Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Boda al estilo Vongola por Ayumi Kuran

[Reviews - 9]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡Hola! Ha pasado ya un tiempo desde que publiqué la historia...quiero disculpame por eso pero he empezado un curso muy complicado que a penas me deja tiempo (estoy luchando para poder entrar a la universidad) así que son pocas las veces que puedo tener un tiempo para públicar o escribir. Por ello, si alguno lee alguna de mis oras historias, quieor pedirle algo de paciencia, trataré de públicarlas pronto nwn. Por ahora os dejo esta pequeña obra...

Por un momento Dino estuvo a punto de soltar un gemido lastimero al oír esa voz. Se suponía que hoy solo se celebraría una boda… ¡una! ¡No tres! Por Dios, ¿Qué les pasaba a todos? ¿Acaso hoy era el día de las bodas y él no se había enterado?


- ¿Quién ha dicho eso?


Busco con la mirada a la persona que había hablado, con la esperanza interna de que fuera alguien a quien pudiera convencer de manera sencilla que dejará esto para otra ocasión pero…en cuanto vio de quién se trataba sintió que el aire se le salía de los pulmones, el aire y todas sus esperanzas: Fon, el Arcobaleno de la Tormenta, se había levantado con una gran sonrisa mientras se acercaba hasta él con un pálido Skull (quien se encontraba sujetado por el cuello del otro) tratando de huir.


- ¡¿Qué estás haciendo Fon?! ¡Suéltame!


- Este es nuestro momento Skull, el momento en el que oficialmente estaremos casados y unidos por el resto de nuestras vidas.


- ¡¿Qué te has fumado?! ¡¡Nosotros no vamos a casarnos!!


- Ya somos novios, esto solo es una formalidad.


- ¡Qué formalidad ni ocho cuartos! ¡Nosotros solo tenemos sexo ocasional, no es para casarnos!


- Exacto, así que ya puedes estar soltando a MI esclavo.


- ¡¿Perdona?!


Por unos segundos, Skull dejo de patalear para ver a la persona que había hablado…bueno, mejor dicho, buscándola porque no daba con ella en esa multitud de gente.


- ¿Dónde narices…? ¡Ah!


El suelo se había elevado de golpe donde él se encontraba, casi dándole un infarto al ver salir de ese hueco a Verde con su típico traje de inventor, una mirada que desprendía dolor y odio dirigida al arcobaleno que sujetaba “su propiedad”. Mirada que le era devuelta con la misma e incluso más intensidad.


- Te acabo de decir que lo sueltes.


- Verde, solo sujeto lo que me pertenece, así que déjate de decir estupideces y hazme el favor de largarte, en estos momentos estoy muy ocupado como para jugar contigo y tus “grandes” experimentos.- Su voz estaba llena de veneno y sarcasmo.


- ¡Uy, ¿de verdad?!- Fingió sorpresa, alzando sus cejas al verlo.- ¿Y dónde está tu pareja? Porque lo único que veo yo aquí es a MI prometido, tratando de soltarse de tu asqueroso agarre.


- ¿Me estás retando?- La sonrisa se borro completamente de su rostro, afilando sus ojos.


- Te haré puré como no te vayas. Esta es NUESTRA boda.


¡Peligro, peligro!


Eso era lo que gritaban las mentas de todos los presentes, alejándose tanto como les era posible de la escena que se estaba desarrollando frente a ellos, donde los prospectos a prometidos estaban a punto de llegar a los puños…o habían llegado, no se sabía exactamente.


- ¡Yo no pienso casarme con ninguno de los dos!


Su grito fue ignorado, siendo soltado por ambos machos alfa, de paso atándolo para impedir que se escapará, antes de ponerse en posición de batalla, dispuestos a acabar con el contrario para poder tener una boda exprés antes de irse a su suculenta noche de bodas.


¿El resultado de todo esto? El lugar donde se inició la boda completamente destruido, el pobre Skull había recibido tantos golpes en el proceso que se había quedado completamente inconsciente…


- ¡Basta!- Tsuna se puso en modo jefe, hablando con claridad para intervenir, parando el golpe que iba hacia el contrario.- Dejad la pelea, ahora mismo.


- No te metas en esto, Vongola.


- Por esta ocasión estoy de acuerdo con el científico de pacotilla, no te metas en medio de esto. Hoy mismo lo acabaré.


- Ignoraré lo del científico de pacotilla.- Sus ojos fulminaron al contrario.-Pero hoy debe quedar esto zanjado, con la muerte de uno de los dos.


- ¿No podéis solucionarlo de otra manera?


- Por supuesto que…


Silencio. Un sepulcral silencio mientras se veían entre sí, como analizándose con la mirada, casi parecía que estaban hablando entre sí de forma mental. Tras unos segundos se empezaron a ver entre sí, alternándolos con el cuerpo del inconsciente antes de finalmente asentir.


- Trío.


- ¿Eh?


- Nos casaremos los dos con él.


Tras esto dicho se acercaron al inconsciente, cogiéndolo entre los dos para colocarse en su lugar, esperando a que Dino se coloque en su sitio, quien estaba parado a mitad del lugar, pareciendo estúpido a causa de la mueca confusa en sus facciones.


- Etto…


- Se puede saber a qué coño esperas Cavallone. Cásanos.- Demandó Verde de muy mal humor.


- Pero…sois tres.


- ¿Y?


- Eso es poligamia.


- Nos da igual, hazlo, ahora.


- P…Pero…


- Mira, te lo voy a decir de la forma más sencilla posible.- Verde dejo que el cuerpo del peli – violeta se apoyará en el del Chino, viendo a Dino de una forma que le hizo estremecer de puro terror.- O vienes aquí ahora mismo y nos casas o voy a ir ahora mismo hasta ti y te voy a demostrar lo que es ver al verdadero demonio porque lo que has visto hasta ahora con Reborn…no es nada con nosotros dos mucho más que furiosos con sed de venganza.


Un escalofrío de terror surco la espalda del rubio, quien contra todo, estaba a punto de reclamar cuando vio la cara del Arcobaleno de la Tormenta. Repentinamente se había puesto tan serio, con una mirada tan psicópata…estaba convencido de que sería miles de veces peor que Kyoya. Solo hicieron falta un par de segundos para que estuviera frente a ellos, aclarándose la garganta mientras buscaba unas nuevas actas de matrimonio que dejo frente a ellos.


- Hermanas y hermanos, nos hemos reunido por cuarta vez en el día, esta vez para celebrar la boda más extraña posible…hasta el momento. Una donde se unirán tres Arcobalenos en matrimonio y…espera, no puedo hacer esto.


- ¿Por qué?


- Skull está inconsciente.


- ¿Y?


-…No puede firmar el acta.


- Déjate de gilipolleces y ponte serio.- La mirada que recibió de dos de los novios fue suficiente para que retomará su discurso.


-…Este matrimonio será uno que durará muchos años, o al menos eso se espera. En fin, mejor pasemos a lo que interés antes de que Verde me utilice para sus experimentos o Fon lo haga pero de saco de boxeo…


- ¡UNO EXTREMO!


-… ¿Verde, aceptas a Fon y Skull, ambos siendo como son, como tus esposos de aquí hasta que la muerte os separé?


- Al imbécil de rojo no, el motorista es mío.


- Se supone que debes de aceptar a ambos.


- Pues no me da la gana de casarme con el chino de mierda.


- El sentimiento es mutuo, científico de porquería.


- ¡¿Qué has dicho?!


- ¡Lo que has oído!


-…Si seguimos así no puedo casaros.


-,..


- Bien, una vez que el par se ha calmado, sigamos. Fon, ¿aceptas a Verde y Skull como tus esposos de aquí hasta que la muerte os separé?


- Solo acepto a mi calaverita, una que estará pronto viuda de un lado.


- Oh, sí, ya lo creo. Hay un maravilloso veneno que quiero probar contigo.


- Y yo unas nuevas técnicas que te dejarán pulverizado, literalmente hablando.


- Etto…b -  bueno, mejor acabemos con la ceremonia antes de que estos dos se maten.  Ahora solo queda que Skull acepte y…


- Él lo acepta.


- Necesito que este despierto para esto.


- O haces la excepción y te libras de la peor tortura de tu vida o ya sabes que pasará…algo cómo que la familia Cavallone se quede sin jefe, tú decides.


- Yo os declaró esposos…en cuanto firméis aquí.


Por turnos, ambos cogieron el bolígrafo para firmar hasta que solo hizo falta la del chico que estaba en coma…temporalmente. Solo hizo falta una descarga que era suficiente para alimentar una ciudad entera para despertarlo.


- ¡AH! ¡ESO DUELE HIJO DE PUTA!


- Firma aquí.


- ¿Eh? ¿Para qué? ¿Y por qué estoy atado?


- Tú firma.


- ¿Puede contestarme alguien?


- Si firmas aquí quedarás oficialmente como el mejor asesino del mundo, por delante de Reborn.


- ¿Eh?- Los miro desconcertado por un segundo antes de poner una mirada arrogante.- ¡Por supuesto! Ya era hora de que lo reconocierais…em… ¿podríais desatarme para que firme?


- ¿Es una broma?- Murmuro incrédulo Tsuna, viendo como desataban a Skull y este firmaba con una sonrisa el acta de matrimonio.


- Bien, pues…por el poder que se me concedió yo os declaró maridos, a los tres.


- ¿Eh?


- Podéis besar al novio.


Tsuna, nunca, será capaz de saber cómo fue posible que se besaran los tres a la vez, los dos que hasta hace pocos segundos se peleaban, metiéndole al peli – morado la lengua hasta la campanilla, prácticamente ahogándolo pero sin separarse hasta que se quedaron sin aire.


- ¡¿Qué coño creéis que hacéis?!


- Besar a nuestro esposo.


- ¿Esposo?... ¿Qué os habéis fumado?


- Acabas de firmar el acta de matrimonio.


- ¿Eh?- Ambos le mostraron el papel oficial, viendo como el otro se ponía pálido.- ¡Me engañasteis!


- Obviamente, aunque es culpa tuya por creértelo. Bueno, dejemos al amargado para disfrutar de nuestra luna de miel.


- ¡Y una mierda! Quien se lo va a coger primero soy yo.


- ¡Primero muerto que permitírtelo!


- ¡Pues muérete!


-…- Ambos se vieron a los ojos, a punto de matarse, cuando se dieron cuenta de cómo Skull cogía el documento dispuesto a romperlo, algo que obviamente impidieron.- Los dos a la vez.- Hablaron al mismo tiempo.


- ¡¿Qué?!


- Será tu castigo…


-…por intentar romper el acta.


Fue la boda más extraña que nunca antes había presenciado el castaño, casi no queriendo ver como ambos arrastraban a Skull hasta la guarida de verde, dispuestos a tener una buena sesión de sexo…o sesiones, ya no lo sabía.


- ¡ESO HA SIDO EXTREMO!


El grito de Ryohei dejo a más de uno sordo, haciendo que Tsuna se sobará la oreja mientras veía al que era como su hermano mayor salir corriendo hacía una parte del bosque, escondiéndose entre las hojas. Podía haberlo dejado pasar pero, la verdad, le daba curiosidad esa acción. Dirigiendo su mirada a los demás vio como Ryohei le decía o gritaba algo a Koyo, no estaba seguro la verdad, en fin, los dejo a su bola mientras se adentraba en el lugar en busca del otro.


Tardo varios minutos pero finalmente vio a Dino escondido en el hueco de un árbol, viendo a todos lados con paranoia hasta que finalmente se relajo, soltando un suspiro mientras cubría su rostro.


- ¿Dino – san?


- ¡Tsuna!


No supo cómo paso, pero al momento se había encontrado tumbado en el suelo con el rubio sobre él, llorando de forma desconsolada en su regazo.


- ¿Q – Qué pasa?


- ¡Quieren matarme!


- Bueno, eso es algo normal siendo un jefe de la mafia.


- ¡Pero esto es distinto!


- ¿Por qué?- Sus manos acariciaban el pelo del otro en una forma de calmarlo.


- ¡Porque quieren matarme si no los caso!


- Tú querías que hubiera más bodas.


- ¡Pero no una tras de otra y encima la siguiente es más rara que la otra!


- Um…bueno, a eso solo puedo darte la razón. Pero mira lo bueno.


- ¿Qué hay de bueno en todo esto?


- Has casado a Reborn, nuestro espartano tutor salido del mismo infierno, aquel que creíamos que estaría soltero para siempre.


-…Me da pena Lambo, a saber qué torturas pasará como su esposo.


- No debiste casarlos.


- Y tú no debiste permitirlo.


- Tóuche.


El silencio reino por unos instantes, siguiendo de esa tranquila forma hasta que el jefe de los Cavallone pudo dejar de llorar, sentándose a su lado de forma derrotada.


- Ne, Dino – san, ¿por qué has venido a esconderte?


- Para  evitar tener que casar a alguien más. Ya he tenido bastante de bodas.


- Jajaja me parece que ver a esas dos casarse motivo a los demás.


- Pues a mí me han motivado para no casarme.


- Jajaja.


Poco a poco empezaron a reír los dos, calmándose, relajándose y olvidando lo raro que fue todo para empezar a hablar de los momentos divertidos, agradeciendo internamente que todo esto estuviera siendo grabado para verlo en la posterioridad.


De repente, las plantas se empezaron a mover, haciendo que ambos las esquivaran con agilidad hasta que una de ellas atrapo a Dino del pie, enredándose por todo su cuerpo hasta dejarlo atrapado. Al momento de ver esto, Tsuna se preparó para lanzar un ataque que lo soltará cuando…


- ¡Al fin te encontramos al extremo!


…su guardián del sol junto a Koyo aparecieron, viendo al hombre atascado en ellos.


- ¿Me buscabais? Pero más importante… ¡¿teníais que atraparme así?!


- Si no lo hacíamos te ibas a escapar.


-…


- Hay llevan razón.


- ¡Agh! ¿Se puede saber qué queréis? ¡Y bajadme, no me gusta estar así!


- Queremos que nos cases.


-…Lo siento, pero hoy ya he cerrado las bodas. No caso a nadie más.


- ¡No puedes decir una cosa tan poco extrema!


- Vas a casarnos, ahora.


- Em…dejadme que lo piense.- Fingió pensarlo.- No.


- ¡¿Por qué?!


- ¡Acabo de casar a cuatro parejas!


- En realidad han sido tres parejas y un trío.


- Tsuna, te adoro pero no ayudas.


- Lo siento, solo quería matizar.


- Como iba diciendo… ¡he casado a bastante gente como para querer tener un tiempo de “NO BODAS”!


- ¡Sé extremo y cásanos!


- ¡Me niego!


- ¡Pero…!


- Dino – nii.- Habló  de forma suave, de esa que tanto le gustaba al rubio, utilizando ese apelativo que le enternecía.


- ¿Sí, mi lindo ototo?- La sonrisa emocionada en su rostro le decía que le cumpliría cualquier capricho.


- ¿Podrías casarlos?


- ¡Pero…!


- Por favor, nii – sama.- Sus ojos se volvieron más grandes, mucho más adorable.- Nunca he visto a Ryohei tan animado además, Koyo se ve realmente ansioso de casarse.


- Pues yo no lo veo.


- Es porque estás boca abajo, las ramas impidiendo que los veas.


-…Podrías describírmelo entonces.


- Koyo sujeta con fuerza a Ryohei, en su cara está escrito que no piensa pasar de este día sin haberse casado antes, además…no creo que quieras que Aoba te pierda en el bosque sin retorno solo porque te negaste a unirlos en matrimonio, algo que solo se tarda unos minutos.


- Pero…


- Por favor…por mí.


- Ah.- Suspiro mientras se dejaba caer rendido.- Está bien, porque me lo pides.


- ¡Yey! Gracias Dino – nii.


- ¡Sawada!


El abrazo que le dio Ryohei fue tan extremo que por un momento sintió que le crujían todos los huesos del cuerpo, de una forma dolorosa, pero eso no evito que sonriera, aunque esta se volvió incrédula al ver a Koyo.


- Em… ¿no deberíais soltarlo?


- Se queda así hasta que nos casemos, antes no lo soltamos.


- ¡Y una mierda me quedo yo así! Esto va en contra de mi orgullo.


- Oh, ¿pero tú tienes de eso?


-… ¿Se puede saber qué tenéis contra mí?


- Depende a quien le preguntes. Yo ahora mismo me meto contigo porque no has querido casarnos.


- ¡Pero tengo razones para ello!


- Nos da igual, queremos nuestra boda.


- Dios…si Reborn me ve así me matará.


- No te preocupes, seguro que de todas formas lo hace.


El llanto no se hizo esperar y es que ya se lo imaginaba, iba a sufrir de tal manera que no iba haber nada en este mundo capaz de salvarlo. ¡¿Por qué tenía que sufrir tanto?! ¡¿Qué es lo que había hecho en la vida para merecer esto?!


Fue de esa humillante forma que llegaron ante todos, quienes ya se habían resignado a que quedaba bastante para poder satisfacer su apetito…nah, habían cogido un buen plato de comida, luchando para poder tener la primera fila y ver el espectáculo que estaban formando las “bodas sorpresa”, hartándose de reír y descojonarse de los numeritos que formaban. Pero al ver así al jefe de los Cavallone, pocos pudieron aguantar la risa, haciendo que el otro se sintiera aún más humillado.


- Estamos todos aquí reunidos, de nuevo, para celebrar el matrimonio de estos dos. Uno de la Famiglia Vongola y el otro de la Famiglia Shimon, dos familias que recientemente volvieron a ser aliadas. Por ello mismo, si alguien quiere decir algo para impedir esta boda que hable ahora o calle para siempre.


-…


-…Aoba Koyo, ¿aceptas al chico extremo de nombre Ryohei, como tu esposo aún sabiendo que tendrás que tener tapones para los oídos en el intento de no quedarte sordo en vuestras noches de pasión o simplemente en vuestro día a día?


- Acep…


- Aún no termino. ¿Lo aceptas a pesar de saber que hasta hacía solo un par de semanas había estado casado con Hana y que muy posiblemente vuestro matrimonio fracase y vuelva con ella? ¿A pesar de…? ¡Auch!


- Acepto.


 Su voz era peligrosa, haciendo que las ramas apretaran más el cuerpo contrario, haciéndolo crujir.


- R – Ryohei, ¿aceptas a Koyo en las buenas y las malas, de aquí hasta que él se canse o simplemente no aguantas sus celos antes de pedirle el divorcio?


- ¡Acepto hasta el extremo!


- Bien, pues yo os declaro esposos. Ahora, ¡soltadme!


Ambos lo ignoraron, dándose el tan ansiado beso de recién casados, escuchando de fondo su voz hasta que finalmente lo soltaron, haciendo que cayera contra el suelo directamente, un gemido de dolor saliendo de sus labios.


- Kufufufu.


Esa risa le mando escalofríos por todo el cuerpo haciendo que se pusiera algo pálido al ver a Mukuro ante él, dándole una mirada que le hizo sentir que algo horrible estaba por pasar.


- Em… ¿hola?


- Kufufufu.- Su sonrisa se hizo aún más grande.


- ¿También vas a casarte?


- ¿Tú qué crees?


-…- Un suspiro escapó de sus labios, poniéndose en pie para verlo.- Y, ¿dónde está tu prometido o prometida?


Vio hacía los lados, buscando a la persona que le debería de acompañar pero estaba solo.


- Tú.


- Yo… ¿yo qué?


- Tú te casas conmigo.


- Ah, claro, yo me caso contigo.- Lo dijo de forma distraída.


1….


…2


……3


- ¡¿Qué?!


- Kufufufu, ponte en posición.


- ¡E – Espera, yo soy quien oficia las bodas, no puedo casarme!


- Nufufufu no te preocupes por eso, yo los casaré.- De quién sabe dónde, apareció Byakugan, colocándose en el sitio de Dino mientras tenía una gran sonrisa, comiendo su malvadisco.- ¡Qué emoción, es la primera vez que oficio una boda!


- ¡Ni de coña!


No fue necesario que esperará más antes de salir corriendo por patas, por lo que había visto, no tenían reparo alguno en hacer que dos personas se casen aunque uno de ellos este en contra. Y siendo sinceros, lo que menos le apetecía era casarse con el psicópata de Mukuro.


Pero hubo algo que impidió su maravillosa y gloriosa huida. ¿El qué? Pues una correa de perro que Mukuro había hecho aparecer con sus ilusiones, atándola a su cuello para atraerlo hasta él, haciendo que su rostro se pusiera azul por unos instantes antes de acabar a su lado.


- Kufufufu.- Su mirada adquirió un brillo peligroso.- O te quedas quieto o celebraremos nuestra luna de miel comiendo caballo asado.


- ¡No! Mi amada Sheril, Lucrecia, Merida, Linda…


Y de esa forma se puso a recitar el nombre de todos sus caballos, lágrimas cayendo de sus ojos mientras todos lo ignoraban, atentos en lo que estaba pasando.


- Bueno, empecemos.


- ¡Espera!- Movió sus manos con desesperación, viendo al Gesso.- ¡¿Por qué haces esto?!


- ¿Oh? Mukuro – kun me prometió algo muy jugoso si aceptaba, así que… ¡empecemos!


- ¡N…!


- Mukuro – kun, ¿aceptas a este jefe mafioso que es todo un fracasado como esposo a pesar de que hay miles de opciones mejor que él?


- Oya, oya, si no fuera así no estaría aquí.


- Fracasado, ¿aceptas al dios que es Mukuro – kun como esposo, para entregarle todo a él, incluida tu vida?


- Kufufufu no le preguntes, solo podrás tener tu premio si nos casamos.


- En ese caso os declaró marido y marido.


- ¡Espera! ¡Yo no he dicho que sí, de hecho me niego y más importante, no me ignoréis!


- Puedes besar al fracasado.


Al momento, trato de alejarse del peli – azul pero sus intentos fueron en vano, sintiendo la presión de los labios contrarios sobre los suyos, mordiendo sus labios hasta que le permitió a la lengua contraria en su boca, gimiendo bajito ante la sensación que estaba recibiendo. Jamás pensó que se sintiera tan bien ese contacto, por mucho que lo odiara.


 


¡Extra!


Dino estaba con el alma saliéndose de su cuerpo al verse casado con la niebla de su hermanito, cuando salió de su estado de muerto al sentir unos brazos rodearlo, al girar su mirada vio a Chrome.


- Felicidades, Dino – san.


- Mejor dame el pésame.


- No diga eso, Mukuro – sama lo tratará bien, siempre y cuando no lo haga enfadar. Principalmente evite meterse con su peinado a lo piña.


-…Eso es misión imposible.


- Pues realmente se lo recomiendo.


- Chrome…


- ¿Sí?


- ¿Por qué todos me odian?


- Oh, bueno…eso se debe a que usted es el mal tercio de la pareja más amada de todas.


- ¿Eh?


- Verá, existe algo denominado el 1827, una pareja que se compone de Hibari – san siendo el novio (o esposo) del boss. Y usted, bueno, siempre está en medio de su felicidad.


- ¿Cómo que en medio?


- Ya sabe, siendo el novio de la nube.


- ¡¿Y qué culpa tengo yo de que haya a quienes le guste que este con él?! ¡No es como para condenarme! De hecho es injusto, si a todos los que se interponen en su pareja favorita los tratan igual, Tsuna debería de estar acabado. Después de todo si Gokudera tuviera que elegir entre Yamamoto o el castaño, escogería a su adorado Décimo.


- Lo sé, es injusto.


- ¿Dónde está mi cámara?


- ¿Eh?


- ¿Dónde está mi cámara? Quiero hablar con las fans.


- Ahí.


-…- Dino mira al lugar que le señalo Chrome con una mirada seria.- Hola, sé que muchos me odian y que incluso me cogen de malo en las historias, yo solo quiero decir que… ¡basta! Yo solo entrené a Kyoya y me llevo bien con él, adoro a mi hermanito y solo quiero que sea feliz aunque sea con él. Por ello pido que dejen de odiarme, si es mi trabajo hacer de malo en las historias lo acepto, pero por favor, hacedlo entonces con todos aquellos que muestran su amor por otro personaje que haga mi mismo trabajo. Es injusto que sea el único odiado, mucho más cuando solo trato de ayudar a los dos. Pido, por favor, que entiendan la situación y traten de odiarme un poquito menos. Gracias por su atención.

Notas finales:

Espero que os haya gustado y poder veros protno de nuevo asñi que...¡bye!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).