Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

De la A a la Z con Scerek por CassandraBlake

[Reviews - 7]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

···Alfa···

—Ahora el alfa soy yo—

Ese fue el desenlace de los sucesos ocurridos tan solo el día anterior. Scott aún se hallaba consternado por no haber conseguido liberarse de la maldición —regalo, supuestamente los Hale— de ser un hombre lobo; sería así para siempre por el asesinato de Peter a manos de Derek.

Mientras descansaba con Allison entre sus brazos, en el tejado de la casa de ella, no podía evitar pensar en el nuevo alfa. Parecía que todo había terminado y que podría volver a su vida cotidiana, no obstante su mente no parecía dispuesta a darle tregua.

Necesitaba saber cuáles serían los siguientes pasos del ahora alfa.

No meditó demasiado. Llevó a su novia de vuelta a su habitación y tras despedirse de ella abandonó el lugar saliendo por la ventana, dirigiéndose a un rumbo fijo en mente.

La oscuridad que rodeaba la quemada y destruida casa de los Hale provocaba que esta se volviera un sitio tétrico, aunque para Scott ya no lucía de tal modo; si le preguntaban no sabría decir el motivo de ello.

—¿Derek?— preguntó en voz baja mientras abría la puerta de la casa, adentrándose con cierto sigilo. Desde su posición pudo ver el sitio en dónde estuvo el cuerpo sin vida de Kate, cuestión que le sacó algunos escalofríos.

—¿Qué haces aquí?—

A los escalofríos siguió un ligero salto de sorpresa. No había escuchado los pasos del mayor, sin embargo él salió de la habitación del lado derecho a las escaleras.

El muchacho se giró para encontrarse con el rostro impasible de Derek. Desde luego que el alfa no dejaría ver que le sorprendió la visita del beta pues lo imaginaba con Allison —para malestar propio— o simplemente descansando luego de todo lo ocurrido.

—¿Qué harás ahora? —Indagó con cierta sospecha— Ahora que eres un alfa— aclaró luego de ver un sutil movimiento de cejas de parte del otro lobo con el cuál le dejó ver que no sabía a qué se refería; o tal vez sí pero quería asegurarse. Scott no supo por cuál de ambas opciones inclinarse.

—¿Por qué te importa, Scott? —Dio vuelta y volvió por donde llegó— Antes de irte con Stiles y Jackson dijiste que no formarías una manada conmigo— hablaba sin mirar a su acompañante, sino concentrándose en ver la habitación en la que se hallaba ahora, restándole importancia al menor que le siguió sin demora.

—No quiero una manada, sólo quiero… Volver a tener una vida normal— se explicó con apacibilidad e inclusive culpabilidad. Fue imposible no sentirse culpable al percibir el tono de voz ligeramente herido que el alfa usó al momento de recordarle sus propias palabras de la noche pasada.

Derek giró apenas un par de milímetros su rostro, sin llegar a mirar al muchacho tras él. Escucharlo hablar con culpa le hizo saber que quizás él mismo había dejado al descubierto parte de sus sentimientos al hablar.

Inhaló profundamente. Después de haber mordido a Jackson la noche se había tornado algo nostálgica. No hubiera tenido que hacer eso a espaldas de Scott si este hubiera aceptado ser parte de su manada.

—No puedes —le atajó, recuperando la firmeza en su voz, siendo ese el momento en que se volviera hacia el beta— Eres un hombre lobo; no volverás a tener una vida normal— concluyó mirándole directamente a los ojos, a esos hermosos ojos chocolate que causaban vibraciones en su interior.

Fue turno del muchacho de sentirse herido, dejando ver esto en la mirada dolida que le dirigió al mayor.

—¿Por qué? ¿No puedo solo quedarme fuera de todo esto?— con las preguntas vino un tono de reproche. Él sólo quería volver a su vida normal, preocuparse por la escuela, sus amigos, por Allison.

Allison. Le gustaría saber por qué la mirada tan profunda de Derek le estremeció de pies a cabeza de una manera en que solamente le había sucedido al pensar o mirar a la joven Argent.

—¿Realmente eso es lo que quieres? —terminó con la distancia que los separaba, plantándose frente al beta demasiado cerca, haciendo notable la pequeña diferencia de estaturas— Si es así … ¿Qué haces aquí? ¿Por qué te importa lo que yo haga?—

Buen punto. Fue todo lo que la mente de Scott consiguió pensar. La cercanía le atrofió las neuronas.

Abrió la boca, mas no llegó a decir nada. ¿Cómo responder a ello? ¿Se podía? Cerró la boca y apretó la mandíbula con quizá demasiada fuerza. Si tan solo dejara de escuchar el desbocado latir de su corazón probablemente podría escuchar sus propios pensamientos y tal vez podría responder. Tal vez.

¡¿Qué rayos le sucedía?! No era la primera vez que tenía al lobo mayor tan cerca, pero sí era una de las pocas veces en que le había puesto nervioso. Porque lo admitía: Tener demasiado cerca a Derek Hale le provocaba nerviosismo. En un principio creyó que era por esa expresión de ‘asesino serial’ que el hombre tenía, pero ahora ya no estaba tan seguro de eso.

Por otra parte…

Aunque su mente le dijo que se apartara de Scott, Derek no pudo hacerlo, porque no quería hacerlo. Simplemente se quedó ahí, observando, detallando las facciones del menor así como sus reacciones. No le fue difícil saber que lo había puesto nervioso. El beta era como un libro abierto.

La cuestión importante era… ¿Por qué se había puesto nervioso? ¿Se debía a la cercanía?

Seguro estaba de que si se lo preguntaba no le respondería con la verdad, por ende optó por otro método para intentar averiguar el motivo de su nerviosismo.

Sin importarle el invadir por completo el espacio personal del chico se inclinó hacia él casi rozando la punta de su nariz en la mejilla ajena mientras respiraba profundamente. De inmediato sintió el estremecimiento al cual siguió una completa tensión.

Percibió nerviosismo, ansiedad y confusión. McCall estaba comenzando a tener una lucha interna, y no era producto de lo que hablaban sino que descubrió que, en efecto, era provocada por la cercanía.

—Derek…—

El murmuró rompió el extraño silencio que habían creado.

La voz de Scott salió temblorosa y baja en medio de un impulso de empujarlo para tomar distancia y recobrar la cordura. No llegó a empujarlo. Guardó silencio nuevamente, esta vez con su rostro algo acalorado por la acción del alfa. Quiso suponer que la cercanía de sus rostros tenía explicación, una que no incluyera que el alfa así lo deseaba.

—¿Por qué? ¿Por qué estás luchando contigo mismo?— interrogó, retrocediendo solo lo suficiente para que su rostro quedara frente a frente con el del muchacho. Mantuvo la cercanía por gusto, porque eso era lo que había deseado desde hacía tiempo.

Por segunda ocasión el beta abrió la boca sin llegar a decir nada durante un rato. Se sentía tembloroso aunque realmente no estuviera temblando. Comenzaba a preguntarse el motivo de que Derek tuviera la habilidad de hacerle preguntas desestabilizadoras. O tal vez no eran las preguntas en sí, sino el modo en que aquellos profundos ojos verdes le miraban.

—No lo sé— respondió al fin, sin aire, como si hubiera corrido un maratón.

En otras tantas ocasiones Derek se había controlado, pero en aquella no pudo hacerlo, no al mirar tan de cerca las reacciones del muchacho, no al olfatear lo que su cercanía le provocaba, no al ver el color rojo en su rostro. Simplemente no le fue posible.

Sujetó el hombro izquierdo de Scott y lo empujó hasta una oscura pared que se encontraba a un par de pasos tras él, chocando su espalda sin mucha fuerza al mismo tiempo en que su mano libre se ponía sobre dicha pared, acorralando al menor quien lucía afectado por la mezcla de emociones que luchaban en su interior.

—No, sí lo sabes— declaró mirado fijamente las pupilas marrones que destilaban temor derivado de la confusión.

Ya era demasiado tarde para detenerse, al menos eso le dictó su instinto. Decidido acabó con toda distancia que había entre sus rostros, tomando los labios de McCall con ansias, permitiéndole el saber que eso era algo que él había estado deseando. En un principio no obtuvo respuesta y eso le hizo dudar de si había hecho lo correcto.

Sus dudas se disiparon al sentir esos suaves labios devolviendo el beso.

Scott no estaba seguro de cómo había sucedido eso. Y no se refería al beso, sino a cómo es que Hale se había metido en su corazón.

No creía que hubiera respuesta a ello, y si la había no estaba en posición de buscarla pues el intenso beso estaba acaparando toda su atención, sobretodo luego de calmar su lucha interna. Sus manos se aferraron a la chamarra de cuero negro que usaba el mayor, acercándolo a él aún más si es que era posible.

No quería romper el contacto entre sus labios, además… No sentía que Derek quisiera hacerlo tampoco. Y no se equivocó.

El alfa mordió y succionó los labios del beta, sacándole un suspiro ahogado, el cual aprovechó para colar su lengua en esa húmeda cavidad. Pronto ambas lenguas se encontraron enredándose y acariciándose, entretanto los dos jóvenes se veían a los ojos sin aparente deseo de dejar de mirar el rostro del otro.

Con jadeos bajos el beso fue roto. Era necesario respirar, mas Scott no tardó en ser él quien iniciara un nuevo encuentro entre sus labios. Quería dominar a su acompañante, aun cuando sabía que eso probablemente se quedara únicamente en el intento.

Desde luego que no consiguió tomar el control del beso, pero no importaba, se sentía bien incluso si estaba siendo —en cierto modo— sometido por Derek.

Perdieron la cuenta de los besos que se dieron, así como del tiempo que estuvieron besándose, tampoco es que importara. Los movimientos de sus lenguas frotándose, el sabor que les dejaba la mezcla de sus salivas y la cercanía de sus cuerpos, todo los estaba envolviendo en una grata sensación de calidez y confort.

Jadeantes apartaron sus labios, que lucieron rojizos durante un par de segundos.

Habían ahogado tantas emociones en aquel contacto y se había sentido tan bien, no obstante… Tenían mucho qué aclarar.

—Derek, yo…— no supo qué decir, aunque tampoco fue necesario decir más pues fue interrumpido por su acompañante.

—Allison o yo— impuso, notando inmediatamente el sorpresivo semblante que adoptó el muchacho frente a él.

No quería obligar a Scott a tomar una decisión precipitada, pero tampoco quería que esos besos no significaran nada, ni mucho menos deseaba convertirse en una especie de amante oculto porque el beta no pudiera escoger entre la Argent o él. A veces presionar al chico era una idea razonable.

Un silencio sepulcral se instaló entre los hombres.

McCall no dijo nada, con ello aceptó que debía tomar una decisión. No era fácil; estaba pensando, comparando su sentir entre los momentos que pasó con Allison y los que pasó con Derek. Comenzaba a pensar que no podría hacerlo, no podría decidir. O eso creyó.

Sentir al lobo alfa apartarse de él provocó que reaccionara. No deseaba eso, no deseaba que Hale se apartara de él, eso le causó una sensación de vacío, de abandono.

No demoró en atraerle de vuelta al todavía estarle sujetando por la chaqueta de cuero.

—A ti— habló bajo, pese a ello había seguridad en su voz y decisión en su mirada, obteniendo una suave pero completamente sincera sonrisa del mayor.

Derek sabía que todo sería algo complicado a partir de ahí, sobre todo para Scott que dejaría de lado a Allison para estar con él. Aun así estaba seguro de una cosa: Ambos se esforzarían, darían lo mejor de ellos porque eso funcionara.

Con ese pensamiento volvió a inclinarse para rozar sus labios con los del menor, sin poder perder aquella sonrisa.

—¿Sabes que Alfa también significa ‘el comienzo de algo’?— murmuró. Sintió su cálido aliento chocando contra los labios del beta y causándole ligeros escalofríos que él notó fácilmente mientras que McCall pedía que no fueran muy notorios.

—Ah… No, no lo sabía— respondió con sus mejillas adquiriendo algo de calor y una sonrisa natural brotando en sus labios ante las palabras y la mezcla de sus cálidos alientos.

—Deberías estudiar más— en su voz no había regaño, solo un recordatorio con un apenas perceptible tono divertido.

—Lo intentaré, aunque algo me dice que seguiré sin tener mucho tiempo para la escuela— ahora la escuela había pasado a un segundo plano para él, además de haber dejado de importarle ese mismo hecho.

—Ya veremos— murmuró, previo a volver a tomar posesión de esos labios que rápidamente se habían vuelto una adicción para él.

No estaba en sus planes arruinar la vida escolar de Scott. Y… aunque aún había mucho de qué hablar decidió dejarlo para otro momento.

Ese era el comienzo de una nueva historia para ambos.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).