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TERROR REAL por Liss83

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Notas del capitulo:

 Forma parte del evento Holloween McDanno de Facebook creado por Prutsher Novak

 
El sonido de la puerta azotándose le dijo que había quedado solo en la estación. En sus oídos aun hacían eco sus últimas palabras. Sintió unas ganas irrefrenables de correr y evitar que esas palabras se volvieran reales, pero se contuvo. Estaba harto de dar su brazo a torcer frente a su compañero. No entendía su actitud de más de infantil. Si pasaban toda la semana juntos, no entendía porque también quería pasar los últimos dos días. ¡Y más aún ese día! Danny alisto sus cosas y camino hasta la oficina de su compañero, escribiría todo sus sentimientos y los dejaría pegado en esa pared a ver si así lo entendía ese animal de una vez por todas.
 
 
 
Steve conducía rumiando su rabia, la cual era tanta que ni cuenta se había dado de que conducía el Camaro como de costumbre. Se detuvo en un semáforo y fue cuando la claridad llego a su ser. Él estaba en el auto, lo que significaba que había dejado tirado a Danny en la estación y con el tiempo que arreciaba esa noche. Lo más probable era que su compañero pescara una pulmonía, porque estaba seguro que para ganar esa pelea y hacerlo sentir mal a él, el detective no llamaría un taxi y caminaría hasta la casa. ¡Al otro lado de la maldita isla! Giro y acelero a fondo para volver cuanto antes a la estación. Maldición. Danny no se podía enfermar. 
 
 
 
- Danno – dijo entrando al lugar con una sonrisa – decidí perdonar tu falta de cariño hacia nuestra amistad y volví para llevarte a casa – sin embargo nadie le contestaba – Danny, anda, ya deja el berrinche y vámonos. Para que veas que no soy rencoroso te ayudare hacer la cena. ¡Danny! 
 
 
Reviso todo el lugar mientras lo llamaba pero no había rastro del rubio, excepto una  nota en la puerta de su propia oficina, la tomo otra vez molesto 
 
 
 
“Eres una bestia maldito Neanderthal, ¿acaso olvidaste que día es hoy, animal? Claro, a ti que te importa si yo solo puedo estar con mi hija una vez a la semana. Y me importa un rábano si en unos de tus locos arranques me hechas de tu casa y debo vivir en la calle y arrastrarme para ver  a Grace. ¿Y sabes qué? tal vez sea hora de desaparecer de tu patética vida. Si patética porque estas con alguien que nunca te querrá como se debe porque eres…”
 
 
 
Esto último estaba tachado y ahora que analizaba el papel, se notaba que había sido escrito con mucha ira. Pensó un momento y no sabía porque, pero las manchas que tenía el papel le parecían lágrimas. Siguió leyendo
 
 
 
“¿Sabes? No me esperes esta noche, porque saldré por ahí para olvidarme que tengo que soportarte treinta horas al día. Adiós
 
P.D.
Deja de usar MI auto. Es MIO y lo quiero conducir”
 
 
 
¿Cómo había olvidado que era viernes y Grace pasaría el fin de semana con ellos? Rayos. Peor aún. Al día siguiente era Halloween y debían prepararse para acompañar a Grace a pedir dulce. Los buscaría y los sorprendería. Les haría una cena deliciosa y se disculparía. Sí señor, alcanzaría el perdón de su Danno. ¿Su Danno? ¿Desde cuándo Danno era suyo? Salió de la central con un millón de cosas en la cabeza y se dirigió a casa de Rachel. Cuando llego al lugar la tormenta ya había calmado. Bajo y toco el timbre
 
 
 
- Danno – dijo Steve con una sonrisa – tío Steve, creí que era Danno
- Hola monito – dijo el seal abrazando a la niña – ¿Cómo estás?
- Bien. ¿Por qué Danno no ha llegado? – dijo triste
- No debe tardar – dijo Steve – es que me traje el auto y con esta lluvia…
- Steve – dijo Rachel – ¿Y Danny?
- Creí que ya había llegado – dijo el castaño.
- Pasa – invito la mujer – espéralo en la sala. No debe tardar
- Gracias – dijo Steve sonriendo
- Así te muestro como esta quedando mi disfraz para mañana – dijo Grace
- Me gusta esa idea – dijo Steve entrando
 
 
 
Ya habían pasado tres horas y Danny no aparecía por ninguna parte. Eso ya no era normal. Su teléfono sonó y era el rubio. Ahora lo escucharía el detective de New Jersey
 
 
 
- ¿Dónde estás Danno? ¡Ya basta de tu berrinche! Regresa a casa inmediatamente – ordeno con voz firme – debemos ver lo de los disfraces para mañana –, pero en vez de escuchar la voz de su compañero, escucho ruido, un forcejeo, ¿era una pelea? Su corazón se detuvo cuando al otro lado de la línea retumbo… ¿un disparo? – ¡Danny! ¡Danny contesta!
- ¿Qué paso? – dijo Rachel preocupada
- ¿Tío, mi papá está bien? – dijo abrazándose a su madre
- ¿Danny? ¿Danny? – angustiado – dime algo ¿Danny? Colgó 
- ¿Dónde está mi papá? – sollozo la niña
- No lo sé Grace – dijo Steve – pero lo encontrare. Te lo prometo
 
 
 
Steve le dio un beso a la niña y salió corriendo hacia el Camaro. Condujo como nunca antes lo había hecho. Mientras lo hacía, marco un número y espero
 
 
 
- Chin – dijo nervioso – sé que no son horas, pero necesito tu ayuda
- ¿Qué paso, hermano? – dijo este riendo – ¿no  sabes si disfrazarte de príncipe o lobo para combinar con Danny?
- Necesito encontrarlo– dijo Steve –. Discutimos y lo deje en la central, volví diez minutos después a recogerlo para llevarlo a casa y ya no estaba
- ¿No habrá ido a ver Grace? – dijo el isleño 
- También lo pensé, pero cuando estaba hablando con Grace me entro una llamada de su número – dijo Steve acelerando – no hablo, pero se escuchaban forcejeos y después una pelea, gritos…
- Llamare a Kono – dijo Chin ahora preocupado– nos vemos en la central
 
 
 
Veinte minutos después los primos revisaban las llamadas del número de Danny. Había sido realizada desde un bar a pocas cuadras de la central. Steve salió corriendo seguido de Chin que le pisaba los talones y la promesa de Cho de seguir buscando al detective.
Al llegar al lugar solo encontraron caos. El bar de donde Danny había hecho su última llamada hacia treinta minutos aproximadamente está ardiendo. Al parecer el segundo piso del lugar se había venido abajo, y el chispeo de los cables habían provocado un incendio. Las llamas salían por puertas y ventanas además del techo. Los bomberos trabajaban sin descanso
 
 
 
- ¡Danny! – grito Steve desesperado mientras Chin lo detenía
- ¡No Steve! – grito Chin forcejeando con él para detenerlo – es peligroso
- ¡Debo sacarlo de ahí! – siguió gritando el Marín – ¡Debo sacarlo!
- ¡No hay nada que hacer! – repetía Chin con la voz quebrada – ¡se fue! ¡se fue!
 
 
 
Steve cayó de rodillas llorando y llamando a su amigo. Sentía que algo se abría en mitad de su pecho y no lo dejaba respirar. Sus fuerzas lo abandonaron y perdió el conocimiento. Despertó en una de las ambulancias con la mascarilla de oxígeno. Una mano impidió que se levantara, cuando levanto la mirada se encontró con la mirada desolada de Chin
 
 
 
- ¿Dónde está…? – dijo Steve quitándose la mascarilla 
- El bar estaba lleno – dijo Chin – Kono hizo todos los arreglos para acelerar la recuperación de los cuerpos
- Quiero estar allí – dijo Steve –, se lo debo
- Va ser muy difícil, Steve – dijo Chin acongojado –, el lugar estaba lleno
- ¡Grace! – dijo Steve de pronto – ¿han hablado con Rachel?
- Creí que tú querrías hacerlo – dijo Chin
- Si. Debo ser yo – dijo cerrando – ¿saben cómo inicio todo?
- Christian Slider era un reconocido estilista de Honolulu al que le negaron hace unos días un trago – dijo Cho acercándose, aun a  esa distancia se notaba que tenía los ojos rojos e hinchados – no le gusto eso y hoy volvió para hacerlo saber
- ¿Por qué se le negó ese trago? – indago Steve
- Slider era abiertamente homosexual y portador del VIH – dijo Kono –, era un secreto a voces le relación que tenía con Martin Friedrich, hijo del magnate Rudolf Friedrich, el dueño de una de las redes de casino más importantes de Las Vegas. Martin llego de vacaciones por una semana hace tres años, pero al conocer Slider dejo todo y se mudó para acá. Sin embargo hace una semana Martin termino todo con él sin explicaciones y Slider estaba convencido de que Rudolf era quien estaba detrás de todo 
- ¿Martin estaba en el lugar? – pregunto Steve
- Si – aseguro Chin – era cliente asiduo cada noche. Había llegado veinte minutos antes de que todo iniciara y diez minutos después de Slider, a quien por cierto otra vez le negaron la entrada esta noche
- ¿Sobrevivió Slider? – pregunto Steve
- No– dijo Chin –. Pero quien sí lo hizo fue Martin. Está en terapia intensiva, es posible que no pase la noche
- Si la pasa – sentencio Steve – preferirá haber muerto
 
Notas finales:

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