la playa el fin de semana.

 

—¿Te gusta Forks?

 

—Me encanta el clima.

 

Silencio. Podía notar como si quisiera decir algo más pero simplemente las palabras no salían de su boca. Sólo me miraba de reojo de vez en cuando y se concentraba en conducir.

 

—Me puedes dejar cerca del pueblo, me gustaría recorrerlo un poco.

 

—No creo que sea buena idea que vayas por ahí solo sin conocer —vaya, casi suena como mi padre.

 

—Estaré cerca, además mi celular está completamente cargado.

 

Se orilla cerca de una tienda de libros; la gente ya comienza a transitar y además dejó de llover. Me quito el cinturón de seguridad y justo cuando estoy por bajar, su voz llama mi atención.

 

—Eres idéntico a tu madre, los mismos ojos —dice para después levantar la mano y despedirse.

 

Sólo pude sonreírle y ver como se alejaba.

 

Todos dicen que me parezco mucho a mamá, y es un alivio porque mamá es una mujer muy hermosa.

 

 

 

 

El día transcurre rápido, visité una librería, una tienda de artesanías locales donde compré un atrapa sueños que me gustó mucho para Bella, y uno para llevarlo a casa conmigo. Fui a recorrer el pueblo y a decir verdad no había mucho que hacer. Algunas tiendas y varios negocios. Bastante aburrido.

 

Bella estaba por salir de la escuela y me pidió que la viera en el parque central junto a la librería para ir a casa juntos por lo que me dispuse a caminar hacia allá guardando mis recuerdos en la pequeña mochila que llevaba conmigo.

 

Y de la nada comenzó a llover nuevamente. Mi chaqueta no sería suficiente para cubrirme y ya estaba cerca del parque. Supongo que una lluvia no me matará.

 

Esperé durante quince minutos y la lluvia no había parado, ya estaba empapado para entonces. Un mensaje de Bella diciendo que iba en camino llegó. Estaba sentado en una banca, mirando como las gotas de lluvia salpicaban en el suelo y como todo el pueblo se miraba gris y deprimente.

 

Realmente me gusta este lugar.

 

El motor de un auto plateado suena al estacionarse cerca. Bella baja del auto con un paraguas corriendo hacia mi diciéndome que me apresure.

 

—Perdoname, por demorar tanto, ¿por qué no te metiste a algún lugar?, estas todo mojado Chris —es la primera vez que me llama así. Estaba apunto de hablar cuando miro por la ventana y el chico rubio de la mañana es el que maneja. Mis pasos se detienen.

 

—¿Qué haces? Apresurate.

 

—No quiero mojar el auto de tu amigo —no puedo evitar sentirme intimidado, su semblante es serio y su mirada penetrante. Un escalofrío recorre mi cuerpo. El chico abre la puerta trasera sin importarle que la lluvia se meta; Bella me empuja un poco más y me adentro. Ella se sienta en el lugar del copiloto.

 

—Discupa que moje tus asientos, puedo intentar secarlos…

 

—No hay problema —dice el chico mirando por el espejo retrovisor. No puedo sostenerle la mirada y la desvío hacia la ventana.

 

—Christopher, él es Edward —miré a Bella y después volví a ver sus ojos por el espejo retrovisor. Eran de un tono dorado, uno muy singular, como jamás había visto. Verdaderamente todo en él era atractivo.

 

—Mucho gusto Edward, siento de verdad mojar tu auto —él sonríe y regresa la mirada al camino.

 

—Es un placer, y nuevamente, no tienes porqué preocuparte— Bella gira la cabeza y me voltea a ver sonriéndome y revolviendo mi cabello un poco haciendo que algunos mechones se adhieran a mis mejillas.

 

—Ah… te compré algo, espero que te guste —dije mientras sacaba el atrapa sueños de mi mochila y entregándoselo.

 

—Vaya… me encanta, gracias hermanito —dijo sonriendo mientras con una mano sujetaba el atrapasueños y con la otra me tomaba de la mano.

 

Hermanito.

 

Solté una sonrisa y no pude evitar sentir mi cara calentarse un poco junto con mi pecho. Jamás creí que una simple palabra fuera a causarme tanta dicha. Levanté el rostro al espejo y pude ver al chico sonreír nuevamente.

 

Esa sonrisa lo hacía ver menos duro, quizá estaba equivocado también sobre él.

 

 

Notas finales:

¿Qué les pareció?

Me encantaría leer sus comentarios, nos leemos la próxima semana. 


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