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Luna Azul por Krad_Elric

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Una de sus manos salió de la penumbra y se colocó en la corteza de un árbol junto a él para sujetarse y salir de la maleza. Bella lo miraba atónita, su mente le decía que corriera y que lo abrazara y que lo besara, pero simplemente su cuerpo no respondía. No entendía como podía ser posible.

 

Un pie suyo se movió y una mano de Jacob en su pecho la detuvo, Bella lo volteó a ver y Jacob al igual que ella estaba estupefacto. Sus ojos abiertos, sus labios separados buscando el aire que se le había ido y también se le veían los músculos tensos, como si estuviera listo para cambiar en cualquier momento. —Aún no. —dijo empujándola un poco tras de sí.

 

—Vamos, no puede ser que no me reconozcan, sólo han pasado unos meses. —sonó en un ligero tono de burla que todos pudieron entender. Su voz era extraña y grave, diferente a la que antes salía de su boca, se miraba más alto, su cabello había crecido casi hasta su barbilla y vestía completamente de negro. Botas, pantalones pegados hasta sus tobillos y una playera negra. Se miraba como él pero no podía ser él.

Jacob lo escaneaba de arriba abajo. Simplemente habían muchas cosas diferentes en él y muchas iguales que lo confundían aún más.

 

Como sus ojos.

 

Estaba seguro que había visto sus ojos rojos como los de los demás vampiros pero ese chico frente a él tenía un ojo verde y uno azul como antes de que todo pasara y se fuera a la mierda. Desde esa nula lejanía podía escuchar el latido de su corazón y podía ver su piel rosada por la sangre que aún corría por sus venas, escuchaba su respiración y miraba como sus ojos parpadeaban.

 

Christopher dio un paso más después de ver como nadie reaccionaba.

 

—No te muevas. —sentenció Jacob mientras seguía observando buscando en él algún detalle que le demostrara que no era humano, no podía ser posible, de ninguna maldita forma.

 

—Jacob, soy yo. De verdad. —sonaba su nueva y deliciosa voz.

 

—Christopher no hablaba… habla como tú.

 

—Sí bueno, ha pasado tiempo, también me estiré y ya no soy un debilucho, eso pasa cuando creces —sonrió hermosamente y Jacob inmediatamente vio a que se refería. Bajo sus prendas negras se podía apreciar que había cambiado su cuerpo. Ya no se miraba como un niño, era más alto, sus músculos se habían desarrollado y la ropa que se adhería a su cuerpo como una segunda piel lo mostraba.

 

—Es imposible… —no podía ser un metamorfo porque él no era descendiente y sólo de esa forma podría cambiar, no era un vampiro porque podía ver las señales de vida en él. Un hombre lobo como aquel hijo de la luna que se dio un festín con él, esa debía ser la explicación.

 

—Jacob, es él —Bella empujó su brazo y comenzó a correr hacia Christopher sin importarle si seguía siendo humano o no.

 

—No, ¡Bella! —gritó y antes de que ella pudiera llegar a su hermano nuevamente, fue detenida por Jacob. En ese preciso momento Edward apareció removiendo las hojas bajo sus rápidos pies.

 

Él también se miraba sorprendido.

 

—¿Va a tomar mucho tiempo esto? Si quieren me voy…

 

—No puedo leer nada, no puedo leer su mente—sonó la voz de Edward alterándolos aún más.

 

—¿Esta es la bienvenida que me dan? Primero me dejan tirado desangrándome para ser comido por vampiros y lobos y después, ¿esto? —su rostro cambió, dejó su expresión jovial y divertida y ahora se volvía serio. Un escalofrío recorrió la espalda de Jacob al recordar una expresión similar en aquella fatídica noche.

 

—¿Dónde habías estado…Que-Qué pasó contigo? —cuestionaba Bella intentando avanzar entre los brazos que la detenían pero simplemente era imposible.

 

—Les juro que su hubiera querido herir a alguno de ustedes ya lo habría hecho, ¿podrían dejarse de estupideces y permitir que al menos mi hermana me de un puto abrazo? —hablaba seriamente y sus manos al final hicieron un ademan abriéndose en espera de ella; sin embargo, ninguno de los dos permitía que Bella avanzara.

 

Edward la tomó y la alejó un poco más mientras Jacob avanzaba hacia él con lentitud.

 

—¿Cómo es posible? Yo te vi casi desangrado y cuando te quise llevar a la reserva…

 

—Sí, lo recuerdo bien, yo estaba ahí, era el bulto de carne que gritaba pidiendo auxilio. —sonó sarcástico. —Estuve aquí y allá mientras aprendía de mi nueva condición y de este asqueroso y torcido mundo —nuevamente sonrió.

 

—¿Condición? —sonó la voz de Edward. Bella empujaba sus brazos nuevamente y se acercaba más a él.

 

Christopher torció los ojos y finalmente se acercó hasta ella y la tomó entre sus brazos, sintiendo como ella le devolvía el abrazo fuertemente.

 

—Creí que te había perdido… Sabía que estabas vivo… —susurró Bella sintiendo como se le quebraba la voz.

 

—Casi, pero he vuelto. —Extrañamente la empujó un poco más rápido y más fuerte de lo que ella hubiera querido alejándola de su cuerpo mientras él se encaminaba hacia Edward, cruzando justo a un lado de Jacob.

 

Se puso frente a él y le clavó la mirada observando como por un breve segundo sus ojos multicolor se volvían dorados y nuevamente regresaban a sus tonos originales.

 

—¿Qué eres? —sonó la voz de Edward.

 

Christopher se llevó una mano a la playera y la levantó dejando ver su abdomen que definitivamente ya no era de un adolescente, pero lo que más predominaba era una cicatriz de gran tamaño cruzando su ahora marcado cuerpo probando que verdaderamente algo lo había atacado como Jacob había explicado.

 

—No soy un chupa sangre… —volteó a ver a Jacob de reojo —…y tampoco soy humano. Soy un híbrido de dos especies que después de jugar con su comida, bueno… después sabrán el resto —Soltó sin más. —Deben prepararse, alguien ha estado haciendo un ejercito de vampiros y vienen hacia acá. —Pasos se escucharon acercarse e inmediatamente Edward giró el rostro para darse cuenta de que Jasper y Alice se aproximaban. Inmediatamente leyó en su mente lo que acababa de ver.

 

Varios neófitos saliendo del agua dirigiéndose exactamente hacia ellos, una pelea y la muerte de varios de ellos mientras Bella era arrancada de sus brazos. Su rostro mostró una mueca que hasta ese momento Bella jamás había visto.

 

—¡¿Cuándo?! —dijo más fuerte de lo que hubiera querido.

 

—Tenemos dos días —sonó la dulce voz de Alice preocupada.

 

La mirada de Christopher se perdió en la chica del cabello corto y soltó una sonrisa torcida. También necesitaba el de ella. Antes de que nadie pudiera moverse apareció justo frente a Alice y le tomó la mano para depositarle un beso y después mirarla directamente a los ojos. Nuevamente cambiaron a dorado y de regreso a su forma normal.

 

—Soy Christopher, es un placer. —Sonrió como él sólo podía hacerlo. —Deben estar preparados, estaré aquí cuando lleguen. — soltó sin más y después nuevamente desapareció mientras se escuchaban ramas romperse y arbustos moverse por donde había llegado.

 

—Es demasiado rápido, ¿a-a dónde fue? —sonó la voz de Bella.

 

—La fiesta terminó, despidan a los humanos y junten a la familia, Jacob tú — giró su rostro y miró que ya no estaba, había ido tras él. Edward tomó la mano de Bella y junto con Jasper y Alice regresaron hacia la casa.

 

 

 

Jacob corría a pie lo más rápido que podía pero sabía que jamás lo alcanzaría a ese paso, no quería entrar en fase porque de lo contrario toda la manda sabría que había vuelto y antes de que todos quisieran saber qué pasaba con él, él debía ser el primero en escucharlo; porque simplemente lo necesitaba, lo necesitaba más que nada. Tantas noches pensando en qué estaba solo, culpándose, sintiéndose menos que nada, sintiendo que todo había sido su culpa; recordando cada parte del corto tiempo que compartió con él. Porque aunque se negara, había estado pensando en esos momentos una y otra vez. Simplemente mirar el cuadro que había colgado en su habitación era un recuerdo que le decía que aunque ocultara su indiscutible confusión ahí estaba, latiente, ferviente, en forma de pesadillas, sangre y azul y verde.

 

—¡Christopher! —gritó lo más fuerte que pudo con el poco aire que quedaba en sus pulmones —No te vayas… —soltó esto último más en un susurro mientras se recargaba contra sus rodillas intentando recuperar el aliento.

 

 

—Te estás haciendo viejo, Jacob —sonó esa voz que le causaba que su piel se erizara y lo odiaba, detestaba que eso pasara.

 

—¿Por qué te vas?, hay tanto que quiero… por qué… — no sabía por donde comenzar, su cabeza era un caos total. Se incorporó y giró sobre sus talones para encararlo y en ese momento ya lo tenía frente a él a unos cuantos pasos, inmediatamente retrocedió.

 

—¿Estas nervioso?¿Te pongo nervioso?

 

—No…

 

—¿Y por qué tiemblas? —¿En qué momento había comenzado a temblar que no se dio cuenta?

 

—¿Eres un hibrido entre qué y qué? —cambió el tema.

 

—¿En verdad quieres saber?

 

—Responde.

 

—Entre chupa sangre y lobo.

 

Sus ojos se abrieron y dio un par de pasos atrás. Los ancianos tenían razón, Christopher era un hibrido mucho más letal de lo que habían pensando.

 

—¿Cómo es posible?

 

—Sí te lo dijera tendría que matarte —sonrió nuevamente.

 

Los ojos de Jacob bajaron hasta sus brazos donde la piel era más blanca y donde yacían dos cicatrices en forma de mordidas. Recordaba como pedía a gritos que parara el dolor y que lo matara. Llevó una mano a su propia cicatriz que jamás le haría olvidar ese momento.

 

—Lo siento tanto, no sé —

 

—No es tu culpa, así las cosas deben ser. —Se disponía a marcharse nuevamente pero la mano de Jacob sujetando su muñeca lo detuvo.

 

—¿Por qué te marchas? ¿a dónde iras? —

 

—Lejos, hay luna llena y aún no lo controlo. No quiero herirlos. —dijo serio e inexpresivo.

 

—Voy contigo.

 

—No.

 

—¿Por qué no?

 

—Por que soy peor de lo que imaginabas, Jacob. Soy pero que un chupa sangre. Ahí lo tienes, ahora suéltame.

 

—¿Entonces para qué volviste? —soltó su mano.

 

—Para advertirles. Tú debes decirle a tu manada que también estén listos, son más de los que creen y son muy fuertes porque acaban de ser convertidos. —¿Cómo sabía de la manada? ¿Cómo sabía de los neófitos? ¿Cómo sabía tanto?

 

—¿Cómo lo sabes?

 

—Ya dije más de lo que debería, ahora vete y dile a los demás.

 

—No.

 

—¡Lárgate maldita sea! —gritó como el mismo Jacob alguna vez lo había hecho y ahora lo usaba en su contra.

 

—Fue por tu bien… No quería que nada malo te pasara. —recordaba cuando él mismo no controlaba su cambio de fase y quería alejarlo para mantenerlo seguro. Quién diría que los papeles ahora se invertirían.

 

—¿Y alejándote impediste que me comieran y me convirtiera en esto? —soltó con asco refiriéndose a sí mismo.

 

—Perdóname… Debí llegar antes…

 

—No es tu culpa, ya te lo dije. Pero no tenías porque dejar de hablarme ni alejarte así a sabiendas de lo que sentía por ti. Eso también dolió— por un segundo sonaba como el antiguo Christopher; sin sonrisas exquisitas y voz grave, sin su cuerpo fornido y su extraña y atrayente mirada. Repentinamente era el chico con el que platicaba y reía.

 

—No te marches.

 

—¿Por qué no? —avanzó un poco más.

 

—No quiero volver a perderte… — no recordaba en qué momento exactamente se había vuelto tan importante para él,  ni en que momento la confusión le decía que no podía verlo de otra forma, ni en que momento había anhelado poder tenerlo frente a él y respirar su particular aroma, o ver sus ojos, o verlo pintar. Había sido muy poco el tiempo y no lo había notado hasta que había desaparecido, y con él todo lo demás.

 

Christopher se puso justo frente a él a su altura y lo miró a los ojos. Levantó sus manos hasta su rostro y lo sujetó un poco fuerte. Jacob no supo que hacer. Comenzó a escuchar lo que había en su cabeza y realmente tenía un torbellino de pensamientos y todos se enfocaban en él. Nuevamente sonrió.

 

—¿Un beso bastó para confundirte tanto?

 

—¿Qué? —¿En qué momento había dicho algo al respecto?

 

Estaba dispuesto a acercarse y confundirlo aún más, cuando repentinamente sintió un escalofrío que lentamente subió por su espalda hasta la punta de sus dedos y como por un segundo perdía la cordura. Sentía hambre como si hubiera estado semanas y meses sin probar alimento alguno y sentía sed de esa que quema y arde. Tenía que marcharse de ahí. Quitó sus manos de Jacob, dio un paso hacia atrás y se disponía a comenzar a correr pero nuevamente Jacob lo sujetaba.

 

Repentinamente giró ante el abrupto agarre e instintivamente iba a atacar.

 

Jacob miró como su rostro se convertía en algo tétrico y monstruoso. Sus ojos afilados felinamente, sus dientes prominentes y largos, sus parpados sombríos y su piel áspera como cuero, y así como apareció se fue nuevamente.

 

Jacob inmediatamente se lazó hacia atrás soltándolo y trastabillando un poco.

 

—Lo siento, debo irme. Esta conversación no ha terminado.

 

Y así como lo dijo volvió a marcharse.

 

A partir de ese momento el buen humor había desaparecido. Los lobos ahora sabían acerca del chico hibrido y temían que fuera una amenaza, no sólo para la gente del pueblo sino para cualquiera que estuviera en su camino. Más chicos de la reserva entraban en fase y cambiaban. Quizá debido a que un ejercito de vampiros se acercaba o quizá por el hecho de que sentían el peligro que aguardaba en un simple chico que una vez llegó a Forks de la ciudad.

 

Los Cullen explicaron la situación a su familia cercana y la mayoría decidió quedarse para proteger a sus seres queridos y bueno, a Bella. Otros preferían evitar a toda costa un enfrentamiento en el cuál no tenían que ver y mucho menos si habían neófitos involucrados porque todos sabían que los Vulturi estaban nerviosos y de una u otra forma se enterarían de esto. Más aún cuando Alice ya había visto su visita.

 

Excelente tiempo para una confrontación.

 

Victoria tenía que estar detrás de todo eso porque no había nadie más que tuviera tantas ganas de asesinar a Bella y al clan entero; sin embargo, se ocultaba de tras de alguien que tomaba las decisiones. Un movimiento bastante inteligente por su parte.

 

La conversión de Bella se había postergado porque tenerla en estado de cambio mientras sucedía la batalla podría ser contraproducente y peligroso, así que seguiría siendo humana por ahora. Y a decir verdad por un momento eso era lo de menos ahora que Christopher había regresado y con él un sinfín de preguntas. Jacob no quiso hablar mucho pues él mismo no sabía más de lo que habían charlado y de su extraña forma hibrida. Edward había leído cada detalle de ese encuentro y aunque Jacob pidió que no indagara más allá de lo que debía, no pudo evitar ver acerca de esa extraña conexión que ambos tenían y la tensión que vivieron en ese último encuentro.

 

Edward soltó una sonrisa y Jacob simplemente lo empujó con su hombro al marcharse para hablar con los lobos mientras los demás vampiros practicaban y luchaban.

 

—¿Qué fue lo que te causó gracia en la mente de Jacob? —Preguntó Bella que se colgaba del brazo de Edward como si su vida dependiera de ello, y dadas las circunstancias era más o menos el asunto.

 

—Es un asunto privado —sonrió Edward.

 

—¿Qué tipo de asunto?

 

—No puedo decirte a menos que él mismo te lo mencione.

 

—Edward, eres mi esposo y entre nosotros no debería haber secretos.

 

—¿Estás usando el matrimonio para sacarme información?

 

—¿Duh? Por supuesto. —Edward rió un poco. —Es sobre él y Christopher.

 

—¿Qué entre ÉL y MI hermano? — se soltó de su brazo y lo encaró seria.

 

—Relájate, nada malo.

 

—Edward escúpelo ya, Jacob no me ha dicho nada y nadie dice nada y mi hermano no sé donde mierda está y ahora tú tampoco dices nada.

 

—Viene para acá, ¿por qué no le preguntas tu misma? —se puso de pie y justo en ese momento Emmett lo llamó para practicar con él.

 

Jacob caminaba justo frente a ella en ese preciso momento sin hacer contacto visual porque justamente no quería hablar del tema creyendo que el estúpido y entrometido de su esposo seguramente ya le había dicho algo qué ni él estaba seguro de entender.

 

—¡Jacob! —gritó Bella acercándose a él sujetándolo por un hombro. — ¿Por qué me has estado evitando? —su rostro demostraba su descontento.

 

—Bella, ahora no, hay mucho que hacer antes—

 

—¿Por qué no me quieres decir que fue lo que hablaste con él, qué pasa con él?

 

—Bella…—

 

—¿Qué mierda ocultan todos? —dijo soltándole un golpe al pecho.

 

Silencio.

 

—¡Eres mi mejor amigo maldita sea, de todos lo puedo esperar menos de ti!

 

Repentinamente todos los miraron, algunos sorprendidos, otros divertidos y Jacob se comenzaba a poner nervioso. Le echó una mirada a Edward y este asintió, la sujetó por un brazo y la alejó un poco adentrándose en la casa.

 

—¿Qué quieres saber específicamente?

 

—¿Qué pasó con él? ¿Dónde estaba?

 

—No lo sé y no lo sé.

 

—¿Qué mierda sabes, Jacob?

 

—Bien. Carajo, aquí está la verdad. Tu hermano es un hibrido entre hombre lobo y vampiro y no sé más, es lo único que el cabrón me dijo antes de desaparecer otra vez.

 

—¿UN HIBRIDO? ¿CÓMO? ¿QUÉ?—

 

—Fue atacado por vampiros y por un hijo de la luna, no sé como pudo pasar, jamás había escuchado de nada así, nadie sabe nada y por eso todos están alertas y además— En ese momento se escuchó el aullar de los lobos que se habían ido a resguardar el perímetro. Edward apareció junto a ella y la cargó en sus brazos.

 

—Se adelantaron, tenemos que salir de aquí antes de que lleguen, debemos ir bosque adentro— su voz sonaba preocupada.

 

Inmediatamente todos comenzaron a correr hacia el paraje que les daba un campo abierto y donde el enfrentamiento tendría lugar lo suficientemente lejos del pueblo y lo suficientemente grande para poder moverse con libertad.

 

—¿Dónde ocultaremos a Bella? —Preguntaba Jacob en su forma lobuna corriendo junto a Edward.

 

—No hay tiempo, tendremos que protegerla nosotros—

 

Repentinamente escuchó voces cercanas en su cabeza, demasiadas.

 

—¡Están aquí!— era una emboscada. Gritó y corrieron aún más rápido todos hasta llegar al lugar. Los lobos aparecieron por el otro lado y Jacob y Edward cubrieron a Bella refugiándose entre la manada

 

Jacob, Bella y Edward en el centro cerca de un riachuelo. Rodeados de la manada que para entonces ya era más grande, y fuera los vampiros. Los Cullen, los Denali, y el Clan Thomson.

 

Un silencio sepulcral se hizo presente,  la respiración agitada de Bella era lo que más se escucha entre los gruñidos de los lobos. Todos estaban en posición listos para cualquier cosa y repentinamente de los arboles, del agua, de la maleza comenzaron a salir vampiros, decenas de ojos rojos corriendo hacia ellos.

 

Eran muchos más de los que habían pensado.

 

 

El aliento abandonó los pulmones de Bella y sintió terror. Inmediatamente la tranquilidad se había marchado y ahora había una batalla campal, los clanes defendían y seguidos los lobos. La formación se había roto y ellos tres quedaban expuestos. Un vampiro por la izquierda y Jacob atacaba desgarrando, rompiendo y arrancando. Uno más y Edward atacaba decapitando con rapidez.

 

Eran demasiados, repentinamente eran tantos los que se habían infiltrado que mientras Edward se encargaba de pelear con dos, Jacob se revolcaba intentando deshacerse de otros tres que se colgaban de su lomo.

 

Cada vampiro aliado y cada lobo peleaban con al menos dos neófitos al mismo tiempo, les ganaban fácil tres a uno.

 

Bella estaba desesperada, no sabía que hacer y justo al girar para ir hacia las piedras grandes junto al río, miró la melena roja de Victoria junto a otro sujeto que no logró reconocer.

 

Un chillido de algún lobo siendo herido, los gritos de quien estaba segura era Alice, el forcejeo, el fuego arder de las enormes hogueras que habían encendido al principio de la batalla, todo se escuchaba perfectamente y ahora frente a ella vería su inevitable muerte.

 

—Te dije que nos volveríamos a ver —escupió Victoria caminando hacia ella junto al chico de ojos rojos que la acompañaba. Garret que estaba cerca, arrancó los brazos de un neófito arrojándolos al fuego y comenzó a correr hacia ellos intentando lanzarse contra la pelirroja, pero el acompañante se le adelantó y lo arrojó contra el suelo, sujetándolo por un brazo y pisando su cabeza. Kate que forcejeaba por soltarse del agarre de un vampiro gritó al mirar como estaban por asesinar a su pareja. Soltó una descarga al neófito y lo pateó arrojándolo por el aire, pero justo antes de poder correr a auxiliar a Garret,  dos más la detuvieron y la derribaron de igual forma.

 

Angelica y Alice siendo las más agiles corrieron hacia Bella y la tomaron alejándola de ahí.

 

—¡Eric! —gritó la chica canadiense a su compañero y éste con fastidio torció los ojos y dando una palmada y levantando las manos activo su don que hasta ese momento había mantenido oculto de todos por temor a que los Volturi se enteraran.

 

Repentinamente los cuerpos comenzaron a abandonar el suelo como si la gravedad dejara de sentirse y todos flotaban a excepción de Alice y Angelica que corrían con Bella para sacarla de ahí.

 

Victoria y el acompañante luchaban por regresar a la tierra pero les era imposible, hasta que nuevamente de entre los arbustos nuevos neófitos salían derribando a Eric y con él el efecto de su don.

 

Todos cayeron contra el suelo y Victoria y el acompañante ya estaban alcanzando a Alice en un abrir y cerrar de ojos. Edward se deshizo de los vampiros que lo detenían y comenzó a correr de igual forma hacia ellos temiendo que no fuera lo suficientemente rápido.

 

Echó un vistazo a su alrededor y observaba que estaban siendo derrotados, eran muchos. Un fuerte golpe en el rostro y caía de bruces contra el suelo. El acompañante se detuvo en algún momento que no pudo ver y ahora iba contra él. Miró sobre su hombro y observó como Victoria alcanzaba a Alice y la derribaba.

 

En el suelo Alice gritaba pues victoria estaba apunto de arrancarle los brazos hasta que Angelica se lanzó sobre ella y la obligó a soltarla.

 

Bella se levantaba observando como se había cortado un brazo al caer y repentinamente miró varios ojos rojos enfocarse en ella.

 

Algunos neófitos dejaron de pelear y se dirigieron hacia el aroma de sangre fresca, corriendo sedientos como demonios.

 

—¡BELLA! —gritó Edward aprovechando el momento en el que el acompañante se giraba hacia ella para arrojarlo lejos de una tacleada.

 

Era demasiado tarde, estaban sobre ella.

 

Repentinamente un aroma exquisito cubrió todo e lugar, y al girar el rostro se encontró con Christopher que había aparecido, y al parecer se había cortado el cuello  con alguno de los largos cuchillos que llevaba en cada mano. Su sangre brotaba manchando sus ropas y encharcándose a sus pies.

 

Los neófitos entraron en frenesí y cambiaron de dirección hacia él, inclusive Edward podía sentir sed, una que creyó ya tenía controlada.

 

Jasper también comenzó a correr hacia él y repentinamente los Clanes y los lobos se habían quedado solos en medio de la batalla luchando también contra la sed. Los lobos aprovechaban la distracción para matar a los neófitos perdidos en el deseo. Edward llegó hasta Bella que gritaba de horror al ver como su hermano se había mutilado para alejar a los vampiros de Ella y de repente…

 

Christopher relamió su mano y la pasó por su cuello cerrando su herida dejando a todos los que lo miraban atónitos. Instantáneamente una sonrisa apareció en sus labios. Mojó los cuchillos que llevaba en cada mano con su sangre y comenzó a correr hacia los vampiros cortando, apuñalando y salpicando con el liquido carmesí.

 

Jacob corría hacia Bella cuando lo vio moverse entre los neófitos y cambió de dirección hacía él para ayudarlo, aunque la forma en la que se movía le dejaba en claro que no necesitaba mucha ayuda.

 

—No los está decapitando, de nada servirá— decía Edward preocupado hasta que de la nada, los neófitos atacados por Christopher gritaban, gruñía y caían contra el suelo temblando hasta quedarse inmóviles como estatuas.

 

Todos detuvieron sus pasos extrañados ante lo que veían.

 

Bella fue arrebatada de las manos de Edward mientras no prestaba atención y había sido arrojada contra las rocas del río golpeándose un costado y perdiendo el aire. Estaba segura que algo se había roto en ella. No tuvo tiempo ni de gritar cuando Victoria la tomó por el cuello y la levantó en el aire.

 

Edward inmediatamente corrió hacia ellas y temió lo peor. De la nada Victoria soltaba a Bella y caía de rodillas. Bella se alejó de ella arrastrándose por el piso hasta que Edward la tomó en brazos y se alejó.

 

—¡Malditos! —gritaba Victoria intentando ponerse de pie pero fracasando en el intento, se tambaleaba y volvía a caer. —Traidores de mierda —volvía a gritar mientras su cabeza se movía erráticamente y sus ojos se perdían en todas partes.

 

¿Qué le pasaba?

 

En ese momento tres vampiros aparecían con ojos dorados. Un sujeto alto fornido, una chica de cabello negro largo y un chico de cabello largo sujetado en una cola de caballo. Cada uno tomándola por un brazo y él último de una mordida en el cuello la detuvo, y con un golpe ligero rompió su cabeza en pedazos.

 

—Vaya fiesta —dijo la chica de cabello largo sonriéndole a Edward y repentinamente los tres vampiros se dirigieron hacia los neófitos luchando también contra ellos.

 

Cada vez eran menos, todos peleaban y luchaban y desmembraban, Christopher se movía rápidamente y paralizaba a los vampiros con sus cuchillos. Jacob se había abierto paso hasta él para cuidarlo atacando a cualquier neófito que se le acercara hasta que el compañero de Victoria corrió contra él y lo derribo obligándolo a soltar sus armas.

 

Jacob soltó un gruñido y se disponía a atacar cuando el vampiro de la cola de caballo apareció y sujetando con una mano al acompañante lo quitó de encima de Christopher.

 

—Yo me encargo de él —puso más fuerza en su mano estrujando su cuello y después de un grito por parte del neófito, destruyó en pedazos al acompañante ante la mirada atónita de Jacob y de Christopher.

 

El chico de la coleta le ofreció una mano a Chris y este la tomo mirando asombrado con una sonrisa al vampiro y Jacob observó como éste le devolvía la sonrisa para después seguir luchando.

 

Christopher miró a Jacob divertido y luego miró junto a él como un lobo se acercaba hasta el charco de sangre donde se había cortado el cuello.

 

—¡Cuidado! —gritó Christopher corriendo hacia el lobo que ahora chillaba y aullaba y se retorcía en el suelo. 

 

Los cuerpos de los neófitos caían contra el fuego como moscos a la luz y repentinamente la batalla había terminado tan repentinamente como había comenzado.

 

Christopher miró que el lobo había pisado la sangre al ver su pata trasera manchada y lo sujetó con sus brazos para inmovilizarlo. Los lobos y los vampiros se acercaban a ver que pasaba.

 

—¡No toquen la sangre! —gritó sobre su hombro Christopher y de la nada mordió al lobo, que después de soltar un chillido más comenzó a calmarse abandonando su fase y dejando ver a un chiquillo muy joven desmayado.

 

Sam gruñó apunto de lanzarse sobre él, sin embargo, Jacob lo detuvo y diciéndole algo que nadie pudo escuchar lo calmó.

 

—Está absorbiendo la sangre que pisó —dijo Edward traduciendo para los espectadores.

 

Christopher soltó la mordida dejando ver sus dientes largos y afilado que hacían ver su rostro tétrico y después de retraerlos y regresar a su forma normal se relamió los labios para girar y darse cuenta que todas las miradas se posaban en él.

 

Tenía mucho que explicar.

 

Nadie había notado que cuatro encapuchados habían visto toda la batalla desde lo lejos y ahora que sabían suficiente se marchaban por donde habían llegado.


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