Sentí mis glúteos llenos de semén, me volví para verlo, me mordí el labio inferior y moví mis caderas. Está acción fue muy lujuriosa, pues mi Camus había sonreído con perversión y poco a poco fue acercándose, se hincó y comenzó a acariciar mi trasero, pero de manera circular; embarrándome toda su semila.
-Mmmm…nóstimo (νόστιμο).- Había pronuciado delicioso, pero en mi lengua materna: griego.
-Ohh…délicieux .- Camus dijo la misma palabra pero en francés.
Después empezó a besar mis grandes nalgas, sacando como chupetes, haciendo resonar la casa y provocando encogimientos y leves jadeos. Luego separó mis glúteos e insertó su lengua en mi cavidad; moví mis caderas pues en este punto era mucho deleite , ya que sentía ese pedazo de carne recorriendo mi entrada; humedeciéndome, sacandome gemidos, por cierto muy fuertes.
-Ahhh….Cami…..Ahhhh…..
-Mmm…Mmmmm….-Se oía como me devoraba.-Qué…Rico….
-Ahhh….Uy….Mmmm…Así….Ahhhh..Sí,sí…
-Tienes mucha carne…Me fascinas…Uyyy…
En ese momento comencé a masturbarme, pues mi pene estaba demasiado erecto, y en este punto dolía. Camus, no se detenía; lo hacía más delirante. Aunque ya no aguantaba más, así que me corrí. Mi novio se detuvo, se levantó y ví sus mejillas en color carmín, su boca manchada de blanco; se veía muy adorable.
-Ahh…Milo…
-Ahhh… Te ves adorable…
Me ayudó a levantarme,y nos contemplamos directamente a los ojos; demasiadas emociones nos transmitimos; un momento mágico, hermoso, erótico. Lentamente avanzamos,y estábamos cerca. Me tomó de la cintura, acercándome a su cuerpo, posó una mano sobre mi rostro y lo acarició.
-Eres muy hermoso, Milo. Me gusta esa mirada intensa y esa sonrisa traviesa.- Pasó ambas manos por mis mejillas. Y agarró mis dos cachetes y empezó a jugar con ellos.-¡Qué cachetitos!
-Ohh…Duele,Camus, detente.
-Recuerdo que jamás te gustó que te tocaran las mejillas.-Sonrió de manera tierna.- Eso me derrite.
-Sí. A muchos les gustaban.-Bajé la mirada y fingí estar indignado.
-¡Es que son grandes y carnositos!.-Exclamó con adoración.- Pareces un conejito.
-Jajajajaja. Ya sé.
-Sí, me gustas así.
-Camus, lo que me gusta de ti son tus orbes zafiro, tu nariz respingada. - Le dí un besito en la punta de su nariz.- tu boquita carnosa y esas manos; bueno me encantas. TODO.
-Eso es bueno. Aunque ya lo sabía.
-¿Y sabes? En cuanto a mis mejillas, hago una excepción.
-¿Ah si? ¿Cuál?
-Que tú si puedes tocar mis cachetes.Y no sólo ellos, sino los enormes.- Sonreí de manera provocativa y él me agarró el trasero.-Uyy…
-Eres mío.
-Sí, sólo tuyo.
-Así me gusta
-¿Quieres que te haga otra cosa?
-¿Cómo qué? Explícate.
-Sólo haré lo que tú quieras, pídelo.
-Bueno, no hace falta explicártelo; ya sabes lo que quiero.
Se desnudó por completo y fue a sentarse en mi sofá. Abrió ligeramente las piernas, yo me coloqué en cuatro y avancé hacia él. Me lanzó una mirada dominante y me ordenó que hiciera la felación. Tomé con cuidado su hombría y empecé a masajearla por un buen rato. Estando aburrido, comencé a lamerlo, poco a poco; entrando en calor.Después me lo metí por completo y las succionadas eran más profundas y rápidas. Camus enredaba sus dedos en mi cabellera, yo escuchaba sus gemidos profundos y ardientes, de vez en cuando lanzaba obscenidades y yo le devolvía esa mirada intensa y juguetona que tanto amaba de mi persona.
-Mírame… Ahhh… Milo…Mírame a los ojos.
Asentí con la cabeza y continué con la felación, podía sentir su pene erecto, bueno, también el mío por lo que me masturbaba. En un momento de distracción, desvíe la mirada y Camus jaló mi cabello con brusquedad.
-No te desvíes.
Gruñó un poco y estaba a punto de que se corriera, cosa que no tardó mucho y ¡Bom! Me manchó la boca y me pasé ese líquido, saboreándolo para aumentar más la lascividad que habíamos iniciado. Luego me ordenó que me sentará en sus piernas, sonriendo con perversión y autoridad, y nos besamos; devoramos nuestras bocas, nuestras lenguas se enredaban. La saliva que se nos traspasaba, representaba la unión, el amor, sexo, como el hilo rojo; casi sagrado. Camus acariciaba mis muslos, sus ágiles manos me hacían sentir como una pluma flotando: así de rico, así de natural. Levanté la mirada hacía el techo y cerré fuertemente los ojos; comenzó a besarme el cuello, sacándome jadeos. Succionaba mi piel y pensaba que me iba a dejar chupetones. Oh ,no..Bueno no importaba, la estaba pasando bien y unas marcas me iban a hacer recordar lo genial que pasó con él hombre que amo.
-¿Me la metes?.- Había susurrado en el oído de Camus.
-¿Tan pronto?.-Arqueó una ceja y esbozó una sonrisa.
-Por favor, por favor, por favor.
-Me encanta que lo pidas, así que lo cumpliré.
Levanté un poco los glúteos para que mi novio pudiese meter sus dedos y no tardó mucho para que el tercer dedo estuviera en mi cavidad; ya estaba listo para que lo metiera,así que introdujo su hombría e inició su vaivén.
-Ohh…Más rápido..
-Vamos,muévete,bicho.
Me montaba salvajemente; un ritmo brusco, pero que iba en buena composición. Yo me sentía muy ligero, más que la hoja. Me encantaba que él tuviese esa libertad de hacerme suyo. Los gemidos eran un canto angelical; un aleluya.
-Vamos…Camus…
-Oh sí, Milo. Me encantas.
-Elévame hasta el cielo…
-Dilo otra vez.
Las cabalgadas se volvían más rápidas, más placenteras.
-Elévame hasta el cielo…
-Uhh…
-Elévame hasta el cielo… Por favor…Ohhh…
-Me encan..Encantas…
Íbamos en la cumbre.Demasiado alto.
-Elévame hasta el cielo…
-Es ahí donde.. Donde perteneces… Eres un ángel..
-Vamos…Ohhh….
Estando en el clímax.
-Uyyy…Tú lo haces genial..
-Elévame,elévame.. Ahhh…
-Uhhh.. Sí…Ohhh.
Ambos nos corrimos y lo terminamos de apagar con un beso, un beso que no era forzado; un beso transparente con una mezcla de sexo y amor, porque es así como los amantes se comunican y crean una gran complicidad, más aún, cuando le pides “elévame hasta el cielo”.