El bullicio llenaba los pasillos del colegio de magia Hogwarts, eso era lo normal cada vez que se empezaba un año nuevo pues mucho jóvenes magos y brujas platicaban o mejor dicho presumían de sus vacaciones, claro que no todos pertenecían a este tipo de personas frívolas.
Pero no nos concentramos en aquello, por este año hay más escándalo de lo normal, y claro que hay un buen motivo para ello, y ese motivo tiene nombre y apellido.
Regulus Arcturus Black, el “pequeño” hermano menor de Sirius Black, aunque de pequeño ya no tenía nada, si alguna vez escucharon que los hermanos menores sobrepasan a los mayores, estos dos eran el claro ejemplo de eso.
De cabello negro y corto, de rizos baste definidos y sedosos; facciones finas pero a su vez fuertes, de ojos azul eléctrico con cierta bruma gris centellando en ellos, de labios rojos y carnosos, piel blanca y una mirada sería e imperturbable pero sin lucir huraño, Regulus lucía indiferente ante todos.
Siendo heredero a una de las casas de Sangre Pura más importantes y reconocidas no solo en Europa, si no; en todo el mundo mágico, Reg hacia honor a su apellido, era obvio que su hermano Sirius nunca podría soportar la carga de ser un Black sobre sus hombros, y era por eso que lo consideraba débil, tan bien cobarde por huir sin querer luchar desde adentro, siempre imprudente... No lo odia, pero si lo aborrece.
Caminaba erguido y recto, sin bajar la cabeza ante nadie, siendo la causa de muchas miradas lujuriosas e insinuaciones por parte de mujeres y algunos hombres... Había rebasado a su hermano en estatura, eso era algo que lograba sacarle una sonrisa orgullosa, su cabello era otra cosa, si bien le gustaba como lucia rizado, no le gustaba llevarlo largo, y cuando se lo cortaba, los rizos se alborotaban y le era imposible probarlos; eso no le agradaba, así que siempre optaba por una poción alaciadora.
Como decía anteriormente, Regulus caminaba por uno de los pasillos que daban hacia el comedor, anoche no durmió mucho pero lejos de sentirse cansado estaba bastante feliz aunque su rostro no lo expresará... Apenas una semana de volver a su cuarto año en la escuela, su hermano estaba en su quinto año y le resultaba agradable no encontrarlo muy seguido, realmente no deseaba verlo más de lo debido.
Escuchó una voz llamarlo en plena entrada del comedor, reconocía esa voz y ahorita solo quería alejarse lo más rápido de ahí, antes de que llamaran más la atención se detuvo, asiendo un gesto de desagrado por verse interrumpido de sus actividades...
Y ahí estaba su hermano mayor, con su sonrisa fanfarrona y cabello revuelto, la ropa desarreglada, no había rastro de su grupito de amigos...
No podía más que suspirar resignado ante las sandeces que saldrían de la boca de Sirius.
- Sirius... Qué se te ofrece -
Su voz pausada le deba a entender a su hermano mayor que no estaba interesado en hablar con él por la mañana.
- Hermanito cuánto tiempo? Has crecido bastante en las vacaciones por lo que veo, y qué tal tu estancia rodeado de esos malditos elitistas que son tus padres eh? -
- Mejor que las tuyas como siempre. Fuimos al partido de Quiddicht visitamos los camerinos privados, luego pasamos tiempo en la villa en Italia; fueron unas vacaciones bastante gratificante, gracias por preguntar.
-Y no piensas preguntar por las mías?-
- No necesito preguntar para saber que la pasaste con los Potter en su casa como arrimado y mantenido, y conociendo como gastas galeones, no me sorprendería que los dejaras en quiebra en algún momento, o tal vez Potter lo haga, ya que su talento en pociones es nulo y a eso se debe la poca fortuna que tienen, algo más...
- Muy gracioso Reg, ahora tú y yo competimos por el puesto al chico más codiciado de Hogwarts, así que dime con cuántas te has acostado? Cómo las prefieres? Aunque con las que se te han de insinuar has de tener hasta para escoger...
Con un suspiro resignado Regulus cerró los ojos, no comprendía a quien había heredado sus carácter y personalidad, a nadie de la familia, ni siquiera a los que habían Sido eliminados se comportaban de esa forma...
- A diferencia de tí Sirius, yo no soy un promiscuo y no me andaré metiendo bajo las sábanas de mujerzuelas baratas que no se respeta a sí mismas, es repugnante el hecho de no saber cuántos hombres han yacido con ellas, ni siquiera me sorprendería que ya tuvieras alguna enfermedad de transmisión sexual, así que si me disculpas me retiro, quiero almorzar y no creo que está sea una conversación para tener en la puerta del comedor.
Con pasos firmes el menor de los Black se alejó, realmente no le importaba la mirada ofendida de las chicas que fueron insultadas, el no tenía la culpa de que ellas mismas se denigraran de esa forma tan vulgar.
Si lo que querían era acostarse con cuánto hombre atractivo consideraban ellas, ahí estaba su hermano, el aveces pensaba que las chicas aquellas, se equivocaron en asistir a un colegio y que mejor deberán estar en un prostíbulo o cabaret, pero alguien de enojaría con el si volvía a decir aquello.
Así que mejor se dirigió al asiento principal de la mesa de los Slytherin que ahora era el que le pertenecía a él, ya que Lucius se había graduado en el año que él entro, sin más se puso a disfrutar de sus alimentos.
Disfrutaría su día sin inconveniente alguno.