Agarrándonos con fuerza de la mano y dejándonos llevar por el aire que enmanaba en la avenida “Coco”, era refrescante.Sin decir una sola palabra; pues el silencio hablaba por nosotros, pero como siempre he sido muy curioso, con el rabillo checaba la cara de mi novio: esas microexpresiones tan fascinantes, tan especiales. Pero lo mejor de todo: su sonrisa. Era hermosa y gallarda. También me dí cuenta que él me observaba, y eso me provocaba risitas internas.
Mientras que yo pensaba en lo bonito que la había pasado en la vida y otras cosas que me habían hecho sufrir, y otras a aprender. Así que sonreí y cerré por un momento mis ojos,cosa que es genuino como acción. Al instante los abrí, pero todo me pareció diferente; más claro y preciso. Eso me provocó una sensación,tanto mentalmente como emocionalmente, satisfactoria y con un toque de paz.
Finalmente habíamos llegado al lago Jacquelinne Kennedy Ona, en Central Park. Que por cierto, es un lugar bastante bonito,cuya decoración era un puente estilo gótico de color blanco. Enfrente estaba un barandal de color negro y a lo lejos dos torres, y al rededor varios edificios.
De repente me causó gracia ,porque hicimos 25 minutos de “Coco” hasta Central Park. Bueno, para mí fueron 15 minutos. Después,lo volteé a ver. Y dijo:
-Cuando me siento aburrido o cansado vengo aquí y la verdad ,quería que me acompañaras. Pues es un lugar precioso.
-Me parece muy interesante y tranquilo este lago.
-Es bueno oír eso de ti.
-¿Por qué? Si tú sabes que me gusta conocer cosas nuevas.- Solté una risa.-Y más si se trata de lugares. Sólo que mi trabajo me consume.
-Eso sí, amor. Tu trabajo es genial,pero lamentablemente los horarios son poco accesibles.Mi trabajo es poco ligero, pero tiene horarios buenos.
-Bueno,así tienes más tiempo para mí.
-Así es.
En ese momento nos quedamos mirando el uno al otro y nos acercamos para después lanzarnos un beso. De esos besos ricos pero llenos de amor, así que para darle más intensidad. Tomándonos de la mano y dejándonos llevar por el momento, nos colocamos cerca del barandal,pues yo quería ver el lago.
Él estaba por detrás abrazándome y hundiendo su boca en mi cuello;su respiración provocaba que se me enchinara la piel y que mi corazón latiese a toda velocidad. Me gustaba mucho; demasiado. Aunque no lo niego, yo anhelaba permancer a su lado.Siempre soñaba con pasar un rato agradable con él. Y con honestidad, puedo decir que yo no era como otras y otros de sus pretendientes; que sólo lo deseaban por esa anatomía preciosa.Pues para ellos la palabra diversión, era un acostón. Para mí, era llevarlo a comer y charlar por demasiadas horas.Para ellos era sólo un viaje hacía el hedonismo. Para mí era dirigirlo hacía la libertad. Pero creo que sólo quería disfrazar su dolor, pues ese caparazón lo había utilizado como protección anti-hipócritas. Sin embargo, eso fue un amuleto para atraer a esa clase de personas, y yo sé que se dejó cegar debido a su frialdad.
Pero lo más importante: para mí no fue un déspota o que no quisiera convivir, pues de hecho él se prestaba, sino lo que importa es que fue un ángel. Sí , un maldito y sensual ángel, que con su mirada zafiro logró atravesar mi corazón. Con su carácter me ayudó a salir adelante. Lo más gracioso es que era muy introvertido y yo extrovertido. Él era frío, yo calor. Él era agua , yo fuego. Él era día, yo noche. En definitiva, una enorme diferencia en cuanto a nuestras personalidades. Pero también un fuerte magnetismo, para unirnos más como amigos.
De repente sentí su manos derecha colarse dentro de mi camiseta, y acariciar todo mi abdomen pero de una manera cálida, aunque si bien es cierto, sus manos eran frías. Esta vez no me sobresalté, ni le dije nada y me dejé llevar. Nuevamente sentí su respiración en mi cuello y fue ahí donde me volví para encararlo. Tomé su rostro y comencé a besarlo. Ya saben, de la manera suave, sedosa pero también atrevida, con esos toques sensuales.
Esta vez, yo rompí el encanto:
-¿Por qué te detienes?
-Es que pienso que…
Pero decidió besarme con más fuerza y más cariño. Cosa que provocó que se derramase el vaso. Pues yo en entredientes le decía que parara porque me lastimaba, sin embargo no se detuvo. Hasta que lo empujé.
-¡Camus!.- Me había tocado a boca y en mis dedos se embarraron de sangre.- Me lastimaste…
-Milo.. Es que te deseo… Y te deseo ahora, y quiero hacerte el amor. -Su voz sonaba excitada.- ¿Es difícil de entender ello? ¿No me digas que tienes miedo? ¡Porque no te creo!
En este punto me había hecho enfadar y sentí m corazón roto, porque todo lo bonito que me había dicho fue como para tapar sus ganas de tener sexo. Así que le dije:
-Me lastimaste…
-Sí, perdóname… Te lastimé …
-Y no sólo fue mi boca, sino también mi corazón..- mi voz sonó quebrada y mis labios se inflamaron poco.- Porque con esto me das a ente…
-Sí, que también lo deseas.
-¿Desear qué?
-Milo, ya sabes a que me refiero.
-Camus, ya sé a que te refieres y no en toda la vida es sexo.
Soltó una carcajada y dijo con su tono de voz seco.
-Milo, no me salgas con esas tonterías, si bien te gusta como te cojo.-pero en ese momento le dí una bofetada muy fuerte, que lo hizo sangrar y ,obviamente tambalearse.
Mierda, todo era una mierda. Lo sabía desde el fondo de mi razón, sin embargo mi corazón se abrió. ¿Cómo pude decirle en la agencia lo de la “recogida”? Que idiota fuí.Me sentí debastado y con ganas de correr o quedarme aquí y solucionarlo; la verdad rompí el dilema.
-Milo..
-No Camus, ya sé para que me querías me voy.
-Milo… Espera
Y así fue, decidí correr mientras mis lágrimas rondaban en mis ojos. Quería irme a casa…