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Aires del tiempo por RyuStark

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Notas del capitulo:

Hola bebés de chocolate <3

Muchísimas gracias por darle una oportunidad a la historia y por todo el cariño y apoyo en el primer capítulo. Prometo que no los decepcionaré.

Por cierto, he decidido que las actualizaciones serán cada martes —por ahora— ya que es mi día más desocupado en la universidad.

Así que por ahora los dejo con exceso de fluff, romance esponjoso, humor estúpido y pasión ¬w¬

----Grimmjow J.------

La cara que tiene Ichigo en este momento no tiene precio. Y en cualquier otra situación me moriría de la risa. Pero decirle que vengo del futuro hasta a mí me suena a una estupidez total.

—Uh…Si tú lo dices. —Me dice claramente dudando.

Oh genial, el chico de mis sueños no solo es una hermosura sureña del siglo pasado, sino que además cree que estoy loco. Y mierda, yo también lo creo. Y es que no tiene sentido. Simplemente nada lo tiene.

—¿Sabes qué? Seguro que estás confundido, dices que tuviste un accidente y que te dolía la cabeza ¿Cierto? Debe ser eso, pero no te preocupes, seguro que en unos días te pondrás mejor.

Mi chico lindo me frota un brazo tiernamente y me abraza intentando reconfortarme. Y lo peor es que conforme lo observo detenidamente, sé que es lo más hermoso, increíble y maravilloso que me ha pasado en la vida y no puedo joderlo.

Aún no sé si estoy muerto, si esto es un sueño o qué carajos pasa. Pero si algo tengo claro es que no quiero perderlo. Y hacerme el loco del futuro definitivamente no servirá.

—¿Grimmjow?

—Tienes razón…debe, debe ser el golpe. Lo siento Ichigo me…me confundí. —Declaro cerrando el caso y mirándolo sonreír.

—No te preocupes, ahora que estamos juntos todo estará bien ¿Sí? —En cuanto me besa realmente siento que siempre que esté a su lado no tengo de qué preocuparme. —¿Quieres ir a mi cuarto? Hace mucho calor y ahí tengo un ventilador. —Ichigo me habla con las mejillas rosadas, seguramente por la vergüenza, sacándome una sonrisa y un suspiro.

—Claro vamos. —Ichigo me toma de la mano y después de asegurarnos que su perro no escapó, subimos las escaleras hacia el segundo piso.

Mierda, son los ochentas sin duda. Pienso al ver las cosas, colores y decoraciones del lugar mientras Ichigo enciende el ventilador y nos acostamos en la cama, con él abrazándome y acariciándome el pecho.

—Tengo sueño, pero no quiero dormirme. Tengo miedo de que si abro los ojos no estarás aquí.

—No lo tengas, cuando despiertes estaré aquí. No volveré a irme nunca más. No ahora que por fin te encontré. —Ichigo sonríe complacido y un tanto adormilado, besándome una vez más antes de cerrar los ojos y abrazarme con fuerza.

Quisiera decir que el silencio nos abruma, pero afuera se escucha el canto de un par de grillos entre la maleza del bosque. No cabe duda que estoy en el campo. ‘Karakura’ mencionó Kurosaki. ¿De dónde me suena tanto ese nombre? Estoy casi seguro que alguien alguna vez me contó sobre este lugar antes. Solo que no lo recuerdo del todo bien ahora.

Mi mente divaga intentando comprender qué es lo que ha pasado y cómo pude haber llegado aquí, para que antes de darme cuenta el tiempo haya avanzado e Ichigo quedara totalmente perdido. Sonrío por lo lindo que se ve, antes de separarme con cuidado aun cuando se aferra a mí y levantándome de la cama. Con mucho cuidado lo visto con algo que saco de sus cajones, porque no quiero que se enferme y de paso también me coloco algo.

Salgo en silencio, odiando las putas escaleras que crujen peor que casa del terror, topándome una vez más con el león de la casa que me observa detenidamente. —Vete a dormir bola de pelos o como te llames. —Por supuesto que el perro me ignora y me sigue cuando abro la puerta de la entrada para salir. —Bien, pero si te pierdes en el camino a ver quién te busca.

Finalmente regreso al bosque, caminando por  varios minutos e intentando averiguar de dónde llegué. Me introduzco junto al perro más jodón del mundo que ama cruzárseme entre las piernas en busca de tirarme. Perro cabrón, ya verá luego. Le pondré un maldito suéter para que se cocine con el calor. 

Más mi venganza se me olvida en cuanto llego a un lago enorme que está oculto entre la maleza. Es aquí. Después de que me hundí en mi bote de carreras, lo próximo que supe es que abrí los ojos y estaba recostado en la orilla de este lugar. La cabeza me dolía, estaba confundido y simplemente empecé a caminar para antes de darme cuenta toparme con la casa de Kurosaki.

¿Cómo pasó? ¿El agua se conecta? ¿Caí del cielo? ¿Morí y rencarné en este lugar? ¿Será que en realidad mi vida pasada no ocurrió? ¿O quizás lo de aquí es un juego de mi mente? ¿Estoy muerto? De solo pensar la infinidad de posibilidades la maldita cabeza me duele.

Sin embargo dejo de pensar en cuanto siento mi número seis quemarme, no doloroso, sino cálido y latente. El simple hecho de saber que estoy con Ichigo me da mi respuesta. ¿Qué carajos importa si estoy muerto o si esto es un sueño?

¡Estás con él por todos los cielos! ¡Con tu otra mitad! Al carajo el destino, la vida o el tiempo. Esta es mi oportunidad. Y si para quedarme aquí tengo que dejar ir todo lo que alguna vez tuve lo haré. Lo maldita sea haré. Si para estar con Ichigo el anterior Grimmjow tuvo que morir, que así sea.

Él es lo único que importa. Ichigo es mi prioridad. Quizás tendré que mentir un poco. Pero por verlo feliz haré lo que sea necesario.

---Ichigo K.----

“Eres el chico más lindo que jamás haya visto.” Sonrío ante su voz ronca a la vez que abro los ojos, parpadeando un poco e intentando adecuarme a la luz. Cuando finalmente lo logro me percato que ya ha amanecido y el sol está a todo lo que da colándose por la ventana de mi habitación.

Me estiro entre las colchas de mi cama, palpando el lugar a mi lado mío y notando que está vacío tal y como siempre. Al instante los recuerdos que me caen como una cascada. ¡Anoche seis y yo nos encontramos y formamos el vínculo! ¿Cierto? Pienso alterado, incorporándome para sentarme y percatarme que todo sigue tal y como lo recuerdo e inclusive estoy vestido.

Oh no…¿Todo fue un sueño? Juro que mis ojos están por llenarse de lágrimas cuando un delicioso aroma llega a mi nariz. ¿Alguien está cocinando? ¡Imposible!

Me levanto de golpe, lamentándolo y casi yéndome de boca, ya que un dolor brutal y punzante me retumba en la espalda baja. ¿Qué carajos? Siento como si me hubiera pasado encima un tractor. No…¿Será que sí lo hicimos? La curiosidad me gana por lo que salgo de mi cuarto a prisa, ahora si percatándome del fuerte y rico aroma a comida.

Bajo las escaleras con cuidado, mirando que la puerta del frente está abierta pero con el mosquitero colocado mientras giro a la derecha rumbo a mi gran cocina, donde me llevo la sorpresa de mi vida. Una que me deja hecho de piedra.

No solo la mesa está llena de varios platos con rica comida, sino que seis está frente a la estufa moviendo la cabeza al ritmo de una canción en la radio mientras cocina. Siento mis mejillas arder, porque no solo no sabía que cocinaba, sino que se ve brutalmente sexy solo en ropa interior; dejándome ver su espalda ancha y marcada que me saca un prolongado suspiro.

Uno que se me atora en la garganta en cuanto él gira y me ve. Grimmjow me sonríe de lado con esa mueca cabrona que me encanta, apagando el fuego y viniendo hacía mí. Juro que debo tener la maldita boca abierta, porque ahora con la luz del día a todo lo que da, sé que si anoche se veía guapo, hoy no tiene límites.

Es brutalmente candente. ¿En serio tuve sexo con este hombre anoche?

—Hey chico lindo. Por fin despertaste. —Me dice mientras me carga por la cintura, dándome una vuelta y pegándome contra la pared para besarme. Un beso que me sabe a gloria dulce y que me hace abrazarme a su cuello en búsqueda de mayor contacto. Claro, hasta que tengo que gemir con fuerza y separarlo debido a que es un descarado.

—Grimmjow, ¿Podrías dejar de frotarme el trasero tan descaradamente?

—No lo sé, tú dímelo, ¿Puedo? —Me dice con claro sarcasmo, inclusive estrujándome con mayor saña. Ruedo los ojos y le suelto un golpe al pecho, escuchándolo reírse y recordando que a pesar de todo es un jodón hijo de perra que por lo visto ama verme berrear.

—Eres un estúpido. —Le digo entre risas debido a que me muerde los hombros juguetón.

—Viniendo de ti no me ofende Kurosaki.

—¿Qué forma es esa de hablarle al amor de tu vida huh? —Menciono jalándolo por el cabello y haciéndolo mirarme con esa sonrisa torpe.

—¿Qué forma es esta de darme los buenos días? ¿No deberías estar desnudo y en cuatro suplicándome que te la meta o algo así?  Vaya malos modales los tuyos Kurosaki.

—¡Jódete!—Le digo fingiendo indignación.

—¿Quieres huh? No tengo problema…—Me dice con esa sonrisa sexy, que me hace poner los ojos en blanco, pero también reírme. Es un idiota y me encanta. —Si después del desayuno no te ruedas lo hacemos si quieres. Pero ahora haz favor de sentar tu enorme trasero y come algo.

—Mi trasero no está enorme. —Le reclamo mientras me siento.

—Es verdad, está colosal, lo siento. —Me comenta burlón a la vez que me da un plato rebosante en comida. —Y a decir verdad no me importaría que te creciera aún más. Así que ninguno se va a levantar de la mesa hasta que te acabes todo.

—Eres un imbécil. —Respondo a la vez que miro mi plato y los demás sintiendo que se me hace agua a la boca. Tiras de tocino crujiente, huevos revueltos y cremosos con jamón, papas suaves con pimienta, salchichas bien doradas y jugosas, pan tostado, jugo de naranja y un súper platón de panqueques con mucho jarabe de chocolate, crema batida y fresas.

—¿En serio hiciste todo esto? —Pregunto incrédulo, probando los panqueques y sintiendo que los ojos se me van para atrás de lo rico que están. Grimmjow sonríe complacido ante mi reacción a la vez que se encoje de hombre y comienza a comer.

—Nadie lo sabe, pero a decir verdad me gusta cocinar. No es mi gran pasión, pero disfruto preparándome de comer. ¿Qué hay de ti? ¿Te gusta cocinar?

Me trago de lleno el bocado y desvío la mirada. ¿Cómo le digo que se me quema hasta el agua? Y que la única vez que intenté cocinar algo casi incendio el jardín, la parrilla y a papá. —Bueno pues…supongo que se hacer lo básico. —Contesto como no queriendo.

—Déjame adivinar, ¿Eres de esos que tienen escrita la receta de cereal con leche huh? Cuan adorable Kurosaki.

—¡Sí se hace cereal con leche! Pones la leche, el cereal y…uh, el tazón supongo. —El bastardo me mira de lo más entretenido mientras yo suspiro derrotado. —Casi no tengo necesidad de cocinar porque suelo desayunar, comer y cenar en el restaurante de mi familia. Y sino, simplemente compro algo ya preparado ¿Sí? Y hablando de eso, ¿De dónde sacaste tanta comida? Apenas si tenía leche en el refrigerador.

—Tomé dinero de tu tarro que decía ‘Para chocolates’, el cual prometo pagarte y salí a comprar.

—¿Tú saliste a comprar? ¿Cómo? ¿Cuándo? Espera, ¡¿Saliste a comprar así?! —Le pregunto alterado, ya que claramente está más desnudo que vestido.

—No te preocupes, me puse mis pantalones. Hasta yo tengo algo de decencia ¿Sí?

—¿Y la camiseta? —Grimmjow me sonríe victorioso, diciéndome un claro ‘No’. —Por dios Grimmjow, ¿Cómo se te ocurrió? Espera, ¡¿Alguien te vio salir de mi casa así?!

—Quizás. —Me quedo con la boca abierta porque estoy maldita sea muerto. —¿Qué pasa con esa cara? ¿Cuál es el problema? Hace tanto calor que no era el único sin camiseta eso te lo juro.

—Ese no es el problema…es solo que en este lugar son realmente conservadores.

—Que se jodan y ya.

—No lo digo por eso, sino que…¿Cómo te lo explico? Aquí solo hay dos clases de parejas, una los que se van a casar y dos los que ya están casados. ¿Comprendes? Y si te vieron salir casi desnudo de mi casa, seguro que para ahora ya todo Karakura lo sabe. Es más, te aseguro que la próxima vez que el teléfono suene será alguno de mis tíos preguntándome quién es el desconocido que al parecer pasó la noche conmigo.

—Genial. En ese caso cuando suene el teléfono, les dirás que soy el desconocido con el que te vas a casar y asunto arreglado.

—Supongo que sí…—Digo ausente, hasta que comprendo y me ahogo con mi jugo. —¡¿Nos vamos a casar?! —Grimmjow me sonríe de lado y está por contestarme, cuando nos vemos interrumpidos por el teléfono que suena.

—¡Ves, ahí están mis tíos! —Le reclamo mientras me levanto, descuelgo el teléfono de la pared y miro acusatorio a Grimmjow que parece disfrutar esto. —¿Hola?

—¡Ichigo Shiba Kurosaki, tienes un segundo para explicarme quién es ese tipo desnudo y de cabello azul que se está quedando contigo ahora mismo! —Me grita el tío Kaien inclusive haciéndome despegarme el teléfono del oído antes de que me deje sordo.

—¿Quién te fue con el chisme? ¡Seguro que fue Rangiku verdad! —Menciono ya que Rangiku es la voz y ojos del pueblo y siempre está en las calles paseando a su estúpido y feo perro. Lo peor de todo es que Grimmjow se ríe delante de mí como si nada. ‘Morirás’ le digo con la mirada a la vez que me aclaro la voz.

—¡Dime quién es ese hombre ahora mismo jovencito, mira que Kisuke dice ya va en camino y lleva su rifle! ¡Kisuke también llévate el hacha!

—¡No! ¡Que no venga y menos con un hacha! ¡Por dios! ¡El tipo desnudo y con cabello azul es seis! ¡Seis! ¡Ya sabes, mi otro número, él vino por mí anoche! —Declaro, escuchando un claro silencio del otro lado.

—Kisuke deja el hacha…por ahora. Ichigo, te quiero aquí en el restaurante en treinta minutos y asegúrate de traer al sujeto…vestido de preferencia. —Dice antes de colgarme sin siquiera dejarme protestar.

—¡Sencillamente genial! —Grito también colgando y asegurándome de azotar el teléfono. —Te quieren conocer.

—Y yo a ellos. Ahora come que se enfría. Y no Kurosaki, no me interesa nada más que verte rellanarte de comida y eso no entra a discusión.

Abro la boca para reclamar, pero finalmente suspiro derrotado porque no tiene sentido. Este tipo es un maldito chiflado y no entiende de razones. Así que me dedico a comer intentando ignorarlo, pero el muy bastardo aprovecha para besarme cada que puede haciéndome tan jodidamente feliz que no lo soporto y también termino besándolo de más.

Una vez que de verdad nos terminamos todo nos damos una ducha rápido para luego cambiarnos. O bueno, intentar vestir a Grimmjow en mi caso. —Toda mi ropa te queda demasiado ajustada, seguro que si te agachas la rompes.

—Entonces desnudo está bien.

—Ni siquiera empieces. —Le digo recordando que quizás aún quede algo de ropa de mi padre. —Espera aquí y cuidadito y te salgas a hacer cosas raras.

—Oe, ¿Quién mierda crees que soy? ¿Un niñato? Jódete Kurosaki.

—Sí, sí, sí…—Le digo mientras voy al cuarto de mis padres y busco por todos lados topándome con algo inusual. Un overol de mezclilla que mi padre nunca ocupó. Supongo que le vendrá bien a Grimmjow. Regreso y se lo lanzo a la cara junto a unos converse blancos que me sobran, mirándolo levantarme una ceja.

—¿Es en serio?

—¡Es lo único de tu tamaño!                                                                                                                          

—Pequeño cabrón pervertido. —Me suelta burlón antes de quitarse la toalla y comenzar a cambiarse. Le diría hasta de lo que se va a morir, pero en su lugar me giro ya que aún me da algo de pena verlo en toda su gloria.

—Listo, ¿Contento degenerado?

Giro mirándolo y sabiendo que ha sido una muy, muy mala idea. Pésima idea. ¡Ahora se ve más obsceno a que si estuviera desnudo! Ya que no trae camiseta debajo, el overol deja ver todo su pecho, parte de su abdomen y brazos. Nada más que músculo puro, duro y bien definido. ¿De dónde carajos salió este tipo? ¡Es ridículo lo exageradamente guapo que es!

—Eso es Kurosaki, abre más la boca. Si suplicas quizás te lo dé como te gusta.

—Vete al carajo y espérame abajo idiota. Tengo unas cosas que recoger. —Seis sonríe como solo él sabe antes de bajarse, claro no sin acercarse y maldita sea morderme la quijada. Lo empujo escuchando su risa de fondo mientras siento mis mejillas arder y me pongo a recoger todo a la velocidad de la luz.

—¡¿Podría por favor la princesa Kurosaki honrarme con su presencia?! —Me grita a todo pulmón el muy infeliz desde afuera de la casa.

—¡Cierra la boca, ya voy!

—¡Muévete carajo, me estoy rostizando!

Oh dios dame paciencia para no matarlo. Finalmente suspiro y termino rápido para bajar a prisa, viendo que ya me espera como un niño impaciente. —Ven, vamos. —Grimmjow me sigue hasta donde se encuentra mi Impala chiflando en cuanto lo ve. —¿Te gusta? ¡Verdad que es bonito!

—Un maldito Impala del 67. No está mal.

—¿Te gustan los autos de colección? —Pregunto emocionado.

—Me dan igual, con que funcionen me basta. ¿Esta chatarra sirve?

—¡No hables así de mi bebé! Y claro que sirve, bueno…no ahora, pero sí sirve.

—¿Hah? ¿Sino sirve, entonces en qué nos iremos?

—Si lo ocupo mucho deja de arrancar por un tiempo, y ayer lo ocupé mucho. Así que nos iremos en mi bicicleta. —Le digo señalándole mi bicicleta aún tirada junto al camastro, escuchándolo bufar y mirándolo cruzarse de brazos.

—No hay manera de que tu culo gordo quepa en ese triciclo.

—¡No es un triciclo idiota!

—Kurosaki, tiene una puta canastilla. Vete al carajo, ahí no cabremos los dos.

—Te lo repito, eres un idiota. Y además la canastilla es útil y tiene un asiento trasero aparte del frontal.

—¡Y yo te repito que no hay manera de que tu culo gordo quepa en esa cosa!

—¡Solo súbete antes de que te meta el triciclo por la garganta!

—Por lo menos concordamos con que es un triciclo. —Me dice con su sonrisita toca cojones antes de tomar la bicicleta y subirse a ella. Podría matarlo, enterrarlo en el bosque y nadie lo sabría ¿Cierto? —Oe, está mierda tiene una campana. Ahora solo le faltan las putas rueditas con mariposas.

Simplemente le doy un manotazo en la cabeza antes de subirme detrás de él de lado y abrazarlo por la cintura. —Ve al camino todo derecho, yo te guiaré. —Le digo mientras Grimmjow comienza a pedalear, a tomar vuelo y dirección por el ahora camino pavimentado.

—Mierda Kurosaki, el desayuno ya te surtió efecto, esta porquería está que derrapa.

Debería regañarlo, pero estoy muy ocupado riéndome junto a él y jalándole el cabello. Es un imbécil adorable. Uno que me hace sonreír en cuanto aumenta la velocidad, haciéndome sentir el viento fresco volar mi largo cabello.

El día está en exceso caluroso por el sol que quema feroz e incandescente. Las cigarras cantan a todo lo que da entre el pasto y los altos campos de maíz al igual que uno que otro pájaro. Pasamos por un par de casas, donde algunos vecinos que están podando el césped y regándolo nos saludan sonrientes. Todo es verde y el aroma a aire puro y limpio con un toque floral es simplemente majestuoso.

Eventualmente entramos a la terracería en donde brincamos debido a las piedritas y en consecuencia me tengo que abrazar más fuerte a él. Y aunque no lo admitiré en voz alta, la vista de Grimmjow es mágica. Su cabello azul como el cielo vuela desprendiendo su esencia varonil y erótica mientras que algunas gotas de sudor calientes escurren desde su nuca y se deslizan por su amplia espalda.

Pero ni eso se compara con las preciosas sonrisas que me da de vez en vez cuando gira hacía atrás. Lo abrazo con fuerza, dándole un beso en el hombro y recargándome de lleno en él diciéndole lo feliz que estoy. Ayer mi vida parecía no tener sentido. Y ahora el simple hecho de tenerlo aquí me tiene entre nubes de algodón. Ahora comprendo a esos que decían que cuando encuentras a tu otra mitad, simplemente todo toma vida y color.

—¡Es ahí! —Le digo señalándole el restaurante ahora visible tras tanta maleza.

—¡Abran paso imbéciles, trasero gordo pasando! —Les grita el idiota de seis a algunos clientes que se están bajando de su auto. Y por supuesto que le doy un puñetazo en la espalda que lo hace reírse burlón.

—¡Cuidado! —Grita Renji al que Grimmjow casi atropella antes de detener la bicicleta.

—Oe, Kurosaki, no me dijiste que en este lugar había monos.

—¡¿A quién le dices mono idiota?! —Le grita Renji indignado mientras Grimmjow y yo nos reímos y bajamos de la bicicleta.

—Míralo hasta habla y toda la cosa.

—¡Ah, pero tenías que ser tú Ichigo! ¡Así que este tipo nefasto es tu novio! ¡No me sorprende que maneje tan mal como tú!

—Sí, sí, ahora estaciona mi triciclo en la sombra y quizás te de propina estúpido. —Le dice Grimmjow, aventándole la bicicleta y tomándome de la mano para avanzar.

Me tengo que morder los labios para no carcajearme por la cara de Renji, que claramente ha aventado mi bicicleta contra un árbol. Aunque eso se me olvida al comprender que hemos llegado por lo que me detengo y a él conmigo para respirar.

—Déjame entrar primero ¿Sí? Y Grimmjow compórtate.

—Sí mamá.

Ruedo los ojos, pero finalmente entro mirando que ya me estaban esperando. El tío Kaien cruzado de brazos junto a Tensa y Urahara tras la barra. No me queda más que tragar y acercarme. —Tío, puedo explicarlo.

—¿Explicarme qué jovencito? ¿Qué seguramente te revolcaste con un desconocido anoche? —Me dice con una ceja levantada.

—Oh vamos Kaien-chan, tú y yo también éramos jovencitos y nos revolcamos apenas nos conocimos y hasta que terminamos fue que me dijiste tu nombre. Ah, que bellos recuerdos…—Dice Urahara, el cual seguramente no valora su vida.

—¡Totalmente innecesario papá! ¡Qué asco! ¡Que trauma! —Chilla Tensa cubriéndose el rostro y negando repetidamente.

—Tú, estás muerto. —Le dice Kaien a Urahara. —Y tú cierra la boca, no me digas que aun crees que naciste de una col. —Le dice a Tensa que pone cara de indignación y asco. —Y tú, agárrate que recién empiezo contigo. —Me dice.

—Oe Kurosaki, ¿Podemos llevarnos al mono para que juegue con bola de pelos?

—Ahora no seis. —Le digo a Grimmjow mientras mantengo mi vista enfocada en mi tío, notando que tanto él como Tensa han abierto la boca hasta el piso a la vez que señalan atrás de mí.

—¿Ese es seis? —Me pregunta Tensa incrédulo.

—¿Qué? —Pregunto a la vez que giro y tengo que rodar los ojos al ver que Grimmjow ha entrado y seguramente deslumbrado a todos, al secarse el sudor de la frente con el ante brazo mientras sonríe coqueto con su pose de súper macho. Este grandísimo imbécil.

—¡Grimmjow corta tu mierda de portada de revista y ven aquí! —Seis se bufa de mi comentario, viniendo con toda la actitud del mundo y parándose a mi lado mientras que al parecer mi tío y mi primo se han quedado de piedra.

—¿Qué les pasa? O ya entiendo, todos los Kurosaki son unos mirones huh. Linda familia de pervertidos. —Claramente le doy un codazo que lo hace gruñir, a la vez que Tensa le tiende su mano.

—Hola, soy Tensa… —Mi primo lo saluda algo tímido y con las mejillas rosadas causa del efecto Grimmjow en overol.

—Que hay niñato.

—Así que tú eres seis, es un gusto conocerte. —Le dice mi tío sonriente y estrechando su mano también.

—¡Kaien-chan, creí que querías matarlo! —Comenta Urahara tras la barra.

—Eso era antes de ver lo bien parecido que es mi nuevo sobrino.

—¡Le dijo niñato a nuestro hijo!

—Si bueno, es un niñato como tú a veces. Ahora todos a la mesa, que tenemos mucho que hablar.

Esta familia estúpida y que tanto amo carajo. Todos avanzamos a una mesa en el rincón donde me siento junto a Grimmjow y en el sillón frontal se meten apretados los tres Urahara.

—Así que Grimmjow, ¿Cuáles son tus intenciones con Ichigo ahora que lo has encontrado? ¿Piensas llevártelo contigo? ¿O qué piensas hacer? —Pregunta el tío Kaien sin tapujos.

—Pienso quedarme aquí con él. —Declara Grimmjow tomándonos a todos por sorpresa. No que me moleste en lo más mínimo por supuesto. De hecho estoy muy feliz con su respuesta, tanto que sonrío y me pego más a él.

—Vaya, eso nos ahorra muchos argumentos. Cuando Ichigo dijo que habías ido por él creí que se refería a que habías venido a llevártelo. Pero si lo pones así, no tengo objeción alguna.

—Kaien-chan no le des luz verde tan pronto, ¡Podría ser un psicópata o un depravado!

—Como si nuestra familia no estuviera ya llena de esos. Además si Ichigo confía en él yo también lo haré. ¿Quieres darnos tu opinión al respecto Ichigo?

—Uh…no sé qué decir. Grimmjow es un idiota la mayoría del tiempo. —Digo mirando a seis levantar una ceja. —Pero jamás había estado tan feliz como ahora que está conmigo. Y saber que se quiere quedar en Karakura no hace más que alegrarme, porque eso significa que nuestra familia seguirá unida.

—Eso es muy lindo Ichigo, pero hablando de familia. ¿Qué opina la tuya Grimmjow? ¿Saben que estás aquí y piensas quedarte? Y ahora que lo pienso, ¿Cómo diste con Ichigo? ¿Quieres hablarnos un poco más sobre ti? —Grimmjow parece aturdido por tantas preguntas, pero igual de rápido se repone y sonríe.

—Di con Ichigo buscando en registros, ya saben, personas con números. Y claro que mi familia sabe que estoy aquí, fueron ellos quienes insistieron en que viniera. En cuanto a mí soy Grimmjow, tengo veinticinco años y ni un antecedente criminal, lo que prueba que no soy un depravado ni un psicópata.

—¡Suena a algo que diría un criminal! —Dice Urahara.

—Totalmente irrelevante viniendo de un verdadero criminal papá, ¿Ya olvidaste cuántas veces te han multado por exceso de velocidad este año?

—¡Ah! ¡Mi propio hijo me traiciona! ¡Kaien-chan dile algo! —Chilla Urahara dramatizando, estrujándose el pecho y sacándonos una sonrisa.

—Ignóralo seis, por cierto ¿Eres un modelo? ¿Eres rico? —Pregunta Tensa entusiasmado y ganándose un pellizco del tío Kaien y una carcajada de Grimmjow.

—No soy modelo. Solía trabajar en…un corporativo, nada grande. Y no, no soy rico. Pero prometo trabajar muy duro para que a Ichigo no le falte nada.

—Eso suena muy bien Grimmjow, puedo preguntar ¿De dónde vienes?

—¡Grimmjow cuéntales que vienes de Cindy! —Le digo contento, también ganándome una carcajada de Grimmjow que me hace fruncir el ceño mientras él me apretuja las mejillas y me besa.

—Eres un bobo adorable Kurosaki, y por vigésima vez es Sídney carajo.

—¡Eso dije estúpido! —Le reclamo avergonzado.

—¡Ah! ¿Qué eso no está en Francia? ¡Uh-lala un francés! —Dice Tensa matando a Grimmjow de la risa.

—Amo a tu familia. —Suelta Grimmjow casi entre lágrimas de tanto reírse.

—¿Ves Kisuke? ¿Ves lo que pasa cuando le compras porquerías en lugar de ponerlo a estudiar? Ahora cree que Sídney está en Francia. ¡Australia Tensa, Sídney está en Australia! —Dice exasperado el tío Kaien, haciéndonos reír y que Tensa infle las mejillas.

—Ay dios. Sabes Grimmjow, me encantaría seguir conversando contigo, pero todos tenemos trabajo que hacer. Así que será en otro momento. Ichigo, si Grimmjow se va a quedar deberías llevarlo a conocer la ciudad. Y si está buscando trabajo, porque apuesto a que sí, por el físico que tiene quizás Kyoraku-san podría darle algo.

—Que buena idea. Gracias tío, ¿En serio no te molesta que no trabaje hoy?

—Ichigo trabajas todos los días, tomate un descanso y mejor piensa bien en cómo le contarás a tus padres las buenas nuevas. Por cierto llévate mi auto, porque en esa horrible bicicleta no llegarán ni a la esquina, pero eso sí, los quiero a los dos aquí para la cena. Prepararé algo especial.

—¡Yo quiero ir con ellos a pasear! —Exige Tensa.

—Y yo quiero un Ferrari, pero no todo se puede. Además tienes trabajo y mucho que estudiar jovencito. —Le contesta mi tío, dándome las llaves de su auto y llevándose a su hijo que berrea hacia la cocina.

—Te estaré vigilando “sobrino”. —Amenaza Urahara a Grimmjow antes de regresar tras la barra donde sus clientes ya lo esperaban impacientes. Por nuestra parte salimos del restaurante, no sin que Grimmjow haga berrear un poco a Renji que comía en paz.

—Así que…¿Qué tal te parecieron?

—Son unos chiflados como tú. Y me agradan. —Le doy un golpe más mientras avanzamos por el estacionamiento hacía el viejo y desgastado auto de mi tío.

—Mierda, es un puto Malibu del 75.

—Para no gustarte los autos sabes mucho de ellos.

—Mi abuelo colecciona toda clase de autos.

—Vaya. Debe tener mucho dinero para poder darse ese gusto.

—Supongo.

—Ya, pues tendrás que presentármelo pronto y quizás intercambiemos algunos datos. —Le digo sonriente mientras él permanece serio hasta que eventualmente sonríe.

—Sí…algún día te lo presentaré.

—Bien, en ese caso ¿Sabes manejar? —Le digo pasándole las llaves.

—¿Quién crees que soy? ¿Tú? Claro que sé manejar. Mierda Kurosaki, por lo que todos dicen eres un peligro andante. Lo que tienes de lindo lo tienes de demente. Y comprenderás que es bastante.

No sé si tomar eso como un insulto o halago, así que se lo paso y simplemente entramos al maldito auto. —Grimmjow te va a encantar Karakura. Es una ciudad preciosa. —Menciono ahora que hemos arrancado y entrado al camino pavimentado.

Mi hogar y el restaurante se encuentran al extremo sur, por lo que aquí abunda la naturaleza, pero en apenas unos veinte minutos se llega al corazón de la ciudad. Una ciudad que estoy seguro le roba el aliento a cualquiera que la visite.

En cuanto entramos al centro Grimmjow abre la boca hasta el piso, ya que es como transportarte al siglo pasado. La arquitectura, los colores, la música, los aromas, todo el ambiente.

Llegamos por la avenida principal que está atestada de turistas y locales que deambulan por las aceras. A ambos lados todos son antiguos edificios de máximo dos o tres pisos y todos de ley tienen amplias terrazas y balcones con barandales desde dónde se puede apreciar la vista mágica.

Bares, tabernas, restaurantes, hoteles, tiendas y cafeterías abundan con anuncios neón que los promocionan, mientras que todos los postes de luz  en filas uniformes están decorados con curiosas enredaderas, justo como las que caen en cascada desde los balcones.

Y aunque aún no anochece del todo la música se encuentra a todo lo que da, tanto como artistas callejeros tocando desde guitarras y trombones hasta enormes contrabajos. Por supuesto desde las cafeterías y restaurantes especializados resuenan los increíbles acordes de los pequeños o grandes grupos de jazz en su mayoría y uno que otro ritmo.

Pero ni eso se compara con uno de mis aspectos favoritos, los aromas. Magníficos y diversos aromas abundan en el ambiente. Desde dulces por los pastelillos y caramelos, cremosos por la mantequilla de las palomitas recién hechas y salados por la deliciosa y apetitosa comida.

—Carajo, este lugar es increíble.

—Lo sé, está es la avenida principal y pertenece en parte al barrio francés. Aunque aparte de locales hay una amplia gama de turistas de todas nacionalidades, que se han enamorado de Karakura y siempre vienen a visitarla. Pero ahora te llevaré a mi cafetería favorita, así que estaciónate por aquí.

Seis obedece y una vez que aparcamos el auto, sonrío en cuanto me toma de la mano y comenzamos a andar por la avenida.  No puedo evitar atacarme de la risa al verlo payasear y colocarse sombreros o gafas graciosas de algún puesto ambulante, más su recital de decir cuanta estupidez se le ocurre con tal de verme reír.

Y en momentos así es cuando más pienso cuan perfecto es para mí. Porque Grimmjow y yo no nos conocemos desde ayer, Grimmjow y yo nos conocemos desde hace cinco vidas pasadas. Y en esta sexta, todo no hace más que complementarnos y aumentar mis sentimientos por él. ¿Podría acaso ser más feliz que ahora? No lo creo.

----Grimmjow J.-----

—Oe, ¿Dónde es? —Le pregunto a Kurosaki.

—Lo sabrás en cuanto lo huelas.

Levanto una ceja para cuestionarlo, pero simplemente seguimos caminando hasta que un aroma a café, mantequilla y a caramelo me abruma la nariz deliciosamente. Y sé que es el lugar al ver una larga fila que abarca casi una cuadra entera.  —¿Es ahí? —Le señalo el bonito y grande local llamado “Café du temps” el cual si mi francés no me falla significa “Café del tiempo”.

—Por esa fila puedes ver que tienen los mejores postres y café de la ciudad.

—Nunca vamos a conseguir nada con esa fila Kurosaki.

—No te preocupes, tengo mis contactos.

Kurosaki como el niñato temerario que es, me jala de la mano para que nos brinquemos la fila y entremos al local directamente hasta la caja. Y mientras él les hace señas a algunos de los empleados que trabajan como locos por lo lleno que está, yo me dedico a observar el lugar.

Es como si hubiéramos entrado a una cafetería del antiguo París, supongo que por ser perteneciente al barrio francés. Aparte del interior hay una agradable terraza, dónde hay varias mesitas con sillas antiguas y preciosamente cuidadas. Plantas y algunos anuncios escritos en pizarroncitos negros decoran el lugar y también tienen una fuente y unas escaleras que llevan al segundo piso.

No soy del que se fija en los detalles, pero es un lugar bastante agradable a la vista, sin mencionar el maravilloso aroma a café que te rodea con fuerza y te tiene salivando de más. Sin duda muy diferentes a como son las cafeterías del 2026, donde todo es electrónico y hecho por máquinas. Aquí en cambio la cocina tiene un ventanal de cristal, que te deja ver como preparan cada postre manualmente.

—Grimmjow aquí.

Salgo de mis ensoñaciones mirando que aunque hay meseros, a Kurosaki le han entregado directamente en la barra dos tasas de café, más dos platos llenos con pastelillos.

Lo ayudo y una vez más lo sigo hasta la parte de arriba donde por fin comprendo la idea de los balcones en los edificios. Escogemos una mesa junto a los barandales, desde dónde podemos ver toda la gente que transita por las aceras más los espectáculos callejeros.

—Seis, abre la boca.

Giro topándome con Kurosaki que me ofrece con su mano el pastelillo cuadrado y cubierto en azúcar impalpable y un toque de jarabe de chocolate. Sonrío por la tierna expresión en sus ojos a la vez que muerdo el pastelillo que cruje y se deshace cremoso en mi boca.

—¿Rico no? Son mis favoritos. —Me dice mientras se mete a la boca el pedazo restante y sonríe complacido por el sabor.  —Ahora prueba el capuchino, verás que es la combinación perfecta. —Le doy un pequeño trago a mi capuchino extra espumoso y ligeramente amargo que sin duda complemente a la perfección el dulce del pastelillo. —¿Te gustó? —Pregunta emocionado. ¿Cuándo adorable puede ser carajo?

—Sabe bien, no tan rico como tú. Pero me gusta. —Las mejillas de Kurosaki se tiñen de un color rosado, a la vez que frunce el ceño y me da un golpe que me hace reír. —Por cierto, ¿Cómo hiciste que te vendieran antes que a los demás?

—El dueño del lugar Yamamoto-san, es amigo de mi padre y en ‘Kurosaki’s’ vendemos sus costillas a la BBQ preferidas. Así que mi padre hizo un intercambio con él, siempre que a Yamamoto-san se le antojaran unas costillas yo se las traería hasta aquí y a cambio siempre podemos beber café y comer pastelillos gratis. Y como hacen producciones masivas de ellos, salgo ganando porque Yoruichi-san la gerente me da de comer todos los que quiero.

—No sé porque no me sorprende, seguro que te haz de comer toda la producción entera tú solo.

—No tienes ni la menor idea. —Me dice guiñándome un ojo y sacándome una carcajada.

Eventualmente seguimos comiendo y platicando de todo, Kurosaki me cuenta acerca de sus padres, hermanas y cómo ha sido su vida estos últimos años. Claro, nos vemos interrumpidos cada quince minutos en que se acaba los pastelillos y baja para rellenar su plato cada vez con más.

Odio admitirlo, pero me enternece hasta el menor de sus gestos; ese bigote de espuma sobre sus labios o que ha quedado empanizado en azúcar y chocolate. Y lo mejor es que lentamente ha comenzado a anochecer y con ello todas las luces de los demás locales se han encendido creando una gama cálida y acogedora.

—¿Vas a poder cenar después de tantos pastelitos? —Le pregunto burlón, mirándolo sonreír y terminarse el último.

—Subestimas mi poder para comer Grimmjow. Y ni siquiera me dejes empezar con el chocolate, que no tengo fin.

Sonrío de lado ante la estupidez adorable, siguiéndolo para despedirnos de sus amigos y finalmente irnos. Una vez más paseamos y nos empujamos juguetones en plena acera, pero de igual manera lo estrello contra cuanta pared nos topamos, para besar sus labios ahora dulces y deliciosos en exceso.

—Espera…no aquí pervertido.

—¿Yo soy el pervertido? No pareces querer soltarme. —Adoro la manera en que me mata con la mirada, antes de besarme una vez más y soltarme.

Y como esta vez le toca manejar a Kurosaki, me aseguro de abrocharme bien el cinturón, mirándolo fruncir el ceño, pero darme la razón en cuanto pisa el jodido acelerador. —¡Kurosaki, nos vas a matar! —Le digo casi agarrándome del techo, porque aunque es una porquería antigua, no quita que sea veloz a su medida.

—Eres un llorón. —Me dice pisando aún más el acelerador y sacándonos del centro hasta incorporarnos una vez más al camino pavimentado, donde a los lados no hay más que enormes campos de maíz y trigo que se mueven con el viento cálido.

—Antes de ir con el tío Kaien, haremos una última parada.

—¿Hah? —Apenas si me puedo morder la lengua en cuanto se derrapa girando a la derecha, para desviarnos por un caminito que nos adentra a un espeso bosque. —Oe, ¿A dónde vamos?

—¡Ya lo verás!

La porquería de auto no hace más que brincar debido a la terracería y las piedras por unos cinco minutos, hasta que eventualmente salimos justo enfrente de un enorme caudal. Se me olvida el susto y me bajo asombrado mirando lo clara que es el agua y como la luna se refleja perfecta sobre su superficie. A los alrededores todo es hierba, pasto, musgo, árboles, pinos y muchas, muchas flores.

—¿Bonito no? —Me pregunta Kurosaki, abrazándose a mí y recargando su cabeza en mi hombro.

¿Bonito? Es lo que le sigue. O más bien, ¿Cómo le cuento que en mi época la mayoría de ríos y caudales ya son en su mayoría artificiales? —Jamás había visto algo así en mi vida. —Digo mientras me coloco de cuclillas y meto mi mano en el agua templada y cristalina, mirando inclusive algunos pececitos nadar cerca.

—¿En Australia no hay caudales ni ríos?

—Sí los hay, pero ninguno tan bonito como este. Karakura uno, Cindy cero. —Menciono recibiendo un puñetazo porque sabe que me estoy burlando de él.

—Eres un idiota.

Me rio un poco mientras nos recargamos contra el auto y miramos cómodamente el cielo, que se encuentra totalmente saturado de estrellas brillantes. Y debo decir que nunca antes había visto tantas reunidas, será que Karakura es una zona libre de contaminación.

—Gracias por quedarte conmigo seis. Sé que seguramente Karakura es un pueblo a comparación de dónde solías vivir. Y que quizás todos luzcamos como una bola de granjeros chiflados. Pero a pesar de eso, trabajaré muy duro para que te sientas feliz todos los días. Haré que nunca te arrepientas de haberte quedado conmigo.

Su voz aunque ha salido pequeña, me hace observarlo detenidamente. Ichigo evita mi mirada, sin embargo sus mejillas permanecen rosadas y sus labios fruncidos, seguramente por la vergüenza. —Me gusta este lugar y me gustas aún más tú. No me importa donde estemos siempre que estemos juntos.

Ichigo sonríe feliz ante mi respuesta, encarándome y cortando la distancia entre ambos. Me besa tierno y despacio mientras yo lo pego a mi pecho para poder acariciar tenue su espalda baja. Es apenas un ligero roce sobre la ropa, pero es el suficiente para sentir como se estremece entre mis brazos y suelta algunos suspiros entre besos.

Lentamente el inocente beso comienza a subir de intensidad, no solo por los gemidos eróticos que se ahogan promiscuos en la garganta de Ichigo. Sino porque sus manos curiosas han comenzado a meterse entre mi overol para acariciar mi piel directamente. —Ichigo…—Suspiro separándome un poco y percatándome del brillo siniestro en su mirada mientras se relame los labios lento y tentador.

—Hazme el amor Grimmjow. —Me susurra con una voz letalmente erótica.

Este chico debe ser el demonio hecho hombre, con esa apariencia dulce e inocente y por lo visto con una mente perversa y retorcida que busca que llevarme al exceso. Sin embargo yo soy peor.

Sonrío cruel, acariciando su rostro y sintiendo un claro tirón directo a la entrepierna en cuanto Ichigo sujeta mi mano para meterse mi dedo índice a la boca y succionarlo con esos labios carnosos y mojados, dándome una idea de lo que podría hacer con otra parte de mi cuerpo.

Y no se detiene, separándose apenas un poco y desnudándose frente a mí sin pudor alguno. Primero su camiseta que sale volando, seguida de esos obscenos shorts ajustados que caen hasta sus tobillos igual que su ropa interior.

—Tócame seis. Soy tuyo. —Kurosaki jadea para mí, abrazándose a mi cuello y robándome el aliento.

Sus palabras resuenan prohibidas e instintivas en mi cabeza, conforme mis manos ásperas palpan sus curvas y líneas obscenas. Inicio por su espalda, cintura y caderas, bajando hasta su trasero carnoso, grueso y voluminoso el cual estrujo y froto sin decoro arrancándole un par de gemidos. Ichigo se deshace ante mis rudas caricias, aferrándose a mi pecho y mordiéndome despacio los labios entre besos.

Hace calor, demasiado y tanto calor. La humedad del ambiente, al igual que la del cuerpo de Ichigo no ha hecho sino aumentar como nuestros besos ruidosos y fogosos. Ichigo me muerde y succiona la lengua mientras nuestros dientes se rozan hasta sentir los hilos gruesos de saliva espesa y viscosa colgando entre nuestras bocas.

—Grimmjow…—Mi nombre sale de sus labios como un susurro suplicante que me tiene enloquecido y sobre todo duro. Muy duro por él.

Le paso su largo cabello hacía la espalda, para poder besar y morder la piel delicada de su cuello y hombros mientras él me desabotona torpemente el overol que también cae al piso. Ichigo baja lo suficiente mi ropa interior por fin liberar mi erección bien erguida y goteante, que ya punza dolorosa de lo duro que me encuentro.

—¿Quieres entrar en mí? —Pregunta insinuante mientras aprovecha para sujetarme con firmeza y masturbarme.

—Muero por estar dentro de ti. —Suelto ronco y necesitado debido a sus deliciosas caricias sobre mi carne dura y caliente. Ichigo sonríe besándome una vez más, antes de ir y recargarse en sus codos sobre el cofre del auto dándome la espalda.

Si pudiera definir a Ichigo diría que es lindo, como una mezcla de tierno, soñador infantil con una vulgaridad inquietante. Y una que me encanta. Porque en cuanto gira su rostro para mirarme con esos ojos ahogados en lujuria y una mueca obscena, sé lo mucho que voy a disfrutar destrozándolo.

Me coloco y acomodo bien detrás de él, esta vez dejando las dulces caricias para sujetarlo como es debido. Le rasguño los muslos con saña, dejando hileras rojas a mi paso y escuchando sus gemidos anhelantes. Unos que me aseguro se ahoguen en su garganta en cuanto comienzo a tallar mi gruesa erección entre sus nalgas, friccionando su pequeño agujero ya húmedo y mirándolo vibrar de pies a cabeza.

—Grimmjow por favor…por favor.

Mi sonrisa se torna cruel y animal, porque sé lo que quiere y pienso dárselo justo así. Me lamo un par de dedos para dejarlos escurriendo en saliva y luego deslizarlos por su agujero tierno, rosado y palpitante terminando de lubricarlo.

Ichigo jadea entre cortado anticipando lo que está por venir, apenas gritando entre dientes y golpeando el maldito auto en cuanto lo penetro brutal y hasta el fondo. Ambos jadeamos con fuerza, debido a la sensación cruda y deliciosa. Me mata del placer saber que le duele y a la vez lo disfruta como nunca.

Quiero que me sienta dentro de él por malditos días enteros.

—Carajo…estás demasiado grueso y duro.

Me relamo los labios ante sus palabras, sintiendo  pesadas gotas de sudor plúmbeo deslizarse por mi cuerpo ahora aceitoso como el de Ichigo debido al calor desmedido que hace. Pero también porque su interior aterciopelado, mojado y carnoso se encuentra en exceso estrecho, apretándome y succionándome tan rico.

Por lo que ya no espero más y salgo hasta la mitad, solo para volver a enterrarme en él con violencia una y otra y otra vez. Lo embisto frenético, duro y rápido, mirando sus piernas fallar y teniendo que sostenerlo por la cintura mientras con mi mano libre le jalo el cabello con fuerza haciéndolo echar la cabeza para atrás.

—Sí…sí, justo así…Grimmjow…Grimmjow.

Me follo a Ichigo por largos y tortuosos minutos que no son más que gloria y placer condensado. Mi precioso chico con cuerpo de dios y sonrisa de ángel no hace más que gemir mi nombre entre sonrisas cínicas y dulces mientras yo le doy un par de nalgadas, una tras otra que le dejan la piel ardiente y la cabeza en las nubes.

—Más profundo…más, entra más en mí.

Le suelto el cabello para aferrar mis dedos a sus nalgas y de inmediato aumentar la velocidad. Ichigo muere lentamente de amor y placer, empujando sus caderas para encontrar el ritmo perfecto entre nuestros cuerpos que no para de unirse creando una obscena gama de sonidos líquidos y sucios. —Amo tu culo estrecho y caliente apretándome cada vez más.

—Uhm…Grimmjow, Grimmjow no pares.

Continuo embistiéndolo con violencia, sintiendo mi verga punzar y mis testículos cosquillear por lo tremendamente bien que se siente estar dentro de él.

—Grimmjow no puedo…no puedo. No…hah.

Ichigo se corre gimiendo y convulsionando mientras yo me inclino para enterrar mi nariz entre su cabello húmedo y perfumado para inhalar con fuerza su rico aroma caliente. Continuo follándomelo hasta las malditas entrañas, con toda la intención de dejarlo bien suelto y escurriendo para mí.

—Sí…sí, Grimmjow dentro. Córrete dentro de mí.

Mierda, estoy cerca. Realmente cerca. Tan cerca que apenas su interior se estrecha un poco más a mí alrededor y simplemente me corro. Un orgasmo increíble, maravilloso y electrizante se desata en mí como millones de explosiones de calor cosquilleante y demencial mientras me corro abundante y pesado dentro de él.

Estoy seguro de que pasan varios segundos antes de poder recobrar el control sobre mi cuerpo mientras jadeo con fuerza, mirando que ha girado su rostro para verme con esa expresión letalmente erótica. Con las mejillas bien rosadas, los ojos húmedos, sus labios abiertos, jadeantes y mojados y el cabello revuelto.

—Te quiero seis. —Me dice con una sonrisa preciosa.

—También te quiero. —Le contesto acercándome y rozando mi nariz contra su mejilla. —Tu tío va a enojarse tanto por que llegaremos tarde a esa cena especial.

—Déjalo que se enoje, total, lo cogido y lo vivido nadie nos lo quita.

Una vez más suelto una carcajada, porque este pequeño descarado y adorable es simple y sencillamente perfecto. Y cómo no, si fue hecho solo para mí. Lo abrazo sin intención de soltarlo jamás, porque este día ha sido increíble y solo es el primero, ahora una vida juntos, no me cabe duda que será el paraíso entero.

Notas finales:

Si me conocen saben que amo a morir hacer a Grimmjow un jodón, burlón hijo de perra. Uno bastante candente claro. Simplemente me imagino que es la relación que tiene con Ichigo, molestándose y amándose al mismo tiempo. Par de torpes adorables. Por ahora todo marcha ‘bien’ para ellos. Grimmjow ya conoció a parte de la familia Kurosaki, que obviamente tenían que ser unos chiflados como el novio. Será interesante verlo adaptarse a los 80s.

Como ya les había dicho para la historia use de referencia el estado de Luisiana, y para Kurakura me inspiré específicamente en el barrio francés de Nueva Orleans. Porque es un lugar sencillamente precioso (Por si querían saber) Fuera de eso, para los que estaban con el pendiente, la historia del ShunUki comienza el siguiente capítulo ¡Yaay! Por ahora una vez más gracias por el cariño y apoyo. Los amo hasta el fin ¡Nos vemos el martes!

PD: Por favor, no pongan en sus exámenes de geografía que Sídney (No Cindy lol) está en Francia. ¡Australia, está en Australia! <3


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