-Estás arrestado, idiota.
Había dicho Kanon a Zeros y de un jalón lo levantó para llevárselo abajo. Todos nos presentábamos a salvo, aunque Shion estaba algo asustado y Dohko, se sentía más tranquilo. Me acerqué a Camus, para verificar el estado del perro y aproveché ´para preguntarle algo.
-¿Estás bien, Camus?
-Sí. Estoy bien, aunque este amiguito necesita ayuda. La verdad su interior está desgarrado y no puede caminar.
-Pobrecito. Este desgraciado va a pagar por todo el daño que ha hecho a varias personas y animales. Se merece el infierno.
-Lo sé. Lo llevaría a la clínica en la cual trabajo. Pero lamentablemente se encuentra cerrada.
-Carajo, la única opción es llevarlo a la agencia.
-Vamos, rápido. Este animalito ya no aguanta más.
Así que rápido nos fuimos en el coche de Camus y con mucho cuidado subimos al San Bernardo, en la parte trasera. A toda velocidad, Camus pisó el pedal y aceleró lo pronto posible; finalmente estábamos en la agencia. Con delicadeza bajamos al perro, y Camus lo cargó.
-Milo, abre mi cajuela; ahí tengo mis herramientas en un botiquín grande color verde esmeralda.
-De acuerdo.
Dentro de la agencia nos fuimos a la habitación, donde normalmente Thanatos hace autopsias. Así que lo recostamos sobre una camilla. Camus sacó unos guantes de látex y se los colocó, al igual que un cubrebocas, y de paso una lupa; con este objeto empezó a revisar la cavidad anal, cuyo sangrado, afortunadamente, había desaparecido. Después, tomó unas pinzas, y con ayuda de ellas, comenzó retirar un condón, que se le había hundido. Luego tomó algodón y con lo empapó con un líquido para heridas abiertas y se lo pasó, y con otro comenzó a limpiar los restos de sangre que estaban en su cavidad; para finalizar colocó una pomada para aliviar el ardor.
-Listo. Ya estás curado amiguito.
-Owwww.
-Sanará pronto, por fortuna no lo lastimó mucho. Por lo que podrá comer y defecar. ¿No sabes quién es el dueño?
-Creo que de Julián Solo.
Y en efecto venía Julián corriendo, junto con Thetis. Detrás de ellos, venían Shion y Dohko.
-Owww. Bobby. ¿Cómo está, Camus?
-Vaya, así que se llama Bobby. Está bien, tenía un condón atorado en el ano, y tenía heridas, que por cierto, no fueron profundas. Ya está bien. Sanará pronto, y puede defecar. El tratamiento será comprarle está pomada y colocársela después de su baño. Además de unos alimentos ricos en fibras y nutrientes.
-Muchas gracias, Camus. ¿Cuánto te debo?
-No es nada. La verdad fue una emergencia, solamente cuídalo mucho.
-Gracias. En verdad, curaste a mi perro.
-De nada.
-¿Ya encerraron a este mal nacido?
Dohko respondió.
-Llamamos, al juez y hoy se va a la celda por 150 años, debido a todos los crímenes que cometió desde 1970 hasta ahora.
-Se lo merece.
-Sí, se lo merece.
-Bueno, teniente y sargento. Mi bella sirena, mi perro y yo nos retiramos. Hasta luego y muchas gracias.
-De nada, que te vaya bien.
Así se alejó Julián y Tethis. Nos sentimos más tranquilos, porque Camus había curado y el maldito de mierda de Zeros, estaba tras las rejas. Ahora nos faltaba descansar a todos, ya que a nosotros se nos esperaba un largo día.
-Bueno, sargento y teniente, nos retiramos.
-Hasta el siguiente turno. Nos vemos luego Camus y un gusto.
-De acuerdo. Gracias por darme el día.
-Hasta luego, teniente. El gusto fue mío.
Nos alejamos de la agencia y nos subimos al carro.
-Vaya noche, mi amor.
-Si, lo sé,Camus.
-Oye, al llegar a la casa ¿Podemos tener sexo? Me siento agotado y necesito que me complazcas. – Había acariciado mis muslos y su mirada era lujuriosa.
-De acuerdo, amor.
Me incliné hacia él y comencé a besarlo, pues después de todo mi héroe se merecía una sesión de sexo.