Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Luna Azul por Krad_Elric

[Reviews - 37]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 

La nieve no paraba de caer como hace mucho tiempo no había visto. Se siente diferente, podría percibir cada copo rozando mi piel si me concentrara en ello; ahora podía sentir su extraño aroma, podía ver los patrones de cada copo que caía. A veces no todo era malo, en días como hoy, me siento un poco ambivalente ante la idea de que sólo así, siendo mitad y mitad, puedo apreciar estos hermosos detalles que la vida tiene.

 

Escucho pasos hundirse en la nieve acercándose a mí, es Jacob. Desde esa vez que lo obligué a aceptar lo que realmente siente, no se ha alejado de mí por mucho. A veces va a la reserva, a veces corre conmigo, a veces me cuenta sobre sus viajes cuando me buscaban. Me ha mencionado a Charlie y su estado tan deplorable. Debió ser muy duro para él y para mamá y papá. De verdad los extraño, pero es mejor que piensen que estoy muerto, no podría fingir frente a ellos ser algo que no soy. No podría pretender que soy el Christopher que una vez fue su hijo.

 

La calidez del hombro de Jacob sobre el mío se siente muy bien en el frío. Seguramente si fuera humano ya me habría congelado. Al girar mi rostro hacia él, puedo ver como al igual que yo hace un momento, se pierde en la blancura del paisaje.

 

Una vez mencionó que ese pequeño detalle es de las cosas que más le gustan de mí. Dice que veo más allá de lo que tengo enfrente, de los lugares, de las situaciones, de las personas; que reconozco su existencia. Ojalá fuera así, quisiera volver a ser como antes, en el tiempo en el que verdaderamente era cálido, cuando podía entender el valor de la vida y no la arrebataba sin pensarlo.

 

Si supiera todo lo que he hecho seguramente no pensaría así de mi. Quizá hasta me odiaría y me repudiaría.

 

Quizá se arrepentiría de conocerme.

 

No sé qué es lo que vaya a pasar de ahora en adelante. Bella será convertida hoy; un vampiro más, uno de esos que juré erradicar. De verdad no sé que haré, no sé si podré terminar lo que comencé.

 

Los Cullen se han portado muy bien conmigo, ofreciéndome una casa a la cual regresar después de marcharme tanto tiempo; en general todos son muy amables, entiendo porqué Bella se encariñó con esa familia, a excepción de Emmett que usualmente está jodiendo y de Rosalie que piensa que hay algo malo conmigo, los demás tienen su encanto. Incluso Jasper que al principio me veía con un poco de inseguridad ahora se acerca a preguntar más, de verdad no esperaba ser tan bien recibido. Quizá únicamente lo hacen porque les intriga lo que soy y lo que puedo hacer, quizá solamente son muy atentos, pues también le dieron asilo a esos tres que han comenzado a caerme muy bien también.

 

Las cosas se han calmado y quizá después de todo pueda comenzar de nuevo.

Pero, ¿qué haría si se llegaran a enterar de todo lo que he hecho?

Supongo que en su momento ya pensaré en algo.

 

—Llevas mucho tiempo afuera, ¿en qué piensas? —Me mira realmente interesado en saber que hay en mi cabeza, sus ojos fijos en los míos, el vaho salir de su boca al hablar, su piel tostada contrastante con la infinita blancura. Cada día lo que siento por él es más intenso y no, aunque quiera resistirme, no puedo. Es muy tarde para eso.

 

—En lo afortunado que soy.

 

—¿Lo dices por que acepté salir contigo? —sonrió como sólo él puede hacerlo.

 

—En parte, pero fui yo el que aceptó. No lo olvides.

 

—Eso no es lo que escucharon los demás.

 

Solté una sonrisa, todo había regresado a la normalidad con él. Nuevamente era como si fuéramos esos chicos que hace tiempo se conocieron y congeniaron de excelente forma.

 

—Está bien, que piensen lo que quieran, mientras sepan que ahora eres mío —le sonreí también, estar con él me hace tanto bien. Sujeta mi mamo y se inclina un poco hacia mí.

 

—Sea lo que sea, lo enfrentaremos juntos. No voy a dejar que nada malo te pase

 —lo miro unos segundos más y llevo una mano a la suya y me inclino para darle un beso. Desearía estar así por siempre, ahí sentado junto a él en la blanca nieve sin ningún problema, sin nada que nos interrumpiera y con la tranquilidad que hace mucho no sentía.

 

Estuvimos así un rato sólo separando nuestros labios para respirar un poco, nuestros cuerpos juntándose cada vez más, mis manos removiéndose sobre su playera hasta que no pude contenerme y me adentré a tocar su espalda bajo la fina tela.

 

Su cuerpo es cálido, tan cálido que es ahí donde quiero estar. Lo deseo como jamás en mi vida había deseado nada, recorrer su piel, cada centímetro de ella, sentir la calidez que irradiaba cada poro, cada parte de él en mi piel. Lo sujeto un poco más fuerte y lo atraigo hacia mí hasta que su pecho y mi pecho están lo suficientemente juntos como para que pueda sentir su corazón palpitar con rapidez.

 

Él también lo quiere.

 

—Tranquilo… —se separó de mi un poco colocando una mano suya en mi pecho alejándome de él. Mi respiración se había acelerado un poco y mi cuerpo lo pedía a gritos, jamás había experimentado algo así, pero últimamente, mientras más tiempo estamos cerca, esto pasa. Es una descarga de necesidad que no sabía que tenía o que tal vez se potencializó cuando dejé de ser humano.

 

No podría mantenerme alejado mucho tiempo, pero entiendo porque no quiere ir más allá. Tiene miedo porque aún cree que soy un niño, cree que tomará algo de mi que quizá después quiera de vuelta y no pueda darme de nuevo.

 

Solté media sonrisa.

 

—Prometiste no leer mi mente.

 

—No fue necesario.

 

—Sabes que no es por ti, yo también te deseo pero…

 

Empujé su mano fuera de mi pecho y lo jalé nuevamente lamiendo sus labios juguetonamente mientras me acomodaba sentándome sobre sus piernas. Sonreí ante su evidente sorpresa. Cerré los ojos y repentinamente sentí un empujón por los hombros que me obligó a caer de espalda contra la nieve, tenía Jacob sobre mi esta vez besándome como nunca antes lo había hecho, finalmente se permitía tocarme como yo lo tocaba a él.

 

“A la mierda”.

 

Escuché en su mente y sonreí un poco más.

 

—Wow, vaya… chicos vayan a un hotel. —Sonó la voz de Béatrice caminando hasta nosotros. Estaba tan concentrado en Jacob que no la escuché acercarse.

 

—No es mala idea. —Dijo Jake quitándose de encima y recostándose a mi lado recuperando el aliento sin soltar mi mano.

 

—¿Qué sucede? —pregunté mirándola.

 

—El cambio de Bella está por comenzar. Carlisle me mandó a decirte que quizá sea lo mejor que te mantengas alejado un par de días mientras cambia ya que aún hay sangre en ti. Deliciosa y letal sangre —sonrió.

 

—También lo había pensado, además, tengo que cazar.

 

—¿A donde iremos? ¿A la reserva? —preguntó Jacob poniéndose de pie extendiéndome una mano.

 

—Tú iras a la reserva, yo iré cazar —Béatrice nos miraba entretenida hasta que una mirada de Jacob bastó para que entendiera que el asunto era entre él y yo.

 

—Los veo en un par de días chicos. —sonrió y se marchó.

 

“¿Tú iras a la reserva, yo iré cazar?” —me imitó graciosa y burlonamente. Ya habíamos hablado del tema con anterioridad y sabía que no quería por ningún motivo que me viera cazar, pero es muy testarudo. Necesito alimentarme realmente, han pasado varias semanas desde que llegué y no he podido hacerlo correctamente, esta sería mi oportunidad para poder irme un par de días pero Jacob no quiere separarse de mí; es gracioso como las cosas han cambiado.

 

—Jake, necesito sangre y no me gusta que me veas cazar.

 

No fue suficiente excusa para él, no permitiría que me marchara solo. Tenía miedo, temía que me volviera a ir y no regresara. Temía que después de aceptar lo que siente por mi lo abandonara y no sabría que hacer con todo eso.

 

Jamás podría dejarlo a menos que él me lo pidiera, ya estoy muy adentro como para marcharme nuevamente, pero hay cosas aún que él no sabe de mí que podrían cambiarlo todo. En algún momento me había estado preparando para alejar cada rastro de mi yo humano. Familia, amigos, conocidos, Jacob. Todos debían irse con mi forma humana, todos debían alejarse de mí y yo de ellos, pero, ¿cómo alejarte de lo único que te mantiene con vida?

 

Al final no pude deshacerme de él y tampoco quiero. Puedo aguantar unos días más el hambre y la sed, quizá algunos animales amengüen la necesidad.

 

 

 

 

Jake propuso ir a la reserva y pasar un tiempo con sus amigos y su familia, pero Billy me detesta y no sólo por el hecho de que soy un hombre y tengo a Jacob en una especie de trance como él lo llama, sino porque teme que como mi parte humana, todo lo que esté a mi alrededor muera.

 

También me enoja eso, también le tengo miedo a ese pensamiento.

 

 

—¿Entonces a dónde iremos? ¿No piensas que nos quedemos en el bosque o sí? No suena tan mal... —reí ante su monologo.

 

—Iremos a un lugar más apartado, tranquilo y solo —me miró inquisitivo y algo confundido, hasta que finalmente entendió a donde iba todo. Se acercó a mi y me besó como él sabe hacerlo entre la perfecta mezcla de pasión y ternura.

 

 

“Debería ir primero por algo de ropa.” Pensó mientras me besaba. Solté una carcajada ante su pensamiento irrumpiendo el momento.

 

—No necesitas ropa a donde vamos, además tengo algo por ahí que seguro te queda.

 

—Prometiste no leer mi mente.

 

—Lo sé, lo sé.

 

Se transformó inmediatamente y comenzó a seguirme entre los grandes árboles, estaba nervioso y expectante no sólo por lo que sucedería sino porque no sabía a donde lo llevaba y pensar en todas esas cosas que él no sabía de mí lo hacían sentirse un poco triste. Quería saber todo de mí.

 

De verdad me ama.

 

Corrimos algunos kilómetros hasta llegar a Port Angeles, el cielo ya estaba lo suficientemente obscuro como para que pudiéramos movernos con un poco más de libertad. Le pedí que me esperara entre los árboles mientras me adentraba a los casilleros del muelle donde guardaba un poco de ropa y algunas otras cosas en caso de algún día necesitarlas.

 

Tomé una pequeña maleta y regresé con él.

 

—Espero que te guste el negro —dije mientras me acercaba más abriendo la maleta en el suelo y sacando un par de botas, un pantalón de mezclilla, una playera negra y una chaqueta de piel, entendió a que me refería.

 

“¿Tienes una maleta con ropa en cada puerto?” Bromeó aún en su forma lobuna mientras comenzaba a transformarse. Estaba a punto de contestar cuando noté su desnudez, y no es que no lo haya visto cambiar antes, es sólo que ahora que he tenido una necesidad muy exagerada de unirme con él de forma carnal, ese minúsculo y cotidiano acto fue suficiente para hacer mi piel sudar y levantar un bulto en mis pantalones.

 

Él sabe lo que está haciendo y le encanta. Toma el pantalón y se lo pone con un poco de rudeza sin dejar de mirarme, no necesitaba leer su mente para entender que él también necesita tenerme.

 

Jamás pensé que colocarse una playera sería una acción tan sensual, pero todo lo que él hace es una invitación que me dice acércate, tócame, no te detengas y no te contengas. Terminó de amarrarse las agujetas de las botas y se enderezó estirando un poco su espalda levantando sus brazos sobre su cabeza. Verlo con mi ropa me excitaba más de lo que había pensado y sobrepasaba mi fuerza de voluntad. Se volvía instintivo y necesario. Mi playera negra sobre su piel se adhería a él como una segunda piel debido a que su cuerpo es más musculoso y corpulento que el mío. Mi pantalón pegado a sus piernas gruesas se miraba tenso como si en cualquier momento se fuera a desgarrar y las botas… Oh las botas.

 

—¿Me veo tan bien? —preguntó tranquilamente para después sonreír ante mi obvia excitación. No sé en qué momento pasó pero ya estaba frente a él besándolo, manos por doquier, su lengua jugando con la mía. Me sujetó con fuerza por el cabello de la nuca obligándome a levantar el rostro y repentinamente su húmeda lengua sobre mi cuello hizo que mis piernas perdieran un poco de fuerza.

 

Sólo él tiene el poder de doblegarme de esta forma.

 

De controlarme.

 

De domarme.

 

Lo empujé sin medir mi fuerza obligándolo a estrellarse contra  un árbol y me disponía a seguir besándolo cuando repentinamente el árbol se enchuecó un poco mientras sus raíces se desprendían de la tierra y algunas ramas cayeron sobre nosotros. Jacob comenzó a reír a carcajadas y no pude evitar sentirme un poco apenado.

 

—Lo siento, no fue mi intención ser tan rudo —dije retrocediendo un poco.

 

—No te disculpes, me encanta. Pero no es el lugar. —Nos sacudimos las hojas, me dio un beso más y me siguió hasta el embarcadero. Me miraba curioso pero no preguntaba nada. Llegamos hasta la mitad del muelle dónde había un yate no muy grande y nada ostentoso que hace algunos meses adquirí. Cargué gasolina, desaté las anclas, subí siendo seguido por Jacob y encendí el motor.

 

—¿De dónde sacaste el yate?

 

—Por ahí —entrecerró un poco los ojos y no preguntó más. No quería arruinar el momento con sus preguntas y estaba agradecido por eso.

 

Tomé el timón y dirigí el barco hacia altamar.

 

—¿Ya me dirás a dónde vamos? —se puso tras de mi y rodeó mi pecho con sus brazos estrujándome.

 

—Vancouver, a la isla exactamente.

 

—¿Es en serio?

 

—¿Sí? —pregunté pensando que quizá no le agradaría la idea pero no dijo más. Se está dejando guiar y eso me encanta aún más. De vez en cuando deposita algunos besos en mi cuello y dejo que sus manos se muevan con libertad sobre mi cuerpo.

 

¿En qué momento llegamos a esto?

 

Si hubiera sabido cuando llegué a Forks que Jacob estaría besando mi cuello lamiendo de vez en cuando mi piel mientras su mano se desliza entre mi bóxer, jamás lo hubiera creído. Colocó una mano en mi espalda y me empujó sobre el timón recargándose un poco más sobre mí. Puedo sentir su respiración más caliente sobre mi piel y su erección sobre mi pantalón.

 

—No sé si pueda esperar más —susurró en mi oreja lamiéndola un poco.

 

—¿Qué te detiene? —inmediatamente después de que dije esas palabras desgarró mi playera como si le hubiera otorgado libertad y comenzó a morder mi espalda y a recorrerla lamiéndome de vez en cuando.

 

Al carajo Canadá, yo tampoco podía esperar más.

 

—Me tienes muy caliente… —me tomó por el cuello con una mano atrayéndome hacia él arqueando mi espalda mientras desgarraba su playera con la otra mano y me atraía más hacia él. Sentía su pecho hirviendo.

 

—No te controles —podía escuchar sus intentos de mantenerse al margen en su cabeza pero después de escuchar eso fue como si le diera permiso a su parte animal de tomar el control.

 

Y eso quería.

 

Su agarre en mi cuello se intensificó hasta que me costó un poco respirar. Su lengua se movía lascivamente hasta que sus dientes se encajaron en mi carne y en ese momento mi juicio se nubló un poco.

 

Solté un gruñido y casi pierdo el control.

 

Giré entre sus brazos y lo besé con fiereza mientras arrancaba sus pantalones dejando expuesta una grande y gruesa erección que llevaba mi nombre. Lo empujé con fuerza obligándolo a caer contra el suelo y antes de que pudiera reaccionar, ya lo tenía gimiendo debido a que me había metido de lleno en la boca su verga. Sus manos se colocaron en mi cabeza y me empujaban con violencia mientras soltaba roncos gemidos que no hacían más que excitarme más.

 

Cada vez aumentaba más el movimiento de mi cabeza y la profundidad mientras se retorcía un poco. Escucharlo maldecir y sentirlo en mi boca me tenía en éxtasis.

 

—Cógeme, Jacob —ordené relamiéndome los labios mientras me escurría la saliva por la barbilla.

 

Relamió la saliva de mis labios y me con un rápido y ágil movimiento me giró dejándome en cuatro. Su lengua se movía por todo mi cuerpo dejando una sensación de tibieza que al contacto con el aire frío me causaba escalofríos. Escupió un poco en mi culo y sobre su dura erección y sin más se dejó ir dentro de mí.

 

Un ronco rugido salió de mi, mis garras se alargaron un poco y las encajé en la madera mientras comenzaba el vaivén sin compasión. Justo lo que necesitaba y como lo necesitaba. Su mano nuevamente se coloca en mi cuello y me atrae hacia él sin dejar de penetrarme, siento su frente chocar contra mi nuca y un par de besos en mi espalda seguidos de un delicioso gemido.

 

Repentinamente sus embestidas aumentaron de velocidad y de intensidad y el peso de su cuerpo me obligó a ceder hasta que mi rostro quedó contra el piso. Puedo escuchar en su cabeza y salir de su boca maldiciones y gemidos. Es rudo y salvaje e intenso.

 

Siento sus dedos estrujarme con fuerza, siento su cadera golpear mis nalgas y siento como entra cada vez más en mí. Se levanta un poco flexionando sus piernas sin parar y siento una de las botas sobre mi cabeza colocándose en una posición que jamás había visto.

 

Oh vaya.

 

Su fuerza se incrementa y su velocidad también, siento como me abre violentamente y como no piensa parar ni detenerse y eso me encanta. Manos por todas partes, gemidos, gruñidos, piel y calidez.

 

Una embestida más y la madera truena bajo mis manos.

 

Un gemido y el mástil se rompe.

 

Me toma por el pecho pegado su pecho contra mi espalda sin parar, y sus gemidos me indican que está por terminar al igual que yo.

 

Puedo sentirlo y él también.

 

Ahora me había marcado como suyo y yo a él como mío.

 

Nos pertenecíamos en toda forma. 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).